lunes, 23 de enero de 2023

Mangas 2022: ¿qué he leído este año?

Parece mentira: ¡ya llevamos casi un mes de 2023! No sé a vosotros, pero a mí estas primeras semanas se me han pasado volando… Entre las fiestas, el trabajo y otras cuestiones, han sido días muy ajetreados —como viene siendo costumbre últimamente—. Eso sí, aunque ya hayamos entrado en el nuevo año, no quería dejar pasar la entrada de repaso de los mangas que leí en 2022. A decir verdad, me sumergí en muchísimas historias, bastantes más de las que esperaba. Y me apetecía compartirlas aquí, como ya he hecho en otras ocasiones. 😊

A lo largo del año pasado, os hablé de varios títulos que me gustaron bastante: Helter skelter, Metamorfosis BL, Pescadores de medianoche, Un mundo maravilloso, Los artistas no pisan las flores, Flores rojas, Sombras sobre Shimanami, Monotone blue, Happiness y Si te pudiera decir «gracias». Como siempre, tenéis todas las entradas al respecto en la sección de Reseñas. ¡Pero ahora toca repasar otros muchos mangas que me cautivaron en 2022! Al igual que en entradas anteriores, voy a referirme tanto a novedades publicadas el año pasado como a obras que se publicaron antes, tanto a series abiertas como a otras ya terminadas. Ya sabéis que lo que quiero es centrarme en mi año lector, sin importar cuándo salieran las obras. Dicho esto, sin más dilación, ¡empezamos! 🤗

Viajes breves

Como sabéis, me gustan mucho los tomos únicos y suelo alternarlos con lecturas más largas por una cuestión de tiempo o porque a veces me apetece una historia de una tarde. En 2022, fueron muchos los títulos de esta clase que terminaron en mi lista de mangas leídos, tanto de autores a los que conocía y que me gustaban como de otros con los que me encontraba por primera vez. Shintaro Kago, su crueldad y su humor negro en El gran funeral y Cuerpos extraños. El futuro imaginado por Toranosuke Shimada en Breve historia del Robo Sapiens, lleno de máquinas que sienten. Las intrigas palaciegas y ese amor que todo lo puede en País del oro, país del agua, de Nao Iwamoto. Los secretos del misterioso convento de Alabanza, de Aoi Ikebe. La obsesión por la higiene de la protagonista de Bota bota, de Paru Itagaki, cuya búsqueda del amor verdadero se ve siempre en dificultades por lo mucho que le sangra la nariz. La bonita relación que se establece entre los dos vecinos de Mi vecino metalero, de Mamita —además, me hizo mucha ilusión que uno de los puntos de partida fuera el mundo del metal—. La inquietante presencia que persigue al protagonista de La mujer del apartamento, de Minetarô Mochizuki. Los extremos derechos de propiedad intelectual que Shun Umezawa plantea en El lugar donde se encuentran los piratas. También ha habido lugar para los clásicos, como El ruiseñor del sol de medianoche, de Keiko Nagita y Yôko Shima, y para relecturas, como la de Infierno embotellado, de Suehiro Maruo. 

Después de un año tan completo en lo que respecta a los tomos únicos, ¡tengo ganas de ver qué me depara 2023 en este sentido!

Despedidas y comienzos

2022 fue un año de finales. Y es que entonces se publicó el último volumen de Beastars, de Paru Itagaki, uno de mis mangas favoritos. El viaje de Legoshi, Hal y los demás terminó —aunque pudiera reencontrarme con algunos de ellos en Beast complex, cuyo tercer volumen salió también en 2022—, pero es una historia a la que volveré seguro. Les he cogido mucho cariño a sus personajes y, además, me parece un título que plantea cuestiones muy sugerentes.

A finales, ya en diciembre, me despedí también de Menstru, tu amiga fiel, de Ken Koyama, un manga sobre la menstruación muy divertido y que, además, trata el tema de una forma acertada. Me he sentido identificada con bastantes situaciones y me he reído un montón.

Pero en 2022 no solo tocó terminar series. Algunos de los mangakas que me gustan vieron sus nuevos títulos publicados en España, empezando por Shûzô Oshimi y su Welcome back, Alice. En él, nos plantea una historia que, de nuevo, tiene el aura perturbadora que caracteriza todas sus obras, aunque de una manera un poco distinta. Todo comienza con el regreso de Kei, el mejor amigo de Yôhei, cuando ambos empiezan bachillerato. Años atrás, Kei se había marchado del instituto de manera repentina, pero la vida les permite reencontrarse… solo que las cosas han cambiado. Ahora Kei ha vuelto como una chica y, además, parece tener la intención de poner patas arriba la vida de Yôhei.

Tengo que destacar, por otro lado, El incidente Darwin, de Shun Umezawa, un interesantísimo título en el que se abordan temas como los límites de la ciencia, la ética en muchas de sus facetas, el veganismo o la esencia humana a través de las vivencias de Charlie, un híbrido de humano y chimpancé. Aunque intenta llevar una vida normal, son muchos los intereses que están en juego y no todo el mundo tiene los mismos planes para él…

Por último, me ha hecho mucha ilusión que saliera al mercado El zorro y el pequeño tanuki, de Mi Tagawa, una autora que ya me había enamorado con Padre e hijo —os hablé brevemente de este manga aquí—. Esta obra es entrañable y se centra, de nuevo, en las relaciones de familia, solo que tomando como base la mitología japonesa y el mundo de los bakemonos, animales sobrenaturales cuya función es servir a los dioses. 

Las sorpresas de 2022

De nuevo, en 2022 comencé series que, por una razón u otra, me sorprendieron. En algunos casos sospechaba que iban a gustarme; en otros, iba sin expectativas, y, al final, todas ellas me encantaron.

Empiezo con Yuhki Kamatani. Tenía su obra pendiente desde hacía mucho tiempo y en 2022 por fin pude leerla. Tomodomo anunció que iba a descatalogar uno de sus títulos, Shonen note, y me lo regalaron por Navidad, así que ya no había excusa. La historia de Yutaka Aoi, un niño que vive su realidad a través de la música, me pareció tan bonita que decidí seguir descubriendo a Kamatani. Después vinieron Sombras sobre Shimanami y Hiraeth, el final de la travesía, que he terminado hace poco —y que me ha llegado especialmente—. ¡Estoy deseando que las editoriales se animen a publicar algo más suyo! Sus mangas están llenos de sensibilidad y el dibujo es increíble, muy poético.

También me ha parecido muy emocionante Frieren, de Kanehito Yamada y Tsukasa Abe. Le había echado el ojo antes de que se licenciara en España porque había leído muy buenas críticas, así que, en cuanto salió el primer volumen, se vino a mis estanterías. Me gusta el hecho de que el manga se centre en una faceta distinta de los héroes de un mundo fantástico, más introspectiva, así como la reflexión que hace sobre el paso del tiempo y la muerte.

Siguiendo con la fantasía, tengo que mencionar, por supuesto, Ranking of kings, de Sosuke Toka. Como comenté en algunos de mis repasos de animes, la serie me encantó y me moría de ganas de que llegara el manga a España. Por suerte, así fue en 2022 y pude revivir esta historia tan especial.

¿Y qué decir de Cuentos del reino, de Asumiko Nakamura? Si queréis leer un manga lleno de magia, este es una buenísima opción. En él, Nakamura nos propone varias historias muy interesantes en las que emplea los tópicos de los cuentos y las leyendas tradicionales para subvertirlos, darles su toque personal y hablarnos sobre la complejidad de la esencia humana. Además, como sabréis si habéis leído antes a esta autora, el dibujo es una maravilla.

Puede decirse lo mismo del de Kowloon generic romance, de Jun Mayuzuki, con un estilo diferente, pero igualmente cautivador. Su autora detalla tanto la ciudad de Kowloon, el entorno donde se desarrolla su historia, que enseguida nos traslada hasta ese lugar caótico y lleno de melancolía. Además, el argumento de la historia es adictivo: se trata de la historia de amor de dos compañeros de trabajo, Kujirai y Kudô, aderezada con elementos de ciencia ficción y misterio. Os aseguro que cada tomo deja con ganas de saber qué les está ocurriendo realmente, aumentando nuestra intriga.

Algunas de mis sorpresas de 2022 han sido mangas con base histórica. Uno de ellos, La verdad sobre las brujas, de Maki Ebishi, retoma la figura de Johann Weyer, médico y ocultista, y nos traslada a la Europa del siglo xvi y a la caza de brujas —con sus licencias— para hablarnos del peligro de las supersticiones y los prejuicios. Por otro lado, El ojo azul de Horus, de Chie Inudoh, se centra en la vida de Hatshepsut, una de las pocas mujeres que llegó al trono en el antiguo Egipto.

Voy a acabar este apartado con dos títulos muy diferentes entre sí: Gannibal y Skip and loafer. El primero es perfecto si buscáis una historia de tensión que enganche, bastante oscura. Masaaki Ninomiya nos propone desvelar los misterios que rodean al pueblo de Kuge, supuestamente habitado por caníbales, en compañía del agente de policía Daigo Agawa. El segundo, por otro lado, es ideal si queréis un manga de vida cotidiana, entrañable y que os haga reír. En él, de la mano de Misaki Takamatsu, seguimos a Mitsumi, una estudiante modelo que se muda de su pueblo a la gran ciudad para estudiar bachillerato… ¡Pero las cosas no le salen como esperaba! Y tampoco está acostumbrada a esa vida, tan diferente. Por suerte, no estará sola: sus nuevos amigos la ayudarán a integrarse.

Sentimientos a flor de piel

En 2022, también hubo mangas muy emocionantes que hablaban sobre el amor en sus diferentes facetas. Uno de ellos es Signos de afecto, de Suu Morishita, una bonita historia protagonizada por Yuki, una estudiante universitaria con sordera, e Itsuomi, un misterioso chico al que le encanta viajar. A partir de su relación, se nos habla de lo importante que es conocer a los demás y comprenderlos.

Un romance más adulto es el que se desarrolla en Por más que pase el tiempo, de Takako Shimura. Y también imprevisto, porque lo que menos esperaba Ayano, una profesora de primaria felizmente casada, era enamorarse de una mujer a la que conoce en su restaurante favorito: Akari. La estabilidad que logramos alcanzar en nuestras vidas no siempre es eterna, y ambas protagonistas lo demuestran muy bien.

También Tokyo girls, de Akiko Higashimura, nos habla del amor en la edad adulta. Y es que sus protagonistas, Rinko, Kaori y Koyuki, han llegado ya a la treintena. Sin embargo, ninguna de ellas ha tenido especial suerte en sus relaciones y siguen solteras. Por ello, cuando tienen oportunidad se reúnen en su tasca favorita para beber y compartir sus penas mientras esperan a que ese amor con el que sueñan les llegue —a poder ser, antes de los Juegos Olímpicos de Tokio—. Mediante sus vivencias, Higashimura nos habla de una sociedad llena de convenciones sociales, donde se juzga a quien no cumple con ellas, siempre desde una perspectiva divertida y llena de humor.

El lado cómico del amor es el que aparece en Confuso primer amor, de Wataru Hinekure y Aruko. La historia comienza cuando Aoki, un estudiante de instituto, se mete en un lío por culpa de una goma de borrar: se la pide a Hashimoto, la chica que le gusta, durante un examen, pero se le cae al suelo y la recoge Ida, el alumno que se sienta justo delante de él. Todo se habría quedado en una anécdota sin importancia si en la goma de Hashimoto no hubiera estado escrito el nombre de Ida… y este no hubiese pensado que Aoki es quien está loco por él. A partir de entonces, el enredo está servido. Confuso primer amor es uno de los mangas más divertidos que leí en 2022. ¡Lo que me pude reír con sus protagonistas, en especial con Aoki y su mala suerte!

Termino con un par de títulos de fantasía. El primero de ellos es La canción del amanecer, de Ichika Yuno, un bonito BL que trata sobre Elva, un misterioso sacerdote que se enfrenta cada noche a los monstruos que salen del mar, y Alto, un muchacho que se compadece de la soledad del primero y accede a servirlo. Sin embargo, poco a poco, va sintiendo algo más por él. ¡Tengo muchas ganas de saber cómo sigue! La relación que se establece entre Elva y Alto es muy bonita, y a ello se suma un mundo interesante sobre el que aún quedan muchas preguntas que responder.

Quiero mencionar, por otro lado, Nina, del reino de las estrellas, de Rikachi, sobre una chica de la calle que, de repente, debe hacerse pasar por la princesa de su reino, Alisha, quien acaba de fallecer. Debido a sus ojos, de color lapislázuli, el príncipe Azure piensa que Nina será una buena sustituta y por eso se la lleva consigo a palacio, a fin de educarla para que, en el futuro, se case con el heredero de otro país. En este caso, la historia de amor se combina con intrigas palaciegas. Además, me encantan los protagonistas: el desparpajo y el carisma de Nina, la seriedad de Azure. Con el primer tomo de su manga, Rikachi ha conseguido engancharme. ¡A ver cómo continúa!

Otros mercados, otras historias

Como no me era suficiente con lo que se publicó aquí —mis ansias lectoras me llevan a investigar otros mercados—, en 2022 también leí títulos que salieron en otros países. Hay obras que no nos han llegado a España y que me parecen interesantes, así que de vez en cuando las alterno con novedades y otros títulos de los que ya tenemos en español.

El primero que quiero destacar es Shōwa genroku rakugo shinjū, Descending stories, de Haruto Kumota. En él, Yotaro, que acaba de salir de prisión, decide dedicarse al rakugo, una suerte de monólogos humorísticos japoneses, y para ello le pide al maestro Yakumo que lo tome como aprendiz. A partir de entonces, empieza una nueva vida para los dos y para algunos de los personajes que los rodean. Descending stories me ha parecido una historia conmovedora en muchos sentidos, con sus toques de humor. Además, es fácil encariñarse de sus personajes, a los que vamos conociendo mejor según avanza la historia y se nos muestra su pasado.

Por otro lado, en 2022 también leí un par de tomos de manga más alternativo, los dos de historias cortas, publicados por la editorial Glacier Bay Books: Invisible parade, de MISSISSIPI, y From this flame, de Oumi Konomi. Ambos, cada uno en su estilo, me han parecido bastante interesantes y me han dejado con ganas de seguir indagando en títulos de esta clase.


Con esto termino la entrada de hoy. 😊 ¿Cuáles han sido vuestras lecturas favoritas de 2022? ¿Cómo habéis empezado 2023? Por mi parte, deseo que este año me traiga más historias con las que disfrutar (¡de momento, así es!). Os espero dentro de unos días con una nueva entrada sobre manganime y mundo clásico. 😊 ¡Hasta entonces!

martes, 3 de enero de 2023

Animes 2022: ¿qué he visto este año?

Acaba de terminar otro año, 2022, que me ha traído infinidad de cosas, la mayoría de ellas inesperadas. En algunos aspectos, han sido doce meses bastante intensos por varias razones: terminar estudios, empezar con trabajos nuevos, hacer frente a cuestiones complicadas… A veces he tenido la sensación de que todo a mi alrededor iba a velocidad de vértigo. Y ya estoy otra vez en este momento, a principios de enero, para hacer un pequeño repaso de lo que ha sido 2022 para el blog y para mí como aficionada al anime y al manga. 😊

A decir verdad, y aunque en los últimos tiempos no haya podido dedicarme a Afrodita L tanto como me gustaría, estoy satisfecha con lo que ha supuesto este año para este rinconcito de internet que me ha traído muchas más cosas buenas de las que jamás habría imaginado. No sabéis lo que me alegro de que la Laura del pasado tomara la decisión de empezar con este blog. Gracias a él, he conocido a gente maravillosa, he participado en diversas iniciativas y, además, he disfrutado de oportunidades que jamás pensé que serían para mí. No puedo sino daros las gracias a quienes me leéis: sin vosotros, este 2022 no habría podido superar las 10 000 visitas. ¡Todavía no me lo creo! 🤗

Al igual que otros años, y dado que 2023 acaba de comenzar, voy a hacer un repaso en el blog de algunos de los animes y mangas que he disfrutado en 2022. La entrada de hoy está dedicada a las series de animación japonesas. Es cierto que el año pasado hubo temporadas más fuertes, otras más descafeinadas, pero, pese a todo, me divertí con muchos animes, algunos de los cuales me hicieron especial ilusión. Y, por supuesto, también vi algún que otro título de años anteriores, fui al cine… Sin más dilación, empezamos. 😊

Las historias que se encuentran en la cotidianeidad

Como sabéis, me gustan mucho las historias que se centran en el día a día de los personajes. En esos pequeños instantes y dramas pueden encontrarse relatos muy interesantes, ya sea por las circunstancias de sus protagonistas, ya sea por la forma en la que deciden afrontar los retos que la vida les pone por delante, entre otras razones.

Uno de ellos es, precisamente, Akebi-chan no sailor fuku, la historia de una adolescente que comienza la secundaria y, para empezar con buen pie, le pide a su madre que le cosa un uniforme de marinera, único en el mundo. El anime se centra en sus primeros días en su nueva escuela, en la relación con sus compañeras de clase, en la elección de un club de actividades extraescolares… y solo con eso basta. Porque Akebi y quienes están a su alrededor consiguen sacarte una sonrisa con sus pequeñas vivencias, tiernas, curiosas a veces.

También una escuela es el escenario de Dance dance danseur, un anime centrado en el ballet. Y es que su protagonista, Junpei, decide practicarlo cuando su compañera de clase Miyako —quien, además, le gusta— le pide que acuda a la academia de danza de su madre. Al principio, las dudas lo asaltan: había sido su pasión de pequeño, pero, como sus compañeros se burlaban de él, optó por abandonarlo y se decantó por las artes marciales. Sin embargo, ha llegado el momento de retomar esa pasión y luchar por ella de una vez por todas.

¿Y qué decir de Deaimon? En este caso, se nos habla de las relaciones familiares, no siempre tan sencillas como nos gustaría. Nagomu, uno de los protagonistas, regresa a su hogar después de varios años fuera intentando abrirse camino en el mundo de la música sin mucho éxito. Su idea: participar en el negocio familiar, una confitería. Sin embargo, cuando llega, se encuentra con que allí vive una niña, Itsuka, que pretende hacerse cargo del local cuando crezca. El vínculo que poco a poco se va forjando entre ambos es muy bonito.

También me ha gustado My dress-up darling, y eso que al principio no sabía muy bien qué pensar. Cuando empecé a verlo, dudé sobre si dejarlo o no, pero decidí continuar porque los dos protagonistas, Gojo —un chico al que desde siempre le han encantado las muñecas hina y quiere dedicarse a hacerlas— y Marin —una apasionada del anime y el cosplay— me habían ganado. Y al final, pese a que algunos detalles no terminaron de convencerme, lo disfruté bastante. 

Por último, quiero mencionar un anime que me ha gustado especialmente, aunque su animación no sea la mejor: Kotaro vive solo. Es una de esas series que llegan al corazón, tanto por los momentos de felicidad que viven sus protagonistas como por el drama que rodea a algunos de ellos, en especial a Kotaro, un niño pequeño que vive solo en un apartamento y a quien sus vecinos cuidan. Son muchas las preguntas que suscitan sus circunstancias… pero las respuestas no son siempre agradables. Pese a todo, Kotaro se esfuerza por seguir adelante y disfrutar lo que pueda del colegio, los pequeños instantes con sus vecinos y su serie de anime favorita, Tonosaman.

Viajes a otros mundos

Han sido muchos los animes que me han trasladado a otros mundos, reales o imaginarios. Comienzo con uno cuyo anuncio me hizo especial ilusión: Thermae Romae novae. Las aventuras de Lucius Modestus, un arquitecto de termas romano, en el Japón actual siempre me han parecido muy divertidas —os he hablado del manga en varias ocasiones, aquí y aquí—, así que, cuando se desveló que iban a hacer un nuevo anime basado en la obra de Mari Yamazaki, no pude sino alegrarme. Al igual que en el caso de Kotaro, la animación no es la mejor, pero me ha gustado este viaje a la Roma antigua para revivir las andanzas de Lucius en el país del sol naciente, en nuestra época, y las muchas ideas modernas que toma prestadas para su hogar.

Y hablando de viajes que desconciertan, aunque de una forma diferente… También quiero destacar Mi tío es de otro mundo, una serie con la que he disfrutado bastante más de lo que esperaba. La premisa me pareció interesante: un hombre regresa a nuestra realidad después de pasar muchos años en un mundo mágico; un isekai que no se centraba en las peripecias del héroe que se trasladaba a otro universo, sino en su adaptación a la vida que había llevado antes, a su propia realidad. Me reí mucho con las anécdotas del tío de Takafumi y con su reacción ante las muchas cosas que se perdió durante su ausencia, mientras luchaba contra monstruos, aprendía magia y conocía a elfas con mucho carácter.

En lo que respecta a los animes de fantasía y acción, me quedo con Sabikui Bisco, sobre un mundo corrompido por el óxido y un hombre que quiere salvarlo con ayuda de un hongo. Lo empecé a ver casi por casualidad y, al final, se convirtió en uno de los que más disfruté durante la temporada de invierno.

Otro que vi también de manera imprevista fue Un vampiro en el jardín, una miniserie sobre un mundo dominado por la guerra entre vampiros y humanos. Sin embargo, en medio de esa desolación, Momo, una humana, y Fine, la reina de los vampiros, forjan un vínculo muy estrecho que las llevará a intentar buscar un remedio para su mundo… y un lugar al que pertenecer de verdad, sin tanta tristeza y dolor. 

Quiero terminar este apartado con la mención de un anime de esta última temporada que me ha gustado bastante: Raven of the inner palace, una historia sobre la misteriosa Consorte Cuervo, una mujer que vive en el interior del palacio y que no tiene que rendir cuentas ante el emperador. Sus poderes, relacionados con el mundo espiritual, la ayudarán a resolver diversas cuestiones e intrigas.

De espías y demonios

Sin duda, 2022 también ha sido el año de varias adaptaciones muy esperadas por el público, entre ellas dos que han triunfado: Spy x family y Chainsaw man. Y la verdad es que he disfrutado ambas, cada una en su estilo.

Con respecto a la primera, me ha dado muy buenos ratos. ¿Cómo no tenerlos con Anya, la niña telépata de la familia falsa que conforman ella, Loid, un espía, y Yor, una asesina a sueldo? Y también con los esfuerzos de cada uno de ellos por mantener la mentira de cara a los demás. Había empezado a leer el manga antes de ver el anime, y creo que la serie es una muy buena adaptación, ya que refuerza los puntos positivos de la obra original.

Y en cuanto a la segunda… Después de haber leído Chainsaw man, tenía ganas de ver cómo trasladaban este título de Tatsuki Fujimoto a la pequeña pantalla, y, sinceramente, lo han hecho bastante bien. Me ha gustado reencontrarme con Denji, Power y los demás personajes en otro formato.

Un año de regresos

Una de las cosas que más me han gustado de 2022 ha sido poder regresar a universos ya conocidos, visitar de nuevo a sus personajes, disfrutar de sus vivencias… Algunos de los animes que más me han gustado en los últimos años han vuelto con nuevas temporadas o han continuado su emisión en 2022. Las aventuras de Tanjirô, Nezuko, Inosuke y Zenitsu en la noche de un barrio rojo por el que los demonios campan a sus anchas. Los misterios de la mansión de las sombras, el día a día de sus habitantes, la lucha de poder que se libra entre ellos. La ternura que desprende Komi-san, siempre esforzándose por hacer nuevos amigos y comunicarse mejor con ellos. El empeño de Myne por hacer libros en un mundo en el que escasean —¡yo tampoco podría vivir sin sumergirme en sus páginas!—. El camino de Inmo, un ser inmortal que siempre está aprendiendo de lo que tiene a su alrededor, con sus enemigos siempre al acecho. Los viajes de Asirpa y Sugimoto en busca de tesoro de los ainu. El París decimonónico de Vanitas y Noé, en el que los vampiros sufren a causa de una terrible maldición —os hablé un poquito del manga aquí—. Los desafíos a los que Naofumi, Raphtalia, Filo y sus amigos deben hacer frente en su vida como héroes. Los nuevos peligros que amenazan a la escuela de superhéroes U.A. y sus estudiantes. Los poderes psíquicos de Mob y los problemas que los hacen estallar. Y también las aventuras del príncipe Bojji y su inseparable Kage, la sombra. ¡A ver qué me depara 2023 en este sentido! 😊 😊

Masaaki Yuasa y la tradición japonesa

No quiero terminar esta entrada sin mencionar brevemente la última película de animación japonesa que he visto en el cine: Inu-Oh, de Masaaki Yuasa. Me encanta este director y las locuras que siempre lleva a la pequeña y a la gran pantalla, así que me moría de ganas de ver su nuevo largometraje. Tuve la suerte de que lo proyectaran durante unos días en un cine de Madrid, así que allí me fui una noche. Tenía las expectativas muy altas no solo por quién lo dirigía, sino también por algunas de las personas que habían participado en el proyecto —Taiyô Matsumoto se encargó del diseño de personajes—.

Salí de la sala bastante contenta. Es cierto que la película puede desconcertar al principio, pero, según avanza, uno se deja maravillar tanto por la historia, tan particular y loca en ciertos instantes —aunque también tenga sus momentos duros y dramáticos—, como por la animación. Hay secuencias realmente bellas. Los esfuerzos de Inu-Oh y su compañero Tomona por fundar su propia compañía de teatro de saguraku noh merecen mucho la pena.

 

Con esto termino la entrada de hoy. 😊 ¿Cuáles han sido vuestros animes favoritos de 2022? ¡Espero que hayáis disfrutado de este año de animación japonesa! Dentro de poco, tendréis también por aquí el repaso de los mangas. ¡Hasta entonces!



lunes, 19 de diciembre de 2022

Manga y mundo clásico: una guerra en las profundidades del mar

Hace mucho desde la última vez que me pasé por aquí, ¿verdad? No sabéis las ganas que tenía de escribir, de revisitar los clásicos y los mangas para continuar indagando en la forma en que la Antigüedad grecolatina queda representada en el cómic japonés. Sin embargo, han sido meses muy ajetreados, por motivos laborales y personales, y las obligaciones apenas me han dejado tiempo para dedicárselo al blog, por desgracia… Pero ya estoy aquí. Y espero no volver a ausentarme tanto tiempo. 😊

Eso sí, pese a no poder escribir, mi cabeza no ha dejado de darle vueltas al contenido del blog, a los temas que me apetecía tratar en las siguientes entradas. Y hoy voy a saldar una deuda con una obra sobre la que iba a escribir hace unos meses —hubo ciertas complicaciones y, al final, no pude hacerlo—: Umi no Triton, de Osamu Tezuka, que todavía no podemos leer en español, pero sí en inglés —esta es la edición que tengo yo—. Serializado originalmente entre 1969 y 1971, en este título —que contó con una adaptación al anime—, el dios del manga nos cuenta la historia de Tritón, un habitante del mar que, por diversas circunstancias, es criado por una familia japonesa. Lo que no sabe es que en sus manos está el destino de todo su clan, masacrado por el temible Poseidón, al que los humanos llegaron a adorar como divinidad marina… y que quiere acabar con el muchacho porque, según piensa, es el único superviviente de su familia. A partir de entonces, Tritón tendrá que luchar por sobrevivir y enfrentarse a un enemigo formidable, a la vez que busca venganza por el asesinato de los suyos.

En la entrada de hoy, quiero centrarme en los personajes de Poseidón y Tritón de la mitología clásica y ver de qué forma Osamu Tezuka los ha empleado para contarnos una historia de aventuras en la que también reconocemos algunos de los temas que preocupaban al autor, como el cuidado del medioambiente. Como siempre, una advertencia: hay spoilers de la trama, así que, si tenéis interés en leer la obra antes de que os destripe nada, podéis volver cuando lo hayáis hecho. 😊

El dios de los mares…

Neptuno y Anfitrite, de Frans Francken II
(principios del siglo XVII)

En primer lugar, antes de centrarme en el manga, quiero hablaros un poco de Poseidón. Son muchas cosas las que podrían decirse del dios del mar, muchas las historias que podrían contarse, pero voy a fijarme en algunos aspectos importantes para el contexto de Umi no Triton y la imagen que Tezuka nos ofrece de esta divinidad: su carácter, sus dominios, sus amantes y su linaje. Todo ello aparece, de una forma u otra, en el manga, como veremos más adelante.

El primer aspecto que me parece importante destacar es, precisamente, el ámbito sobre el que gobierna: el mar. Poseidón lo obtuvo después de que su hermano Zeus obligara al padre de ambos, Cronos, a vomitar a todos los hijos a los que había devorado y estos reemplazaran a los antiguos dioses. En el caso de Poseidón, hubo antes otras divinidades primigenias, como Nereo, que dominaban las aguas, pero él se las quedó una vez que los dioses olímpicos derrotaron a los titanes. Os hablé de esta historia en una de las entradas sobre Appleseed.

Poseidón con su tridente en una placa de
cerámica corintia

De todas formas, no podría haber conseguido un dominio más acorde con él: su carácter, hosco, malhumorado y terrible, es el mismo que el del mar revuelto, el del oleaje que hunde los barcos hasta el fondo. Poseidón hace gala de él en numerosos mitos de la Antigüedad grecolatina: provoca terremotos —no en vano, uno de sus epítetos es «el que sacude la tierra»—, causa inundaciones, hace naufragar barcos, envía a violentas criaturas marinas para castigar a los humanos. Puede ser un dios benévolo que ayuda a las naves a continuar con su travesía, pero también una divinidad atroz cuya ira es mejor no despertar.

Son muchos los mortales que la sufrieron. Por ejemplo, el rey troyano Laomedonte, padre de Príamo —uno de los personajes más importantes de la guerra de Troya—, con quien se encolerizó tras construir las murallas de su ciudad. Zeus los había castigado a él y a Apolo a bajar a la tierra y servir a un mortal durante un tiempo determinado, así que ambos se ocuparon de alzar los muros de Troya a cambio de un salario que nunca recibieron. Poseidón, entonces, envió un monstruo marino, al que debían ofrecerle sacrificios para aplacarlo.

Andrómeda, de Juan Antonio de Frías
y Escalante (siglo XVII)

¿Y qué hay de Andrómeda, la princesa de Etiopía? Su madre había presumido de su belleza y había afirmado que incluso superaba la de las nereidas, divinidades marinas que, ofendidas, le pidieron ayuda a su soberano. De nuevo, el dios castigó a los mortales con una bestia marina. A fin de restaurar la paz, los reyes de Etiopía debían sacrificar a su hija; por suerte, un héroe apareció en el momento oportuno para rescatarla de su destino fatal: Perseo.

Otro ejemplo muy famoso de la cólera de Poseidón es, precisamente, el de Ulises y sus compañeros. El dios del mar, enfurecido porque el héroe griego había cegado a su hijo Polifemo, uno de los cíclopes, decidió torturarlo a él y a sus compañeros. Tal y como se aprecia en la Odisea, los pobres son víctimas de numerosas tormentas que los hacen naufragar y los alejan de su destino: Ítaca, el hogar al que desean regresar después de años y años de guerra en Troya.

Pero no fueron solo los mortales los que suscitaron su ira, también los dioses —aunque, por supuesto, con ellos no podía resolver sus diferencias de la misma forma que con los humanos—. Y es que Poseidón quiso hacerse con el patrocinio de ciertas ciudades griegas, para lo que tuvo que medirse con otras divinidades… y la verdad es que las cosas no le fueron demasiado bien. Algunas de las ciudades que no consiguió pagaron las consecuencias de su furia.

El ejemplo más famoso es su intento por conseguir Atenas. En ese momento, se enfrentó a Atenea y, pese a sus esfuerzos, perdió contra su sobrina: él hizo brotar un pequeño mar en la parte alta de la ciudad para reclamarla, pero Atenea, siempre tan astuta, plantó un olivo y se ocupó de que Cécrope, el primer rey de Atenas, lo viera y se convirtiera en su testigo. Os hablé de este mito aquí. La rivalidad entre Poseidón y Atenea se aprecia, por ejemplo, en la Odisea.

Odiseo en la cueva de Polifemo, de Jacob Jordaens
(primera mitad del siglo XVII)

El último punto que quiero tratar es el de su descendencia, muy importante para Umi no Triton. Al igual que muchos de los dioses de la mitología grecolatina, Poseidón tuvo diversas amantes —además de su esposa, Anfítrite, y de los hombres por los que se sintió atraído—: Clito, Medusa, Amimone… Y con ellas engendró infinidad de hijos, algunos de ellos bastante célebres, como Pegaso, que nació de la cabeza de Medusa cuando el héroe Perseo se la cercenó. Varios tenían un aspecto monstruoso y eran terribles; si no, que se lo digan a Ulises cuando tuvo que enfrentarse a Polifemo.

…y su linaje

El segundo personaje de la mitología clásica que Tezuka toma para su obra es, precisamente, el que le da nombre: Tritón, una divinidad marina menor. Según algunos testimonios, es el hijo de Poseidón y su esposa, Anfítrite. Así nos lo encontramos, por ejemplo, en la Teogonía, de Hesíodo:

 

κ δ μφιτρίτης κα ρικτύπου ννοσιγαίου

Τρίτων ερυβίης γένετο μέγας, στε θαλάσσης

πυθμέν χων παρ μητρ φίλ κα πατρ [νακτι

ναίει χρύσεα δ, δεινς θεός.

 

(Hes. Th. 930-146)

 

 

De Anfítrite y el resonante Sacudidor de la Tierra nació el poderoso y gran Tritón, que, poseyendo el fondo del mar, junto con su madre y su soberano padre vive en una morada de oro, terrible dios.

Triunfo de Neptuno, de Vittorio Maria Bigari (ca. 1765)

No obstante, esta denominación sirve también para identificar a una serie de criaturas que forman parte del séquito de Poseidón, mitad hombre y mitad pez, a quienes solemos ver representados soplando conchas. De todas formas, sea quien sea Tritón, apreciamos que se trata de un ser vinculado estrechamente con Poseidón, ya sea porque proviene de su linaje, ya sea porque lo acompaña y aparece junto a él en las representaciones. Ahora bien, ¿cómo lo transforma Tezuka en Umi no Triton? Ahora lo veremos.

La crueldad de Poseidón, la bondad de Tritón

Para crear su mundo submarino, con una rivalidad ancestral, Tezuka se vale de dos grupos rivales: el de Tritón y los suyos, por un lado, y el de Poseidón, sus hijos y sus sirvientes, por otro. En este caso, el mangaka elimina cualquier vínculo de familia entre ambos. Aquí Tritón no es hijo del dios del mar, pero sí se encuentra bajo su dominio, contra el que se rebela, tanto él como sus ancestros —ese es el motivo, precisamente, por el que son asesinados—. Así, la divinidad marina más importante de la mitología grecolatina se muestra también poderosa e implacable en Umi no Triton; sin embargo, el que era un dios secundario se alza aquí como un rival difícil de batir. En ese sentido, Tezuka se vale de una figura más desconocida y le otorga un papel más importante que el que tenía en la mitología clásica: se convierte en el liberador contra la opresión del tirano.

© Osamu Tezuka, 1969-1971

Aparte de eso, Tritón encarna ciertos valores que Tezuka defiende en su manga. No siempre acierta, eso es verdad, y en ocasiones se deja llevar por impulsos negativos, por ese deseo de venganza que nace en él cuando se entera de quién es su verdadera familia y de lo que sucedió en el pasado. No obstante, la mayoría de las veces se da cuenta de sus errores, recapacita, intenta solucionar el conflicto de otra forma. No son pocos los momentos en los que pretende resolver su situación con Poseidón mediante el diálogo, intentando pactar con él y los suyos para alcanzar una convivencia más o menos pacífica. Esa es, precisamente, una de las ideas que permean la historia: la violencia no es la solución. Hay otras maneras de afrontar un problema, una rivalidad.

Lo mismo sucede en el caso de los humanos. En Umi no Triton, se aborda el tema de la contaminación del mar y el medioambiente. Las personas parecen haber nacido para destruir su entorno, de ahí que uno de los objetivos de Poseidón sea acabar con ellas. Por supuesto, a Tritón tampoco le gusta lo que están haciéndole a la naturaleza, pero la manera que ambos tienen de enfrentarse a esta cuestión es distinta: mientras que Poseidón construye una base —utilizando esclavos— para aniquilar a la humanidad, Tritón no lo considera un plan válido. Los dos personajes tienen un objetivo común, salvar el mar, pero sus ideas al respecto son muy diferentes y reflejan los valores que cada uno encarna. 

© Osamu Tezuka, 1969-1971

Porque Poseidón, en Umi no Triton, se caracteriza por su crueldad. Al igual que el dios de la mitología griega, es malhumorado y terrible: causa maremotos para castigar a los humanos por ayudar a los miembros del clan de Tritón, impone su poder por la fuerza… Eso sí, mientras que el Poseidón original tenía un lado benévolo, el de Tezuka lleva su maldad al extremo. También cuando se muestra más «amable» esconde terribles intenciones y uno nunca sabe si está actuando de buena voluntad o pretende seguir con sus engaños. Incluso está dispuesto a sacrificar a todos sus hijos para matar a su enemigo acérrimo, a esclavizar a miles de personas, sin preocuparse por su suerte, para construir la base submarina que acabará con la humanidad.

El Poseidón de Tezuka conserva también otros de los rasgos que observamos en los mitos clásicos. Por ejemplo, en un momento determinado afirma que ha tenido muchas esposas, con las que ha engendrado a sus numerosos hijos —para él, como ya hemos dicho, una mera herramienta—. El método para conseguirlas —al menos en el caso de Pippy, la sirena del clan de Tritón que sobrevivió a la masacre y está destinada a casarse con el protagonista del manga— es muy similar al que observamos en la mitología grecolatina, no solo en el caso del dios del mar, sino de otras divinidades: la secuestra. Por otra parte, muchos de sus vástagos son monstruosos, en especial el que tiene con una esponja a la que confunde con Pippy: una bestia enorme, con un hambre insaciable, que devora y aniquila todo lo que encuentra en su camino. Estas características sirven para acentuar su maldad, esa maldad detestable a la que nadie debería llegar nunca. El hecho de que, además, tenga dificultades para comunicarse —en sus bocadillos apenas aparecen palabras, solo unas rayas incomprensibles— acentúan esa idea de que no está dispuesto a dialogar, sino a destruir y matar, el único lenguaje que conoce.

© Osamu Tezuka, 1969-1971

Su crueldad se ve, además, en su afán por conservar su poder, sin admitir réplicas. La rivalidad que mantiene con Tritón está presente en el Poseidón original: recordemos que intentó hacerse con el patrocinio de diversas ciudades; además, tanto él como los otros dioses se enfrentaron contra los titanes en una terrible guerra por la soberanía del mundo. Sin embargo, en el caso de Umi no Triton, no es Poseidón el que se impone, sino el que ve amenazada su posición continuamente por un personaje que encierra unos valores de los que él carece y que deberían prevalecer.

Un último apunte que me parece curioso: en el manga de Tezuka, Poseidón no es exactamente el dios del mar, sino el descendiente de un antiguo linaje de terribles criaturas que se hicieron con el dominio de las aguas y a las que la humanidad empezó a adorar como si fueran divinidades. Al igual que sucede en otros títulos, como Olympos, se contrapone la idea de lo que es real y lo que los mortales piensan que es real: estos se aferran a un dios para explicar lo que no entienden. Desde luego, al Poseidón de Tezuka no podría importarle menos la adoración de unos seres a los que desea destruir.

El mundo marino: Grecia y Japón

Antes de terminar, me gustaría comentar un último aspecto de Umi no Triton, algo muy frecuente en la cultura popular y de lo que ya he hablado en otras entradas: la mezcla entre la Antigüedad grecolatina, la cultura japonesa y otros elementos para conformar una unidad. Son varios los elementos del manga que difieren con respecto a su base clásica.

Cartel de Godzilla (1954) y monstruo de Umi no Triton
(Osamu Tezuka, 1969-1971)

El primero de ellos es la apariencia de los personajes. El propio Poseidón, de hecho, se aleja bastante de la iconografía grecolatina —el dios del mar aparecía representado como un hombre maduro, con barba y un tridente—. El único elemento que conserva es, precisamente, dicho tridente; por lo demás, su aspecto es monstruoso: cuernos, hocico de animal, colmillos… Hay quien lo ha relacionado con los onis, ogros o demonios nipones, enlazando así la cultura grecolatina y la del país del sol naciente. Por otro lado, sus vástagos —cuyos nombres, por cierto, tienen un aire griego en varias ocasiones— parecen sacados de una obra de ciencia ficción y se alejan de los cíclopes y las bestias de los mitos originales, aunque algunos mantengan una apariencia monstruosa. Cabe destacar la del hijo que tiene con la esponja, que nos recuerda a los kaijûs japoneses, como Godzilla.

© Osamu Tezuka, 1969-1971

Las sirenas, por otro lado, no son las criaturas marinas mitad ave mitad mujer de las que nos hablan autores como Homero u Ovidio: tienen cola de pez y torso humano, representación que no llegó hasta finales de la Antigüedad. En lo que respecta a Tritón, su aspecto es completamente humano: lo único que lo diferencia son sus pies, carentes de dedos, que le permiten nadar mejor. Eso sí, su vestimenta sí recuerda a la cultura griega: la túnica que se pone para enfrentarse a Poseidón y «asumir» su papel como salvador nos remite de inmediato a la Antigüedad clásica.

 

Con esto termino la entrada de hoy. 😊 ¡Espero que os haya gustado! Y, de nuevo, disculpad la tardanza. Por mi parte, os espero dentro de unos días con una nueva reseña. ¡Hasta entonces!

 

Bibliografía

Como siempre, os dejo aquí una lista de referencias por si queréis consultarlas. 😊

Castello, Maria G. & Scilabra, Carla (2015). “Theoi becoming Kami: Classical mythology in the anime world”, en Carlà, Filippo & Berti, Irene (eds.). (2015). Ancient Magic and the Supernatural in the Modern Visual and Performing Arts, Londres: Bloomsbury, pp. 177-196.

Grimal, Pierre (1981). Diccionario de mitología griega y romana (trad. de Francisco Payarols), Barcelona: Paidós.

Scilabra, Carla (2018). “When Apollo tasted sushi for the first time. Early examples of the reception of Classics in Japanese comics”, en Bièvre-Perrin, Fabien & Pampanay, Élise (eds.), Antiquipop: La référence à l’Antiquité dans la culture populaire contemporaine, Lyon: MOM Éditions, pp. 253-266. Disponible en: <https://books.openedition.org/momeditions/3371>.