jueves, 30 de septiembre de 2021

Manga y mundo clásico: vencer a los monstruos

Hace unos meses, os dije que Gô Nagai, su famosísimo robot Mazinger Z y laAntigüedad grecolatina tenían bastante relación, más de la que parece a simple vista. Pero no solo en la historia original, en la que la civilización micénica posee una tecnología muy avanzada que le permite crear gigantes mecánicos. En Z Mazinger, publicado en España por RBA, Nagai reimagina su propio universo para vincularlo no con el pasado de los griegos, sino con la mitología clásica. Esta vez, no es en Micenas donde surgen esos gigantescos robots: son los cuerpos mecánicos de unos dioses que en Occidente conocemos bastante bien. Zeus, Afrodita, Poseidón, Hades… Todos ellos aparecen con un aspecto muy distinto al que tenemos en mente. De hecho, Z Mazinger, el robot pilotado por Koji Kabuto en esta nueva aventura, tiene su origen en el cuerpo de Zeus.

© Gô Nagai 1999.

¿Y qué sucede en esta ocasión? Algunos de esos dioses —que, por cierto, tienen su Olimpo particular en el espacio exterior— quieren acabar con la Tierra; otros desean protegerla. Zeus y Afrodita están en el segundo bando; el resto, en el primero. Y así, poco a poco, va transcurriendo la historia del manga: tras el descubrimiento en Japón de unas ruinas que parecen griegas —donde se encuentra el cuerpo de Zeus, que, una vez modificado, se convierte en Z Mazinger—, Koji Kabuto se propone proteger a la humanidad con ayuda de Afrodita, mientras el resto de los dioses hacen todo lo posible por sembrar el caos y la destrucción en el planeta Tierra. Son muchos los personajes de la mitología grecolatina que aparecen en el manga, reinterpretados por Gô Nagai para hacer más emocionante su historia, y hay bastante que destacar sobre ellos. Pero hoy me voy a centrar en un episodio concreto: el de la hidra de Lerna, ahora un monstruo mecánico que aparece de repente en Japón. En él se ve, una vez más, cómo los mangakas son capaces de ofrecernos una nueva lectura sobre nuestros clásicos sin dejar a un lado su propia forma de ver el mundo. Como siempre, una advertencia: hay spoilers de la trama, así que, si no habéis leído Z Mazinger y tenéis intención de hacerlo, podéis volver cuando hayáis terminado. 😊

Un monstruo casi invencible

Hércules y la hidra de Lerna, de
Gustave Moreau (1876).

Comencemos hablando de la hidra de Lerna, que nació de la unión entre Tifón y Equidna. El primero era mitad hombre y mitad fiera, tenía un enorme tamaño y causó muchos problemas a los dioses olímpicos. La segunda, por otro lado, tenía parte de mujer y parte de serpiente. Dos padres monstruosos para una criatura terrible, una de las más famosas dentro de la mitología grecolatina. Esta serpiente gigante tenía varias cabezas —cuyo número depende de la versión que se consulte: unos autores afirman que eran cinco o seis, mientras que otros la imaginan con cientos de ellas— con una característica que hacía a la hidra prácticamente invencible: cuando se cortaban, de la herida surgían otras nuevas, se multiplicaban. Además, su aliento era especialmente venenoso, mortal para quien se acercase demasiado a ella.

Fue Hera quien crio a esta terrible criatura que tanto daño causaba —destruía cosechas, aniquilaba ganados—. Y lo hizo por una razón muy simple: celos. E ira. Había un héroe al que ella odiaba especialmente y al que sometió a prueba desde su nacimiento: Heracles/Hércules. Era hijo de Zeus y de Alcmena, una mortal, algo que Hera no podía soportar —recordad que su esposo la engañaba continuamente—. La diosa no solo intentó acabar con la vida de Hércules poco después de su nacimiento mandándole un par de serpientes a la cuna, también lo enloqueció. Esa locura lo llevó a matar a su esposa Mégara y a sus hijos. Aunque no lo hizo voluntariamente, se vio obligado a purificar sus crímenes: fue entonces cuando, siguiendo el mandato del oráculo de Delfos, el rey Euristeo le impuso sus famosos doce trabajos. La hidra de Lerna debía servir como prueba para ese héroe al que Hera tanto detestaba —de hecho, fue su segundo trabajo—. Y, contra todo pronóstico, la derrotó.

Hesíodo, en su Teogonía, nos habla de la hidra, su nacimiento y su final cuando se refiere a la descendencia de Tifón y Equidna:

 

τ τρίτον δρην ατις γείνατο λυγρ [δυαν

Λερναίην, ν θρέψε θε λευκώλενος ρη

πλητον κοτέουσα βί ρακληεί.

κα τν μν Δις υἱὸς νήρατο νηλέι χαλκ

μφιτρυωνιάδης σν ρηιφίλ ολά

Ηρακλέης βουλσιν θηναίης γελείης.

 

(Hes. Th. 313-318).

 

 

En tercer lugar, a su vez engendró a la perversa hidra de Lerna, a la que alimentó la diosa Hera, de blancos brazos, increíblemente irritada con el robusto Heracles. Y a esta el hijo de Zeus, Heracles el Anfitriónida, la mató con su implacable bronce, con la ayuda del guerrero Yolao, según la voluntad de Atenea, que ama los botines.

 

Y Ovidio, en sus Metamorfosis, permite que sea el propio Hércules quien se vanaglorie de su hazaña. Al principio del libro IX, el héroe se enfrenta con el río Aqueloo por la mano de Deyanira, quien terminó convirtiéndose en su esposa. Aqueloo podía transformarse, pero eso no fue un impedimento para que el héroe lo venciese. En este pasaje, Hércules se burla de él por haberse convertido en una serpiente, criatura a la que él puede derrotar con facilidad porque se ha enfrentado a la más poderosa de todas: la hidra de Lerna.

 

«cunarum labor est angues superare [mearum»,

dixit, «et ut vincas alios, Acheloe, dracones,

pars quota Lernaeae serpens eris unus [echidnae?

Vulneribus fecunda suis erat illa, nec ullum

de centum numero caput est inpune [recisum,

quin gemino cervix herede valentior esset.

Hanc ego ramosam natis e caede colubris

crescentemque malo domui domitamque [perussi.

Quid fore te credas, falsum qui versus in [anguem

arma aliena moves, quem forma precaria [celat?».

 

(Ov. Met. IX, 67-76).

 

 

«Es mi tarea desde la cuna vencer a serpientes», dijo, «y, aunque derrotes, Aqueloo, a otros dragones, ¿qué parte serás tú, una única serpiente, de la hidra de Lerna? Fecunda por sus heridas era aquella, y ni una cabeza de las innumerables que tenía le fue cortada impunemente; es más, su cuello se hacía más fuerte, pues le salían dos sucesoras. A esta yo, aunque le nacían culebras como ramas tras cortarlas y se fortalecía con su mal, la derroté y, derrotada, la quemé. ¿Qué crees que será de ti, que, transformado en una falsa serpiente, empleas armas ajenas y te oculta una forma precaria?».

 

 

Heracles y la hidra de Lerna.
© The J. Paul Getty Museum.

Eso sí, por mucho que se enorgulleciera de su hazaña, la lucha contra el monstruo no fue nada fácil. De hecho, Euristeo ni siquiera lo consideró un trabajo válido porque había contado con la ayuda de su sobrino Yolao, quien lo acompañó en otras muchas de sus hazañas. Como cada vez que le cortaba una cabeza estas le volvían a crecer, le pidió al joven que cauterizara las heridas del monstruo. Fue así como logró salir victorioso. Pero no fue esa la única dificultad a la que tuvo que hacer frente el héroe. Según algunas versiones, Hera, no contenta con haber criado a la hidra, le envió un cangrejo gigante para que lo atacara y Hércules muriera en batalla. Por supuesto, también lo venció. Posteriormente, el animal fue transformado en la constelación de Cáncer.

Heracles y la hidra de Lerna. 
© The Trustees of the British Museum
.

Pese a que la muerte de la terrible hidra de Lerna no se tuvo en cuenta para la purificación de Hércules, fue un trabajo determinante en su futuro. Una vez muerto el monstruo, empapó sus flechas en ese veneno que con tantos había acabado. Estas le sirvieron para matar a algunos de sus enemigos, pero también fueron la causa de su muerte… Un día que Hércules y su esposa Deyanira debían atravesar un río, el héroe se la encargó a Neso, un centauro, para que la ayudara a cruzar mientras él lo hacía a nado. Sin embargo, este intentó violar a la joven. Hércules lo mató con una de sus flechas envenenadas. Neso, antes de morir, le dijo a Deyanira que guardara un poco de su sangre, pues podía emplearse como un poderoso filtro amoroso, y que la utilizara cuando sintiese que el amor de Hércules por ella se debilitaba. Así sucedió cuando el héroe se encaprichó de Yole. Deyanira siguió los consejos del centauro, sin saber que su sangre envenenada le causaría tal sufrimiento a su esposo que este pediría que lo quemasen en una pira y, de esa forma, terminar con su agonía.

La hidra japonesa: Susanoo y Yamata-no-Orochi

Como ya he adelantado al principio, Hércules y la hidra no son los únicos presentes en el episodio de Z Mazinger que voy a comentar hoy: también se menciona un mito de la cultura japonesa. Concretamente, un episodio protagonizado por el terrible Susanoo, del que ya os hablé en la entrada que le dediqué al mito de Apolo y Dafne en Olympus no Pollon. La historia que os voy a contar ahora también aparece recogida en el Kojiki, la primera obra literaria de Japón.

Susanoo, después de ser expulsado del cielo, bajó a la tierra, concretamente a Torikami, un lugar bañado por las aguas del río Hi, en la provincia de Izumo. El dios se percató de que allí vivía alguien porque logró atisbar unos palillos que arrastraba la corriente, así que se dirigió río arriba para encontrar a los habitantes de aquel sitio. Desde luego, no esperaba encontrarse a una pareja de ancianos y a una joven que lloraban a mares, un dios terrenal y su familia, que vivían en la desgracia por culpa de una terrible serpiente de ocho cabezas: Yamata-no-Orochi. La criatura había ido arrebatándole al dios a varias de sus hijas, una cada año. La joven que lloraba a su lado era la última de ellas, y temían que Orochi volviese a por ella para devorarla.

Susanoo y Yamata-no-Orochi, de Toyohara Chikanobu (ca. 1870).

Susanoo aceptó ayudarlos a cambio de que le permitieran casarse con la muchacha. Una vez llegaron a un acuerdo, les dio una serie de instrucciones para poder vencer al monstruo: debían preparar un aguardiente que hubiera fermentado durante ocho días y llenar con él ocho barriles. Después, tenían que levantar un vallado circular con ocho puertas, en las que habrían de colocar los barriles. El dios terrenal y su familia obedecieron sin rechistar.

Poco después, apareció Orochi, dispuesta a llevarse consigo a la muchacha. Sin embargo, no lo logró gracias al plan de Susanoo: nada más llegar al vallado, se bebió todo el aguardiente que habían preparado, se emborrachó, se dejó vencer por el sueño. Y fue entonces cuando Susanoo aprovechó para descuartizarla. Sin embargo, cuando estaba cortando su tronco, se le rompió la espada: en su interior, Orochi guardaba otra aún más increíble, la gran espada Kusanagi, que el dios Susanoo rescató de sus entrañas para ofrecérsela a su hermana Amaterasu en señal de respeto.

Zeus y Afrodita al rescate

© Gô Nagai 1999.

Ahora, por fin, voy a centrarme en el manga de Gô Nagai. Y es que podría decirse que en Z Mazinger se revisita ese segundo trabajo de Hércules de una forma muy particular: integrándolo en una trama llena de acción y robots gigantes, modificando determinados aspectos del mito y mezclándolo con ciertos elementos de la cultura japonesa. 

Comencemos por la propia hidra. En Z Mazinger, no pertenece al linaje de Tifón y Equidna: es un monstruo mecánico integrado en el ejército de Poseidón. Así, es el propio dios del mar quien la envía a Japón. Hera ni siquiera aparece. Como acabamos de ver, la hidra no tiene demasiada relación con Poseidón, pese a ser una criatura vinculada con el agua —vivía en el lago de Lerna—. Sin embargo, el dios del mar era bastante dado a enviar monstruos marinos cuando quería vengarse o castigar a los mortales. Si no, que se lo digan a Andrómeda, hija de los reyes de Etiopía, a la que estuvo a punto de matar una de esas bestias porque su madre había osado comparar su belleza con la de las nereidas. O a Laomedonte, rey de Troya, a quien Poseidón le mandó una terrible criatura como castigo por no haberle pagado el salario que les correspondía a él y Apolo cuando construyeron las murallas de la ciudad. En el manga, Poseidón también quiere vengarse de alguien: Afrodita, a la que Gô Nagai convierte en su hija.

© Gô Nagai 1999.

La hidra mecánica de Z Mazinger es, al igual que la griega, un monstruo terrible. Afrodita alude a su fuerza y deja bien claro que es muy difícil vencerla, casi imposible. En el mito original, es Hércules el encargado de acabar con ella, un héroe con una fuerza sobrehumana; en el manga de Gô Nagai, son dos los dioses mecánicos que le hacen frente: Z Mazinger y la propia Afrodita, que al principio desea ir sola para terminar con la bestia. Un sacrificio que puede recordar vagamente al de doncellas como Andrómeda, a la que acabo de mencionar: era su muerte la que podía aplacar a los monstruos de Poseidón, salvo que un héroe acudiese en su rescate. En el caso de Andrómeda, fue Perseo, que petrificó a la bestia marina utilizando la cabeza de Medusa. De todas formas, lo importante aquí es que, al igual que no es una persona cualquiera la que vence a la hidra, no basta con un único dios mecánico para derrotarla.

¿Qué más tienen en común el mito original y la versión de Gô Nagai? Que los héroes no están solos en su tarea. Hércules contaba con Yolao, alguien bastante cercano a él. Y lo mismo sucede con Z Mazinger y Afrodita, solo que, en su caso, no se trata de un familiar: quien acude en su ayuda es Adonis, enamorado de la diosa y capaz de hacer cualquier cosa por ella. Hay bastante que decir sobre la forma en que se traslada el mito de este personaje a Z Mazinger, pero me lo reservo para otro día. De momento, solo os digo que Adonis es uno de los amantes mortales de Afrodita más famosos y que su historia termina en la muerte; sucede lo mismo en el manga de Gô Nagai. 

Grecia y Japón: contra el Olimpo espacial

© Gô Nagai 1999.

Pero Z Mazinger y Afrodita no solo reciben la ayuda de Adonis para vencer a la hidra mecánica. También Japón se une a ellos para derrotar, una vez más, a ese Olimpo espacial que pretende acabar con los seres humanos. Y lo hace tomando como referencia su propia cultura y utilizando, a la vez, las armas de los dioses mecánicos contra ellos. El padre de Sayaka y sus científicos, después de estudiar a la Afrodita mecánica y a otros muchos monstruos enviados por el Olimpo a la Tierra, logran construir un acorazado capaz de luchar tanto bajo el mar como en la superficie. ¿Y qué nombre le ponen? El de Susanoo, el dios que terminó con la terrible Orochi. La hidra mecánica es una amenaza muy grave, al igual que la serpiente de ocho cabezas del mito nipón. 

Y los misiles de Susanoo son tan efectivos como el plan que se narra en el Kojiki. De hecho, son estos artefactos los que inutilizan el mecanismo que permite la regeneración de la hidra. Aunque Adonis haya acudido en ayuda de Z Mazinger y Afrodita, en realidad es el acorazado el que cumple con el papel de Yolao, tan importante para que Hércules saliera victorioso. Recordemos que fue el joven el que se encargó de cauterizar las heridas de la criatura.

© Gô Nagai 1999.

Japón y parte de la mitología griega —¡el padre de los dioses, ni más ni menos, además de una de las diosas más importantes!— se unen para acabar con un otro amenazante y demasiado cruel. En este sentido, creo que se le pueden aplicar a Z Mazinger algunas de las interpretaciones que ciertos estudiosos habían hecho de Mazinger Z —podéis leer el artículo aquí—. La propia Afrodita afirma que, en tiempos antiguos, el Olimpo era un lugar pacífico y lleno de amor. Sin embargo, las guerras lo corrompieron. Para poder sobresalir en batalla, los dioses fueron desarrollando cuerpos mecánicos, es decir, emplearon la tecnología para hacer daño. Así, me parece que se puede ver en esta historia ese planteamiento sobre el progreso que algunos creían leer en Mazinger Z: ¿para qué sirven los avances tecnológicos? ¿Cómo debemos emplear la tecnología? De nuevo, Z Mazinger y Koji, a los que se une Afrodita, optan por proteger a la humanidad y salvar la Tierra, un planeta en el que aún puede encontrarse ese amor que el Olimpo ha perdido. Por su parte, el resto de los dioses están ciegos de odio y emplean su poder para destruir. De esta forma, nuestros clásicos servirían como base para hacer una reflexión sobre nosotros mismos, nuestras ambiciones y nuestra manera de avanzar hacia el futuro.

Al ser Z Mazinger una nueva versión de la historia, es posible que esas interpretaciones que se hicieron de la obra original de Gô Nagai permanezcan en esta. De todas formas, sin importar la lectura que extraigamos del manga, lo que sí puede afirmarse con total seguridad es que Nagai emplea de nuevo la cultura grecolatina —concretamente, la mitología— para darle forma a su propio universo, ofrecernos otra versión de su famoso robot y contarnos una historia llena de acción y aventuras.

 

Con esto termino la entrada de hoy. 😊 ¡Espero que os haya gustado! Volveré en el futuro a Z Mazinger: me he dejado muchas cosas en el tintero y todavía hay bastante que decir sobre la forma en que Gô Nagai reinterpreta la mitología griega para escribir y dibujar su manga. Dicho esto, os espero dentro de muy poco con una entrada especial con motivo del #LeoAutorasOct, una iniciativa que busca reivindicar el trabajo de las escritoras y que propone leer, durante el mes de octubre, obras escritas por mujeres y personas de género no binario. ¡Hasta entonces! 😊

 

Bibliografía

Como siempre, aquí tenéis una lista de las referencias que me han servido para escribir la entrada, por si las queréis consultar. 😊

Grimal, Pierre (1981). Diccionario de mitología griega y romana (trad. de Francisco Payarols), Barcelona: Paidós.

Rubio, Carlos & Tani Moratalla, Rumi (trads.) (20183). Kojiki. Crónicas de antiguos hechos de Japón, Madrid: Trotta (primera ed., 2008).


martes, 21 de septiembre de 2021

Reseña: Blissful land

Desde que se anunció el año pasado, tuve claro que Blissful land iba a venirse a mi biblioteca. Personalmente, disfruto mucho de este tipo de mangas —historias tranquilas, de vida cotidiana; son varios los slice of life que tengo en las estanterías— y, además, se trataba de una serie corta. Así que me animé a comprarlo cuando Milky Way sacó el primer tomo. Sin embargo, me pasó lo que muchas veces: se me van acumulando lecturas, por lo que decidí esperar a que saliese entero para leerlo de un tirón. Hace poco que lo terminé y ya puedo decir que se trata de una de las historias más dulces que he leído últimamente. 🤗 Y, como siempre que me ocurre cuando me encuentro con una obra que me encanta, quise dedicarle una entrada en el blog. En la reseña de hoy, nos vamos al Tíbet para conocer a Kan Shiba y Lati Moshi. 😊

Cambios, cambios, cambios…

© Ichimon Izumi 2018.

Kan Shiba lleva una vida tranquila en un pequeño pueblo del Tíbet. El muchacho, un aprendiz de médico de trece años, dedica sus días a recoger plantas medicinales —su pasión— y a ayudar a su familia. No hay muchos sobresaltos, a excepción de los problemas que tienen sus pacientes y que él intenta solucionar con una sonrisa y palabras amables. Sin embargo, un día llegan a la aldea unos vendedores ambulantes acompañados de una bella muchacha, Lati Moshi. Kan Shiba enseguida se da cuenta de que se trata de una novia que se dirige al encuentro de su nueva familia. Sin embargo, las cosas no son como se imagina… Porque los mercaderes terminan alojándose en su casa y, cuando emprenden el viaje de nuevo, dejan a Lati en su hogar. Es entonces cuando Kan Shiba descubre que la chica es su futura esposa y que se quedará con él hasta que se celebre la boda, aunque todavía falta un tiempo.

Blissful land es una historia muy dulce sobre un amor que va avanzando poco a poco, a medida que los dos protagonistas se conocen y empiezan a pasar tiempo juntos. Ichimon Izumi nos permite asomarnos a su vida diaria para mostrarnos sus preocupaciones, sus dudas, sus pequeños momentos de felicidad…  Nosotros, como lectores, disfrutamos de cada paso que van dando. Blissful land es un manga muy bonito que destila calidez y ternura.

Un nuevo camino

© Ichimon Izumi 2018.

Con la llegada de Lati al pueblo, ella y Kan Shiba empiezan una nueva vida juntos. La muchacha tiene que quedarse allí mucho antes de la boda porque su familia no podía llevarla hasta la aldea en otro momento, pero esa es una buenísima oportunidad para que se acostumbre a las tradiciones y el ambiente de su nuevo hogar. Y no solo eso: además, le permite conocer a quien será su marido. Sus gustos, su rutina, su forma de ser… Lo mismo le sucede a Kan Shiba. A lo largo de los cinco tomos de los que se compone el manga, Ichimon Izumi nos muestra cómo se desenvuelven en las diferentes tareas que se les presentan cada día, desde ir a buscar hierbas medicinales y atender a los pacientes hasta cocinar un plato nuevo o apacentar el ganado. Son esos quehaceres los que hacen aflorar la verdadera personalidad de los protagonistas: la pasión de Kan Shiba por su oficio y su bondad natural, la dulzura y el amor por los tintes de Lati. Poco a poco, van descubriendo que tienen más cosas en común de las que imaginaban y van construyendo una preciosa relación basada en el respeto y la preocupación por el otro.

© Ichimon Izumi 2018.

Sin embargo, el manga no nos habla exclusivamente de ellos: en los diferentes episodios, Ichimon Izumi también nos permite conocer a los personajes secundarios que los rodean. Pema, la inquieta hermana de Kan Shiba. Derek Kando, su padre y médico del pueblo. Nima Dorkar, su madre. Y también a sus pacientes y sus amigos, cada uno con su personalidad y su historia. Blissful land se centra en la relación entre Kan Shiba y Lati, sí, pero también es un mosaico conformado por otros personajes y sus circunstancias particulares, que influyen de una forma u otra en la cotidianeidad de los protagonistas. Ese es uno de los puntos que más me gustan del manga.

Blissful land no es una obra de ritmo trepidante, con giros sorprendentes, pero no le hace falta. Kan Shiba, Lati y todos los demás son lo suficientemente interesantes como para que nos preguntemos más sobre ellos. Queremos saber cómo va a evolucionar la relación de los dos protagonistas, de qué forma Kan Shiba conseguirá curar a los enfermos, a quién conocerán en el siguiente episodio.

Un viaje al Tíbet: el dibujo de Ichimon Izumi

© Ichimon Izumi 2018.

Blissful land no es solo un viaje emocional que hacemos en compañía de Lati, Kan Shiba y sus amigos y familiares. Ichimon Izumi también nos lleva a un lugar y una época muy lejanos, el Tíbet del siglo XVIII, y nos hace adentrarnos en una cultura poco conocida para nosotros, pero no por ello menos fascinante. En las páginas del manga, quedan retratados los paisajes de la región, los vestidos que llevan sus habitantes, las costumbres que rigen su día a día, los platos de los que disfrutan, los medicamentos utilizados por Kan Shiba… Todo con bastante detalle. Blissful land nos cuenta una historia preciosa con un dibujo igualmente bonito que nos permite asomarnos a la vida de una aldea tibetana. Y, por si nos queda alguna duda, al final de cada tomo se incluye una breve sección en la que se explican con mayor profundidad los aspectos de la cultura del Tíbet que se reflejan en la historia.

© Ichimon Izumi 2018.

Eso sí, aunque hace gala de un estilo detallado y preciosista, Ichimon Izumi se permite, de vez en cuando, cambiar el dibujo, sobre todo en lo que respecta a sus personajes. Cuando quiere darle una nota de humor a la historia, los dota de expresiones más sencillas y caricaturescas, de tal forma que el estilo acompaña a la situación. 

¡Hasta aquí la reseña de hoy! 😊 Espero que os haya gustado y que disfrutéis de Blissful land si os animáis a leerlo. Por mi parte, os espero la semana que viene con la última entrada sobre manganime y mundo clásico del mes. ¡Hasta entonces! 😊 ¡Muchas gracias por pasaros por aquí!


miércoles, 15 de septiembre de 2021

Manga y mundo clásico: el hechizo de una mirada

Hay algunos personajes de la mitología grecolatina que aparecen de forma recurrente en los mangas. Puede aludirse a ellos, pueden dar nombre a un elemento del mundo creado por el mangaka, pueden incluso protagonizar la historia o aparecer como personajes secundarios. Siempre me hace ilusión encontrármelos, sea de la forma que sea, en las páginas de un cómic japonés. Vuelven a mí desde otra mirada, con otras interpretaciones.

Uno de los que más aparece en mis lecturas es, precisamente, Medusa. Desde que empecé a investigar para mi TFG, me he topado con ella en bastantes historias y siempre de diferente manera. La he visto hacer frente a su soledad de monstruo en nuestro presente, dar nombre a varios antagonistas, disfrutar de una historia de amor inocente y feliz. Y convertirse en símbolo, como sucede en el manga que voy a comentar hoy: «La serpiente», de Ryoichi Ikegami, historia breve recogida en el recopilatorio Yuko que publicó la editorial Satori hace unos meses. En ella, Ikegami utiliza la figura de Medusa como personificación de la tentación, del deseo, y traslada al monstruo al Japón actual. Hoy quiero contaros cómo lo hace. 😊 Como siempre, os advierto de que puede haber spoilers, así que, si no habéis leído Yuko y «La serpiente» y tenéis intención de hacerlo, podéis volver al artículo cuando lo hayáis hecho.

La joven que provocó la ira de Atenea

Voy a empezar hablando de las gorgonas —y, más concretamente, de Medusa, por supuesto—. Como suele pasar con muchos de los mitos clásicos, hay varias versiones sobre la más famosa de ellas, sobre su aspecto y la razón por la que terminó siendo un monstruo. Hesíodo, en su Teogonía, no establece ninguna diferencia física entre las tres hermanas. Lo único que las separa es la inmortalidad: mientras que Esteno y Euríale disfrutaban de una vida eterna, el tiempo de Medusa era limitado. Así nos lo cuenta cuando habla de los hijos de Forcis y Ceto, dos divinidades vinculadas con el mar:

 

Φόρκυϊ δ α Κητ Γραίας τέκε [καλλιπαρους

κ γενετς πολιάς, τς δ Γραίας καλέουσιν

θάνατοί τε θεο χαμα ρχόμενοί τ [νθρωποι,

Πεμφρηδώ τ ύπεπλον νυώ τε [κροκόπεπλον,

Γοργούς θ, α ναίουσι πέρην κλυτο [κεανοο

σχατι πρς Νυκτός, ν σπερίδες [λιγύφωνοι,

Σθεννώ τ Ερυάλη τε Μέδουσά τε λυγρ [παθοσα.

μν ην θνητή, α δ θάνατοι κα γήρ,

α δύο: τ δ μι παρελέξατο Κυανοχαίτης

ν μαλακ λειμνι κα νθεσιν εαρινοσιν.

 

(Hes. Th. 270-279).

 

 

Con Forcis a su vez engendró Ceto a las grayas de hermosas mejillas, canosas desde su nacimiento; las llaman ancianas los dioses inmortales y los seres humanos que caminan por la tierra. Y también a Penfredo, de hermoso peplo; a Enío, de peplo de color azafrán, y a las gorgonas, que habitan al otro lado del ilustre Océano, en los extremos, hacia la noche, donde las Hespérides de voz sonora: Esteno, Euríale y Medusa, padecedora de desgracias. Esta era mortal, inmortales y sin vejez las otras dos. Con ella solo se acostó el de cabellera azulada en una suave pradera, entre flores primaverales.

 

 

Las gorgonas, en este texto, son criaturas preolímpicas. También alude Hesíodo a la unión entre Medusa y Poseidón, dios del mar. Fruto de ella nacieron Crisaor, un gigante, y el famoso caballo alado Pegaso. ¡Pero hablaremos de todo esto un poco más adelante!

Cabeza de medusa, de Rubens (ca. 1617-1818).


Ahora bien, ¿cuál era el aspecto de las tres hermanas? Apolodoro nos ofrece una descripción más detallada en su Biblioteca:

 

μόνη δ ν θνητ Μέδουσα: δι τοτο π τν ταύτης κεφαλν Περσες πέμφθη. εχον δ α Γοργόνες κεφαλς μν περιεσπειραμένας φολίσι δρακόντων, δόντας δ μεγάλους ς συν, κα χερας χαλκς, κα πτέρυγας χρυσς, δι ν πέτοντο. τος δ δόντας λίθους ποίουν.

 

(Apollod. Bibliotheca, II, 4).

 

 

La única mortal era Medusa: por eso Perseo fue enviado a por su cabeza. Tenían las gorgonas cabezas rodeadas por escamas de dragón, grandes dientes como de jabalí, manos de bronce y alas doradas, con las que volaban. A quienes las miraban los convertían en piedra.

 

 

La cabeza de Medusa, de Caravaggio
(1597).

Monstruosas, ¿verdad? Y ya no solo por el famoso cabello de serpientes que todos tenemos en mente cuando se nos menciona a Medusa. En este fragmento, se hace referencia a otro de los aspectos que relacionamos siempre con las gorgonas en general y con Medusa en particular —y que es especialmente importante en el manga del que voy a hablar hoy—: su capacidad para petrificar. A partir de las palabras de Apolodoro, se puede entender por qué en los mitos de la Antigüedad las gorgonas despertaban tanto miedo.

Pero todavía hay más. De momento, hemos visto textos en los que se nos muestra a unas gorgonas cuyo aspecto temible las había acompañado desde su nacimiento. Siempre habían tenido serpientes en los cabellos, siempre esos enormes colmillos y esas manos de metal. Sin embargo, la leyenda de las tres hermanas fue cambiando con el paso del tiempo, y posteriormente se consideró que la más famosa de ellas no había sido siempre un monstruo, sino una joven de increíble belleza. ¿Y por qué acabó transformada en una criatura de pesadilla? Por algo bastante habitual en los mitos grecolatinos: un castigo de los dioses.

Perseo y Medusa en un fresco
de Pompeya.

Si bien los textos que recogen esta idea suelen concordar en que Medusa recibió un escarmiento, difieren en la razón del mismo. Algunos afirman que se atrevió a compararse con Atenea, a decir que sus cabellos eran más hermosos que los de la diosa. Y claro, ella no se lo permitió: convirtió esa melena de la que tanto se enorgullecía en un nido de serpientes. Otros, por el contrario, nos cuentan una historia más oscura que un simple caso de orgullo excesivo —esa hýbris tan frecuente en los mitos griegos, ese traspasar los límites impuestos a los mortales— por la belleza de una mortal.

En esta segunda versión, Medusa sigue siendo una muchacha hermosa. Tanto que llamó la atención del dios del mar, Poseidón, quien la violó en un templo dedicado a Atenea. Esta terminó castigando a la joven y la transformó en ese monstruo capaz de petrificar con la mirada. Ovidio recoge esta historia en sus Metamorfosis y la pone en boca del héroe que mató a Medusa, Perseo:

 

Ante exspectatum tacuit tamen. Excipit [unus

ex numero procerum quaerens, cur sola [sororum

gesserit alternis inmixtos crinibus angues.

Hospes ait: «Quoniam scitaris digna relatu,

accipe quaesiti causam. Clarissima forma

multorumque fuit spes invidiosa procorum

illa: neque in tota conspectior ulla capillis

pars fuit. Inveni, qui se vidisse referret.

Hanc pelagi rector templo vitiasse Minervae

dicitur. Aversa est et castos aegide vultus

nata Iovis texit; neve hoc inpune fuisset,

Gorgoneum crinem turpes mutavit in [hydros.

Nunc quoque, ut attonitos formidine terreat [hostes,

pectore in adverso, quos fecit, sustinet [angues».

 

(Ov. Met. IV, 791-804).

 

 

Antes de lo esperado, sin embargo, se calló. Prosiguió uno de los próceres preguntando por qué solo una de las hermanas tenía serpientes entremezcladas en los cabellos. El huésped dijo: «Puesto que lo que preguntas es digno de relato, escucha la causa de lo que quieres saber. Fue aquella de una hermosura ilustrísima y la esperanza que provocó los celos de muchos pretendientes. En toda ella no había ninguna parte más notable que sus cabellos. Conocí a uno que aseguraba haberla visto. Se dice que a esta el que gobierna el mar la violó en un templo de Minerva. Se dio la vuelta la hija de Júpiter y se cubrió con la égida el casto rostro. Para que esto no quedara sin castigo, transformó el cabello gorgóneo en repugnantes serpientes. Ahora también, para aterrorizar hasta el espanto a sus atónitos enemigos, en la parte frontal del pecho lleva las serpientes que creó.

 

 

Medusa se quedó embarazada. Cuando Perseo le cortó la cabeza, de su cuello nacieron Crisaor y Pegaso, a los que he mencionado antes. Atenea, por su parte, colocó su cabeza en la égida, y así la vemos representada en muchas imágenes. Pero me dejo los detalles de esta historia para otra ocasión. De momento, quedémonos con la idea de que fue Perseo quien terminó con la amenaza de la gorgona.

La Medusa del siglo XXI

© Ryoichi Ikegami 1997, 2010.

«La serpiente», como gran parte de los relatos incluidos en Yuko, es una historia sobre el deseo, sobre lo prohibido. Amenomori, un estudiante, choca un día con un coche mientras va en bicicleta. Por suerte, el golpe no es muy grave, pero ese pequeño accidente cambia su vida para siempre. La conductora del automóvil es una mujer muy hermosa y, cuando ella se agacha para comprobar que el muchacho está bien, Amenomori ve que tiene tatuada en su entrepierna una serpiente. Las cosas se complican cuando descubre que esa mujer es Ritsuko Sono, su nueva profesora. El chico se obsesiona con ella hasta el punto de que no puede concentrarse en nada más. Sin embargo, no es el único al que le sucede: Terasaki, un hombre muy extraño que lleva años intentando aprobar los exámenes de acceso a la universidad, afirma que Ritsuko y su belleza le han robado el alma. Lo único que hace es pensar en ella y en su tatuaje.

Ryoichi Ikegami construye una trama en la que los personajes se dejan arrastrar por una obsesión enfermiza y, para conseguir esa atmósfera opresiva y oscura, utiliza diferentes recursos. Entre ellos, a Medusa, que aparece en medio del relato para caracterizar, en cierto modo, a Ritsuko y explicar simbólicamente qué efectos tiene su belleza en los demás.

La gorgona entra en escena hacia el final de la primera parte de «La serpiente». Amenomori se encuentra con Terasaki y este le cuenta su historia con Ritsuko: cómo la conoció en los pasillos del instituto donde estudiaba, cómo lo encandiló, cómo su hechizo le imposibilitó llevar una vida normal a partir de entonces. Y la compara con Medusa. De hecho, según Terasaki, la mujer es «la Medusa del siglo XXI» y la única forma de librarse de su influencia es matarla, como sucede en el mito de Perseo.

© Ryoichi Ikegami 1997, 2010.

¿En qué sentido Ritsuko es como la más célebre de las gorgonas? En primer lugar, por ese poder paralizador que tiene. En cuanto alguien se encuentra con su belleza y ve el tatuaje de la serpiente, se «petrifica» en el sentido de que pasa a la total inactividad. Amenomori no se concentra en los estudios. Terasaki fracasa en todos sus intentos de entrar en la universidad. La profesora y el deseo que sienten por ella pasan a ser el centro de sus vidas; ellos se transforman en «estatuas» que solo pueden sumirse aún más en su obsesión.

Por otro lado, tanto Ritsuko como Medusa —antes del castigo que Atenea le impuso— son increíblemente hermosas. Ryoichi Ikegami, de hecho, cuenta en las páginas del manga el mito en el que la gorgona se atrevió a compararse con la diosa de la sabiduría. Sin embargo, en «La serpiente» no hay una divinidad castigadora. Tampoco hay una muchacha que después se transforma en monstruo: en Ritsuko conviven las dos facetas de Medusa. La que se aprecia a primera vista es la Medusa bella, el monstruo está escondido y entra en acción cuando alguien descubre el tatuaje, esa serpiente que en la mitología conformaba los cabellos de la gorgona —y que en nuestra cultura se relaciona, además, con el pecado—.

Las consecuencias de un deseo malsano

© Ryoichi Ikegami 1997, 2010.

Pero no se terminan ahí las semejanzas entre Ritsuko y Medusa —al menos, según la lectura que yo he hecho—. Ya he comentado que Ryoichi Ikegami sigue la versión en la que la gorgona recibe su castigo por enorgullecerse de su hermosura; no se menciona a Poseidón en ningún momento. No obstante, la obsesión de Terasaki me recuerda, en cierto modo, a lo que le sucede al dios del mar. Ambos sienten deseo por sus respectivas Medusas y ambos cometen una atrocidad: en la mitología grecolatina, Poseidón la fuerza; en el manga de Ikegami, Terasaki la desnuda en la azotea del instituto, la ata y la humilla, como queriendo exponer su perversión y al monstruo que Ritsuko es en realidad, según piensa él. Así, hay en ambos casos una figura masculina que se deja arrastrar por su deseo y vulnera al objeto del mismo, que, además, recibe un castigo: la transformación en monstruo en el caso de Medusa, la humillación y el miedo en el de Ritsuko —recordemos que en ella, según Terasaki, el monstruo está presente desde el principio, en su interior, así que no puede volverse uno, solo mostrarse tal y como es—. Por suerte para la profesora, su final no es el mismo que el de la gorgona: Amenomori la ayuda y todo termina más o menos bien.

© Ryoichi Ikegami 1997, 2010.

Hay un último aspecto sobre «La serpiente» que me gustaría comentar. Tanto el tatuaje de Ritsuko como algunos de sus encuentros con los demás personajes están envueltos en un halo de ensoñación, de irrealidad. Así sucede, por ejemplo, cuando Amenomori sufre el accidente al principio de la historia, o cuando libera a su profesora y cree ver la serpiente en su entrepierna. Ikegami juega con lo que es real y lo que no. ¿Dónde están los límites de la ilusión? En ese sentido, creo que el verdadero monstruo no es la «Medusa del siglo XXI», sino esa obsesión paralizante que lleva a los personajes a imaginar una Ritsuko Sono que induce a la perversión. Me parece que el monstruo no está tanto en la propia profesora como en la mirada de los demás.

«La serpiente» es un buen ejemplo de cómo la mitología grecolatina puede utilizarse en el manga para enriquecer una trama y aportarle nuevos matices. Y esta es, desde mi punto de vista, una de las formas de integración de la cultura clásica más interesantes. 😊

 

Hasta aquí la primera entrada sobre Medusa. 😊 Espero que os haya gustado. ¡En el futuro habrá más! La gorgona por excelencia tiene muchas facetas dentro del manga y quiero seguir indagando al respecto. 😃

Por mi parte, os espero, como siempre, dentro de unos días con una nueva reseña. ¡Hasta entonces!

 

Bibliografía

Como es habitual, os dejo por aquí una lista de las fuentes que me han servido para escribir el artículo, por si tenéis interés. 😊

Grimal, Pierre (1981). Diccionario de mitología griega y romana (trad. de Francisco Payarols), Barcelona: Paidós.