viernes, 31 de julio de 2020

Manga y mundo clásico: un puente entre la antigua Roma y Japón

Ya iba siendo hora de hablar de Thermae Romae, publicado en España por Norma Editorial. Cuando uno menciona las palabras “manga” y “cultura clásica”, es uno de los primeros títulos que vienen a la mente. Y es que las aventuras de Lucius, un arquitecto de termas que de repente se ve trasladado al Japón actual, han tenido mucho éxito en el país del sol naciente: premios, películas, una serie de anime… Incluso leí por ahí que Mari Yamazaki y su cómic motivaron la publicación de algunos clásicos grecolatinos en Japón.

Encontré Thermae Romae por casualidad, un día que había ido a mirar libros. Me llamó muchísimo la atención que hubiera un manga sobre un arquitecto de termas y el choque que había sufrido al trasladarse a la actualidad. Cuando me planteé la idea de hacer mi Trabajo de Fin de Grado sobre el manga y la Antigüedad clásica, fue uno de los títulos que escogí para analizarlo con mayor profundidad. Lucius da para mucho, no solo por el increíble trabajo de documentación que hizo Mari Yamazaki para llevar la antigua Roma a sus viñetas, sino también por el papel que tiene la cultura clásica en ellas. De esto voy a hablaros en la entrada de hoy. 

Os aviso. Puede que haya algún spoiler de la trama. Así que, si no habéis leído Thermae Romae pero tenéis intención de hacerlo, podéis volver al artículo cuando lo hayáis terminado. 😉

Una puerta al futuro en la antigua Roma

El primer viaje de Lucius. © Mari Yamazaki 2008

Como os he dicho antes, Thermae Romae parte de una premisa sencilla: los viajes en el tiempo. Lucius, el protagonista del manga, aparece en Japón cientos de años después de su época cada vez que se sumerge en el agua. Lo divertido es que no se percata de lo que le ha pasado. Él considera que ha terminado en un lugar lejano, en la tierra de los “caraplana”, un pueblo extraño que, por supuesto, tiene que estar bajo el dominio de su imperio. Sin embargo, esos “caraplana” no tienen nada que ver con Lucius y viven en una realidad totalmente distinta que lo desconcierta porque, lógicamente, es incapaz de reconocerla.

Comienza entonces un proceso de adaptación para Lucius. Japón le resulta extraño, ajeno a él. Al principio, parece que las diferencias entre la antigua Roma y el país del sol naciente son insalvables, que es mucho más lo que los separa que lo que los une. Lucius se ve incapaz de comunicarse, ya que nadie habla en latín, asiste a una cultura de baños públicos que le es completamente desconocida, ante sus ojos desfilan bebidas y platos que nunca antes había visto. Se encuentra solo en un mundo que no es el suyo y que, al principio, solo le genera frustración: ni siquiera la gran Roma ha sido capaz de desarrollar unos avances como los que Japón le ofrece para las termas, los baños y la higiene personal.

© Mari Yamazaki 2013

Pero Mari Yamazaki permite que su personaje supere esos prejuicios y ese desconcierto iniciales. Pese a considerar que Roma sigue siendo la mayor potencia del mundo, Lucius sabe reconocer que los “caraplana” tienen muchas cosas buenas y que todas sus innovaciones pueden trasladarse a su ciudad de origen. Deja atrás su frustración y aprende de ellos porque, además, ambos mundos tienen un primer elemento en común: su amor por los baños públicos.

Huellas romanas… ¿en Japón?

© Mari Yamazaki 2008

No obstante, poco a poco, Lucius va encontrando más similitudes entre Roma y la tierra de los “caraplana”. Por ejemplo, hay un momento en el que el arquitecto de termas prueba un poco de bambú hervido con salsa de pescado y cree estar tomando garum, una de las salsas preferidas de los romanos. En otro de sus viajes, entra en un restaurante de ramen y se asombra al descubrir que el cuenco en el que le han servido la comida está decorado con motivos griegos. ¡Incluso piensa que los japoneses han recibido, como Roma, influencia de la cultura helénica!

© Mari Yamazaki 2008

Además, Lucius se da cuenta de que los romanos y los “caraplana” también se parecen en su forma de sentir y de pensar. Hay un episodio concreto del manga en el que esta idea está perfectamente reflejada. Un día que Lucius se encuentra relajándose en unas termas, un grupo de germanos irrumpe en los baños y acaba con la tranquilidad que reinaba allí. Poco después, cuando se traslada a Japón en uno de sus viajes, vive una experiencia parecida con unos turistas rusos —aunque termina consiguiendo que respeten las normas de los baños después de una lucha muy cómica en la que utiliza una escoba como arma—. Algo parecido sucede en el capítulo del liberto romano y el nuevo rico japonés: ambos, pese a estar separados en el tiempo y el espacio, se comportan de la misma forma. Lo único que les preocupa es el dinero, llevar una vida de lujo y apariencias. De este capítulo os hablaré más en otra entrada porque hay mucho que decir al respecto.

Así, poco a poco, Mari Yamazaki demuestra que hay bastantes parecidos entre estos dos lugares que, en principio, no tienen nada que ver. No importan las distancias espaciales ni temporales.

Satsuki: una admiración por Roma que convive con el amor a sus propias tradiciones

© Mari Yamazaki 2013

El último nexo que encontramos entre Roma y Japón es el personaje de Satsuki, una arqueóloga con la que Lucius se encuentra después de muchos viajes al futuro. La aparición de la joven supone un cambio en la estructura de la trama, que pasa de ser episódica a tener una continuidad y una historia más profunda, pero también en el propio Lucius. Ambos resultan ser las dos caras de una misma moneda porque Satsuki, de una forma similar al arquitecto romano, se siente fascinada por la antigua Roma. Hasta el punto de que incluso aprende latín —y es, de hecho, la primera persona capaz de comunicarse con Lucius—.

Eso no quiere decir que Satsuki deje a un lado sus raíces japonesas. Tenía pósteres de Julio César en su habitación, se dejó las pestañas estudiando una lengua muerta, pero también aprendió danzas tradicionales de su madre, una geisha. Y en el manga la vemos bailar en un ryokan. Todo ello hace que Satsuki sea un personaje poliédrico, en el que se unen el pasado y el presente, Oriente y Occidente. Respeta su cultura, aunque eso no le impide aprender e incluso amar otras, por muy lejanas que estén. Esta unión entre Japón y Roma culmina en la relación amorosa que termina surgiendo entre ellos.

Thermae Romae: un puente entre dos mundos para eliminar prejuicios

Ya he dejado claros los lazos que Mari Yamazaki establece entre Roma y Japón en Thermae Romae, que se aprecian incluso en las portadas de los seis tomos. Pero no solo lo hace porque ella misma, como Satsuki, sienta pasión por la Antigüedad clásica. Aquí, el mundo grecolatino se utiliza para acabar con los estereotipos y defender el aprendizaje gracias a otras culturas, lo que no está reñido con el conocimiento y el respeto por las tradiciones propias.

©Mari Yamazaki 2008

Por un lado, Mari Yamazaki aprovecha los viajes de Lucius para mostrar una imagen distinta de los japoneses. Al principio, para el arquitecto de termas son muy diferentes —algo que se refleja incluso en la forma en que la mangaka los dibuja— y se ve incapaz de entenderse con ellos. No obstante, poco a poco, los japoneses le muestran una cara amable y hospitalaria que difiere un poco de la imagen fría y cerrada que se tiene de ellos.

Además, que Lucius tome elementos de Japón para trasladarlos a su ciudad pone de manifiesto que dos culturas diferentes pueden influir la una en la otra de forma muy positiva. El protagonista de Thermae Romae destaca también que Grecia inspiró a Roma en muchas cosas, ¿por qué no iban a hacer lo mismo los “caraplana”? Esto no es, por supuesto, incompatible con conservar y amar las tradiciones propias, como se ve en el personaje de Satsuki e incluso en el mismo Lucius, quien considera importante tener en cuenta lo antiguo a la vez que se aprende de lo nuevo.

Thermae Romae es un manga divertido que nos muestra, además, datos curiosos sobre la vida cotidiana en Roma. Pero va mucho más allá. 

Aquí termino la entrada de hoy. 😊 Os animo a leer Thermae Romae si no lo habéis hecho, ¡y os espero dentro de unos días con una nueva entrada! ¡Hasta entonces!

Bibliografía

Como siempre, os dejo una lista de artículos y libros en los que se recogen algunas de las ideas mencionadas en la entrada sobre Thermae Romae. 😊

Buchet, Elisabeth (2019). Entre Rome et Japon: l’histoire romaine en manga, en Bièvre-Perrin, Fabien (ed.), Antiquipop | L'Antiquité dans la culture populaire contemporaine, ISSN       2553-4114.       En       línea.       Disponible       en:

<https://antiquipop.hypotheses.org/6696>.

 

Kawana, Sari (2019). Cool Rome and warm Japan: Thermae Romae and the promotion of Japanese everyday culture”, en Renger, Almut-Barbara & Fan, Xin (eds.) (2019). Receptions of Greek and Roman antiquity in East Asia, Leiden: BRILL, pp. 259-286.

 

Peer, Ayelet (2018). Thermae Romae manga: plunging into the gulf between ancient Rome and modern Japan, New voices in classical reception studies, 12, pp. 57- 67. Disponible en: <http://fass.open.ac.uk/sites/fass.open.ac.uk/files/files/new-voices-journal/issue12/peer.pdf>.


sábado, 18 de julio de 2020

Reseña: la guerra según Fumiyo Kouno y Kyo Machiko

Si hay algo que define al siglo XX son las guerras. Hasta entonces, jamás un conflicto había involucrado a tantos países y había acabado con la vida de tantas y tantas personas. Las dos guerras mundiales dejaron una huella tan profunda en todo el mundo que duele incluso en nuestro presente, pese al tiempo transcurrido desde entonces.

En la entrada de hoy, voy a hablaros de dos mangas que tratan sobre la Segunda Guerra Mundial y sus consecuencias. Fumiyo Kouno y Kyo Machiko se atreven a adentrarse en el conflicto y en lo que generó para hacerlo suyo y contarnos dos historias impactantes cuyos protagonistas buscan sobrevivir en un mundo que, de repente, se ha convertido en un infierno. Cuando la editorial Kodai anunció sus licencias, supe que iban a gustarme mucho, pese a su dureza. Y acerté. Además, me hacía especial ilusión que publicaran algo de Kyo Machiko, una autora que, personalmente, me encanta. ¡Empecemos!

Enfrentarse a los fantasmas: La ciudad al atardecer. El país de los cerezos, de Fumiyo Kouno

Fumiyo Kouno decidió hacer frente a lo ocurrido en Hiroshima, donde nació, para profundizar en un episodio terrible de la historia de Japón que, sin embargo, resultaba ajeno a muchas personas. El tiempo siempre pone distancia. El miedo y el horror terminan quedándose en el recuerdo de algo que sucedió hace mucho. Pero Fumiyo Kouno quería hablar sobre la bomba atómica y todo lo que había causado no solo en quienes la sufrieron, sino en generaciones posteriores. Así nació La ciudad al atardecer. El país de los cerezos, que Glénat/EDT publicó por primera vez en 2007 y que nos llega ahora de la mano de Kodai para recordarnos de nuevo que hay muchos acontecimientos terribles en el pasado de la humanidad, pero que, a pesar de todo, de las cenizas de un mundo destruido puede renacer la esperanza.

El manga incluye dos historias interrelacionadas entre sí. En la primera, La ciudad al atardecer, Fumiyo Kouno nos cuenta la historia de Minami, una superviviente de la bomba atómica. Aunque a su alrededor la gente parece haber pasado página, ella se siente incapaz de hacerlo. Los recuerdos de los cadáveres, los heridos, la destrucción y el horror siguen muy presentes en su cabeza y le impiden alcanzar la felicidad. Por su parte, El país de los cerezos se centra en el hermano de Minami, Asahi, y su familia, muchos años después de los sucesos de La ciudad al atardecer. Asahi regresa a Hiroshima para enfrentarse a sus fantasmas y su hija lo sigue para comprender mejor a su padre. Su viaje le sirve para reconciliarse con un lugar que, hasta entonces, había querido desterrar al olvido.

© Fumiyo Kouno 2003.

La ciudad al atardecer. El país de los cerezos es un manga que ahonda en los sentimientos de los supervivientes de una catástrofe, de quienes son incapaces de olvidar el horror que han vivido, pero también en cómo las generaciones posteriores se enfrentan al pasado. En el caso de Minami, la culpa por seguir viva y no haber sucumbido a causa de la bomba, como sus padres y sus hermanas, hace que el día a día se le haga terriblemente difícil. El amor, las sonrisas, continuar viviendo simplemente. Todo eso le está vedado. Y justo cuando consigue empezar a aceptar que ella no pudo haber evitado lo sucedido un acontecimiento viene a truncar su futuro. La ciudad al atardecer nos recuerda, por una parte, que no debemos olvidar el lado más espantoso de la historia para no repetir los mismos errores, que la vida no siempre se porta de la manera más justa. Pero no por ello uno debe desfallecer. Los protagonistas de El país de los cerezos lo demuestran: son ese futuro surgido de las cenizas del que hablaba al principio, la prueba de que, después del horror, se puede seguir adelante. Fumiyo Kouno nos ofrece una historia muy triste, sí, pero también llena de esperanza. Hay que recordar; sin embargo, uno no puede anclarse a su pasado para siempre.

© Fumiyo Kouno 2003.

A todo ello se suma el estilo particular de Fumiyo Kouno, bonito e inocente. Eso no le impide mostrar con crudeza lo ocurrido durante la guerra: no solo seguimos a los protagonistas en su vida cotidiana, sino que también nos asomamos a lo que se vivió durante el conflicto. Minami, por ejemplo, se imagina rodeada de cadáveres en uno de los momentos más felices de su vida, un recurso que le sirve a Kouno para representar sus sentimientos de manera metafórica. El pasado y el presente de los personajes se entremezclan para dar vida a una historia a la que, sin duda, merece la pena darle una oportunidad.

Crecer entre armas y bombas: Cocoon, de Kyo Machiko

Y si Fumiyo Kouno prefiere centrarse en las consecuencias de la guerra Kyo Machiko se adentra directamente en el conflicto, con sus atrocidades y su crudeza, en su manga Cocoon. La fascinación que la guerra despierta en muchos jóvenes, frente al miedo que le suscitaba a ella, es el punto de partida que la mangaka utiliza para crear una historia llena de crueldad que, a pesar de todo, también deja lugar para la esperanza.

Cocoon sigue a San y Mayu y a su grupo de amigas del instituto, quienes, debido a que la guerra se ha recrudecido, son reclutadas como enfermeras para ofrecer asistencia médica a los heridos en el frente. Al principio, las chicas se muestran entusiasmadas porque, de alguna forma, ellas también podrán servir a su país, aunque no se jueguen la vida en el campo de batalla. Algunas sienten miedo en el instante en que deben abandonar a sus familias, pero la mayoría de ellas están emocionadas por la labor que se les ha encargado. Sin embargo, antes incluso de llegar a la cueva que les sirve de hospital de campaña, comienzan a darse cuenta del verdadero horror que ha desencadenado la guerra y que, sin que puedan evitarlo, termina alcanzándolas también a ellas.

La vida que San, Mayu y las demás habían llevado hasta el momento se ve truncada de repente. La realidad las obliga a crecer a marchas forzadas en un mundo en el que solo hay muerte. Si hasta entonces habían sido unas muchachas inocentes, con ganas de afrontar su futuro, la guerra poco a poco va haciendo mella en todas. Porque, aunque sean capaces de mantener la sonrisa en los momentos más difíciles, la situación del hospital de campaña termina robándoles su adolescencia. El olor de los cadáveres, el cansancio extenuante después de días sin dormir, la impotencia cuando son conscientes de que no pueden hacer nada por los soldados… Su trabajo como enfermeras, que les había resultado emocionante al principio, se termina revelando como una auténtica pesadilla que se vuelve aún más espantosa cuando las muchachas empiezan a ver morir a sus compañeras. De la guerra no escapa nadie, ni siquiera unas adolescentes.

© Kyo Machiko 2010.

Pese a todo, en medio de la desesperación, Kyo Machiko nos permite vislumbrar un poco de luz. Las protagonistas de Cocoon se apoyan siempre para resistir juntas, se dan esperanzas, se animan a seguir aunque las circunstancias parezcan estar en su contra. Y, cuando todo termina, quienes aún permanecen en pie no se dejan vencer por el desaliento. Eligen la vida, porque aún puede ofrecerles oportunidades. Como en el caso de La ciudad al atardecer. El país de los cerezos, no olvidan, pero no se dejan arrastrar por sus fantasmas. Deciden convertirse en supervivientes.

© Kyo Machiko 2010.

Cocoon, además de tener una historia desgarradora que nos encoge el corazón y nos hace reflexionar, está contado de manera magistral. El dibujo sencillo y un tanto infantil de Kyo Machiko contrasta con la crudeza de la guerra. La mangaka a veces opta por mostrarnos el horror de primera mano —de hecho, hay escenas increíblemente duras porque la guerra también lo es—, pero eso no le impide recurrir a un simbolismo que encaja a la perfección en su historia. Por ejemplo, los hombres que aparecen en el manga no tienen rostro: son simples sombras blancas, indistinguibles unas de otras. Destaca también la imagen de la crisálida y los gusanos de seda para hablar de las protagonistas de la historia. Hasta entonces, han vivido protegidas, aisladas de la maldad y la brutalidad del mundo real. Pero la guerra destroza esa crisálida y rompe sus alas.

Cocoon, pese a su dureza, es un manga muy recomendable. Es sincero, es directo. No pretende esconder nada, pero sí llegarnos al corazón y removernos por dentro. Y lo consigue.

 

Con esto termino la reseña de hoy. 😊 Si aún no les habéis dado una oportunidad a estos dos títulos publicados por la editorial Kodai, espero que lo hagáis. No os van a dejar indiferentes, os lo aseguro. Os espero dentro de unos días con una nueva entrada sobre manganime y mundo clásico. ¡Hasta entonces! 😊


sábado, 4 de julio de 2020

Manga y mundo clásico: cuando la mitología griega se hizo manga

Cuando empecé a investigar sobre la cultura clásica en el manga para presentarle un proyecto de TFG a mi tutor, descubrí muchas cosas. Pero la más importante fue que el uso que le habían dado a los japoneses a la cultura grecolatina en el manga era muy variado. Los mitos y la historia clásica aparecían en historias muy diferentes entre sí y de distintas maneras: de forma independiente, mezclados con nuestro presente, en mundos de fantasía… Aún hoy me sorprende la capacidad que tienen los mangakas para tomar elementos tan ajenos a su cultura y reinterpretarlos, dándoles una nueva personalidad.

Uno de los elementos clásicos que más han llamado la atención en el país del sol naciente es la mitología. De hecho, según lo que pude encontrar durante mi investigación, se introdujo en las páginas de los mangas antes incluso que la historia de Grecia y Roma. Y no es para menos: las historias de dioses y héroes todavía hoy despiertan nuestro interés, pertenezcan a la cultura a la que pertenezcan.

En la entrada de hoy, voy a hablaros de algunos mangas basados en la mitología clásica. Más bien en la griega, ya que son los nombres y los ambientes griegos los que predominan en el cómic japonés. Todos los títulos transcurren en un entorno clásico y sus protagonistas son los dioses, los héroes y las criaturas que los griegos imaginaron un día (me reservo otra entrada para hablaros de los que mezclan la mitología con nuestro presente). ¡Vamos allá!

Umi no triton, de Osamu Tezuka

A Osamu Tezuka, el dios del manga, le interesaban los mitos grecolatinos, y los conocía bastante bien. De hecho, los utilizó en varias ocasiones como punto de partida para sus mangas. Este es el caso de Umi no triton.

En sus páginas, Tezuka nos cuenta la historia de Tritón, un muchacho huérfano criado en un pueblo de pescadores que, cierto día, descubre que pertenece a la familia real de la Atlántida. En realidad, el hogar en el que se ha criado es tan solo un escondite destinado a protegerlo de un terrible enemigo: Poseidón, el dios del mar. Cuando Tritón descubre que los suyos fueron aniquilados, decide marcharse y vengarlos, pese a que eso pueda suponer un riesgo para su vida.

Pero, como ya he dicho, Umi no triton no es el único manga en el que Osamu Tezuka utilizó la mitología clásica como base. Ahí tenemos Unico, la historia de un precioso unicornio cuya dueña, Psique, despierta la envidia de Venus (resulta curioso que, en un marco griego, se use el nombre romano de la divinidad). La muchacha es tan hermosa y amable que la diosa del amor está celosa y, para hacerle daño, le arrebata a Unico. Desde entonces, el pobre unicornio se ve obligado a vagar por diferentes lugares y épocas. Céfiro, por orden de Venus, se encarga de llevarlo de un sitio a otro.

Aunque la mitología es aquí un marco en el que se insertan otros mundos y épocas, Unico hace algún viaje a la Grecia clásica. Y se encuentra, por ejemplo, con la temible esfinge a la que Edipo derrotó.

Además, también está Fénix, la gran obra del dios del manga. Aunque no trata específicamente de mitología clásica (de hecho, se trata de un recorrido por la historia humana a través de la figura del fénix, que representa la reencarnación), uno de sus episodios la toma como trasfondo. Tezuka narra una historia de amor en el contexto de la guerra de Troya y nos cuenta su propia versión de los hechos.

Olympus no Pollon, de Hideo Azuma

¿Y si hablamos ahora de una versión de los mitos clásicos más desenfadada y un tanto gamberra? Eso es precisamente lo que nos encontramos en Olympus no Pollon. Hideo Azuma ya había publicado varios mangas cuando se decidió a utilizar la griega en uno de ellos. Y así nació Pollon, hija de Apolo, que se ve envuelta en todo tipo de aventuras con un único objetivo: convertirse en una verdadera diosa.

Olympus no Pollon es una pequeña enciclopedia de mitos griegos, vistos con humor y conectados siempre con el presente y con Japón. En el Olimpo están los dioses, sí, y se visten con sus túnicas y sus tocados griegos. Pero también fuman, escuchan a Elvis Presley y odian madrugar para trabajar; beben sake y comen con palillos; conviven con criaturas del folclore japonés. Azuma crea un Olimpo muy cotidiano y cercano a sus lectores que guarda muchas sorpresas.

Arion, de Yoshikazu Yasuhiko

Y de un Olimpo muy poco serio pasamos a otro que se rige por el engaño, la traición y la lucha por el poder. Porque ese ambiente es el que Yoshikazu Yasuhiko creó para su manga Arion, la historia del hijo de Poseidón y Deméter. Tras ser engañado por Hades, el muchacho es entrenado en el mundo de los muertos para poder enfrentarse a los dioses. Sin quererlo, Arion se ve envuelto en los conflictos que marcan la vida de las divinidades griegas.

Arion es un manga en el que se entretejen muchos mitos griegos (e incluso alguna alusión a Roma) para configurar una historia menos amable que la de la pequeña Pollon. Hay quien incluso la ha puesto en relación con Hesíodo, uno de los poetas griegos más importantes, y la cosmogonía propuesta por él en sus obras.

Olympos, de Aki

La historia no es como siempre nos la han contado. Los mundos de los dioses y los seres humanos están separados por un abismo y a los mortales lo único que les queda es aferrarse a sus propias invenciones. Porque los dioses no necesitan unas estatuas ni unos rituales que les resultan ridículos, pero los mortales necesitan creer que, de esa forma, conseguirán su apoyo.

Este es el punto de partida del manga Olympos, en el que Aki crea una nueva versión de la historia de Ganimedes: a diferencia de lo que dicen los mitos, el príncipe troyano no es raptado por Zeus, sino por Apolo. Lo único que buscaba el dios era una solución a su aburrimiento de criatura inmortal. Pero Ganimedes no está conforme con su nueva situación e intenta escapar de todas las maneras que se le ocurren, aunque la tarea se le antoja imposible. Mientras, los dioses continúan observando con curiosidad y diversión el mundo de unos humanos que creen conocerlos perfectamente.

En Olympos, Aki utiliza la mitología griega para construir una historia que nos deja muchos interrogantes. ¿Qué es preferible: una vida efímera o una eternidad de aburrimiento? ¿Hasta qué punto estamos seguros de que lo que siempre hemos creído que es verdadero? ¿Es la divinidad una condena?

Y, por cierto, si os gusta la arqueología, hay un cameo de Schliemann, el millonario que excavó las ruinas de Troya.

 

Y, con esto, termino el artículo de hoy. Espero que os haya gustado esta pequeña introducción. 😊 Más adelante, os iré hablando de cada uno de estos mangas en profundidad. ¡Hasta la próxima entrada!

 

Bibliografía

Aquí os dejo una lista de artículos que utilicé para mi TFG y en los que se habla de manganime y cultura clásica, por si queréis leer más. 😊 Están en inglés y en italiano.

Amato, Eugenio (2006). “Da Omero a Miyazaki. La mitologia classica Negli «anime» (e nei «manga») giapponesi: spunti per una futura ricerca”, Anabases. Traditions et réceptions de l’Antiquité, (4), pp. 275-280. Disponible en: <https://journals.openedition.org/anabases/3020>.

Castello, Maria G. & Scilabra, Carla (2015). “Theoi becoming Kami: Classical mythology in the anime world”, en Carlà, Filippo & Berti, Irene (eds.). (2015). Ancient Magic and the Supernatural in the Modern Visual and Performing Arts, Londres: Bloomsbury, pp. 177-196.

Scilabra, Carla (2018). “When Apollo tasted sushi for the first time. Early examples of the reception of Classics in Japanese comics”, en Bièvre-Perrin, Fabien & Pampanay, Élise (eds.), Antiquipop: La référence à l’Antiquité dans la culture populaire contemporaine, Lyon: MOM Éditions, pp. 253-266. Disponible en: <https://books.openedition.org/momeditions/3371>.