lunes, 31 de agosto de 2020

Reseña: Don't like this

Hay mangas que llaman la atención desde el primer momento en que los ves, ya sea por su sinopsis, ya sea por la portada, ya sea por cualquier otra cosa. Eso fue lo que me ocurrió a mí cuando Ediciones Fujur anunció que iban a publicar en España Don’t like this, de Kaori Tsurutani. Este título, que comenzó como web cómic, despertó mi curiosidad por el estilo de la mangaka, pero cuando leí la sinopsis decidí que tenía que leerlo. ¿Un manga sobre una chica que, gracias a su afición a la pesca, empieza a cambiar su vida? Curioso, ¿verdad?

No sabía muy bien qué iba a esperarme en sus páginas. Lo que sí tenía claro es que, de una forma u otra, me iba a sorprender. Y me encontré una historia llena de calidez que me encantó, de esas que te hacen reconciliarte con el mundo. ¡Empezamos la reseña! 😊

La importancia de las casualidades

Megumi Yoshida nunca se ha planteado pescar. Su vida transcurre en una casa que sus parientes le han prestado y donde no termina de sentirse a gusto, entre las pantallas de su ordenador y su tableta gráfica. Esta joven diseñadora de social games —videojuegos para redes sociales— es una persona solitaria, encerrada en su mundo. Hasta que el mensaje de una amiga lo trastoca todo. Una inocente pregunta —“¿tu nuevo barrio es un buen lugar para ir de pesca?”— hace que Megumi empiece a interesarse por una nueva afición que la ayudará a salir, poco a poco, de su refugio, a conocer nuevas personas, a vivir nuevas experiencias.

Don’t like this es una historia sencilla, centrada en lo cotidiano, que se desarrolla en capítulos muy breves, con las cosas que a Megumi no le gustan como título. Cada uno de ellos es una pequeña ventana a la vida de la protagonista: su trabajo, sus amistades… y, por supuesto, su hobby más reciente. A medida que avanzamos en la lectura, aprendemos con Megumi curiosidades sobre el mundo de la pesca y cómo una actividad tan peculiar puede ampliar nuestros horizontes.

La quietud del día a día


Don’t like this no es un manga lleno de sobresaltos. No tiene una trama repleta de acción, en la que continuamente ocurren acontecimientos sorprendentes que dejan al lector con la boca abierta. Kaori Tsurutani nos propone seguir a Megumi en su día a día, y es eso lo que obtenemos. También lo deja claro en el nombre de los capítulos, que hacen referencia a elementos tan cotidianos como una casa, un recado, un olor, horas extra en el trabajo, tormentas y, por supuesto, utensilios relacionados con la pesca. Pero eso no quiere decir que nos encontremos ante una historia aburrida o plana. Don’t like this habla de pequeños cambios, y como lectores acompañamos a Megumi en su evolución diaria. Poco a poco, la solitaria diseñadora de videojuegos va cambiando su forma de vida: abandona su nido, esa casa que tan ajena le parece, con mayor frecuencia, entabla conversación con personas que de otro modo no habría podido conocer, prueba nuevas recetas de cocina. La Megumi del principio del manga no es la misma que vemos al final: sigue disfrutando de su soledad, pero también de reunirse con su pequeño círculo de amigos, y escapa de su rutina de trabajo gracias a la pesca. 

Pero, además, Don’t like this encierra lecciones muy valiosas, como que hay que disfrutar de las pequeñas cosas. Puede parecer que muchas de ellas son negativas, pero, en el fondo, siempre se les puede encontrar el lado bueno. Y así nos lo muestran los nombres de los capítulos, que casi siempre empiezan con ese ‘don’t like this’ presente también en el título del manga. Un engorroso día de tormenta puede traernos también un buen rato con nuestros amigos. Superar la vergüenza de preguntarle al encargado de una tienda puede conseguir que establezcamos una nueva amistad. ¿Y qué hay de las técnicas de pesca? Megumi, como principiante que es, no está familiarizada con todas, por lo que algunas herramientas le resultan difíciles de utilizar. Sin embargo, esos momentos de fastidio terminan convirtiéndose en instantes especiales, un paso más en su nueva vida. 

Don’t like this nos enseña que cualquier pequeña molestia cotidiana puede convertirse en algo de lo que después nos acordemos con cariño. Y que nunca sabemos dónde vamos a encontrar lo que nos falta para sentirnos bien y contentos con lo que tenemos.

Kaori Tsurutani: dibujar lo cotidiano

En lo que respecta al estilo, Don’t like this está compuesto por viñetas de trazos sencillos que encajan a la perfección con la historia que Kaori Tsurutani nos cuenta. Sencillez en el dibujo para una trama que se caracteriza precisamente por eso, por hablar de las pequeñas cosas, de los detalles de la vida diaria. Cuando hojeamos el manga, nos encontramos con unos trazos que delinean personajes entrañables y paisajes propios de una ciudad japonesa en los que se respira calma. Nos sentimos a gusto entre sus páginas, unas páginas acogedoras para el lector. 

 

Con esto termino la reseña de hoy. 😊 Espero que le deis una oportunidad a Don’t like this. Es un manga perfecto para relajarse y leer en una tarde tranquila. Os espero dentro de unos días con una nueva entrada sobre manganime y mundo clásico. ¡Hasta la próxima!

martes, 25 de agosto de 2020

Manga y mundo clásico: la pequeña diosa que quería una madre

En julio os mencioné por primera vez Olympus no Pollon, el manga en el que Hideo Azuma nos cuenta las aventuras de una diosa muy traviesa que pone el Olimpo patas arriba. Esta pequeña enciclopedia de mitos clásicos es un muy buen ejemplo de cómo los mangakas han conseguido adaptar a la suya una cultura totalmente ajena, como ya os mencioné. Hideo Azuma consigue que la mitología grecolatina se vuelva cercana a sus lectores, unos lectores que no tienen por qué conocerla, a través del humor y la utilización de elementos propios de la cultura japonesa.

Realmente, hay muchas cosas que podrían decirse de Olympus no Pollon, tantas que no caben en una única entrada. Por eso, hoy voy a centrarme en el episodio de Apolo y Dafne, en el que Hideo Azuma aprovecha además un mito japonés para ofrecernos una nueva visión de esta historia. ¡Veamos cuál es la ocurrencia de Pollon para alterar la vida de los dioses! 😊

Dafne: uno de los amores no correspondidos de Apolo

Apolo y Dafne, de Bernini.

Apolo no es uno de los dioses más afortunados en el amor. Algunos de sus amantes murieron, como Jacinto, y otros simplemente rechazaron sus atenciones. Ese es el caso de Casandra, princesa troyana a la que el dios le concedió el don de la profecía, aunque Apolo la condenó a que nadie creyera en sus palabras. Y es, por supuesto, el caso de Dafne, la ninfa que protagoniza el mito del que voy a hablaros hoy y que tanta influencia ha tenido en el arte occidental. Son muchos los pintores, escultores, poetas…, que han recreado la historia de amor frustrado de Apolo. Una de las obras más famosas es la escultura de Bernini. ¡Pero también en la literatura española tenemos ejemplos! Por poner uno, Garcilaso de la Vega, en su Soneto XIII, nos muestra al dios arrodillado frente a la ninfa y de su dolor nos dice: ¡Oh miserable estado, oh mal tamaño,/que con llorarla crezca cada día/la causa y la razón por que lloraba!

El autor latino Ovidio nos cuenta la historia de Apolo y Dafne en el primer libro de sus Metamorfosis. Apolo se vanagloriaba de haber matado a la terrible serpiente Pitón y menospreciaba a Cupido —Eros en la mitología griega— por dedicarse a los amores, impropios de los valientes. Pero Cupido, lejos de aceptar las palabras del dios, se vengó con la misma arma de la que Apolo se burlaba. Le disparó una flecha de oro para que se enamorara de Dafne, mientras que a ella le tocó la de plomo, que provocaba rechazo. 

Apolo y Dafne, de John William Waterhouse.

Dafne deseaba permanecer virgen, así que no quiso oír hablar de los amores de Apolo. Y huyó de él. Sin embargo, el dios no podía aceptar su negativa y empezó a perseguirla entre súplicas. La ninfa sintió que sus fuerzas flaqueaban, por lo que le pidió ayuda a su padre, el río Peneo según Ovidio —en otras versiones, el nombre cambia—, que la convirtió en un laurel. Hasta transformada en árbol Dafne rechazaba a Apolo, como el propio poeta nos dice:

 

Hanc quoque Phoebus [amat, positaque in stipite dextra

sentit adhuc trepidare novo [sub cortice pectus

complexusque suis ramos, [ut membra, lacertis

oscula dat ligno: refugit [tamen oscula lignum.

(Ov. Met. I, 552-555).

 

 

También la ama Febo y, tras colocar su mano derecha en el tronco, siente que su pecho aún se mueve bajo la nueva corteza, y, abrazando sus ramas con los brazos, como si fueran miembros, da besos a la madera: sin embargo, la madera rehúye sus besos.

 

 

Apolo eligió entonces que el laurel sería su árbol, el que adornaría las sienes de los poetas.

Amaterasu: la diosa que condenó al mundo a la oscuridad

¿Y con qué mito decide Hideo Azuma fusionar el de Apolo y Dafne? Con uno sobre Amaterasu, la diosa sintoísta del sol. Podría parecer que no tiene mucho que ver con la historia contada por Ovidio, pero, en el fondo, están relacionadas. Apolo, dios de las artes, de la música, de los oráculos, dios flechador y médico, se identificó con el sol ya en la Antigüedad. ¡Y eso que los griegos tenían a Helios!

Este mito aparece recogido en el Kojiki, la primera obra literaria de Japón, en la que se cuentan tradiciones del país del sol naciente desde la era de los dioses hasta la emperatriz Suiko (siglo VII). Según el Kojiki, el dios Susanô comenzó a destruir los arrozales y las tierras de Amaterasu porque la diosa lo había superado cuando ambos habían engendrado hijos. No contento con eso, esparció excrementos sobre los altares donde se ofrecían los primeros frutos de la cosecha, e incluso irrumpió en la estancia sagrada de Amaterasu para lanzar un caballo celestial que él mismo había desollado. La visión fue tan horrible para la hilandera que allí se encontraba que, al intentar huir, se clavó la lanzadera de su telar y murió. 

Amaterasu saliendo de la cueva. Shunsai Toshimasa.

La diosa, horrorizada, no pudo soportarlo más y se encerró en la Casa Rocosa del Cielo. El mundo entonces se sumió en la oscuridad. Los demás dioses, preocupados por la situación, se reunieron para solucionar el problema… y trazaron un plan. Reunieron a todos los gallos del mundo para que no dejaran de cantar, fabricaron un espejo que colocaron frente a la cueva, además de un rosario de jade. Consultaron a un oráculo y después colgaron de un árbol tanto el rosario como unas telas de algodón y lino, objetos que fueron bendecidos. Uno de los dioses, Ame-no-ta-jikara, se ocultó al lado de la caverna que servía de refugio a Amaterasu, mientras su compañera Ame-no-uzume-no-mikoto se ponía a bailar con frenesí frente a la cueva. El baile hizo que se le soltara el cíngulo de la túnica, por lo que se le vieron los pechos y sus partes íntimas. Los dioses comenzaron a reírse a carcajadas.

Amaterasu se preguntó qué estaba ocurriendo fuera. Al asomarse, se sorprendió al verse reflejada en el espejo que los demás dioses habían colocado delante de la cueva. Ame-no-ta-jikara aprovechó para agarrarla y sacarla de su escondrijo. La luz entonces volvió al mundo.

El día en que Pollon quiso una madre

© Hideo Azuma 2005.

Hideo Azuma toma la historia de Dafne y la de Amaterasu para crear su propia versión, una más gamberra y alocada. Todo empieza cuando la pequeña Pollon visita a su amigo Eros. Al verlo con su madre, Afrodita, se apena y añora lo que ella no ha tenido. Le pregunta a su padre, Apolo, pero lo único que él puede ofrecerle es una desgraciada historia de amor. Ya he mencionado que este dios no tenía mucha suerte con sus amantes, ¿verdad?

Así que Pollon decide solucionar el problema por sí misma. Le coge el arco y las flechas a Eros y los prueba en su padre. Para Hideo Azuma, también es Eros/Cupido el culpable del enamoramiento de Apolo, aunque no sea su causante directo. 

© Hideo Azuma 2005.

Entonces, empieza el humor. Apolo se vuelve loco —literalmente— de amor, y empieza a comportarse de una manera absurda y ridícula. ¡Hasta les pide matrimonio a varios animales! Su desesperada búsqueda termina cuando conoce a Dafne, que, por supuesto, lo rechaza. Y el dios vuelve a humillarse. Se transforma en insecto, esquiva las rocas que Dafne le lanza, atrapa con los dientes las flechas que le dispara la ninfa. Se arrastra por el suelo para evitar que huya. Pero nada de eso le sirve: Dafne se transforma en laurel. Eso sí, sin ayuda de su padre. Y Hideo Azuma tampoco se recrea en la transformación que con tanto detalle cuenta Ovidio en las Metamorfosis: Apolo, para terminar de humillarse, de pronto se encuentra abrazando a un árbol que tiene el rostro de Dafne y que lo sigue mirando con desprecio.

Los intentos de Pollon por conseguir una madre se frustran, igual que el amor de Apolo. 

El Olimpo se sume en las tinieblas

© Hideo Azuma 2005.

El dios griego se siente devastado. Y Hideo Azuma le hace tomar una decisión que extrae de su propia cultura, de sus propios mitos: se encierra en una cueva, como Amaterasu. Hay otros detalles de la historia narrada en el Kojiki que se mantienen: los dioses se reúnen —esta vez, frente a la cueva— y le ruegan a Apolo que termine con su encierro. Algunas de sus súplicas son de lo más divertidas: Poseidón le ofrece daifuku, un pastelito de arroz relleno, y Dioniso y sus acompañantes le dicen que lo necesitan para sus juegos de mesa.

A diferencia del mito japonés, las divinidades griegas no idean un plan. Eso queda en manos de Pollon que, por casualidad, termina en el fondo del mar, en la casa del doctor Nahaha. Hideo Azuma le da una nueva vuelta de tuerca a la historia de Apolo y Dafne para mezclarlo con elementos propios de la fantasía y la ciencia ficción. Nahaha es un científico que vive bajo el agua, rodeado de tecnología, y resulta tener la solución a los problemas de Pollon: una poción que permitirá devolverle su forma original a Dafne. El brebaje surte efecto y los dioses gritan, sorprendidos. Es entonces cuando Apolo decide salir de la cueva.

Al igual que en el mito de Amaterasu, Apolo abandona su refugio al escuchar un escándalo, pero las razones son diferentes. No hay carcajadas. Tampoco hay un espejo que refleje al dios, sino una muchacha cuya belleza admira y que es capaz de arrastrarlo al exterior.

El desastre final

Pero las cosas no pueden ser tan fáciles. No, al menos, en el mundo de Pollon. La poción de Nahaha no solo hace que Dafne vuelva a ser ella misma, sino que la transforma en un monstruo que empieza a perseguir a Apolo, aunque no para ofrecerle su amor precisamente. El científico le da a Pollon otra poción que busca arreglar el lío, pero que únicamente consigue enredar más la situación. Apolo, Dafne y el resto de los dioses empiezan a transformarse rápidamente en monstruos de distinta clase, su forma va cambiando una y otra vez, hasta que todos terminan siendo árboles.

Tetis y Peleo.

Esa rápida transformación recuerda a otros episodios de la mitología clásica. En muchos de ellos, los dioses se convierten en animales o plantas por diversas causas. Este es el caso de Tetis, la madre de Aquiles, a quien Peleo atrapó para poder casarse con ella. La diosa se transformó en multitud de bestias, pero Peleo no la soltó en ningún momento y ella terminó accediendo a casarse con él. Así aparece representada en muchas vasijas y platos griegos: Peleo abrazado a ella y Tetis rodeada de los animales cuya forma adopta. Pero no es el único caso: en el canto IV de la Odisea, Menelao, rey de Esparta y esposo de Helena de Troya, se vio obligado a atrapar al dios marino Proteo para que le revelara el camino de vuelta a casa. Aunque se convirtió en león, dragón, pantera, jabalí, agua y un árbol, Menelao no lo soltó.

© Hideo Azuma 2005.

¿Cómo termina la historia de Pollon? Con un castigo, claro. Apolo es un padre estricto y no va a dejar las cosas así. Aunque claro, primero tiene que dejar de ser un laurel.

Como vemos, Hideo Azuma mantiene elementos del mito grecolatino —la implicación de Eros, la persecución de Apolo, el rechazo de la ninfa incluso cuando ya se ha transformado— y de la historia de Amaterasu —la reunión de los dioses, los gritos para que la divinidad abandone la cueva, la oscuridad del mundo—. Pero también es capaz de reinterpretarlos y contarnos su propia historia.

 

Hasta aquí la entrada de hoy. 😊 ¡Espero que os haya gustado! Os espero dentro de unos días. ¡Hasta entonces!

[Por desgracia, Olympus no Pollon no está editado en España, pero podéis leer la edición italiana, publicada por Magic Press. Al hacer clic en las imágenes de las obras de arte, se puede acceder a su fuente].

miércoles, 12 de agosto de 2020

Reseña: Endevi

Kamome Shirahama se ha convertido en una de las mangakas más queridas del panorama editorial español desde que Milky Way Ediciones publicó el primer tomo de Atelier of Witch Hat. Y no es para menos. En este manga, en el que Shirahama sigue las peripecias de cuatro aprendices de magas, se unen una trama interesante y un dibujo detallado y preciosista que ha fascinado a cientos de lectores. El éxito de la serie ha sido tal que incluso se han publicado ediciones especiales de varios de sus tomos, ¡y no han tardado en agotarse!

Pero hoy no quiero hablaros de Atelier —que, por cierto, es un manga que me encanta, así que os animo a darle una oportunidad—, sino de otra de las obras de Kamome Shirahama: Endevi. Una historia anterior a Atelier breve y divertida, ideal para leer ahora en verano, también publicada por Milky Way Ediciones. ¡Empezamos! 😊

La historia de una amistad… curiosa

© Kamome Shirahama 2013.

Endevi está protagonizado por Eniale, un ángel, y Dewiela, un demonio. Aunque siempre están discutiendo y peleándose, y por difícil que pueda parecer, ambas son muy buenas amigas. No importa que pertenezcan a mundos demasiado diferentes como para entenderse: ambas comparten su pasión por la moda, se ayudan a su manera cuando se encuentran en problemas… y siembran el caos en la Tierra, pese a que sus intenciones sean totalmente distintas. Llega un momento en que alteran tanto la vida de los mortales que llaman la atención de un agente de policía de Nueva York, exorcista en sus ratos libres, que empieza a seguirles la pista para averiguar qué es lo que está sucediendo… y atrapar a las culpables.

© Kamome Shirahama 2013.

En los tres tomos de los que se compone Endevi, seguimos a Eniale y Dewiela por todo el mundo. En cada capítulo, las dos protagonistas se enfrentan a un problema diferente que resolver: un bebé abandonado, una niña que pretende curar la terrible enfermedad de su madre, almas perdidas que buscan un refugio tras su muerte… Y claro, muchas veces sus intereses chocan. Eniale y Dewiela, el cielo y el infierno, compiten para salirse con la suya. Esa lucha suele terminar en desastre o en una locura que copa los telediarios de todas las cadenas alrededor del mundo. ¡No todos los días se ven perros gigantes, plagas de zombis o nuevos modelitos para la Estatua de la Libertad!

El día a día en el cielo y el infierno

Uno de los puntos fuertes de Endevi son, por supuesto, sus dos protagonistas. Tanto Eniale como Dewiela son mucho más que un ángel y un demonio: tienen sus propios intereses y gustos, y son capaces de dejar a un lado los prejuicios de los suyos para divertirse en compañía de la otra. Además, entre ellas hay una relación de amor-odio muy divertida. Son capaces de irse juntas de compras a las boutiques más exclusivas de París y, al momento siguiente, de disputarse un alma o discutir porque la una le ha robado el maquillaje a la otra. Pese a todo, lo que siempre prevalece es su amistad, muy importante para las dos, aunque no siempre quieran admitirlo.

© Kamome Shirahama 2015.

Pero Shirahama no solo acerca el cielo y el infierno a los lectores a través de Eniale y Dewiela. En las páginas del cómic, la mangaka nos muestra una versión mucho más cotidiana y gamberra de ambos. Ángeles agotados por el estrés del trabajo, que publican sus fotos de vacaciones en la red social del cielo, que se dejan fascinar por la elegancia y belleza de la moda humana, ¡y por la tecnología! Demonios que apuestan las almas que han recogido al ajedrez, que disfrutan de una buena comida casera en compañía de los humanos, que se encargan de la construcción y remodelación de balnearios si se les paga una buena suma de dinero. Los personajes que pueblan las páginas de Endevi están muy lejos de la imagen solemne y seria que tenemos en mente de los ángeles y los demonios. Cumplen con su trabajo tradicional, sí, representan el mal y el bien, pero tienen matices. La propia Eniale es un buen ejemplo: aunque se trata de un ángel y busca cumplir con su función, también es ambiciosa. E incluso Dewiela no siempre es tan mala como aparenta. 

© Kamome Shirahama 2013-2015.

Y es esa cotidianeidad lo que permite el humor del manga —además de los muchos desastres que causan Eniale y Dewiela, claro—. Los ángeles y los demonios se enfrentan a problemas muy similares a los nuestros, tienen sus deseos y preocupaciones. No quieren ser degradados si no cumplen con su trabajo, necesitan descansar y disfrutar de sus vacaciones, temen que sus compañeros los metan en problemas que afecten a su día a día y a su vida laboral. 

Kamome Shirahama: un dibujo que enamora

© Kamome Shirahama 2013.

Pero Endevi no solo tiene una historia que asegura risas y diversión. El manga se caracteriza, además, por un dibujo muy detallado y precioso, un poco menos pulido que el de Atelier, pero muy cuidado. Basta con echar un vistazo a las portadas o a las ilustraciones que introducen cada capítulo para dejarse fascinar por el buen hacer de Shirahama. También destaca el diseño de los personajes, tanto de las dos protagonistas como de los personajes secundarios. Los ángeles y los demonios tienen su propia personalidad y rasgos, aunque salgan en un único capítulo del manga.  

 

¡Hasta aquí la reseña de hoy! 😊 ¿Habéis leído Endevi? Si todavía no lo habéis hecho, os lo recomiendo: os aseguro que pasaréis un buen rato. Os espero dentro de unos días con una nueva entrada sobre manga y mundo clásico. ¡Hasta entonces!