sábado, 18 de julio de 2020

Reseña: la guerra según Fumiyo Kouno y Kyo Machiko

Si hay algo que define al siglo XX son las guerras. Hasta entonces, jamás un conflicto había involucrado a tantos países y había acabado con la vida de tantas y tantas personas. Las dos guerras mundiales dejaron una huella tan profunda en todo el mundo que duele incluso en nuestro presente, pese al tiempo transcurrido desde entonces.

En la entrada de hoy, voy a hablaros de dos mangas que tratan sobre la Segunda Guerra Mundial y sus consecuencias. Fumiyo Kouno y Kyo Machiko se atreven a adentrarse en el conflicto y en lo que generó para hacerlo suyo y contarnos dos historias impactantes cuyos protagonistas buscan sobrevivir en un mundo que, de repente, se ha convertido en un infierno. Cuando la editorial Kodai anunció sus licencias, supe que iban a gustarme mucho, pese a su dureza. Y acerté. Además, me hacía especial ilusión que publicaran algo de Kyo Machiko, una autora que, personalmente, me encanta. ¡Empecemos!

Enfrentarse a los fantasmas: La ciudad al atardecer. El país de los cerezos, de Fumiyo Kouno

Fumiyo Kouno decidió hacer frente a lo ocurrido en Hiroshima, donde nació, para profundizar en un episodio terrible de la historia de Japón que, sin embargo, resultaba ajeno a muchas personas. El tiempo siempre pone distancia. El miedo y el horror terminan quedándose en el recuerdo de algo que sucedió hace mucho. Pero Fumiyo Kouno quería hablar sobre la bomba atómica y todo lo que había causado no solo en quienes la sufrieron, sino en generaciones posteriores. Así nació La ciudad al atardecer. El país de los cerezos, que Glénat/EDT publicó por primera vez en 2007 y que nos llega ahora de la mano de Kodai para recordarnos de nuevo que hay muchos acontecimientos terribles en el pasado de la humanidad, pero que, a pesar de todo, de las cenizas de un mundo destruido puede renacer la esperanza.

El manga incluye dos historias interrelacionadas entre sí. En la primera, La ciudad al atardecer, Fumiyo Kouno nos cuenta la historia de Minami, una superviviente de la bomba atómica. Aunque a su alrededor la gente parece haber pasado página, ella se siente incapaz de hacerlo. Los recuerdos de los cadáveres, los heridos, la destrucción y el horror siguen muy presentes en su cabeza y le impiden alcanzar la felicidad. Por su parte, El país de los cerezos se centra en el hermano de Minami, Asahi, y su familia, muchos años después de los sucesos de La ciudad al atardecer. Asahi regresa a Hiroshima para enfrentarse a sus fantasmas y su hija lo sigue para comprender mejor a su padre. Su viaje le sirve para reconciliarse con un lugar que, hasta entonces, había querido desterrar al olvido.

© Fumiyo Kouno 2003.

La ciudad al atardecer. El país de los cerezos es un manga que ahonda en los sentimientos de los supervivientes de una catástrofe, de quienes son incapaces de olvidar el horror que han vivido, pero también en cómo las generaciones posteriores se enfrentan al pasado. En el caso de Minami, la culpa por seguir viva y no haber sucumbido a causa de la bomba, como sus padres y sus hermanas, hace que el día a día se le haga terriblemente difícil. El amor, las sonrisas, continuar viviendo simplemente. Todo eso le está vedado. Y justo cuando consigue empezar a aceptar que ella no pudo haber evitado lo sucedido un acontecimiento viene a truncar su futuro. La ciudad al atardecer nos recuerda, por una parte, que no debemos olvidar el lado más espantoso de la historia para no repetir los mismos errores, que la vida no siempre se porta de la manera más justa. Pero no por ello uno debe desfallecer. Los protagonistas de El país de los cerezos lo demuestran: son ese futuro surgido de las cenizas del que hablaba al principio, la prueba de que, después del horror, se puede seguir adelante. Fumiyo Kouno nos ofrece una historia muy triste, sí, pero también llena de esperanza. Hay que recordar; sin embargo, uno no puede anclarse a su pasado para siempre.

© Fumiyo Kouno 2003.

A todo ello se suma el estilo particular de Fumiyo Kouno, bonito e inocente. Eso no le impide mostrar con crudeza lo ocurrido durante la guerra: no solo seguimos a los protagonistas en su vida cotidiana, sino que también nos asomamos a lo que se vivió durante el conflicto. Minami, por ejemplo, se imagina rodeada de cadáveres en uno de los momentos más felices de su vida, un recurso que le sirve a Kouno para representar sus sentimientos de manera metafórica. El pasado y el presente de los personajes se entremezclan para dar vida a una historia a la que, sin duda, merece la pena darle una oportunidad.

Crecer entre armas y bombas: Cocoon, de Kyo Machiko

Y si Fumiyo Kouno prefiere centrarse en las consecuencias de la guerra Kyo Machiko se adentra directamente en el conflicto, con sus atrocidades y su crudeza, en su manga Cocoon. La fascinación que la guerra despierta en muchos jóvenes, frente al miedo que le suscitaba a ella, es el punto de partida que la mangaka utiliza para crear una historia llena de crueldad que, a pesar de todo, también deja lugar para la esperanza.

Cocoon sigue a San y Mayu y a su grupo de amigas del instituto, quienes, debido a que la guerra se ha recrudecido, son reclutadas como enfermeras para ofrecer asistencia médica a los heridos en el frente. Al principio, las chicas se muestran entusiasmadas porque, de alguna forma, ellas también podrán servir a su país, aunque no se jueguen la vida en el campo de batalla. Algunas sienten miedo en el instante en que deben abandonar a sus familias, pero la mayoría de ellas están emocionadas por la labor que se les ha encargado. Sin embargo, antes incluso de llegar a la cueva que les sirve de hospital de campaña, comienzan a darse cuenta del verdadero horror que ha desencadenado la guerra y que, sin que puedan evitarlo, termina alcanzándolas también a ellas.

La vida que San, Mayu y las demás habían llevado hasta el momento se ve truncada de repente. La realidad las obliga a crecer a marchas forzadas en un mundo en el que solo hay muerte. Si hasta entonces habían sido unas muchachas inocentes, con ganas de afrontar su futuro, la guerra poco a poco va haciendo mella en todas. Porque, aunque sean capaces de mantener la sonrisa en los momentos más difíciles, la situación del hospital de campaña termina robándoles su adolescencia. El olor de los cadáveres, el cansancio extenuante después de días sin dormir, la impotencia cuando son conscientes de que no pueden hacer nada por los soldados… Su trabajo como enfermeras, que les había resultado emocionante al principio, se termina revelando como una auténtica pesadilla que se vuelve aún más espantosa cuando las muchachas empiezan a ver morir a sus compañeras. De la guerra no escapa nadie, ni siquiera unas adolescentes.

© Kyo Machiko 2010.

Pese a todo, en medio de la desesperación, Kyo Machiko nos permite vislumbrar un poco de luz. Las protagonistas de Cocoon se apoyan siempre para resistir juntas, se dan esperanzas, se animan a seguir aunque las circunstancias parezcan estar en su contra. Y, cuando todo termina, quienes aún permanecen en pie no se dejan vencer por el desaliento. Eligen la vida, porque aún puede ofrecerles oportunidades. Como en el caso de La ciudad al atardecer. El país de los cerezos, no olvidan, pero no se dejan arrastrar por sus fantasmas. Deciden convertirse en supervivientes.

© Kyo Machiko 2010.

Cocoon, además de tener una historia desgarradora que nos encoge el corazón y nos hace reflexionar, está contado de manera magistral. El dibujo sencillo y un tanto infantil de Kyo Machiko contrasta con la crudeza de la guerra. La mangaka a veces opta por mostrarnos el horror de primera mano —de hecho, hay escenas increíblemente duras porque la guerra también lo es—, pero eso no le impide recurrir a un simbolismo que encaja a la perfección en su historia. Por ejemplo, los hombres que aparecen en el manga no tienen rostro: son simples sombras blancas, indistinguibles unas de otras. Destaca también la imagen de la crisálida y los gusanos de seda para hablar de las protagonistas de la historia. Hasta entonces, han vivido protegidas, aisladas de la maldad y la brutalidad del mundo real. Pero la guerra destroza esa crisálida y rompe sus alas.

Cocoon, pese a su dureza, es un manga muy recomendable. Es sincero, es directo. No pretende esconder nada, pero sí llegarnos al corazón y removernos por dentro. Y lo consigue.

 

Con esto termino la reseña de hoy. 😊 Si aún no les habéis dado una oportunidad a estos dos títulos publicados por la editorial Kodai, espero que lo hagáis. No os van a dejar indiferentes, os lo aseguro. Os espero dentro de unos días con una nueva entrada sobre manganime y mundo clásico. ¡Hasta entonces! 😊


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