Hace
unos meses, os dije que Gô Nagai, su famosísimo robot Mazinger Z y laAntigüedad grecolatina tenían bastante relación, más de la que parece a simple
vista. Pero no solo en la historia original, en la que la civilización micénica
posee una tecnología muy avanzada que le permite crear gigantes mecánicos. En Z
Mazinger, publicado en España por RBA, Nagai reimagina su propio universo
para vincularlo no con el pasado de los griegos, sino con la mitología clásica.
Esta vez, no es en Micenas donde surgen esos gigantescos robots: son los
cuerpos mecánicos de unos dioses que en Occidente conocemos bastante bien.
Zeus, Afrodita, Poseidón, Hades… Todos ellos aparecen con un aspecto muy
distinto al que tenemos en mente. De hecho, Z Mazinger, el robot pilotado por
Koji Kabuto en esta nueva aventura, tiene su origen en el cuerpo de Zeus.
© Gô Nagai 1999. |
¿Y qué
sucede en esta ocasión? Algunos de esos dioses —que, por cierto, tienen su
Olimpo particular en el espacio exterior— quieren acabar con la Tierra; otros
desean protegerla. Zeus y Afrodita están en el segundo bando; el resto, en el
primero. Y así, poco a poco, va transcurriendo la historia del manga: tras el
descubrimiento en Japón de unas ruinas que parecen griegas —donde se encuentra
el cuerpo de Zeus, que, una vez modificado, se convierte en Z Mazinger—, Koji
Kabuto se propone proteger a la humanidad con ayuda de Afrodita, mientras el
resto de los dioses hacen todo lo posible por sembrar el caos y la destrucción
en el planeta Tierra. Son muchos los personajes de la mitología grecolatina que
aparecen en el manga, reinterpretados por Gô Nagai para hacer más emocionante
su historia, y hay bastante que destacar sobre ellos. Pero hoy me voy a centrar
en un episodio concreto: el de la hidra de Lerna, ahora un monstruo mecánico
que aparece de repente en Japón. En él se ve, una vez más, cómo los mangakas
son capaces de ofrecernos una nueva lectura sobre nuestros clásicos sin dejar a
un lado su propia forma de ver el mundo. Como siempre, una advertencia: hay
spoilers de la trama, así que, si no habéis leído Z Mazinger
y tenéis intención de hacerlo, podéis volver cuando hayáis terminado. 😊
Un
monstruo casi invencible
Hércules y la hidra de Lerna, de Gustave Moreau (1876). |
Comencemos
hablando de la hidra de Lerna, que nació de la unión entre Tifón y Equidna. El
primero era mitad hombre y mitad fiera, tenía un enorme tamaño y causó muchos
problemas a los dioses olímpicos. La segunda, por otro lado, tenía parte de
mujer y parte de serpiente. Dos padres monstruosos para una criatura terrible,
una de las más famosas dentro de la mitología grecolatina. Esta serpiente
gigante tenía varias cabezas —cuyo número depende de la versión que se
consulte: unos autores afirman que eran cinco o seis, mientras que otros la
imaginan con cientos de ellas— con una característica que hacía a la hidra
prácticamente invencible: cuando se cortaban, de la herida surgían otras
nuevas, se multiplicaban. Además, su aliento era especialmente venenoso, mortal
para quien se acercase demasiado a ella.
Fue Hera
quien crio a esta terrible criatura que tanto daño causaba —destruía cosechas,
aniquilaba ganados—. Y lo hizo por una razón muy simple: celos. E ira. Había un
héroe al que ella odiaba especialmente y al que sometió a prueba desde su
nacimiento: Heracles/Hércules. Era hijo de Zeus y de Alcmena, una mortal, algo
que Hera no podía soportar —recordad que su esposo la engañaba continuamente—.
La diosa no solo intentó acabar con la vida de Hércules poco después de su
nacimiento mandándole un par de serpientes a la cuna, también lo enloqueció.
Esa locura lo llevó a matar a su esposa Mégara y a sus hijos. Aunque no lo hizo
voluntariamente, se vio obligado a purificar sus crímenes: fue entonces cuando,
siguiendo el mandato del oráculo de Delfos, el rey Euristeo le impuso sus
famosos doce trabajos. La hidra de Lerna debía servir como prueba para ese
héroe al que Hera tanto detestaba —de hecho, fue su segundo trabajo—. Y, contra
todo pronóstico, la derrotó.
Hesíodo,
en su Teogonía, nos habla de la hidra, su nacimiento y su final cuando
se refiere a la descendencia de Tifón y Equidna:
τὸ τρίτον Ὕδρην αὖτις ἐγείνατο λυγρὰ [ἰδυῖαν Λερναίην, ἣν θρέψε θεὰ λευκώλενος Ἥρη ἄπλητον κοτέουσα βίῃ Ἡρακληείῃ. καὶ τὴν μὲν Διὸς υἱὸς ἐνήρατο
νηλέι χαλκῷ Ἀμφιτρυωνιάδης σὺν ἀρηιφίλῳ Ἰολάῳ Ηρακλέης βουλῇσιν Ἀθηναίης ἀγελείης. (Hes. Th. 313-318). |
En tercer lugar, a su vez engendró a la
perversa hidra de Lerna, a la que alimentó la diosa Hera, de blancos brazos,
increíblemente irritada con el robusto Heracles. Y a esta el hijo de Zeus,
Heracles el Anfitriónida, la mató con su implacable bronce, con la ayuda del
guerrero Yolao, según la voluntad de Atenea, que ama los botines. |
Y
Ovidio, en sus Metamorfosis, permite que sea el propio Hércules quien se
vanaglorie de su hazaña. Al principio del libro IX, el héroe se enfrenta con el
río Aqueloo por la mano de Deyanira, quien terminó convirtiéndose en su esposa.
Aqueloo podía transformarse, pero eso no fue un impedimento para que el héroe
lo venciese. En este pasaje, Hércules se burla de él por haberse convertido en
una serpiente, criatura a la que él puede derrotar con facilidad porque se ha
enfrentado a la más poderosa de todas: la hidra de Lerna.
«cunarum
labor est angues superare [mearum», dixit, «et ut vincas alios, Acheloe,
dracones, pars quota Lernaeae serpens eris unus [echidnae? Vulneribus fecunda suis erat illa, nec
ullum de centum numero caput est inpune [recisum, quin gemino cervix herede valentior
esset. Hanc ego ramosam natis e caede colubris crescentemque malo domui domitamque [perussi. Quid fore te credas, falsum qui versus
in [anguem arma aliena moves, quem forma precaria [celat?». (Ov. Met. IX, 67-76). |
«Es
mi tarea desde la cuna vencer a serpientes», dijo, «y, aunque derrotes,
Aqueloo, a otros dragones, ¿qué parte serás tú, una única serpiente, de la
hidra de Lerna? Fecunda por sus heridas era aquella, y ni una cabeza de las
innumerables que tenía le fue cortada impunemente; es más, su cuello se hacía
más fuerte, pues le salían dos sucesoras. A esta yo, aunque le nacían
culebras como ramas tras cortarlas y se fortalecía con su mal, la derroté y,
derrotada, la quemé. ¿Qué crees que será de ti, que, transformado en una
falsa serpiente, empleas armas ajenas y te oculta una forma precaria?». |
Heracles y la hidra de Lerna. © The J. Paul Getty Museum. |
Eso sí,
por mucho que se enorgulleciera de su hazaña, la lucha contra el monstruo no
fue nada fácil. De hecho, Euristeo ni siquiera lo consideró un trabajo válido
porque había contado con la ayuda de su sobrino Yolao, quien lo acompañó en
otras muchas de sus hazañas. Como cada vez que le cortaba una cabeza estas le
volvían a crecer, le pidió al joven que cauterizara las heridas del monstruo.
Fue así como logró salir victorioso. Pero no fue esa la única dificultad a la
que tuvo que hacer frente el héroe. Según algunas versiones, Hera, no contenta
con haber criado a la hidra, le envió un cangrejo gigante para que lo atacara y
Hércules muriera en batalla. Por supuesto, también lo venció. Posteriormente,
el animal fue transformado en la constelación de Cáncer.
Heracles y la hidra de Lerna. © The Trustees of the British Museum. |
Pese a
que la muerte de la terrible hidra de Lerna no se tuvo en cuenta para la
purificación de Hércules, fue un trabajo determinante en su futuro. Una vez
muerto el monstruo, empapó sus flechas en ese veneno que con tantos había
acabado. Estas le sirvieron para matar a algunos de sus enemigos, pero también
fueron la causa de su muerte… Un día que Hércules y su esposa Deyanira debían atravesar
un río, el héroe se la encargó a Neso, un centauro, para que la ayudara a
cruzar mientras él lo hacía a nado. Sin embargo, este intentó violar a la
joven. Hércules lo mató con una de sus flechas envenenadas. Neso, antes de
morir, le dijo a Deyanira que guardara un poco de su sangre, pues podía
emplearse como un poderoso filtro amoroso, y que la utilizara cuando sintiese
que el amor de Hércules por ella se debilitaba. Así sucedió cuando el héroe se
encaprichó de Yole. Deyanira siguió los consejos del centauro, sin saber que su
sangre envenenada le causaría tal sufrimiento a su esposo que este pediría que
lo quemasen en una pira y, de esa forma, terminar con su agonía.
La hidra
japonesa: Susanoo y Yamata-no-Orochi
Como ya
he adelantado al principio, Hércules y la hidra no son los únicos presentes en
el episodio de Z Mazinger que voy a comentar hoy: también se menciona un
mito de la cultura japonesa. Concretamente, un episodio protagonizado por el
terrible Susanoo, del que ya os hablé en la entrada que le dediqué al mito de
Apolo y Dafne en Olympus no Pollon. La historia que os voy a contar
ahora también aparece recogida en el Kojiki, la primera obra literaria
de Japón.
Susanoo,
después de ser expulsado del cielo, bajó a la tierra, concretamente a Torikami,
un lugar bañado por las aguas del río Hi, en la provincia de Izumo. El dios se
percató de que allí vivía alguien porque logró atisbar unos palillos que
arrastraba la corriente, así que se dirigió río arriba para encontrar a los
habitantes de aquel sitio. Desde luego, no esperaba encontrarse a una pareja de
ancianos y a una joven que lloraban a mares, un dios terrenal y su familia, que
vivían en la desgracia por culpa de una terrible serpiente de ocho cabezas:
Yamata-no-Orochi. La criatura había ido arrebatándole al dios a varias de sus
hijas, una cada año. La joven que lloraba a su lado era la última de ellas, y
temían que Orochi volviese a por ella para devorarla.
Susanoo y Yamata-no-Orochi, de Toyohara Chikanobu (ca. 1870). |
Susanoo
aceptó ayudarlos a cambio de que le permitieran casarse con la muchacha. Una
vez llegaron a un acuerdo, les dio una serie de instrucciones para poder vencer
al monstruo: debían preparar un aguardiente que hubiera fermentado durante ocho
días y llenar con él ocho barriles. Después, tenían que levantar un vallado
circular con ocho puertas, en las que habrían de colocar los barriles. El dios
terrenal y su familia obedecieron sin rechistar.
Poco
después, apareció Orochi, dispuesta a llevarse consigo a la muchacha. Sin
embargo, no lo logró gracias al plan de Susanoo: nada más llegar al vallado, se
bebió todo el aguardiente que habían preparado, se emborrachó, se dejó vencer
por el sueño. Y fue entonces cuando Susanoo aprovechó para descuartizarla. Sin
embargo, cuando estaba cortando su tronco, se le rompió la espada: en su
interior, Orochi guardaba otra aún más increíble, la gran espada Kusanagi, que
el dios Susanoo rescató de sus entrañas para ofrecérsela a su hermana Amaterasu
en señal de respeto.
Zeus y
Afrodita al rescate
© Gô Nagai 1999. |
Ahora,
por fin, voy a centrarme en el manga de Gô Nagai. Y es que podría decirse que
en Z Mazinger se revisita ese segundo trabajo de Hércules de una forma
muy particular: integrándolo en una trama llena de acción y robots gigantes,
modificando determinados aspectos del mito y mezclándolo con ciertos elementos
de la cultura japonesa.
Comencemos
por la propia hidra. En Z Mazinger, no pertenece al linaje de Tifón y
Equidna: es un monstruo mecánico integrado en el ejército de Poseidón. Así, es
el propio dios del mar quien la envía a Japón. Hera ni siquiera aparece. Como
acabamos de ver, la hidra no tiene demasiada relación con Poseidón, pese a ser
una criatura vinculada con el agua —vivía en el lago de Lerna—. Sin embargo, el
dios del mar era bastante dado a enviar monstruos marinos cuando quería
vengarse o castigar a los mortales. Si no, que se lo digan a Andrómeda, hija de
los reyes de Etiopía, a la que estuvo a punto de matar una de esas bestias
porque su madre había osado comparar su belleza con la de las nereidas. O a
Laomedonte, rey de Troya, a quien Poseidón le mandó una terrible criatura como
castigo por no haberle pagado el salario que les correspondía a él y Apolo
cuando construyeron las murallas de la ciudad. En el manga, Poseidón también
quiere vengarse de alguien: Afrodita, a la que Gô Nagai convierte en su hija.
© Gô Nagai 1999. |
La hidra
mecánica de Z Mazinger es, al igual que la griega, un monstruo terrible.
Afrodita alude a su fuerza y deja bien claro que es muy difícil vencerla, casi
imposible. En el mito original, es Hércules el encargado de acabar con ella, un
héroe con una fuerza sobrehumana; en el manga de Gô Nagai, son dos los dioses
mecánicos que le hacen frente: Z Mazinger y la propia Afrodita, que al
principio desea ir sola para terminar con la bestia. Un sacrificio que puede
recordar vagamente al de doncellas como Andrómeda, a la que acabo de mencionar:
era su muerte la que podía aplacar a los monstruos de Poseidón, salvo que un
héroe acudiese en su rescate. En el caso de Andrómeda, fue Perseo, que
petrificó a la bestia marina utilizando la cabeza de Medusa. De todas formas,
lo importante aquí es que, al igual que no es una persona cualquiera la que
vence a la hidra, no basta con un único dios mecánico para derrotarla.
¿Qué más
tienen en común el mito original y la versión de Gô Nagai? Que los héroes no
están solos en su tarea. Hércules contaba con Yolao, alguien bastante cercano a
él. Y lo mismo sucede con Z Mazinger y Afrodita, solo que, en su caso, no se
trata de un familiar: quien acude en su ayuda es Adonis, enamorado de la diosa
y capaz de hacer cualquier cosa por ella. Hay bastante que decir sobre la forma
en que se traslada el mito de este personaje a Z Mazinger, pero me lo
reservo para otro día. De momento, solo os digo que Adonis es uno de los
amantes mortales de Afrodita más famosos y que su historia termina en la
muerte; sucede lo mismo en el manga de Gô Nagai.
Grecia y
Japón: contra el Olimpo espacial
Pero Z
Mazinger y Afrodita no solo reciben la ayuda de Adonis para vencer a la hidra
mecánica. También Japón se une a ellos para derrotar, una vez más, a ese Olimpo
espacial que pretende acabar con los seres humanos. Y lo hace tomando como
referencia su propia cultura y utilizando, a la vez, las armas de los dioses
mecánicos contra ellos. El padre de Sayaka y sus científicos, después de
estudiar a la Afrodita mecánica y a otros muchos monstruos enviados por el
Olimpo a la Tierra, logran construir un acorazado capaz de luchar tanto bajo el
mar como en la superficie. ¿Y qué nombre le ponen? El de Susanoo, el dios que
terminó con la terrible Orochi. La hidra mecánica es una amenaza muy grave, al
igual que la serpiente de ocho cabezas del mito nipón.
Y los
misiles de Susanoo son tan efectivos como el plan que se narra en el Kojiki.
De hecho, son estos artefactos los que inutilizan el mecanismo que permite la
regeneración de la hidra. Aunque Adonis haya acudido en ayuda de Z Mazinger y
Afrodita, en realidad es el acorazado el que cumple con el papel de Yolao, tan
importante para que Hércules saliera victorioso. Recordemos que fue el joven el
que se encargó de cauterizar las heridas de la criatura.
© Gô Nagai 1999. |
Japón y
parte de la mitología griega —¡el padre de los dioses, ni más ni menos, además
de una de las diosas más importantes!— se unen para acabar con un otro
amenazante y demasiado cruel. En este sentido, creo que se le pueden aplicar a Z
Mazinger algunas de las interpretaciones que ciertos estudiosos habían
hecho de Mazinger Z —podéis leer el artículo aquí—. La propia Afrodita
afirma que, en tiempos antiguos, el Olimpo era un lugar pacífico y lleno de
amor. Sin embargo, las guerras lo corrompieron. Para poder sobresalir en
batalla, los dioses fueron desarrollando cuerpos mecánicos, es decir, emplearon
la tecnología para hacer daño. Así, me parece que se puede ver en esta historia
ese planteamiento sobre el progreso que algunos creían leer en Mazinger Z:
¿para qué sirven los avances tecnológicos? ¿Cómo debemos emplear la tecnología?
De nuevo, Z Mazinger y Koji, a los que se une Afrodita, optan por proteger a la
humanidad y salvar la Tierra, un planeta en el que aún puede encontrarse ese
amor que el Olimpo ha perdido. Por su parte, el resto de los dioses están
ciegos de odio y emplean su poder para destruir. De esta forma, nuestros
clásicos servirían como base para hacer una reflexión sobre nosotros mismos,
nuestras ambiciones y nuestra manera de avanzar hacia el futuro.
Al ser Z
Mazinger una nueva versión de la historia, es posible que esas
interpretaciones que se hicieron de la obra original de Gô Nagai permanezcan en
esta. De todas formas, sin importar la lectura que extraigamos del manga, lo
que sí puede afirmarse con total seguridad es que Nagai emplea de nuevo la
cultura grecolatina —concretamente, la mitología— para darle forma a su propio
universo, ofrecernos otra versión de su famoso robot y contarnos una historia
llena de acción y aventuras.
Con esto
termino la entrada de hoy. 😊 ¡Espero que os haya gustado! Volveré en el
futuro a Z Mazinger: me he dejado muchas cosas en el tintero y todavía
hay bastante que decir sobre la forma en que Gô Nagai reinterpreta la mitología
griega para escribir y dibujar su manga. Dicho esto, os espero dentro de muy
poco con una entrada especial con motivo del #LeoAutorasOct, una iniciativa que
busca reivindicar el trabajo de las escritoras y que propone leer, durante el
mes de octubre, obras escritas por mujeres y personas de género no binario. ¡Hasta
entonces! 😊
Bibliografía
Como
siempre, aquí tenéis una lista de las referencias que me han servido para
escribir la entrada, por si las queréis consultar. 😊
Grimal, Pierre
(1981). Diccionario de mitología griega y romana (trad. de Francisco
Payarols), Barcelona: Paidós.
Rubio, Carlos & Tani Moratalla, Rumi
(trads.) (20183). Kojiki. Crónicas de antiguos hechos de Japón,
Madrid: Trotta (primera ed., 2008).
No hemos tenido la oportunidad de leer esta reinterpretación del clásico Mazinger Z, enlazando sus robots gigantes con los mitos griegos.
ResponderEliminarSi bien, está claro que su presencia dentro del universo artístico del manga se presenta como un firme candidato en pos de convertirse en uno de los vehículos más factibles para reinventar mitologías como la que nos ocupa. Y que lo haga en series que han influido en la infancia de varias generaciones tiene mucho mérito.
Un saludo y buen texto ^^
¡Muchas gracias por vuestras palabras y por pasaros por aquí! :) La verdad es que tenéis razón con respecto a Gô Nagai. Desde luego, en «Z Mazinger» demuestra que tiene una gran capacidad para reinventar. :)
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