Ya os
comenté hace unos meses lo mucho que me gusta Taiyô Matsumoto, no solo por su
estilo de dibujo —muy personal y reconocible—, sino también por las historias
que cuenta. Todas ellas están llenas de magia, tienen algo especial. Matsumoto
siempre demuestra que su imaginación no tiene límites. Ya os hablé de GoGo
Monster, una de mis obras favoritas del autor, pero hay otros muchos
títulos en los que queda patente su capacidad para contar historias, se le
ocurra lo que se le ocurra.
Con Los
gatos del Louvre no podía ser de otra manera. Este manga, surgido de una
propuesta del propio museo francés y publicado en español por ECC, es una nueva
ventana al universo particular de Matsumoto, en el que fantasía y realidad son
dos caras de una misma moneda. Un título muy especial que me ha sorprendido,
aunque sabía desde el principio que iba a encantarme. 😊 Si os
gusta Taiyô Matsumoto, estoy segura de que lo disfrutaréis, pero también si os
acercáis por primera vez a la obra del autor.
El día a
día de uno de los museos más importantes del mundo
Por el
museo del Louvre pasan cientos de personas todos los días. Y si no que se lo
digan a Cécile, una de sus guías, a la que se suele ver por el museo seguida de
un nutrido grupo de turistas o escolares. Inmersa en su rutina, siempre se
detiene en los mismos cuadros, sobre todo en la Mona Lisa, que despierta
pasiones entre los visitantes. En general, no le suele ocurrir nada fuera de la
costumbre, pero un día, en una de sus visitas guiadas, Cécile ve un gatito blanco
entre la multitud… Y, a partir de entonces, su vida cambia por completo.
Porque
Cécile descubre que hay otro Louvre, el de por las noches, el que frecuentan
Marcel, un veterano vigilante, y su nuevo acompañante, Patrick, un muchacho
joven y recién llegado el museo. Ese Louvre vacío es el hogar de unos gatos
callejeros a los que Marcel cuida y cuya existencia mantiene en secreto para que
los animalitos no tengan problemas. Aunque no siempre se lo ponen fácil: el pequeño
Copo de Nieve se escapa con frecuencia de su refugio para pasear entre las
obras de arte que duermen en el museo. Hay algo en los cuadros que lo atrae sin
remedio.
Pero el
grupo de gatitos no es el único secreto que guarda el Louvre. Hace unos años,
en sus salas desapareció una niña, la hermana de Marcel. Y el pobre vigilante
aún tiene la esperanza de encontrarla.
Los
gatos del Louvre nos ofrece una historia en la que la
cotidianeidad y la maravilla se dan la mano para mostrarnos la particular
visión que tiene Matsumoto de uno de los museos más célebres del mundo. El
Louvre de sus viñetas va mucho más allá del edificio atestado de turistas: el mangaka
lo transforma en un lugar lleno de misterios y magia.
Dos mundos
que se entrelazan
En Los
gatos del Louvre, Taiyô Matsumoto se centra en dos realidades muy
diferentes, pero estrechamente unidas entre sí por varias razones: la de los
humanos y la de los gatos. Los primeros trabajan en el museo y lo visitan sin
preocupaciones, ajenos, en general, a los muchos secretos que guarda dentro de
sí. Los segundos, por su parte, tratan de mantenerse ocultos para poder vivir
sin preocupaciones en un refugio que les proporciona seguridad y calor cuando
en la calle las circunstancias no les son propicias.
© Taiyô Matsumoto 2017. |
Pese a que, al principio, pudiera parecer que los dos mundos están muy separados, en el fondo no es así. Humanos y gatos comparten un espacio, aunque transiten por zonas diferentes. Humanos y gatos se saltan, de vez en cuando, las normas que rigen el lugar —dos niños se esconden antes del cierre del museo para disfrutarlo sin gente; Copo de Nieve no tiene miedo a dejarse ver entre los turistas—. Y humanos y gatos ven sus realidades cada vez más entrelazadas, no solo porque Marcel, Patrick y Cécile se dediquen a cuidar a los felinos, sino porque el misterio que guardan las paredes del Louvre tiene mucho que ver con todos ellos. Poco a poco, Taiyô Matsumoto entrelaza las vidas de todos sus protagonistas para conformar un argumento que nos habla de la sensación de no encajar, de la necesidad de escapar de una realidad de la que no nos sentimos parte. No voy a decir mucho más para no destriparos la trama, pero hay personajes de ambos mundos que buscan una salida porque creen pertenecer a otro sitio. La diferencia está en cómo cada uno se enfrenta a esa búsqueda y en las decisiones que toma durante el camino.
© Taiyô Matsumoto 2017. |
Matsumoto
cuenta su historia de una manera muy poética y metafórica. Y ese es, en mi
opinión, uno de los puntos fuertes del manga. Los gatos del Louvre es,
en conjunto, un título muy interesante, pero destaca sobre todo cuando se inclina
hacia la maravilla y la ensoñación.
Un
vistazo a los secretos del Louvre: el dibujo de Taiyô Matsumoto
Como
siempre ocurre en sus obras, Taiyô Matsumoto hace gala de un dibujo increíble
que, además, en Los gatos del Louvre se ve complementado con el color
que le aporta Isabelle Merlet. Gracias a los tonos suaves de las viñetas, la
atmósfera onírica de la historia se intensifica y consigue que el lector sienta
que de verdad se encuentra en una realidad de ensueño, aunque reconozca los
cuadros y los pasillos del Louvre. Y la portentosa imaginación de Matsumoto hace
que el manga esté plagado de dibujos de gran belleza, muy sugerentes, como es
costumbre en su obra.
Otra cosa que me gusta especialmente es la manera que tiene de dibujar a los gatos. Cuando nos asomamos a la otra cara del museo, esa en la que todo es posible, Taiyô Matsumoto les otorga una figura antropomorfa. Cada gato tiene sus propios rasgos, su propia personalidad, y eso contribuye a la atmósfera mágica que empapa cada página de la historia.
© Taiyô Matsumoto 2017. |
Con esto
termino la reseña de hoy. 😊 ¡Os animo a que leáis Los gatos del Louvre
si no lo habéis hecho ya! Os espero la semana que viene con una nueva entrada
sobre manga y mundo clásico con la que estoy deseando ponerme. 😄 ¡Hasta
entonces!
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