martes, 13 de abril de 2021

Reseña: Tokyo goodbye

Creo que lo he dicho en varias ocasiones, pero me parece que la edición de manga en español está en un buen momento, aunque aún quede camino por recorrer. Ahora mismo, podemos encontrar títulos muy diferentes en las librerías, desde mangas de gran éxito en el país del sol naciente a importantes clásicos. El manga alternativo también tiene un hueco en el mercado y son cada vez más los títulos de autores underground de los que podemos disfrutar. 

Una de las editoriales que se dedica a la publicación de este tipo de historias es Gallo Nero. Ya cuenta con unos cuantos volúmenes de mangakas de la revista Garo, que vio la luz en 1964 y en cuyas páginas se daban cita historias fuera de la norma, llenas de creatividad y muchas veces de carácter experimental. Hoy voy a hablaros de uno de ellos, que acaba de salir a la venta: Tokyo goodbye, de Ôji Suzuki. Lo anunciaron hace ya unos meses y me llamó bastante la atención, así que me hice con él en cuanto pude. Me ha parecido un título muy especial y tenía ganas de hablar de él en el blog. 😊 ¡Vamos a ello!

Instantes fragmentados, vidas fragmentadas

Un niño que ansía una radio pese a los problemas económicos de su padre. La soledad de dos jóvenes cuyos destinos se cruzan en verano. La oscuridad de una noche de nostalgia y recuerdos que se han quedado tan solo en eso. La lluvia que arrecia mientras uno busca su camino en un mundo en el que es tremendamente difícil sentir que se pertenece a un sitio. La pérdida de un amigo a quien no se pudo ayudar. La ausencia de una madre. La imaginación como vía de escape a un mundo que no ofrece más que tristeza. El dolor y el fracaso que se acallan, una y otra vez, con alcohol.

© Ôji Suzuki 1988.

Estos y otros muchos son los elementos a partir de los que Ôji Suzuki construye los once relatos que componen Tokyo goodbye. Once historias que se convierten en una ventana a la vida de sus protagonistas y nos permiten asistir como espectadores a instantes de su día a día, compartir con ellos algunas de sus inquietudes y acercarnos a lo que piensan y sienten. Eso sí, lo que el autor nos muestra es tan solo la punta del iceberg: somos nosotros, como lectores, quienes tenemos que completar sus elipsis con nuestra intuición. Tokyo goodbye no es una lectura fácil ni para todo tipo de público, lo que, por supuesto, no le quita interés. De hecho, ese es, en mi opinión, uno de los aspectos más valiosos del manga: el reto que Ôji Suzuki nos propone y la posibilidad de seguir construyendo a partir de los cimientos que asienta, de interpretar lo que sucede desde nuestra propia perspectiva.

Una vida teñida de melancolía

© Ôji Suzuki 1988.

Si hay una palabra que defina la totalidad de las historias recogidas en Tokyo goodbye es melancolía. Los once relatos tienen argumentos diferentes con personajes distintos, pero se caracterizan por esa nota común que nos hace cerrar el tomo con el corazón encogido. La melancolía puede tener fuentes muy diversas: la nostalgia por los recuerdos y la vida que una vez tuvieron los personajes, la tristeza por la pérdida de un ser querido, la necesidad de creer que puede haber un mañana un poco mejor. Tokyo goodbye es un volumen repleto de niños atrapados en ciudades que les ofrecen pocas oportunidades, de perdedores que transitan en medio de la incertidumbre y la frustración, de solitarios que buscan una salida a sus problemas, muchas veces sin éxito. Pero también hay jóvenes que se centran en su presente para disfrutarlo y personas que rememoran pequeños instantes de felicidad. La melancolía que tiñe las historias no siempre sume a sus protagonistas en la desesperanza: de vez en cuando, les permite atisbar un poco de luz.

Para mí, Tokyo goodbye ha sido una lectura de sensaciones, tanto por los relatos en sí como por lo que sucede una vez terminan. La elipsis continua que utiliza Ôji Suzuki para narrar hace que el argumento se desdibuje un poco en favor de las impresiones que causan en sus personajes los acontecimientos de su día a día y sus vivencias, presentes o pasadas. Y también de la reflexión que suscitan ellos y sus circunstancias. Porque Tokyo goodbye no es un manga que termine una vez lo cierras y lo colocas en la estantería.: deja un poso en el lector, que no puede evitar preguntarse cómo han llegado los protagonistas de los relatos hasta donde están y qué habría cambiado en sus vidas si se hubieran movido en un entorno diferente.

© Ôji Suzuki 1988.


El mundo sombrío de Ôji Suzuki

© Ôji Suzuki 1988.

Ôji Suzuki es un maestro a la hora de trasladar a las viñetas esa melancolía tan característica de sus historias. Lo hace mediante la utilización de fuertes contrastes, el predominio del color negro y las sombras, la gran cantidad de líneas que dan forma a sus personajes y sus paisajes, las siluetas ocasionales cuyo rostro no podemos distinguir. En ocasiones, incluso se permite cierto onirismo que confiere una fuerza mayor a lo que quiere transmitir. De esa forma, su estilo hace que nos adentremos mucho más en los relatos y en la atmósfera que los impregna. A mí, particularmente, es un tipo de dibujo que me gusta bastante: es inusual y tiene mucha fuerza.

 

Con esto termino la reseña de hoy. 😊 Espero que os animéis a leer Tokyo goodbye y que lo disfrutéis tanto como lo he disfrutado yo. Por mi parte, os espero dentro de unos días con una nueva entrada sobre manga y mundo clásico. ¡Hasta entonces!


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