Si alguien
os menciona el nombre de Masamune Shirow, probablemente os venga a la cabeza Ghost
in the Shell, y no es para menos. Fue este título de ciencia ficción el que
lo consolidó como uno de los grandes autores de manga de todos los tiempos. Ha
tenido secuelas, series de anime, películas…, y se ha ganado el corazón de
miles de lectores alrededor del mundo. Pero hoy no voy a hablaros de Ghost
in the Shell, sino de uno de los primeros títulos que publicó y que también
tuvo bastante éxito: Appleseed, publicado en España por Planeta de Agostini y Planeta Cómic. Un manga de ciencia ficción en el que
Masamune Shirow nos hace reflexionar sobre las consecuencias de los avances
tecnológicos y el desarrollo de la inteligencia artificial.
Appleseed sigue a
Deunan Knute y Briareos Hecatonchiros en un mundo que ha quedado devastado tras
una tercera guerra mundial. De la civilización humana tan solo quedan ruinas, y
es ahí, en la Malatierra, donde malviven los protagonistas. Hasta que un día una
extraña joven, Hitomi, va a buscarlos con un objetivo: trasladarlos a la ciudad
de Olimpo, el futuro —y la esperanza— de la humanidad. Un lugar idílico que
pretende convertirse en el baluarte de la paz y la concordia. Sin embargo, no
es oro todo lo que reluce, y Deunan y Briareos pronto se dan cuenta de ello. Bajo
el paraíso hay podredumbre: luchas por el poder, intrigas y conflictos y un
plan que puede cambiar el mundo que conocen para siempre.
© Masamune Shirow 1985. |
Appleseed es una
buena historia de ciencia ficción, pero hay algo más. Masamune Shirow le da
forma a ese mundo del futuro a partir de elementos de la mitología griega,
empezando por el nombre de la ciudad que surge tras la guerra. Y todo tiene su
lugar, aunque al principio pueda parecernos que las menciones son aleatorias.
Hay mucho que decir sobre Appleseed y la manera en que su autor emplea
la Antigüedad clásica, pero hoy quiero centrarme en un aspecto concreto: el papel
de algunos monstruos mitológicos en la configuración del nuevo paraíso que es
Olimpo. Como siempre, si no habéis leído el manga y queréis hacerlo, os
recomiendo que no continuéis a partir de aquí: es posible que haya spoilers
de la trama y no quiero destriparos nada. 😊 Dicho
esto, ¡empezamos!
Monstruos
de un solo ojo: los cíclopes
Seguro
que muchos conocéis a los cíclopes, esos gigantes de un único ojo que, entre
otras cosas, causaron problemas a Ulises durante su viaje. Pero la mitología
distingue varias especies y hoy no voy a centrarme en quien devoró a los compañeros
del héroe, Polifemo, hijo de Poseidón, sino en los primeros cíclopes, los que
nacieron de la unión entre Urano, el cielo, y Gea, la tierra. De ellos nos habla
Hesíodo en la Teogonía, obra en la que el poeta griego nos relata el
origen del cosmos y los dioses. Destacan, además de por su único ojo, por su
increíble fuerza y su tamaño descomunal:
γείνατο
δ᾽ αὖ Κύκλωπας ὑπέρβιον ἦτορ [ἔχοντας, Βρόντην
τε Στερόπην τε καὶ Ἄργην [ὀβριμόθυμον, οἳ Ζηνὶ βροντήν τε δόσαν τεῦξάν τε [κεραυνόν. οἳ δή τοι τὰ μὲν ἄλλα θεοῖς ἐναλίγκιοι ἦσαν, μοῦνος δ᾽ ὀφθαλμὸς μέσσῳ ἐνέκειτο [μετώπῳ. Κύκλωπες
δ᾽ ὄνομ᾽ ἦσαν ἐπώνυμον, οὕνεκ᾽ [ἄρα σφέων κυκλοτερὴς ὀφθαλμὸς ἕεις ἐνέκειτο μετώπῳ: ἰσχὺς δ᾽ ἠδὲ βίη καὶ μηχαναὶ ἦσαν ἐπ᾽ [ἔργοις. (Hes. Th.
139-146) |
Dio a luz, además, a los cíclopes, de soberbio
corazón, a Brontes, a Estéropes y a Arges, de poderoso espíritu, que a Zeus
le otorgaron el trueno y le fabricaron el rayo. Estos eran en lo demás
semejantes a los dioses, pero un único ojo había en medio de su frente.
Cíclopes era su nombre epónimo, puesto que un único ojo redondo había en su
frente. La fuerza, la violencia y los ingenios estaban presentes en sus
actos. |
Sus nombres, además, recuerdan a la palabra griega correspondiente al elemento que cada uno tiene asociado: Brontes y el trueno, Estéropes y el relámpago, Arges y el rayo —en este caso, el nombre del cíclope está relacionado con el brillo—. Eran terribles, eran enormes, y todo eso hizo que su propio padre los encadenara, temeroso. Fue el titán Cronos el que los liberó, aunque temporalmente, ya que luego los devolvió a su prisión. Fueron destinados al Tártaro, la región más terrible del inframundo, donde sufrieron hasta que, esta vez sí, Zeus les concedió la libertad. ¿Y por qué lo hizo, si eran atroces y monstruosos? La respuesta es sencilla: necesitaba su ayuda.
Saturno devorando su hijo, de Francisco de Goya (1819-1823) |
Cronos, el titán que había engendrado a Zeus y a sus hermanos, devoraba a sus hijos porque uno de ellos estaba llamado a derrocarlo. Sin embargo, su esposa, Rea, cansada de perderlos a todos, consiguió librar al más pequeño, el futuro padre de los dioses, de tan terrible destino. Zeus creció y regresó para cumplir con su tarea: obligó a su padre a vomitar a sus hermanos y se enfrentó tanto a él como a los demás titanes. No obstante, la lucha se alargaba y ninguno de los bandos lograba hacerse con la victoria… hasta que Gea les dijo a Zeus y sus aliados que, para ganar, necesitaban ayuda. Concretamente, la de los cíclopes y los hecatónquiros —¡de los que os voy a hablar enseguida!—. El dios, por supuesto, los liberó, y estos le entregaron el trueno, el rayo y el relámpago:
λῦσε δὲ πατροκασιγνήτους ὀλοῶν ὑπὸ [δεσμῶν Οὐρανίδας, οὓς δῆσε πατὴρ [ἀεσιφροσύνῃσιν: οἳ οἱ ἀπεμνήσαντο χάριν ἐυεργεσιάων, δῶκαν δὲ βροντὴν ἠδ᾽ αἰθαλόεντα κεραυνὸν καὶ στεροπήν: τὸ πρὶν δὲ πελώρη Γαῖα [κεκεύθει: τοῖς πίσυνος θνητοῖσι καὶ ἀθανάτοισιν [ἀνάσσει. (Hes. Th.
501-506) |
Liberó a sus tíos paternos de sus funestas
cadenas, a los Uránidas, a los que encadenó su padre por su insensatez. Estos
le agradecieron su buen obrar, le otorgaron el trueno y el llameante rayo y
el relámpago. Antes los tenía escondidos la monstruosa Gea. Con ellos, con
seguridad, gobierna a los mortales y a los inmortales. |
¡Pero no solo eso! Los cíclopes son famosos también por sus habilidades manuales, y fueron ellos quienes fabricaron las armas más célebres de algunos de los dioses olímpicos. Durante la titanomaquia, Poseidón recibió de ellos su famoso tridente; Hades, el casco de la invisibilidad. Con estos ingenios y la ayuda de los monstruosos gigantes, Zeus y los suyos lograron derrotar a Cronos y establecer, de esa manera, un nuevo orden en el mundo.
La forja de los cíclopes, de Cornelis Cort (1572) |
Los
cíclopes sufrieron una terrible muerte a manos de Apolo. Y es que el dios los consideró
culpables de la muerte de uno de sus hijos, Asclepio, quien había hallado la
manera de devolver la vida a los muertos. Zeus no podía tolerarlo: todas esas
resurrecciones podían cambiar la forma en la que el mundo estaba orquestado.
Así que lo mató con un rayo. Apolo, como venganza, acabó con los forjadores del
arma y, por eso, fue condenado a servir a un mortal, Admeto. El propio dios nos
lo cuenta al principio de la tragedia Alcestis, de Eurípides:
Ὦ δώματ᾽ Ἀδμήτει᾽, ἐν οἷς ἔτλην ἐγὼ θῆσσαν τράπεζαν αἰνέσαι θεός περ ὤν. Ζεὺς γὰρ κατακτὰς παῖδα τὸν ἐμὸν αἴτιος Ἀσκληπιόν, στέρνοισιν ἐμβαλὼν φλόγα: οὗ δὴ χολωθεὶς τέκτονας Δίου πυρὸς κτείνω
Κύκλωπας: καί με θητεύειν πατὴρ θνητῷ παρ᾽ ἀνδρὶ τῶνδ᾽ ἄποιν᾽ ἠνάγκασεν. (E. Alc. 1-7) |
¡Oh moradas de Admeto, en las que me
resigné a las mesas jornaleras, pese a ser un dios! Pues Zeus, al matar a mi
hijo, a Asclepio, lanzándole un rayo al pecho, es el responsable. Encolerizado
por esto, a los forjadores del rayo de Zeus, los Cíclopes, los mato, y a mí
mi padre me obligó a servir a sueldo a un hombre mortal como castigo. |
Gigantes
de cien brazos: los hecatónquiros
Y
pasamos al segundo tipo de gigantes de los que os voy a hablar hoy: los hecatónquiros,
también llamados centímanos —este es el nombre que procede del latín—. Al igual
que los cíclopes de la primera generación, nacieron de la unión entre Urano y
Gea y son tan monstruosos como ellos, solo que de una manera diferente. El gran
tamaño, la fuerza y la violencia se mantienen, pero lo que de verdad los
caracteriza es que tienen cincuenta cabezas y cien brazos. De hecho, su nombre
quiere decir eso, literalmente: «cien brazos». Así nos lo cuenta Hesíodo en la Teogonía,
en la que además nos da sus nombres:
ἄλλοι δ᾽ αὖ Γαίης τε καὶ Οὐρανοῦ [ἐξεγένοντο τρεῖς παῖδες μεγάλοι τε καὶ ὄβριμοι, οὐκ [ὀνομαστοί, Κόττος
τε Βριάρεώς τε Γύης θ᾽, ὑπερήφανα [τέκνα. τῶν ἑκατὸν μὲν χεῖρες ἀπ᾽ ὤμων ἀίσσοντο, ἄπλαστοι, κεφαλαὶ δὲ ἑκάστῳ πεντήκοντα ἐξ ὤμων ἐπέφυκον ἐπὶ στιβαροῖσι μέλεσσιν: ἰσχὺς δ᾽ ἄπλητος κρατερὴ μεγάλῳ ἐπὶ εἴδει. (Hes. Th.
147-153) |
Otros tres hijos nacieron de Gea y de
Urano, enormes y poderosos, a los que no se debe nombrar: Coto, Briareo y
Giges, hijos orgullosos. Cien brazos salían de sus hombros, sin forma, a cada
uno cincuenta cabezas de sus hombros le brotaban, sobre sus robustos
miembros. Había una fuerza terrible y violenta en su enorme cuerpo. |
Briareo —también llamado Egeón—. Coto. Giges. Tres nombres que, junto con los de los cíclopes, fueron fundamentales para Zeus y los demás dioses olímpicos cuando se enfrentaron a los titanes. También los hecatónquiros fueron encerrados en las profundidades de la tierra. ¿La causa? Lo de siempre. Su gran fuerza. Su poder. Los gigantes de cien manos, al igual que los cíclopes, eran temibles, y eso fue su condena:
Βριάρεῳ δ᾽ ὡς πρῶτα πατὴρ ὠδύσσατο [θυμῷ Κόττῳ τ᾽ ἠδὲ Γύῃ, δῆσεν κρατερῷ ἐνὶ [δεσμῷ ἠνορέην ὑπέροπλον ἀγώμενος ἠδὲ καὶ εἶδος καὶ μέγεθος: κατένασσε δ᾽ ὑπὸ χθονὸς [εὐρυοδείης. ἔνθ᾽ οἵ γ᾽ ἄλγε᾽ ἔχοντες ὑπὸ χθονὶ [ναιετάοντες εἵατ᾽ ἐπ᾽ ἐσχατιῇ, μεγάλης ἐν πείρασι γαίης, δηθὰ μάλ᾽ ἀχνύμενοι, κραδίῃ
μέγα πένθος [ἔχοντες. (Hes. Th.
617-623) |
A Briareo, a Coto y a Giges, cuando al
principio su padre se enojó con ellos en su corazón, los ató con fuertes cadenas,
temiendo su valor formidable, su aspecto y su grandeza. Los obligó a vivir
bajo la tierra de anchos caminos. Allí, estos, con dolor, habitando bajo la
tierra, permanecieron en la lejanía, en los confines de la anchurosa tierra,
por largo tiempo, afligidos, con gran dolor en su corazón. |
ἀλλά σφεας Κρονίδης τε καὶ ἀθάνατοι θεοὶ [ἄλλοι, οὓς τέκεν ἠύκομος Ῥείη Κρόνου ἐν φιλότητι, Γαίης
φραδμοσύνῃσιν ἀνήγαγον ἐς φάος [αὖτις: αὐτὴ γάρ σφιν ἅπαντα διηνεκέως κατέλεξε σὺν κείνοις νίκην τε καὶ ἀγλαὸν εὖχος [ἀρέσθαι. (Hes. Th.
624-628) |
Pero a ellos el Cronida y los demás
dioses inmortales, a los que concibió Rea, de hermosos cabellos, en amor con
Cronos, con las astucias de Gea los condujeron de nuevo hacia la luz. Pues
esta les explicó muy detalladamente que, con su colaboración, obtendrían la
victoria y una gloria resplandeciente. |
El nuevo
orden: la ciudad de Olimpo
La
tercera guerra mundial de la que nos habla Masamune Shirow en Appleseed
supone la destrucción del mundo tal y como lo conocemos. La civilización
humana, con sus luces y sus sombras, se hace polvo, se convierte en ceniza. Pero
hay muchos que no quieren rendirse, y es en ese contexto en el que nace la
ciudad utópica de Olimpo. Allí todo el mundo parece llevar una vida tranquila y
feliz. Aegis, la organización encargada de gobernar la ciudad, se encarga de
ello. Y también el Consejo y Gaia, el superordenador que controla Olimpo.
© Masamune Shirow 1985. |
Olimpo
representa, al igual que la victoria de Zeus y los demás dioses, el
establecimiento de un nuevo orden. Tras la guerra, sus dirigentes pretenden
recuperar la paz perdida, con mayor o menor acierto. Hay quien quiere salvar al
ser humano de sí mismo modificándolo y creando clones artificiales
perfeccionados, los bioroides. Es ese uno de los principales conflictos de la
historia, especialmente en los dos primeros tomos.
Por
supuesto, una nueva ciudad tiene que contar con nuevos mecanismos para
garantizar su estabilidad. Y es aquí donde entran los nuevos cíclopes y hecatónquiros:
Masamune Shirow los utiliza para dar forma a los cuerpos que se encargan de la
seguridad del nuevo paraíso, el FBI y el ESWAT, así como a las armas y la
tecnología que utiliza cada uno de ellos. Esas nuevas fuerzas son las que «ayudan»
a que Olimpo se mantenga, igual que los gigantes de los que acabo de hablaros
ayudaron a Zeus a derrotar a los titanes —aunque en el mundo de Appleseed
no haya un dios padre gobernando—.
Comencemos
por los nuevos cíclopes. En Appleseed, son ellos quienes lideran el FBI,
dependiente del Ministerio de Justicia de Olimpo. Brontes, Arges —Arugess como
fruto de la transliteración de los nombres— y Estéropes —Strepos— se dedican a
perseguir todos aquellos delitos relacionados con los bioroides para mantener
el orden en la ciudad. Por supuesto, no son los gigantes de la mitología
griega: son humanos y bioroides unidos por un bien común. Aunque resulta
curioso que Arugess, precisamente, tenga una cicatriz en uno de sus ojos, como
si, de alguna forma, recordara a los cíclopes originales.
¿Y que
hay de los hecatónquiros? Para empezar, uno de ellos es el coprotagonista:
Briareos Hecatonchiros, en el que, además, se hace explícito el nombre general
de los gigantes de cien brazos. Al igual que sucede con los cíclopes, no es un
gigante, como en los mitos griegos, y tampoco tiene tantas extremidades. No de
manera patente, al menos. Porque Briareos es un cyborg, y remite al modelo
clásico original a través de sus implantes y sus terminales, que le permiten
operar con diferentes armas y aparatos electrónicos a la vez o en un tiempo muy
corto. Esos son sus cien brazos. Y, por supuesto, también termina formando
parte de las fuerzas de Olimpo, pese a su desconfianza inicial: junto con
Deunan, termina uniéndose al ESWAT, dependiente del Ministerio de Asuntos
Internos de la ciudad, para mantener la paz en sus calles.
© Masamune Shirow 1985. |
Por su
parte, Giges y Coto son también, en Appleseed, elementos utilizados para
garantizar la estabilidad en Olimpo. El primero, Guges en el manga, se
corresponde con un modelo de landmate, armadura utilizada por las
fuerzas especiales y, en concreto, por la propia Deunan. El segundo, Kotus, es
un robot que participa en ciertas operaciones delicadas. En Appleseed,
por tanto, los nuevos hecatónquiros, adopten la forma que adopten, apoyan otra
vez ese orden impuesto tras un terrible conflicto, al igual que en el mito
original.
© Masamune Shirow 1985. |
Como puede
verse, el mundo que Masamune Shirow ha creado está lleno de elementos
procedentes de la mitología griega. Sin embargo, no constituyen una mera
referencia para hacer más interesante ese nuevo Olimpo del que la tecnología se
ha adueñado, sino los mimbres que le permiten al autor entretejer una historia
llena de significado en la que se tratan cuestiones tan interesantes como la inmortalidad
o el uso de la tecnología. La cultura clásica se convierte, por ello, en un
vehículo de expresión de ideas.
¡Con esto termino la entrada de hoy! 😊 Espero que os haya gustado. Ya hablaré más de Appleseed en el futuro porque se me han quedado muchas cosas en el tintero. Dicho esto, os espero dentro de unos días con una nueva entrada. ¡Hasta entonces!
Bibliografía
Como
siempre, os dejo una lista de las referencias que he utilizado para escribir la
entrada por si queréis consultarlas. 😊
Grimal, Pierre
(1981). Diccionario de mitología griega y romana (trad. de Francisco
Payarols), Barcelona: Paidós.
Nisbet,
Gideon (2016). “Mecha in Olympus: Shirow Masamune’s Appleseed”,
en Marshall, C. W. & Kovacs, George (eds.) (2016). Son of
classics and comics, Oxford: Oxford University Press, pp. 67-78.
No hay comentarios:
Publicar un comentario