martes, 15 de marzo de 2022

Reseña: Pescadores de medianoche

Personalmente, el gekiga me parece muy interesante. La manera en que sus autores exploraron las posibilidades que les ofrecía el cómic, la problemática que reflejan en sus páginas… Todo ello fue fundamental para la evolución de un manga destinado al público adulto. Hay muchos autores dentro del gekiga, pero uno de los más representativos es, sin duda, Yoshihiro Tatsumi, quien acuñó el término y puso muchas de las bases sobre las que se asentarían estas nuevas historias, más oscuras, maduras y realistas.

Llegué a Tatsumi hace ya unos años. Sus relatos breves, tan desgarradores, me cautivaron y desde entonces vuelvo de vez en cuando a sus mangas. Pescadores de medianoche, publicado por Gallo Nero —que, en los últimos años, nos ha traído títulos alternativos de la revista Garo y de maestros del gekiga— ha sido uno de los últimos que he leído. En la entrada de hoy quiero hablaros de él, de sus protagonistas —sumergidos en una realidad poco amable— y de sus aspiraciones.

Los que viven al margen

© Yoshihiro Tatsumi, 2013, 2018

Japón, años setenta. El país del sol naciente experimenta un importante crecimiento económico que lo sitúa entre las potencias más destacadas a nivel mundial. Un desarrollo como este debería ser beneficioso para todos sus habitantes…, pero siempre hay quienes no disfrutan de él. O quienes no encuentran su lugar en un mundo en el que el dinero corrompe y los desechos industriales ensucian el entorno. Algunos están dispuestos a arriesgar su integridad física para ganar unos cuantos billetes con los que cumplir un sueño. Otros se lo juegan todo a los dados porque, aunque hay mucho que perder, también se puede ganar. Otros se permiten fantasear con una vida de lujo que nunca tendrán. Otros huyen de un pasado que siempre va a perseguirlos, por mucho que intenten dejarlo atrás.

© Yoshihiro Tatsumi, 2013, 2018

Pescadores de medianoche se erige como un retrato de las sombras que también trae consigo el progreso. Lo que siempre se tiene en cuenta es su aspecto más luminoso, pero detrás hay cientos de personas a las que las esperanzas y las ilusiones se les escapan entre los dedos. Yoshihiro Tatsumi les da voz en las nueve historias que se recogen en el volumen para mostrarnos ese sufrimiento que a veces queda opacado, esa angustia que muchos ignoran.

La soledad de las grandes ciudades

© Yoshihiro Tatsumi, 2013, 2018

Pescadores de medianoche no es un manga optimista, ni mucho menos. La ventana que Tatsumi nos abre al Japón de los setenta nos muestra una realidad que dista bastante de ser ideal. El autor nos habla de ella sin tapujos: desilusiones, suicidios, abusos… Sus personajes no lo han tenido fácil para salir adelante y, pese a que a veces actúan de una forma cuestionable, en general podemos entender por qué hacen lo que hacen y toman determinadas decisiones. Otras, sin embargo, sus protagonistas sirven como retrato de hasta dónde somos capaces de llegar por ambición: dejamos de sentir empatía por los demás y nos centramos únicamente en nosotros mismos, sin que nos importe el daño que podamos hacer.

Los nueve relatos de los que se compone el volumen son breves vistazos a situaciones distintas, pero complicadas en su mayoría —algunas, un poco más inocentes, se limitan a señalar las diferencias entre grupos sociales—. A Tatsumi no le hace falta desarrollar una historia enrevesada para captar nuestro interés y hacernos llegar su mensaje: le basta con poner sobre el papel un dilema al que sus personajes deben enfrentarse y permitirles actuar. O con dejar que su día a día fluya. Es en ese devenir del tiempo cuando aparecen las casualidades y los problemas que van a perturbar, de una manera u otra, su cotidianeidad. En tan solo unas pocas páginas, el autor es capaz de mostrarnos la complejidad de la psique humana, la crueldad presente en nuestro mundo.

© Yoshihiro Tatsumi, 2013, 2018

Resulta interesante, además, la única historia que no se desarrolla en el Japón de los setenta, sino en el futuro. A pesar de que transcurre en un ambiente distinto, comparte con las demás la sensación de desamparo que permea sus páginas, la melancolía que trae consigo el paso del tiempo, la reflexión sobre los cambios y sus consecuencias.

Los nueve relatos de Pescadores de medianoche sobrecogen. Hay circunstancias e imágenes que hielan la sangre. Además, al igual que el resto de la producción de Tatsumi y otros mangas de autores alternativos publicados por Gallo Nero —como Tokyo goodbye o Los sentimientos de Miyoko en Asagaya, por poner dos ejemplos—, se trata de un título que no nos abandona al terminar la lectura: plantea muchas cuestiones sobre las que reflexionar.

Retratar la desesperanza: el dibujo de Tatsumi

© Yoshihiro Tatsumi, 2013, 2018

Tatsumi tiene un estilo muy particular y reconocible que se adapta a los argumentos de sus relatos y sus personajes para sacarles el máximo partido posible. Esas grandes ciudades cuyos habitantes apenas se conocen quedan retratadas mediante viñetas en las que los protagonistas aparecen en medio de una multitud imperturbable, más una masa que un conjunto de personas con vidas y preocupaciones particulares. Alterna estos dibujos con otros en los que nos muestra ambientes más solitarios, sin apenas gente. Y es que da igual dónde se encuentre uno: siempre va a sentirse aislado. Los nexos que lo unen a los demás son quebradizos.

Otro recurso que nos hace sumergirnos de lleno en este Japón impersonal y frío son los juegos de sombras. Tatsumi emplea con profusión el color negro cuando quiere acentuar los sentimientos de desolación de sus personajes o remarcar que no se encuentran en un entorno apropiado para ellos, ya sea por su clase social, ya por sus vivencias personales. De esa forma, logra transmitirnos a la perfección la atmósfera opresiva en la que se mueven.

 

Con esto termino la reseña de hoy. 😊 Espero que os haya gustado y que os haya llamado la atención Pescadores de medianoche si no lo habéis leído todavía. Por mi parte, os espero dentro de unos días con una nueva entrada sobre manga y mundo clásico, a ver si este mes consigo terminar todo lo que me quedó pendiente en febrero. ¡Hasta entonces! 🤗


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