Personalmente,
el gekiga me parece muy interesante. La manera en que sus autores exploraron las
posibilidades que les ofrecía el cómic, la problemática que reflejan en sus
páginas… Todo ello fue fundamental para la evolución de un manga destinado al
público adulto. Hay muchos autores dentro del gekiga, pero uno de los
más representativos es, sin duda, Yoshihiro Tatsumi, quien acuñó el término y
puso muchas de las bases sobre las que se asentarían estas nuevas historias,
más oscuras, maduras y realistas.
Llegué a
Tatsumi hace ya unos años. Sus relatos breves, tan desgarradores, me cautivaron
y desde entonces vuelvo de vez en cuando a sus mangas. Pescadores de
medianoche, publicado por Gallo Nero —que, en los últimos años, nos ha
traído títulos alternativos de la revista Garo y de maestros del gekiga—
ha sido uno de los últimos que he leído. En la entrada de hoy quiero hablaros
de él, de sus protagonistas —sumergidos en una realidad poco amable— y de sus
aspiraciones.
Los que viven al margen
© Yoshihiro Tatsumi, 2013, 2018
Japón,
años setenta. El país del sol naciente experimenta un importante crecimiento
económico que lo sitúa entre las potencias más destacadas a nivel mundial. Un
desarrollo como este debería ser beneficioso para todos sus habitantes…, pero
siempre hay quienes no disfrutan de él. O quienes no encuentran su lugar en un
mundo en el que el dinero corrompe y los desechos industriales ensucian el
entorno. Algunos están dispuestos a arriesgar su integridad física para ganar
unos cuantos billetes con los que cumplir un sueño. Otros se lo juegan todo a
los dados porque, aunque hay mucho que perder, también se puede ganar. Otros se
permiten fantasear con una vida de lujo que nunca tendrán. Otros huyen de un
pasado que siempre va a perseguirlos, por mucho que intenten dejarlo atrás.
© Yoshihiro Tatsumi, 2013, 2018 |
Pescadores
de medianoche se erige como un retrato de las sombras que
también trae consigo el progreso. Lo que siempre se tiene en cuenta es su
aspecto más luminoso, pero detrás hay cientos de personas a las que las
esperanzas y las ilusiones se les escapan entre los dedos. Yoshihiro Tatsumi
les da voz en las nueve historias que se recogen en el volumen para mostrarnos
ese sufrimiento que a veces queda opacado, esa angustia que muchos ignoran.
La soledad de las grandes ciudades
© Yoshihiro Tatsumi, 2013, 2018 |
Pescadores de medianoche no es un manga optimista, ni mucho menos. La ventana que Tatsumi nos abre al Japón de los setenta nos muestra una realidad que dista bastante de ser ideal. El autor nos habla de ella sin tapujos: desilusiones, suicidios, abusos… Sus personajes no lo han tenido fácil para salir adelante y, pese a que a veces actúan de una forma cuestionable, en general podemos entender por qué hacen lo que hacen y toman determinadas decisiones. Otras, sin embargo, sus protagonistas sirven como retrato de hasta dónde somos capaces de llegar por ambición: dejamos de sentir empatía por los demás y nos centramos únicamente en nosotros mismos, sin que nos importe el daño que podamos hacer.
Los
nueve relatos de los que se compone el volumen son breves vistazos a situaciones
distintas, pero complicadas en su mayoría —algunas, un poco más inocentes, se
limitan a señalar las diferencias entre grupos sociales—. A Tatsumi no le hace
falta desarrollar una historia enrevesada para captar nuestro interés y
hacernos llegar su mensaje: le basta con poner sobre el papel un dilema al que
sus personajes deben enfrentarse y permitirles actuar. O con dejar que su día a
día fluya. Es en ese devenir del tiempo cuando aparecen las casualidades y los
problemas que van a perturbar, de una manera u otra, su cotidianeidad. En tan
solo unas pocas páginas, el autor es capaz de mostrarnos la complejidad de la
psique humana, la crueldad presente en nuestro mundo.
© Yoshihiro Tatsumi, 2013, 2018 |
Resulta
interesante, además, la única historia que no se desarrolla en el Japón de los
setenta, sino en el futuro. A pesar de que transcurre en un ambiente distinto,
comparte con las demás la sensación de desamparo que permea sus páginas, la
melancolía que trae consigo el paso del tiempo, la reflexión sobre los cambios
y sus consecuencias.
Los
nueve relatos de Pescadores de medianoche sobrecogen. Hay circunstancias
e imágenes que hielan la sangre. Además, al igual que el resto de la producción de Tatsumi y otros mangas de autores alternativos publicados
por Gallo Nero —como Tokyo goodbye o Los sentimientos de Miyoko en Asagaya,
por poner dos ejemplos—, se trata de un título que no nos abandona al terminar
la lectura: plantea muchas cuestiones sobre las que reflexionar.
Retratar la desesperanza: el dibujo de Tatsumi
© Yoshihiro Tatsumi, 2013, 2018 |
Tatsumi
tiene un estilo muy particular y reconocible que se adapta a los argumentos de
sus relatos y sus personajes para sacarles el máximo partido posible. Esas
grandes ciudades cuyos habitantes apenas se conocen quedan retratadas mediante viñetas en las que los protagonistas aparecen en medio de una multitud
imperturbable, más una masa que un conjunto de personas con vidas y
preocupaciones particulares. Alterna estos dibujos con otros en los que nos
muestra ambientes más solitarios, sin apenas gente. Y es que da igual dónde se
encuentre uno: siempre va a sentirse aislado. Los nexos que lo unen a los demás
son quebradizos.
Otro
recurso que nos hace sumergirnos de lleno en este Japón impersonal y frío son
los juegos de sombras. Tatsumi emplea con profusión el color negro cuando
quiere acentuar los sentimientos de desolación de sus personajes o remarcar que
no se encuentran en un entorno apropiado para ellos, ya sea por su clase
social, ya por sus vivencias personales. De esa forma, logra transmitirnos a la
perfección la atmósfera opresiva en la que se mueven.
Con esto
termino la reseña de hoy. 😊 Espero que os haya gustado y que os haya
llamado la atención Pescadores de medianoche si no lo habéis leído
todavía. Por mi parte, os espero dentro de unos días con una nueva entrada
sobre manga y mundo clásico, a ver si este mes consigo terminar todo lo que me
quedó pendiente en febrero. ¡Hasta entonces! 🤗
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