Cuando
era pequeña, una de mis películas favoritas era Unico. No importaba las
veces que la viera: siempre la disfrutaba y me emocionaba con las aventuras del
pequeño unicornio creado por Osamu Tezuka. Por aquel entonces, yo no sabía
quién era el dios del manga y tampoco tenía ni idea de que, en origen, esos
dibujos animados habían sido un cómic japonés. Por supuesto, en cuanto lo
descubrí me faltó tiempo para comprarlo —en una edición extranjera, claro:
desgraciadamente, aún no lo tenemos publicado en español— y sumergirme de lleno
en el mundo fantástico que Unico recorría en compañía de decenas de personajes
a los que era muy fácil cogerles cariño.
Pero,
aparte de ser uno de mis títulos preferidos de Tezuka, Unico está en el
blog por otra razón: en él hay presencia de la Antigüedad clásica, tanto en el
marco narrativo que utiliza el autor como en alguno de los episodios
autoconclusivos que inserta en él. Para quienes no lo sepáis, la historia trata
sobre Unico, un adorable y bondadoso unicornio que una muchacha, Psique, tiene
como mascota. Vive feliz con él hasta que cierto día la diosa Venus, celosa de
la belleza de la joven y de su animalito, decide arrebatárselo y condenarlo a
vagar eternamente por el espacio y el tiempo, siempre solo, sin permitirle
estrechar lazos con nadie. Así, Unico empieza a viajar por diferentes lugares y
épocas, pero, en cuanto empieza a hacer nuevos amigos, Céfiro, el viento del
oeste, aparece para llevárselo. La pobre criatura olvida de inmediato todo lo
que ha vivido para trasladarse a un nuevo entorno, con nuevos personajes, y
empezar de cero una vez más.
© Osamu Tezuka, 1976-1979, 2005 |
Son
varios los elementos que hay que destacar en Unico. Hoy me voy a centrar
precisamente en uno de los capítulos autoconclusivos, en el que Tezuka toma a
la esfinge de la mitología clásica y la reinterpreta. Como siempre, una
advertencia: aunque no hay spoilers del argumento general, pues se trata
de un manga episódico con un marco narrativo cuyas historias tienen su propio
principio y final, voy a hablar en profundidad del capítulo de la esfinge, que
está dividido en dos partes bien diferenciadas. Si preferís acercaros a Unico
sin saber nada sobre él, podéis volver más tarde. 😊 Dicho
esto, ¡vamos allá!
Acertar
o morir: la pregunta mortal de la esfinge
Seguro
que conocéis a la esfinge. Es una de las criaturas más célebres de la mitología
griega, sobre todo por el episodio que voy a comentar a continuación. Ya
Hesíodo nos habla de ella en su Teogonía, en la que establece su linaje.
De acuerdo con la obra, el monstruo habría nacido de la unión entre Equidna,
mitad mujer y mitad serpiente, y Orto, el perro que guardaba los rebaños de
Gerión, gigante de tres cabezas al que Hércules derrotó en uno de sus famosos
doce trabajos:
ἣ
δ᾽ ἄρα Φῖκ᾽ ὀλοὴν τέκε
Καδμείοισιν [ὄλεθρον Ὅρθῳ ὑποδμηθεῖσα Νεμειαῖόν τε
λέοντα, τόν ῥ᾽ Ἥρη
θρέψασα Διὸς κυδρὴ παράκοιτις γουνοῖσιν κατένασσε Νεμείης, πῆμ᾽ [ἀνθρώποις. (Hes. Th. 326-329) |
Esta parió a la funesta esfinge, ruina
para los cadmeos, unida con Orto, y al león de Nemea, al que Hera, la ilustre
esposa de Zeus, tras criarlo, envió a habitar las colinas de Nemea, desgracia
para los hombres. |
Por cierto, también fue Hércules quien acabó con la vida del hermano de la esfinge, el terrible león de Nemea. Pero eso es otra historia. Pese a que Hesíodo señala a Equidna y Orto como sus progenitores, en otras fuentes se le han adjudicado genealogías diferentes: algunos la consideraban hija de Tifón, un terrible monstruo que puso en problemas a los dioses olímpicos y que también había engendrado a la hidra de Lerna, como os conté aquí.
Edipo y la esfinge, de François-Xavier Fabre (ca. 1806-1080) |
Apolodoro,
en su Biblioteca, nos habla del aspecto que tenía la criatura: cabeza de
mujer, cuerpo de león y alas de ave. Así nos la describe—¡fijaos que justo es
uno de los que la relaciona con Tifón!—:
τούτου δὲ βασιλεύοντος οὐ μικρὰ συμφορὰ κατέσχε Θήβας. ἔπεμψε γὰρ Ἥρα Σφίγγα, ἣ μητρὸς μὲν Ἐχίδνης ἦν πατρὸς δὲ Τυφῶνος,
εἶχε δὲ πρόσωπον μὲν γυναικός, στῆθος δὲ καὶ βάσιν καὶ οὐρὰν λέοντος καὶ πτέρυγας ὄρνιθος. (Apollod. Bibliotheca. III, 5.8) |
Reinando este, desgracias no
insignificantes sometieron Tebas. Pues Hera envió a la esfinge, cuya madre
era Equidna y cuyo padre era Tifón. Tenía rostro de mujer; pecho, patas y
cola de león, y alas de pájaro. |
Como os comentaba antes, la esfinge es conocida sobre todo por la historia de Edipo, el hombre que la derrotó. Tiempo antes de que eso sucediera, la diosa Hera la envió a Tebas como tormento para sus habitantes. Su rey, Layo, había cometido un acto imperdonable: durante su estancia en Olimpia, donde lo acogieron, raptó al hijo del monarca Pélope, Crisipo, porque se había encaprichado de él. Ese amor tan terrible provocó que Crisipo se quitara la vida, avergonzado, y que su padre maldijera a Layo.
Edipo y la esfinge |
μαθοῦσα δὲ αἴνιγμα παρὰ μουσῶν ἐπὶ τὸ Φίκιον ὄρος ἐκαθέζετο, καὶ τοῦτο προύτεινε Θηβαίοις. ἦν δὲ τὸ αἴνιγμα: τί
ἐστιν ὃ μίαν ἔχον φωνὴν τετράπουν καὶ δίπουν καὶ τρίπουν γίνεται:
χρησμοῦ δὲ Θηβαίοις ὑπάρχοντος τηνικαῦτα ἀπαλλαγήσεσθαι τῆς Σφιγγὸς ἡνίκα ἂν τὸ αἴνιγμα λύσωσι,
συνιόντες εἰς ταὐτὸ πολλάκις ἐζήτουν τί
τὸ λεγόμενόν ἐστιν,
ἐπεὶ δὲ μὴ εὕρισκον, ἁρπάσασα ἕνα κατεβίβρωσκε.
(Apollod. Bibliotheca. III, 5.8) |
Habiendo aprendido un enigma de las
musas, en el monte Ficio se apostó y se lo exponía a los tebanos. El enigma
era este: ¿qué criatura poseedora de voz llega a ser de cuatro pies, de dos
pies y de tres pies? Como había un oráculo para los tebanos que decía que se
liberarían de la esfinge cuando resolvieran el enigma, buscaban qué decir en
muchas reuniones; puesto que no lo hallaban, tras apoderarse de uno de ellos,
la esfinge lo devoraba. |
Según otras versiones, proponía, además, otros enigmas cuya solución tampoco encontraban los tebanos. Por suerte para ellos, cierto día apareció un hombre que consiguió derrotar a la esfinge: Edipo. Había huido del que, según creía, era su hogar a causa de un oráculo que le había vaticinado que mataría a su padre y se casaría con su madre. Aterrado, el joven se había alejado de Corinto para no causar desgracia a sus «padres», el rey Pólibo y su esposa. Cuando llegó a Tebas, le respondió a la esfinge y, contra todo pronóstico, acertó. El monstruo entonces se quitó la vida:
πολλῶν δὲ ἀπολομένων,
καὶ τὸ τελευταῖον Αἵμονος τοῦ Κρέοντος, κηρύσσει Κρέων τῷ τὸ αἴνιγμα λύσοντι καὶ τὴν βασιλείαν καὶ τὴν Λαΐου
δώσειν γυναῖκα. Οἰδίπους δὲ ἀκούσας ἔλυσεν,
εἰπὼν τὸ αἴνιγμα τὸ ὑπὸ τῆς Σφιγγὸς λεγόμενον ἄνθρωπον εἶναι: γίνεσθαι,
γὰρ
τετράπουν βρέφος ὄντα τοῖς τέτταρσιν ὀχούμενον κώλοις, τελειούμενον δὲ δίπουν, γηρῶντα δὲ τρίτην προσλαμβάνειν βάσιν τὸ βάκτρον. ἡ μὲν οὖν Σφὶγξ ἀπὸ τῆς ἀκροπόλεως ἑαυτὴν ἔρριψεν […] (Apollod. Bibliotheca. III, 5.8) |
Después de que muchos murieran —el
último, Hemón, hijo de Creonte—, este proclamó que le daría a quien
resolviera el enigma el reino y a la mujer de Layo. Edipo, al escucharlo, lo
resolvió diciendo que la respuesta al enigma de la esfinge era el hombre,
pues, siendo un recién nacido, tiene cuatro pies, ya que va a gatas; en la
madurez, tiene dos pies; ya anciano, lleva como tercer pie el bastón. Así
pues, la esfinge se arrojó desde la acrópolis. |
Edipo y la esfinge, de Gustave Moreau (1864) |
ἐπεί, φέρ᾽ εἰπέ, ποῦ σὺ μάντις εἶ σαφής; πῶς οὐκ, ὅθ᾽ ἡ ῥαψῳδὸς ἐνθάδ᾽ ἦν
κύων, ηὔδας τι τοῖσδ᾽ ἀστοῖσιν ἐκλυτήριον; καίτοι
τό γ᾽ αἴνιγμ᾽ οὐχὶ τοὐπιόντος ἦν ἀνδρὸς διειπεῖν, ἀλλὰ μαντείας ἔδει: ἣν οὔτ᾽ ἀπ᾽ οἰωνῶν σὺ προυφάνης ἔχων οὔτ᾽ ἐκ θεῶν του γνωτόν: ἀλλ᾽ ἐγὼ μολών, ὁ μηδὲν εἰδὼς Οἰδίπους, ἔπαυσά νιν, γνώμῃ κυρήσας οὐδ᾽ ἀπ᾽, οἰωνῶν μαθών: ὃν δὴ σὺ πειρᾷς ἐκβαλεῖν, δοκῶν θρόνοις παραστατήσειν
τοῖς Κρεοντείοις πέλας. (S. OT. I, 390-400). |
«Porque, dime, ¿en qué fuiste tú un
verdadero adivino? ¿Cómo no dijiste nada liberador para estos ciudadanos
cuando estaba aquí la perra recitadora de versos? En verdad el enigma no era
para que lo interpretara cualquier hombre que se acercara a ella, sino que se
necesitaba el don de la adivinación, que tú no mostraste tener, ni de las
aves ni conocido de ninguno de los dioses. Pero, cuando vine, yo, Edipo, que
nada sabía, la detuve, lográndolo con mi astucia, sin haber aprendido de las
aves. A este tú intentas echar, pensando que así estarás cerca del trono de
Creonte». |
Edipo y la esfinge, de Jean Auguste Dominique Ingres (1808) |
Una vez
muerta la esfinge, Creonte le ofreció a Edipo gobernar sobre Tebas y casarse
con Yocasta, la viuda del anterior rey. Fue entonces cuando cumplió con el
destino que le había sido vaticinado: en realidad, sus padres no eran los reyes
de Corinto, sino los propios Layo y Yocasta, que lo habían expuesto cuando
nació para evitar, precisamente, que la maldición que pesaba sobre ellos se
hiciese realidad. Pero el bebé no murió, sino que lo encontraron unos pastores
y se lo llevaron a Pólibo, quien crio a Edipo como si se tratase de su propio
hijo. En su huida hacia Tebas, antes de enfrentarse con la esfinge, el hombre
cumplió sin saberlo la primera parte de la profecía: se encontró con Layo en el
camino y, tras una disputa, lo mató. Después, al terminar con el monstruo que
aterrorizaba a los tebanos, la llevó a término contrayendo matrimonio con la
mujer que le había dado la vida:
Οἰδίπους δὲ καὶ τὴν βασιλείαν παρέλαβε καὶ τὴν μητέρα ἔγημεν
ἀγνοῶν, καὶ παῖδας ἐτέκνωσεν ἐξ αὐτῆς Πολυνείκη καὶ Ἐτεοκλέα,
θυγατέρας δὲ Ἰσμήνην καὶ Ἀντιγόνην.
(Apollod. Bibliotheca. III, 5.8) |
Edipo recibió el reino y se casó con su
madre sin saberlo, y engendró con ella a Eteocles y Polinices y a sus hijas
Ismene y Antígona. |
La historia de Edipo continúa un poco
más, pero voy a detenerme aquí, ya que lo que nos interesa para el manga de Unico es su
enfrentamiento con la esfinge. ¡Quién sabe! Quizás vuelva a él en el futuro.
El lado
desconocido del monstruo
© Osamu Tezuka, 1976-1979, 2005
En Unico,
son bastantes los detalles del mito que Tezuka cambia para insertarlo en la
historia del pequeño unicornio. El capítulo comienza cuando el pobre es
trasladado al desierto del Sáhara por Céfiro, en uno de los múltiples viajes a
los que Venus lo condena. Es allí donde se encuentra con la esfinge, después de
vagar por las dunas y sentirse, una vez más, desolado. La criatura le plantea enigmas
que el pobre unicornio no puede resolver porque está triste y perdido, así que
se lo termina llevando a su guarida para que sirva de alimento a su cría, Piro.
No obstante, ambos se llevan bien y Piro deja que Unico huya —además, habría
preferido unos buenos espaguetis—. Cuando este se aleja de allí, se encuentra
con una estampa que en absoluto esperaba ver… Un viajero ha terminado con la
esfinge y, por tanto, ha dejado huérfano a su amigo.
En este
episodio, Tezuka nos muestra que lo que nos parece monstruoso y temible, en
ocasiones, no lo es tanto; que a veces nos dejamos llevar por nuestras primeras
impresiones sin entender qué hay detrás del otro, del diferente, y muchas veces
esa incomprensión nos lleva a hacer daño. Es lo que sucede con la esfinge que
protagoniza este episodio: no resulta tan fiera ni terrible como parece al
principio. Cuando Unico se ve incapaz de resolver sus enigmas, el monstruo se
apiada de él y le propone otros más fáciles. En el fondo, da la sensación de
que no quiere devorarlo: al fin y al cabo, también es pequeño, como Piro. De
alguna manera, parece estar condenada a castigar a los viajeros que no saben
resolver su enigma, aunque no quiera. Por otra parte, si decide llevárselo a su
hijo para que le sirva de cena es porque piensa en él y en su futuro: quiere
que crezca fuerte y sano, y consiga valerse por sí mismo. En el fondo, es una
madre preocupada por su cría que, a diferencia de la esfinge de la mitología
grecolatina, tiene un lado más amable y tierno, pese a ser un monstruo.
© Osamu Tezuka, 1976-1979, 2005 |
Por otra parte, Tezuka le añade otro aspecto positivo: si uno logra responder correctamente a sus preguntas, podrá ver cumplirdo cualquier deseo. La esfinge se encarga de ello.
Edipo también
cambia. A diferencia de lo que sucede en la historia original, no pesa sobre él
ninguna maldición —o, al menos, el lector no puede saberlo porque no se dice—,
no libra a ninguna ciudad de la desgracia, no se convierte en el gobernante del
pueblo al que salva. De hecho, a mí me ha dado la impresión de ser más bien un
viajero errante que termina ahí por casualidad. ¡La primera parte del episodio
ni siquiera transcurre en Grecia, como he comentado! Además, tal y como lo
pinta Tezuka, es un hombre lleno de esos prejuicios de los que hablaba al
principio: cuando resuelve el enigma, ni siquiera escucha a la esfinge; se
limita a matarla. Él mismo dice que su único deseo es matarla, sin más
explicaciones. Por lo poco que tarda en hacerlo y lo parco que es con respecto
a sus motivos, parece que no lo hace para librar a los viajeros de ningún
destino fatal, sino por el simple placer de acabar con ella.
© Osamu Tezuka, 1976-1979, 2005 |
Además, hay otro elemento del episodio que le resta grandeza a la hazaña de Edipo: se convierte en una especie de leyenda que llega a Atenas, pero que sus habitantes no confirman. Cuando la esfinge muere, Piro y Unico se trasladan a la ciudad griega y se instalan en su bosque, lo que hace surgir infinidad de historias sobre un terrible monstruo que asusta a los viajeros. Corren decenas de rumores al respecto, a cuál más exagerado. Edipo es tan solo un dato más que alimenta el temor de los atenienses ante algo que no comprenden y que tampoco han querido entender: se han limitado a difundir sus miedos y a enviar partidas para acabar con el monstruo.
© Osamu Tezuka, 1976-1979, 2005 |
Creo que
la manera en que Tezuka trata el mito tiene que ver, por un lado, con el
público al que estaba dirigida la historia, más infantil, pero también sirve
para reforzar un mensaje: detrás de nuestros temores muchas veces se esconden
nuestros prejuicios y una visión sesgada de lo que nos rodea. Las cosas no son
blancas o negras: ni la esfinge es tan terrible ni Edipo es un héroe salvador. Siempre
hay matices que, muchas veces, no nos esforzamos por conocer.
Un reino
de las hadas ateniense
Pero la
historia de la esfinge no se termina aquí. Hay un último aspecto que me
gustaría comentar. Y es que Tezuka integra este episodio de la mitología
grecolatina en su manga utilizando un mecanismo habitual en la cultura popular:
lo combina con otros elementos y manifestaciones culturales. La esfinge griega
se mezcla con las que erigían los antiguos egipcios —de hecho, su hijo quiere
construir una en recuerdo de su madre— y Piro pasa a vivir en El sueño de
una noche de verano que Shakespeare imaginó hace siglos. La segunda parte
de la historia, de hecho, transcurre en el bosque de Atenas y en ella
intervienen Titania y Oberón, los reyes de las hadas, así como su travieso
sirviente Puck.
© Osamu Tezuka, 1976-1979, 2005 |
De la
obra de Shakespeare, Tezuka toma la parte que más le interesa: deja a un lado
los enredos amorosos de los jóvenes atenienses y se centra en las desavenencias
entre Titania y Oberón, la trama que, por otro lado, es más fantástica y encaja
mejor en un manga que, en varias ocasiones, tiene cierto aire de cuento. La
premisa es similar: si en El sueño de una noche de verano ambos discuten
a causa de un niño que Titania tiene en su poder y que Oberón desea convertir
en su paje, en Unico su disputa gira alrededor de Piro —un niño, aunque
no sea humano—, al que la reina de las hadas acoge y con el que su esposo se
mete por el aspecto tan poco fiero que tiene. Eso sí, esta vez sus tejemanejes
para quedar por encima del otro apenas influyen en la vida de los seres
humanos, como ya he dicho, sino que afectan sobre todo a Piro y al pobre Unico,
que se encuentra en medio del enredo. Puck, por supuesto, sigue siendo igual de
liante, solo que esta vez sus travesuras se adaptan a la obra de Tezuka y al
argumento que el dios del manga propone, en el que reconocemos escenas de la
comedia de Shakespeare transformadas y en un contexto diferente.
© Osamu Tezuka, 1976-1979, 2005 |
La mitología clásica, en este caso, aparece integrada en una historia compuesta de elementos muy diversos entre sí y se modifica para dar una nueva dimensión a los personajes, más humana o más cruel en función de cada uno. De esa forma, Tezuka nos transmite un mensaje y logra incorporar a Edipo y la esfinge al argumento general de Unico.
Con
esto, termino la entrada de hoy. 😊 ¡Espero que os haya gustado! Disculpad que
haya tardado tanto en actualizar… A finales de febrero, se me juntaron
demasiadas cosas y anduve un poco escasa de tiempo. A lo largo de marzo,
intentaré ponerme al día con las entradas que quedaron pendientes en febrero y
las que me tocan este mes. Dicho esto, os espero dentro de unos días con una nueva
reseña. ¡Hasta entonces! 🤗
Bibliografía
Como
siempre, os dejo una lista con las referencias que he utilizado para escribir
la entrada. 😊
Grimal, Pierre
(1981). Diccionario de mitología griega y romana (trad. de Francisco
Payarols), Barcelona: Paidós.
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