Llegué a
Yoshiharu Tsuge hace unos años, cuando se publicó Nejishiki en español.
No recuerdo dónde lo vi, solo que estaba navegando por internet y que su dibujo
me pareció muy llamativo. Fue esa primera impresión la que me llevó a
interesarme por la obra de Tsuge, uno de los grandes autores de la revista Garo
y del manga alternativo, tan particular por su narrativa y por la manera que
tiene de abordar sus historias, muchas veces de carácter autobiográfico. Hace
poco, la editorial Gallo Nero, la responsable de editar en España la obra de
este mangaka tan peculiar e importante para el cómic japonés —además de Nejishiki,
también ha publicado El hombre sin talento y La mujer de al lado—,
anunció que un nuevo título se unía a su catálogo: Flores rojas, cuyas historias breves se publicaron originalmente entre 1966 y 1968. Y, como
os podéis imaginar, no tardó mucho en caer en mis manos.
Flores
rojas ha sido una de mis últimas lecturas manga en una época de mi
vida bastante ajetreada, en la que tengo que aprovechar muy bien el tiempo para
avanzar con mi pila de pendientes. Y cada minuto que he pasado entre sus
páginas ha merecido la pena; ha sido uno de los mangas que más he disfrutado
estas semanas. Me apetecía hacerle un hueco en Afrodita L, ¡y hoy ha
llegado el momento! 😊
Un mundo
en decadencia
© Yoshiharu Tsuge 2018 |
Los
protagonistas de los catorce relatos que componen Flores rojas viven en
un mundo de extrañeza y melancolía. Viajeros que terminan en el fin del mundo
mientras buscan una fuente de inspiración para su trabajo artístico. Parejas
que persiguen la felicidad y la hallan en las cosas más pequeñas, aunque sea efímera y
los abandone cuando menos se lo esperan. Personas solitarias que intentan
disfrutar de unas vacaciones y encuentran cierto alivio en compartir momentos de
tranquilidad alejados de las grandes urbes. Animales que tienen su hogar en la
inmundicia de las cloacas y entre las aguas encuentran sorpresas desagradables
o tristes. En ese mundo, el respeto no existe, las esperanzas apenas se cumplen
y es complicado abrirse paso, aunque de vez en cuando pueda atisbarse un rayo
de luz.
Flores rojas es un compendio de historias sobre la desesperanza, la angustia y la melancolía. En cada una de ellas, Yoshiharu Tsuge traslada a viñetas breves retazos de las vidas de sus personajes, algunos más breves que otros, para reflexionar sobre las dificultades que comporta vivir en un entorno habitualmente hostil.
Vidas
grises, futuros inciertos
© Yoshiharu Tsuge 2018 |
Asomarse
a las páginas de Flores rojas supone adentrarse en una narrativa
elíptica en la que, a veces, importa más lo que se intuye que lo que de verdad
se muestra en las viñetas. Yoshiharu Tsuge juega mucho con este recurso para
dar forma a sus relatos, y eso los hace aún más interesantes. A mí, como
lectora, me gusta especialmente que se me planteen retos y se me permita, de
alguna forma, participar en la historia, reconstruir algunos de sus detalles a
partir de sutilezas y silencios. Eso hace, además, que Flores rojas sea
muy apropiado para una relectura: cada vez que regresamos a sus páginas,
descubrimos algo nuevo que, tal vez, antes se nos había pasado por alto o les damos
un nuevo significado a las historias. Además, como ocurre con la obra de otros
autores alternativos —por ejemplo, Tokyo goodbye, del que os hablé aquí—,
este es un manga de sensaciones: muchas veces, cuando terminamos uno de los
relatos, deja en nosotros un sentimiento que nos lleva a reflexionar sobre lo
que acabamos de leer, aunque necesitemos volver al relato para completar su significado.
© Yoshiharu Tsuge 2018 |
La
elipsis se combina con otros recursos que contribuyen a enriquecer el manga,
como el simbolismo. Flores rojas está plagado de elementos metafóricos,
algunos más transparentes que otros, que dan una nueva dimensión a los relatos
y, en ciertos casos, los hacen poéticos de alguna forma. Animales, plantas,
objetos importantes en la vida de los personajes… Yoshiharu Tsuge les confiere
nuevos significados para dibujar historias con mayor profundidad y varias capas
narrativas. A veces, dichos elementos pueden tener un toque onírico, de tal
modo que la línea entre la realidad y la ensoñación se desdibuja un poco.
Por otro
lado, nuestro mangaka nos ofrece también algunas historias un poco más
gamberras, con un humor negro característico. Las carcajadas de los personajes
y su actitud ante las circunstancias en las que se ven envueltos acentúan la
desesperanza y las desgracias de un mundo lleno de pobreza y soledad.
Retratar la melancolía y la desesperanza: el dibujo de Yoshiharu Tsuge
© Yoshiharu Tsuge 2018 |
El trazo
de Yoshiharu Tsuge es bastante característico por su apariencia sencilla y su
capacidad para transmitir ese aire desolado que destilan sus historias. El
autor combina viñetas pequeñas en las que asistimos en primer plano a lo que
les sucede a los personajes con otras más amplias, de paisajes atisbados desde
la distancia, que contribuyen a reforzar la soledad y el desamparo que tiñen la
vida de sus protagonistas. Asimismo, como muchos autores de las corrientes más underground
dentro del mundo del manga y otros autores de la revista Garo, utiliza
el color negro y las sombras con gran acierto para destacar determinados
momentos de la trama, acentuar la atmósfera lúgubre del ambiente en el que
transcurren algunas de sus historias…
Con esto
termino la reseña de hoy. 😊 ¡Espero que os haya gustado! Flores
rojas me ha parecido un manga muy especial, así que os animo a leerlo. Por
mi parte, os espero dentro de unos días con una nueva entrada sobre manganime y
mundo clásico. ¡Hasta entonces! 🤗
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