A veces,
no hace falta una historia de grandes héroes, mundos cautivadores y aventuras
trepidantes para emocionarnos. A veces, basta simplemente con pequeños retazos
del día a día, personajes de a pie con los que poder identificarnos… y un toque
de magia. Todo eso es lo que nos aguarda en las páginas de El pueblo de
arena y escamas azules, un manga de dos tomos publicado en español por
Milky Way Ediciones. Cuando la editorial lo anunció en junio del año pasado, lo
primero que me llamó la atención fue el dibujo, pero la sinopsis fue lo que
terminó de convencerme. Esperé a tener los dos tomos para leer la historia y
cuando lo hice me encontré con un manga lleno de sensibilidad sobre la pérdida,
la tristeza, la búsqueda y la superación. Una lectura muy recomendable, sin
duda, especialmente si, como a mí, os gustan los slice of life.
¡Empezamos! 😊
Sunanomori:
¿el lugar donde existen las sirenas?
La vida
de Tokiko da, de repente, un giro de ciento ochenta grados. Su situación
familiar hace que tanto ella como su padre se trasladen a Sunanomori, el
pequeño pueblo costero donde nació su madre. Allí la niña se ve obligada a
empezar de cero: una nueva escuela, unos nuevos compañeros, un nuevo ritmo en
su rutina. Sunanomori no tiene mucho que ver con el caos de Tokio y Tokiko debe
acostumbrarse a la que va a ser su realidad de ahora en adelante. Sin embargo,
no es la primera vez que la niña visita el pueblecito… Su madre la llevó allí
cuando tenía cuatro años y le ocurrió algo increíble. Mientras jugaba en la
playa, estuvo a punto de ahogarse, pero alguien apareció para salvarla: una
sirena. Ahora, aunque Tokiko ya no es la misma, sigue buscando a la criatura
que la rescató para darle las gracias. ¿Conseguirá encontrarla?
El
pueblo de arena y escamas azules nos traslada, junto con la
protagonista, a Sunanomori. Recorremos el pueblo de su mano, desvelamos sus
misterios con Tokiko y sus amigos y nos sumergimos de lleno en un mar donde aún
pueden encontrarse sirenas. Yôko Komori nos cuenta una historia pausada, pero
no por ello menos cautivadora: nos permite ver cómo, poco a poco, Tokiko se va
adaptando a su nuevo hogar mientras nos va ofreciendo pistas sobre el misterio
que rodea a Sunanomori y a la propia protagonista.
Una
aventura para superar lo que nos duele
Desde el
principio, sabemos que la situación familiar de Tokiko es complicada. Una
mudanza repentina, la ausencia de su madre, un padre que no sabe muy bien qué
camino seguir… Y ella se encuentra en medio de esa vorágine. Tiene problemas, y
el tiempo le demuestra que, para poder continuar, uno debe enfrentarse a ellos,
aunque duela. Pero no es la única que ha perdido algo: también le ocurre a Narumi,
uno de sus compañeros de clase. Tokiko se ha visto obligada a dejar atrás la
vida que conocía junto a sus padres; Narumi tuvo que decir adiós a su
hermano. En el mundo de ambos hay
ausencias que arrastran con ellos.
© Yôko Komori 2013. |
A lo largo de la historia, tanto Tokiko como Narumi se ven envueltos en diferentes situaciones que les permiten hacer frente a sus heridas. El pueblo de Sunanomori guarda un secreto relacionado con el festival que se celebra allí todos los años y con un misterioso túnel que los niños no pueden cruzar sin correr peligro. Yôko Komori entrelaza en su trama los pasos que los protagonistas y sus amigos dan para averiguar qué está ocurriendo en Sunanomori con sus circunstancias personales y consigue dar forma a una preciosa historia llena de esperanza en la que el dolor se supera, en la que saber no es sinónimo de sufrir, sino de sentir alivio. Los destinos de Tokiko y Narumi convergen para que puedan seguir adelante con sus cicatrices.
La magia
de los trazos de Yôko Komori
© Yôko Komori 2013. |
El
pueblo de arena y escamas azules me llamó la atención, como dije
al principio, por el dibujo. El estilo de Yôko Komori, sencillo y muy especial,
cautiva desde el primer vistazo. La autora sabe bien qué quiere contar y cómo
hacerlo: sus trazos son perfectos para una historia como la de Tokiko, sensible
y con una pizca de fantasía. De hecho, una de las cosas que más me gustan del
manga es cómo Komori da forma a los sueños y los miedos de sus personajes,
también a sus recuerdos. Sus sentimientos de extrañeza ante una situación que
no comprenden, las criaturas fantásticas que su cabeza imagina mientras duermen…
Y las sirenas. Con sus trazos delicados, Yôko Komori consigue aunar la
tranquilidad del día a día con la magia, entrelazar realidad y sueños. Y
también logra cumplir con el objetivo que ella misma cuenta en el manga:
hacer que el lector sienta la brisa, el olor y el sonido del mar. ¡Ojalá nos
lleguen más obras suyas!
Con esto
termino la reseña de hoy. 😊 Espero que os haya gustado y que os animéis
a leer El pueblo de arena y escamas azules. Es una obra muy especial. 😊
Por
último, antes de cerrar la entrada, me gustaría compartir con vosotros una
noticia que me ha hecho especial ilusión. Los chicos de Estantería Otaku, el
blog en el que me entrevistaron el mes pasado —podéis leer la entrevista aquí—,
están organizando unos premios para celebrar su segundo aniversario en la web.
¡Y Afrodita L está nominado en la categoría de mejor portal web o blog
dedicado a la difusión de manga, anime, videojuegos y cultura japonesa! 😀 El 6 de
febrero se anunciarán los ganadores. No podría estar más contenta, no solo por
el reconocimiento, sino porque comparto la nominación con compañeros que hacen
un gran trabajo y a los que admiro: La Colina de Raven, Tu Web Anime, Nanashi no Samurái, BlogVisual y AnimeFagos.
Desde
aquí, quiero dar las gracias a Estantería Otaku por tener en cuenta este
humilde blog para sus premios y la enhorabuena a mis compañeros. ¡Son nominaciones merecidísimas!😊 Cuando
empecé a escribir, jamás habría imaginado que Afrodita L me traería
tantas cosas buenas.
Ahora
sí, me despido. Os espero dentro de unos días con una nueva entrada sobre manga
y mundo clásico. ¡Hasta entonces! 😄
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