Seguro
que a muchos de vosotros os suena Ulises 31, aunque no la hayáis visto.
En mi caso, tengo su sintonía grabada en la cabeza, y eso que yo no la pillé en
la televisión —cuando se emitió por primera vez en España, no había nacido
todavía—. Pero sí tenía discos con la música de infinidad de series infantiles,
y esta versión futurista del héroe griego estaba entre ellas.
Ulises
31,
producción franco-japonesa, se emitió por primera vez en 1981 —a España llegó
un poco más tarde— y consiguió acercar la mitología clásica a cientos de
espectadores de todo el mundo. Tuvo mucho éxito tanto en Japón como en Europa,
y también en otros países de América y Asia. La mezcla de cultura grecolatina y
ciencia ficción funcionó: consiguió despertar el interés por nuestros clásicos
en espectadores que no tendrían por qué conocerlos y, a la vez, conectar con
una audiencia occidental. De hecho, he leído que para el diseño de los
personajes se inspiraron en esculturas griegas con el objetivo de producir una
serie que encajara con sus gustos.
Llevaba
un tiempo queriendo hablar de Ulises 31 en mi blog porque hay mucho que
decir al respecto. 😊 Mi intención es dedicarle varias entradas,
analizando los elementos mitológicos que aparecen en sus capítulos y,
especialmente, cómo se reinterpreta la Odisea. En la de hoy, quiero
centrarme en el primer episodio, que retoma un pasaje fundamental del poema
homérico: el de Polifemo. Como siempre, una advertencia: puede haber spoilers
de la trama, así que, si no habéis visto la serie y
tenéis intención de hacerlo, podéis volver cuando lo hayáis hecho. Sin más
dilación, ¡empezamos! 🤗
El
ingenio como arma de defensa
Seguro
que a todos os suena la historia de Polifemo. Al fin y al cabo, el episodio del
cíclope es uno de los más célebres de la Odisea y ha sido reinterpretado
cientos de veces desde los tiempos de Homero. De todas formas, voy a haceros un
resumen para refrescaros la memoria. Además, me gustaría mencionar una serie de
detalles que luego voy a comentar en relación con la serie de Ulises 31.
Ulises burlando a Polifemo, de William Turner (1829) |
El
relato de la aventura con Polifemo aparece en el canto ix del texto homérico. Ulises, que se encuentra en la tierra
de los feacios, decide contarles su historia pese a la angustia que le generan
aún sus desgracias. Al fin y al cabo, desde el final de la guerra de Troya su
vida se ha convertido en una sucesión de peripecias y obstáculos, a cuál más
triste y difícil de superar. Antes de llegar a la isla de los cíclopes, él y
sus compañeros estuvieron en la ciudad de los cicones, donde Ulises perdió a
muchos de quienes viajaban con él, y en la tierra de los lotófagos. Tuvo que
llevarse a algunos de sus amigos a la fuerza porque comieron loto y olvidaron
su deseo de regresar a casa, a Ítaca.
Ulises
llegó a una isla cubierta por bosques y llena de cabras que les sirvieron de
alimento a él y a su tripulación. Después de tantas penalidades, sintieron que
recuperaban el ánimo y que las cosas podían ir bien por una vez. Sin embargo, su
paz terminó cuando a la mañana siguiente decidieron explorar la isla que había
enfrente de aquella en la que habían atracado sus barcos: veían humo, oían
voces y el balido de varios rebaños. Ulises quiso ir hasta allí para ver qué
gentes la habitaban: tal vez pudieran ofrecerles la hospitalidad debida a los
huéspedes. Por supuesto, nada más lejos de la realidad: los cíclopes son
criaturas brutales, sin ley de ningún tipo, tal y como se repite varias veces a
lo largo del pasaje.
ἔνθεν δὲ προτέρω πλέομεν ἀκαχήμενοι ἦτορ: Κυκλώπων δ᾽ ἐς γαῖαν ὑπερφιάλων ἀθεμίστων ἱκόμεθ᾽, οἵ ῥα θεοῖσι πεποιθότες ἀθανάτοισιν οὔτε φυτεύουσιν
χερσὶν φυτὸν οὔτ᾽ ἀρόωσιν, ἀλλὰ τά γ᾽ ἄσπαρτα καὶ ἀνήροτα πάντα φύονται, πυροὶ καὶ κριθαὶ ἠδ᾽ ἄμπελοι, αἵ τε φέρουσιν οἶνον ἐριστάφυλον, καί σφιν Διὸς ὄμβρος ἀέξει. τοῖσιν δ᾽ οὔτ᾽ ἀγοραὶ βουληφόροι οὔτε θέμιστες, ἀλλ᾽ οἵ γ᾽ ὑψηλῶν ὀρέων ναίουσι
κάρηνα ἐν σπέσσι γλαφυροῖσι, θεμιστεύει δὲ ἕκαστος παίδων ἠδ᾽ ἀλόχων, οὐδ᾽ ἀλλήλων ἀλέγουσιν. (Od.
IX, 105-115). |
De
ahí en adelante navegamos afligidos en nuestro corazón y llegamos a la tierra
de los fieros cíclopes, sin ley, que, confiando en los dioses inmortales, no
plantan vegetales con las manos ni labran, sino que todo brota sin ser
sembrado ni labrado: el trigo, la cebada y las vides, que ofrecen el
exquisito vino de sus racimos. La lluvia de Zeus los hace crecer. No tienen
asambleas para deliberar ni leyes, sino que habitan las cimas de las elevadas
montañas en cóncavas cuevas. Cada uno tiene potestad sobre sus hijos y su
esposa, y no se preocupan los unos de los otros. |
Odiseo en la cueva de Polifemo, de Jacob Jordaens (primera mitad del siglo XVII)
En sus
tierras no hay rastro de civilización. Así lo comprobaron Ulises y los suyos
cuando atracaron en la isla, encontraron la cueva de Polifemo y, tras hacer
ofrendas y comer algo del queso que el cíclope tenía, decidieron esperarlo. La
criatura no se apiadó de ellos, todo lo contrario: cogió a dos de los
compañeros de Ulises y los devoró sin piedad. Al fin y al cabo, ¿para que tendría
que preocuparse de la hospitalidad y de los dioses si los cíclopes eran increíblemente
fuertes?
Ulises
se encontró en una situación desesperada. Estaba claro que Polifemo no iba a
dejarlos marchar sin comérselos: cuando salió de la cueva al día siguiente para
apacentar a sus rebaños, tapó la entrada con una piedra enorme que solo un
gigante podría mover. Así que decidió valerse de su ingenio, esa cualidad con
la que conseguía sortear todos los problemas, y trazó un plan. Por la noche,
cuando el cíclope regresó, lo emborrachó con un vino que él y sus compañeros
habían llevado hasta allí durante su exploración de la isla. No dejó ni un cabo
sin atar: cuando Polifemo le preguntó por su nombre, le dio esa respuesta tan
famosa que muchos conoceréis.
Κύκλωψ,
εἰρωτᾷς μ᾽ ὄνομα κλυτόν,
αὐτὰρ [ἐγώ τοι ἐξερέω: σὺ δέ μοι δὸς ξείνιον, ὥς περ [ὑπέστης. Οὖτις ἐμοί γ᾽ ὄνομα: Οὖτιν δέ με [κικλήσκουσι μήτηρ ἠδὲ πατὴρ ἠδ᾽ ἄλλοι πάντες ἑταῖροι. (Od.
IX, 364-367). |
«Cíclope,
me preguntas mi ilustre nombre. Yo te lo diré, pero concédeme los obsequios
de hospitalidad, como has prometido. Nadie es mi nombre. Nadie me llaman mi
madre, mi padre y todos mis amigos». |
Cuando
por fin Polifemo se quedó dormido, Ulises y algunos de sus compañeros —a los
que había elegido por sorteo— prepararon una lanza y se la clavaron en el ojo,
por lo que quedó ciego. Sus gritos de angustia atrajeron al resto de los
cíclopes, que acudieron a ver qué sucedía. Sin embargo, cuando les respondió
que nadie lo había atacado, se marcharon sin comprender. El plan había
salido a pedir de boca y ahora Ulises solo tenía que pensar en una forma de
huir. Enseguida se le ocurrió una artimaña ingeniosa: les dijo a sus compañeros
que se agarraran al vientre de los carneros de Polifemo, pues de esa forma
lograrían salir indemnes de la cueva. Cuando el cíclope ciego palpó los lomos
de sus animales en busca de los humanos que lo habían cegado, no los encontró y
sacó de la cueva sus rebaños como solía hacer. De esa forma, consiguieron
regresar al barco.
Ulises ciega a Polifemo, de Pellegrino Tibaldi (ca. 1551) |
κλῦθι, Ποσείδαον γαιήοχε κυανοχαῖτα, εἰ ἐτεόν γε σός εἰμι, πατὴρ δ᾽ ἐμὸς εὔχεαι [εἶναι, δὸς μὴ Ὀδυσσῆα πτολιπόρθιον οἴκαδ᾽ [ἱκέσθαι υἱὸν Λαέρτεω, Ἰθάκῃ ἔνι οἰκί᾽ ἔχοντα. ἀλλ᾽ εἴ οἱ μοῖρ᾽ ἐστὶ φίλους τ᾽ ἰδέειν καὶ [ἱκέσθαι οἶκον ἐυκτίμενον καὶ ἑὴν ἐς πατρίδα γαῖαν, ὀψὲ κακῶς ἔλθοι, ὀλέσας ἄπο πάντας [ἑταίρους, νηὸς ἐπ᾽ ἀλλοτρίης, εὕροι δ᾽ ἐν πήματα [οἴκῳ. (Od.
IX, 528-535). |
«¡Escúchame,
Poseidón, de cabellera azulada, que abrazas la tierra! Si de verdad soy tuyo,
si te ufanas de ser mi padre, concédeme que Odiseo el destructor de ciudades,
hijo de Laertes, que en Ítaca tiene su casa, no llegue a su hogar. Pero si es
su destino ver a sus seres queridos, regresar a su casa hermosamente
construida y volver a su tierra patria, que lo haga tarde y con sufrimiento,
muertos todos sus compañeros, en una nave extranjera, y que encuentre
desgracias en su hogar». |
El dios
del mar no desoyó a su hijo. A partir de entonces, se convirtió en un enemigo
terrible para Ulises y retrasó su llegada a Ítaca durante mucho tiempo, hasta
que Atenea le pidió a Zeus que permitiera el regreso del héroe. Solo entonces claudicó.
Un héroe
contra lo imposible
© DiC Entertainment y Tokyo Movie Shinsha (TMS) 1981
Son
muchos los elementos de la historia de Ulises que aparecen en Ulises 31:
Troya, su hijo Telémaco, Poseidón, decenas de personajes con los que se
encontró en su periplo. En este caso, el episodio de los cíclopes se sitúa al
principio de su aventura, antes que cualquier otro, tal vez porque, al ser uno
de los más conocidos, supone una buena introducción para la serie, tanto para
quienes conocen más sobre la Odisea como para los que solo recuerdan los
detalles más importantes. Al fin y al cabo, este primer capítulo establece
claves importantes para su desarrollo: la historia trata sobre Ulises, sí, y
sobre cómo se enfrenta a los obstáculos que los dioses ponen en su camino, pero
el telón de fondo es totalmente distinto. Nos encontramos en el siglo xxxi, no en la Grecia antigua. Este
nuevo héroe va a moverse en un entorno de ciencia ficción, con naves espaciales
y planetas que explorar. Y, aun así, el héroe homérico es reconocible, pese a
los cambios y la ausencia de ciertos elementos de la Odisea y la tradición
mitológica. Como os dije antes, voy a centrarme únicamente en el primer
capítulo y en analizar una serie de elementos que se modifican de manera
significativa.
© DiC Entertainment y Tokyo Movie Shinsha (TMS) 1981
La
historia comienza cuando Ulises se dispone a abandonar la base de Troya tras el
cumpleaños de Telémaco con intención de dirigirse a la Tierra para volver con
su esposa, Penélope. Se embarca en su nave espacial Odysseus —el nombre griego y
el latino del héroe están presentes en la serie— y, acompañado de su
tripulación, su hijo Telémaco y un robot llamado Nono, emprende un viaje en el
que no tendría por qué haber complicaciones. Por supuesto, no es así. En el
radar de su nave, aparece un planeta desconocido y unas extrañas criaturas
raptan a Telémaco: se lo llevan a través de una especie de meteorito de luz.
Esos seres son los adoradores del cíclope, una extraña secta que roba niños
para ofrecerle su energía a dicha criatura a cambio de luz. En cuanto se entera
de lo ocurrido, Ulises se dirige al planeta para rescatar a su hijo y lo consigue.
Sin embargo, la destrucción del cíclope y la derrota de los adoradores
despiertan la ira de Poseidón, quien le pide a Zeus que castigue al héroe.
Entonces, la nave de Ulises es atraída por un agujero negro, se desvía de su
camino y termina en una dimensión llamada Olimpo. El padre de los dioses le
impone un castigo: maldice a sus compañeros, que quedan inertes, y le dice al
héroe que debe vagar por el espacio hasta llegar al Hades. Solo de esa forma
logrará salvar a los suyos. Eso sí, no lo tendrá fácil: en el camino, deberá
superar una serie de pruebas que lo pondrán al límite.
© DiC Entertainment y Tokyo Movie Shinsha (TMS) 1981 |
Como
vemos, son varios los elementos que se modifican con respecto al mito original.
El primero de ellos es el propio cíclope, que en la serie se nos muestra de
forma doble: es una criatura robótica gigante, de cuyo único ojo sale un rayo
de luz, pero además aparece bajo la forma de los adoradores —también ellos
tienen solo un ojo—. La ceguera, elemento fundamental en la Odisea, es
esencial para el desarrollo del capítulo. Para empezar, los adoradores no
pueden ver a no ser que el cíclope les proporcione la luz, para lo que
necesitan encontrar criaturas que puedan ofrecer su energía. Por otro lado, el
propio Ulises, cuando acude a rescatar a Telémaco, se encarga de cegar al
cíclope robótico con la ayuda inestimable de Nono, que se encarga de hacer que
el rayo de luz que este emite se refleje y destruya su único ojo. Así, vemos
que una de las estrategias que utiliza el protagonista para vencer a sus
enemigos es la misma que en la Antigüedad, pero esa ceguera que causa es doble.
Al destruir el ojo del cíclope —y, posteriormente, acabar con el gigante—, deja
ciegos para siempre a los adoradores, que son quienes se encargan de suplicarle
a Poseidón. Creo que transformar al cíclope original en un elemento ya no
doble, sino múltiple —al fin y al cabo, los adoradores son varios— contribuye a
reforzar la valentía y el buen hacer del héroe, que debe enfrentarse a un
desafío mucho más difícil. No solo tiene que acabar con un gigante, sino
también con todos los acólitos que tiene a su alrededor. Al igual que en la Odisea,
no está solo: aunque la mayor parte de sus compañeros no pueden acudir en su
ayuda porque es demasiado peligroso tanto para ellos como para su nave, tiene a
Nono a su lado.
© DiC Entertainment y Tokyo Movie Shinsha (TMS) 1981 |
Otro
elemento que es doble es la súplica para que Ulises sea castigado. Los
adoradores, como si fueran Polifemo, le piden ayuda a Poseidón, que, por
supuesto, se encoleriza. Pero no es él quien va a imponerle la pena a Ulises:
el propio dios le suplica, a su vez, a Zeus. Es como si también él se hubiera
puesto por un instante en la piel de Polifemo e interpretara su papel.
Si nos
fijamos en la mitología, casi ninguno de los griegos tuvo una vuelta a casa agradable.
De hecho, en Las troyanas, tragedia de Eurípides, la propia Atenea
afirma que no quiere darles un regreso fácil a los griegos pese a haberlos
apoyado durante toda la contienda: Áyax sacó a Casandra a rastras de su templo,
en el que se había refugiado, y nadie se lo reprochó. El propio Ulises, antes
de contar sus aventuras y desventuras, afirma lo siguiente:
εἰ δ᾽ ἄγε τοι καὶ νόστον ἐμὸν πολυκηδέ᾽ [ἐνίσπω, ὅν μοι Ζεὺς ἐφέηκεν ἀπὸ Τροίηθεν ἰόντι.
(Od.
IX, 37-38). |
«¡Ea!
Os hablaré de mi regreso lleno de penas, que a mí me impuso Zeus al volver de
Troya». |
Son los
dioses quienes le han impuesto penalidades, por diversas razones —recordemos, eso sí, que en este
caso Atenea no quiere su mal, sino que lo ayuda en su travesía—. Sin embargo,
es cierto que su enemigo más importante es Poseidón. Al principio de la Odisea,
en una asamblea divina convocada para decidir sobre el destino del héroe,
Atenea le pide a Zeus que le permita regresar a Ítaca y le reprocha que se haya
olvidado de él. El padre de los dioses se muestra benévolo con Ulises e incluso
indica quién es el principal causante de sus desdichas:
τέκνον
ἐμόν, ποῖόν σε ἔπος φύγεν ἕρκος [ὀδόντων. πῶς ἂν ἔπειτ᾽ Ὀδυσῆος ἐγὼ θείοιο λαθοίμην, ὃς περὶ μὲν νόον ἐστὶ βροτῶν, περὶ δ᾽ ἱρὰ [θεοῖσιν ἀθανάτοισιν ἔδωκε, τοὶ οὐρανὸν εὐρὺν [ἔχουσιν; ἀλλὰ Ποσειδάων γαιήοχος ἀσκελὲς αἰεὶ Κύκλωπος
κεχόλωται, ὃν ὀφθαλμοῦ [ἀλάωσεν, ἀντίθεον Πολύφημον, ὅου κράτος ἐστὶ [μέγιστον πᾶσιν Κυκλώπεσσι: Θόωσα δέ
μιν τέκε [νύμφη, Φόρκυνος
θυγάτηρ ἁλὸς ἀτρυγέτοιο [μέδοντος, ἐν σπέσσι γλαφυροῖσι Ποσειδάωνι μιγεῖσα. ἐκ τοῦ δὴ Ὀδυσῆα Ποσειδάων ἐνοσίχθων οὔ τι κατακτείνει, πλάζει δ᾽ ἀπὸ πατρίδος [αἴης. ἀλλ᾽ ἄγεθ᾽, ἡμεῖς οἵδε περιφραζώμεθα [πάντες νόστον,
ὅπως ἔλθῃσι: Ποσειδάων δὲ
μεθήσει ὃν χόλον: οὐ μὲν γὰρ τι δυνήσεται ἀντία [πάντων ἀθανάτων ἀέκητι θεῶν ἐριδαινέμεν οἶος. (Od.
I, 64-79). |
«Hija
mía, ¿qué palabra ha escapado del cerco de tus dientes? ¿Cómo podría olvidar
al divino Odiseo, superior entre los mortales por su inteligencia, que
ofreció sacrificios a los dioses inmortales que poseen el ancho cielo?
Poseidón, el que sacude la tierra, aún está indignado por el cíclope,
Polifemo, semejante a un dios, al que Odiseo privó de su único ojo, aun siendo
este el mayor de todos los cíclopes por su fuerza. A él lo parió la ninfa
Toosa, hija de Forcis, el señor del mar estéril, tras unirse con Poseidón en
las cóncavas cuevas. Poseidón, el que agita la tierra, no lo ha matado, pero
desde entonces lo aparta del camino hacia su tierra patria. Pero, ¡ea!, pensemos
todos nosotros sobre su regreso: Poseidón depondrá su cólera, pues no podrá
luchar solo contra la voluntad de todos los dioses inmortales». |
En Ulises
31, no obstante, tiene un papel más relevante: le impone unas pruebas a
Ulises y maldice a su tripulación —por tanto, el héroe pierde a sus compañeros,
aunque no de la misma manera que en el poema homérico: a excepción de Telémaco,
Nono y Thais, una niña alienígena a la que rescata, los demás permanecen
inertes, en un estado de congelación—. En mi opinión, este cambio también
consigue reforzar la dificultad del viaje que el héroe va a emprender, hace hincapié
en la soledad y la desgracia de Ulises. Pero, de esa forma, sus propias
cualidades quedan ensalzadas en el capítulo: si sale victorioso de una
situación tan compleja es porque su valentía, su bondad y su habilidad para la
lucha sobresalen.
© DiC Entertainment y Tokyo Movie Shinsha (TMS) 1981 |
Por cierto, me parece especialmente destacable que Ulises, en su enfrentamiento con los cíclopes, no se valga de su ingenio, su principal cualidad —o, al menos, no de forma tan destacada—. De hecho, únicamente se sirve una artimaña para cegar al cíclope: cuando decide que es el momento adecuado para rescatar a Telémaco, se lanza directamente al combate y lucha contra los adoradores del cíclope. No los engaña sobre su identidad, tampoco necesita una estratagema ingeniosa para marcharse del planeta. Y es que ya en la Antigüedad ese ingenio suyo no siempre era visto con buenos ojos. Aunque en muchos textos se destaca como una cualidad admirable, en otros no es así. Ulises aparece como un hombre vil, tramposo, egoísta, intrigante, capaz de urdir las estratagemas más sucias para conseguir sus objetivos. Me parece que en este primer capítulo de Ulises 31 ese ingenio que podría ser negativo se ve opacado por otras cualidades que tiene todo protagonista de una historia de aventuras —y que el Ulises de la Antigüedad también poseía—: el arrojo y la habilidad en el combate. ¡Ya le dedicaré una entrada en el futuro a la figura del héroe griego y su representación en este anime!
Con esto termino por hoy. 😊 ¡Espero que os haya gustado! Pronto seguiré hablando de Ulises 31 y de cómo se adaptan la Odisea y los mitos griegos en esta serie que tanto éxito tuvo. Por mi parte, os espero la semana que viene con las últimas entradas del año para hacer un repaso a los animes que he visto y los mangas que he leído en 2021. ¡Hasta entonces! 🤗
Bibliografía
Como
siempre, os dejo aquí una lista de referencias que me han servido para escribir
la entrada y que podéis consultar. 😊
Castello, Maria G. & Scilabra, Carla (2015). “Theoi becoming
Kami: Classical mythology in the anime world”, en Carlà, Filippo & Berti,
Irene (eds.). (2015). Ancient Magic and
the Supernatural in the Modern Visual and Performing Arts, Londres: Bloomsbury,
pp. 177-196.
Grimal, Pierre
(1981). Diccionario de mitología griega y romana (trad. de Francisco
Payarols), Barcelona: Paidós.
Hernández Reyes,
Adexe (2008). “Los mitos griegos en el manga japonés”, en Castillo Pascual, María José (coord.)
(2008). Congreso Internacional “Imagines”.
La Antigüedad en las Artes escénicas y visuales/International Conference “Imagines”.
The reception
of Antiquity in performing and visual Arts, Logroño:
Universidad de La Rioja, pp. 633-644.
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