jueves, 23 de diciembre de 2021

Anime y mundo clásico: los cíclopes del siglo XXXI

Seguro que a muchos de vosotros os suena Ulises 31, aunque no la hayáis visto. En mi caso, tengo su sintonía grabada en la cabeza, y eso que yo no la pillé en la televisión —cuando se emitió por primera vez en España, no había nacido todavía—. Pero sí tenía discos con la música de infinidad de series infantiles, y esta versión futurista del héroe griego estaba entre ellas. 

Ulises 31, producción franco-japonesa, se emitió por primera vez en 1981 —a España llegó un poco más tarde— y consiguió acercar la mitología clásica a cientos de espectadores de todo el mundo. Tuvo mucho éxito tanto en Japón como en Europa, y también en otros países de América y Asia. La mezcla de cultura grecolatina y ciencia ficción funcionó: consiguió despertar el interés por nuestros clásicos en espectadores que no tendrían por qué conocerlos y, a la vez, conectar con una audiencia occidental. De hecho, he leído que para el diseño de los personajes se inspiraron en esculturas griegas con el objetivo de producir una serie que encajara con sus gustos.

Llevaba un tiempo queriendo hablar de Ulises 31 en mi blog porque hay mucho que decir al respecto. 😊 Mi intención es dedicarle varias entradas, analizando los elementos mitológicos que aparecen en sus capítulos y, especialmente, cómo se reinterpreta la Odisea. En la de hoy, quiero centrarme en el primer episodio, que retoma un pasaje fundamental del poema homérico: el de Polifemo. Como siempre, una advertencia: puede haber spoilers de la trama, así que, si no habéis visto la serie y tenéis intención de hacerlo, podéis volver cuando lo hayáis hecho. Sin más dilación, ¡empezamos! 🤗

El ingenio como arma de defensa

Seguro que a todos os suena la historia de Polifemo. Al fin y al cabo, el episodio del cíclope es uno de los más célebres de la Odisea y ha sido reinterpretado cientos de veces desde los tiempos de Homero. De todas formas, voy a haceros un resumen para refrescaros la memoria. Además, me gustaría mencionar una serie de detalles que luego voy a comentar en relación con la serie de Ulises 31.

Ulises burlando a Polifemo, de William Turner (1829)

El relato de la aventura con Polifemo aparece en el canto ix del texto homérico. Ulises, que se encuentra en la tierra de los feacios, decide contarles su historia pese a la angustia que le generan aún sus desgracias. Al fin y al cabo, desde el final de la guerra de Troya su vida se ha convertido en una sucesión de peripecias y obstáculos, a cuál más triste y difícil de superar. Antes de llegar a la isla de los cíclopes, él y sus compañeros estuvieron en la ciudad de los cicones, donde Ulises perdió a muchos de quienes viajaban con él, y en la tierra de los lotófagos. Tuvo que llevarse a algunos de sus amigos a la fuerza porque comieron loto y olvidaron su deseo de regresar a casa, a Ítaca.

Ulises llegó a una isla cubierta por bosques y llena de cabras que les sirvieron de alimento a él y a su tripulación. Después de tantas penalidades, sintieron que recuperaban el ánimo y que las cosas podían ir bien por una vez. Sin embargo, su paz terminó cuando a la mañana siguiente decidieron explorar la isla que había enfrente de aquella en la que habían atracado sus barcos: veían humo, oían voces y el balido de varios rebaños. Ulises quiso ir hasta allí para ver qué gentes la habitaban: tal vez pudieran ofrecerles la hospitalidad debida a los huéspedes. Por supuesto, nada más lejos de la realidad: los cíclopes son criaturas brutales, sin ley de ningún tipo, tal y como se repite varias veces a lo largo del pasaje.

 

νθεν δ προτέρω πλέομεν καχήμενοι τορ:

Κυκλώπων δ ς γααν περφιάλων θεμίστων

κόμεθ, ο α θεοσι πεποιθότες θανάτοισιν

οτε φυτεύουσιν χερσν φυτν οτ ρόωσιν,

λλ τά γ σπαρτα κα νήροτα πάντα φύονται,

πυρο κα κριθα δ μπελοι, α τε φέρουσιν

ονον ριστάφυλον, καί σφιν Δις μβρος έξει.

τοσιν δ οτ γορα βουληφόροι οτε θέμιστες,

λλ ο γ ψηλν ρέων ναίουσι κάρηνα

ν σπέσσι γλαφυροσι, θεμιστεύει δ καστος

παίδων δ λόχων, οδ λλήλων λέγουσιν.

 

(Od. IX, 105-115).

 

 

De ahí en adelante navegamos afligidos en nuestro corazón y llegamos a la tierra de los fieros cíclopes, sin ley, que, confiando en los dioses inmortales, no plantan vegetales con las manos ni labran, sino que todo brota sin ser sembrado ni labrado: el trigo, la cebada y las vides, que ofrecen el exquisito vino de sus racimos. La lluvia de Zeus los hace crecer. No tienen asambleas para deliberar ni leyes, sino que habitan las cimas de las elevadas montañas en cóncavas cuevas. Cada uno tiene potestad sobre sus hijos y su esposa, y no se preocupan los unos de los otros.

 

 

Odiseo en la cueva de Polifemo, de Jacob Jordaens (primera mitad del siglo XVII)

En sus tierras no hay rastro de civilización. Así lo comprobaron Ulises y los suyos cuando atracaron en la isla, encontraron la cueva de Polifemo y, tras hacer ofrendas y comer algo del queso que el cíclope tenía, decidieron esperarlo. La criatura no se apiadó de ellos, todo lo contrario: cogió a dos de los compañeros de Ulises y los devoró sin piedad. Al fin y al cabo, ¿para que tendría que preocuparse de la hospitalidad y de los dioses si los cíclopes eran increíblemente fuertes?

Ulises se encontró en una situación desesperada. Estaba claro que Polifemo no iba a dejarlos marchar sin comérselos: cuando salió de la cueva al día siguiente para apacentar a sus rebaños, tapó la entrada con una piedra enorme que solo un gigante podría mover. Así que decidió valerse de su ingenio, esa cualidad con la que conseguía sortear todos los problemas, y trazó un plan. Por la noche, cuando el cíclope regresó, lo emborrachó con un vino que él y sus compañeros habían llevado hasta allí durante su exploración de la isla. No dejó ni un cabo sin atar: cuando Polifemo le preguntó por su nombre, le dio esa respuesta tan famosa que muchos conoceréis.

 

Κύκλωψ, ερωτς μ νομα κλυτόν, ατρ [γώ τοι

ξερέω: σ δέ μοι δς ξείνιον, ς περ [πέστης.

Οτις μοί γ νομα: Οτιν δέ με [κικλήσκουσι

μήτηρ δ πατρ δ λλοι πάντες ταροι.

 

(Od. IX, 364-367).

 

 

«Cíclope, me preguntas mi ilustre nombre. Yo te lo diré, pero concédeme los obsequios de hospitalidad, como has prometido. Nadie es mi nombre. Nadie me llaman mi madre, mi padre y todos mis amigos».

 

Cuando por fin Polifemo se quedó dormido, Ulises y algunos de sus compañeros —a los que había elegido por sorteo— prepararon una lanza y se la clavaron en el ojo, por lo que quedó ciego. Sus gritos de angustia atrajeron al resto de los cíclopes, que acudieron a ver qué sucedía. Sin embargo, cuando les respondió que nadie lo había atacado, se marcharon sin comprender. El plan había salido a pedir de boca y ahora Ulises solo tenía que pensar en una forma de huir. Enseguida se le ocurrió una artimaña ingeniosa: les dijo a sus compañeros que se agarraran al vientre de los carneros de Polifemo, pues de esa forma lograrían salir indemnes de la cueva. Cuando el cíclope ciego palpó los lomos de sus animales en busca de los humanos que lo habían cegado, no los encontró y sacó de la cueva sus rebaños como solía hacer. De esa forma, consiguieron regresar al barco.

Ulises ciega a Polifemo, de Pellegrino Tibaldi (ca. 1551)
Ulises, no contento con ello, se atrevió a gritarle a Polifemo todo lo que había ocurrido, a burlarse de su necedad, y también le dijo su nombre. El cíclope se dio cuenta entonces de que se había cumplido un oráculo que le habían vaticinado tiempo atrás, según el cual un personaje llamado Ulises lo privaría de la vista. Jamás habría pensado que se trataría de un hombre tan menudo. Furioso, empezó a lanzarles rocas y le dirigió una súplica a Poseidón, su padre:

 

κλθι, Ποσείδαον γαιήοχε κυανοχατα,

ε τεόν γε σός εμι, πατρ δ μς εχεαι [εναι,

δς μ δυσσα πτολιπόρθιον οκαδ [κέσθαι

υἱὸν Λαέρτεω, θάκ νι οκί χοντα.

λλ ε ο μορ στ φίλους τ δέειν κα [κέσθαι

οκον υκτίμενον κα ἑὴν ς πατρίδα γααν,

ψ κακς λθοι, λέσας πο πάντας [ταίρους,

νης π λλοτρίης, εροι δ ν πήματα [οκ.

 

(Od. IX, 528-535).

 

 

«¡Escúchame, Poseidón, de cabellera azulada, que abrazas la tierra! Si de verdad soy tuyo, si te ufanas de ser mi padre, concédeme que Odiseo el destructor de ciudades, hijo de Laertes, que en Ítaca tiene su casa, no llegue a su hogar. Pero si es su destino ver a sus seres queridos, regresar a su casa hermosamente construida y volver a su tierra patria, que lo haga tarde y con sufrimiento, muertos todos sus compañeros, en una nave extranjera, y que encuentre desgracias en su hogar».

 

El dios del mar no desoyó a su hijo. A partir de entonces, se convirtió en un enemigo terrible para Ulises y retrasó su llegada a Ítaca durante mucho tiempo, hasta que Atenea le pidió a Zeus que permitiera el regreso del héroe. Solo entonces claudicó.

Un héroe contra lo imposible

© DiC Entertainment y Tokyo Movie Shinsha (TMS) 1981

Son muchos los elementos de la historia de Ulises que aparecen en Ulises 31: Troya, su hijo Telémaco, Poseidón, decenas de personajes con los que se encontró en su periplo. En este caso, el episodio de los cíclopes se sitúa al principio de su aventura, antes que cualquier otro, tal vez porque, al ser uno de los más conocidos, supone una buena introducción para la serie, tanto para quienes conocen más sobre la Odisea como para los que solo recuerdan los detalles más importantes. Al fin y al cabo, este primer capítulo establece claves importantes para su desarrollo: la historia trata sobre Ulises, sí, y sobre cómo se enfrenta a los obstáculos que los dioses ponen en su camino, pero el telón de fondo es totalmente distinto. Nos encontramos en el siglo xxxi, no en la Grecia antigua. Este nuevo héroe va a moverse en un entorno de ciencia ficción, con naves espaciales y planetas que explorar. Y, aun así, el héroe homérico es reconocible, pese a los cambios y la ausencia de ciertos elementos de la Odisea y la tradición mitológica. Como os dije antes, voy a centrarme únicamente en el primer capítulo y en analizar una serie de elementos que se modifican de manera significativa.

© DiC Entertainment y Tokyo Movie Shinsha (TMS) 1981

La historia comienza cuando Ulises se dispone a abandonar la base de Troya tras el cumpleaños de Telémaco con intención de dirigirse a la Tierra para volver con su esposa, Penélope. Se embarca en su nave espacial Odysseus —el nombre griego y el latino del héroe están presentes en la serie— y, acompañado de su tripulación, su hijo Telémaco y un robot llamado Nono, emprende un viaje en el que no tendría por qué haber complicaciones. Por supuesto, no es así. En el radar de su nave, aparece un planeta desconocido y unas extrañas criaturas raptan a Telémaco: se lo llevan a través de una especie de meteorito de luz. Esos seres son los adoradores del cíclope, una extraña secta que roba niños para ofrecerle su energía a dicha criatura a cambio de luz. En cuanto se entera de lo ocurrido, Ulises se dirige al planeta para rescatar a su hijo y lo consigue. Sin embargo, la destrucción del cíclope y la derrota de los adoradores despiertan la ira de Poseidón, quien le pide a Zeus que castigue al héroe. Entonces, la nave de Ulises es atraída por un agujero negro, se desvía de su camino y termina en una dimensión llamada Olimpo. El padre de los dioses le impone un castigo: maldice a sus compañeros, que quedan inertes, y le dice al héroe que debe vagar por el espacio hasta llegar al Hades. Solo de esa forma logrará salvar a los suyos. Eso sí, no lo tendrá fácil: en el camino, deberá superar una serie de pruebas que lo pondrán al límite.

© DiC Entertainment y Tokyo Movie Shinsha (TMS) 1981

Como vemos, son varios los elementos que se modifican con respecto al mito original. El primero de ellos es el propio cíclope, que en la serie se nos muestra de forma doble: es una criatura robótica gigante, de cuyo único ojo sale un rayo de luz, pero además aparece bajo la forma de los adoradores —también ellos tienen solo un ojo—. La ceguera, elemento fundamental en la Odisea, es esencial para el desarrollo del capítulo. Para empezar, los adoradores no pueden ver a no ser que el cíclope les proporcione la luz, para lo que necesitan encontrar criaturas que puedan ofrecer su energía. Por otro lado, el propio Ulises, cuando acude a rescatar a Telémaco, se encarga de cegar al cíclope robótico con la ayuda inestimable de Nono, que se encarga de hacer que el rayo de luz que este emite se refleje y destruya su único ojo. Así, vemos que una de las estrategias que utiliza el protagonista para vencer a sus enemigos es la misma que en la Antigüedad, pero esa ceguera que causa es doble. Al destruir el ojo del cíclope —y, posteriormente, acabar con el gigante—, deja ciegos para siempre a los adoradores, que son quienes se encargan de suplicarle a Poseidón. Creo que transformar al cíclope original en un elemento ya no doble, sino múltiple —al fin y al cabo, los adoradores son varios— contribuye a reforzar la valentía y el buen hacer del héroe, que debe enfrentarse a un desafío mucho más difícil. No solo tiene que acabar con un gigante, sino también con todos los acólitos que tiene a su alrededor. Al igual que en la Odisea, no está solo: aunque la mayor parte de sus compañeros no pueden acudir en su ayuda porque es demasiado peligroso tanto para ellos como para su nave, tiene a Nono a su lado.

© DiC Entertainment y Tokyo Movie Shinsha (TMS) 1981

Otro elemento que es doble es la súplica para que Ulises sea castigado. Los adoradores, como si fueran Polifemo, le piden ayuda a Poseidón, que, por supuesto, se encoleriza. Pero no es él quien va a imponerle la pena a Ulises: el propio dios le suplica, a su vez, a Zeus. Es como si también él se hubiera puesto por un instante en la piel de Polifemo e interpretara su papel. 

Si nos fijamos en la mitología, casi ninguno de los griegos tuvo una vuelta a casa agradable. De hecho, en Las troyanas, tragedia de Eurípides, la propia Atenea afirma que no quiere darles un regreso fácil a los griegos pese a haberlos apoyado durante toda la contienda: Áyax sacó a Casandra a rastras de su templo, en el que se había refugiado, y nadie se lo reprochó. El propio Ulises, antes de contar sus aventuras y desventuras, afirma lo siguiente:

 

ε δ γε τοι κα νόστον μν πολυκηδέ [νίσπω,

ν μοι Ζες φέηκεν π Τροίηθεν όντι.

 

(Od. IX, 37-38).

 

 

«¡Ea! Os hablaré de mi regreso lleno de penas, que a mí me impuso Zeus al volver de Troya».

 

Son los dioses quienes le han impuesto penalidades, por diversas razones —recordemos, eso sí, que en este caso Atenea no quiere su mal, sino que lo ayuda en su travesía—. Sin embargo, es cierto que su enemigo más importante es Poseidón. Al principio de la Odisea, en una asamblea divina convocada para decidir sobre el destino del héroe, Atenea le pide a Zeus que le permita regresar a Ítaca y le reprocha que se haya olvidado de él. El padre de los dioses se muestra benévolo con Ulises e incluso indica quién es el principal causante de sus desdichas:

 

τέκνον μόν, ποόν σε πος φύγεν ρκος [δόντων.

πς ν πειτ δυσος γ θείοιο λαθοίμην,

ς περ μν νόον στ βροτν, περ δ ρ [θεοσιν

θανάτοισιν δωκε, το ορανν ερν [χουσιν;

λλ Ποσειδάων γαιήοχος σκελς αε

Κύκλωπος κεχόλωται, ν φθαλμο [λάωσεν,

ντίθεον Πολύφημον, ου κράτος στ [μέγιστον

πσιν Κυκλώπεσσι: Θόωσα δέ μιν τέκε [νύμφη,

Φόρκυνος θυγάτηρ λς τρυγέτοιο [μέδοντος,

ν σπέσσι γλαφυροσι Ποσειδάωνι μιγεσα.

κ το δ δυσα Ποσειδάων νοσίχθων

ο τι κατακτείνει, πλάζει δ π πατρίδος [αης.

λλ γεθ, μες οδε περιφραζώμεθα [πάντες

νόστον, πως λθσι: Ποσειδάων δ μεθήσει

ν χόλον: ο μν γρ τι δυνήσεται ντία [πάντων

θανάτων έκητι θεν ριδαινέμεν οος.

 

(Od. I, 64-79).

 

 

«Hija mía, ¿qué palabra ha escapado del cerco de tus dientes? ¿Cómo podría olvidar al divino Odiseo, superior entre los mortales por su inteligencia, que ofreció sacrificios a los dioses inmortales que poseen el ancho cielo? Poseidón, el que sacude la tierra, aún está indignado por el cíclope, Polifemo, semejante a un dios, al que Odiseo privó de su único ojo, aun siendo este el mayor de todos los cíclopes por su fuerza. A él lo parió la ninfa Toosa, hija de Forcis, el señor del mar estéril, tras unirse con Poseidón en las cóncavas cuevas. Poseidón, el que agita la tierra, no lo ha matado, pero desde entonces lo aparta del camino hacia su tierra patria. Pero, ¡ea!, pensemos todos nosotros sobre su regreso: Poseidón depondrá su cólera, pues no podrá luchar solo contra la voluntad de todos los dioses inmortales».

 

En Ulises 31, no obstante, tiene un papel más relevante: le impone unas pruebas a Ulises y maldice a su tripulación —por tanto, el héroe pierde a sus compañeros, aunque no de la misma manera que en el poema homérico: a excepción de Telémaco, Nono y Thais, una niña alienígena a la que rescata, los demás permanecen inertes, en un estado de congelación—. En mi opinión, este cambio también consigue reforzar la dificultad del viaje que el héroe va a emprender, hace hincapié en la soledad y la desgracia de Ulises. Pero, de esa forma, sus propias cualidades quedan ensalzadas en el capítulo: si sale victorioso de una situación tan compleja es porque su valentía, su bondad y su habilidad para la lucha sobresalen.

© DiC Entertainment y Tokyo Movie Shinsha (TMS) 1981

Por cierto, me parece especialmente destacable que Ulises, en su enfrentamiento con los cíclopes, no se valga de su ingenio, su principal cualidad —o, al menos, no de forma tan destacada—. De hecho, únicamente se sirve una artimaña para cegar al cíclope: cuando decide que es el momento adecuado para rescatar a Telémaco, se lanza directamente al combate y lucha contra los adoradores del cíclope. No los engaña sobre su identidad, tampoco necesita una estratagema ingeniosa para marcharse del planeta. Y es que ya en la Antigüedad ese ingenio suyo no siempre era visto con buenos ojos. Aunque en muchos textos se destaca como una cualidad admirable, en otros no es así. Ulises aparece como un hombre vil, tramposo, egoísta, intrigante, capaz de urdir las estratagemas más sucias para conseguir sus objetivos. Me parece que en este primer capítulo de Ulises 31 ese ingenio que podría ser negativo se ve opacado por otras cualidades que tiene todo protagonista de una historia de aventuras —y que el Ulises de la Antigüedad también poseía—: el arrojo y la habilidad en el combate. ¡Ya le dedicaré una entrada en el futuro a la figura del héroe griego y su representación en este anime!

 

Con esto termino por hoy. 😊 ¡Espero que os haya gustado! Pronto seguiré hablando de Ulises 31 y de cómo se adaptan la Odisea y los mitos griegos en esta serie que tanto éxito tuvo. Por mi parte, os espero la semana que viene con las últimas entradas del año para hacer un repaso a los animes que he visto y los mangas que he leído en 2021. ¡Hasta entonces! 🤗

Bibliografía

Como siempre, os dejo aquí una lista de referencias que me han servido para escribir la entrada y que podéis consultar. 😊

Castello, Maria G. & Scilabra, Carla (2015). “Theoi becoming Kami: Classical mythology in the anime world”, en Carlà, Filippo & Berti, Irene (eds.). (2015). Ancient Magic and the Supernatural in the Modern Visual and Performing Arts, Londres: Bloomsbury, pp. 177-196.

Grimal, Pierre (1981). Diccionario de mitología griega y romana (trad. de Francisco Payarols), Barcelona: Paidós.

Hernández Reyes, Adexe (2008). “Los mitos griegos en el manga japonés”, en Castillo Pascual, María José (coord.) (2008). Congreso Internacional “Imagines”. La Antigüedad en las Artes escénicas y visuales/International Conference “Imagines”. The reception of Antiquity in performing and visual Arts, Logroño: Universidad de La Rioja, pp. 633-644.


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