Saint
Seiya es un manga que ha fascinado a lectores de todo el mundo. El
otro día, durante el evento de #AnimeRetroTV, fueron muchas las personas que contaron
que su adaptación animada había formado parte de su infancia, que Seiya,
Shiryû, Hyôga, Shun e Ikki los acompañaron esas tardes que pasaban frente al
televisor. Yo he llegado a Los caballeros del Zodíaco más mayor, pero
puedo entender el cariño que despierta este manga de Masami Kurumada en quienes
se acercan a él: sus personajes intentan superarse siempre, no se rinden aunque
la situación los abrume, trabajan en equipo y creen en sus compañeros.
Pero
hoy, como supondréis, no estoy aquí para hablaros de las claves del éxito de Saint
Seiya —publicado en España por Glénat y, después, por Planeta Cómic—, sino
de los elementos de la cultura grecolatina que podemos encontrar en el manga. ¡Y
ya era hora! 😊 Masami
Kurumada recoge a muchos de los personajes de la mitología clásica y los
inserta de diferentes maneras en una obra en la que también están presentes
otras culturas y creencias: el hinduismo, el budismo, la leyenda artúrica, el
cristianismo… Su mundo es ecléctico, algo muy frecuente en la cultura popular,
que en muchos de sus productos se vale de influencias diversas para integrarlas
en una misma realidad y reinterpretarlas. Hay infinidad de cosas que me
gustaría decir sobre Saint Seiya: la manera en que está representada
Atenea, la base mitológica de muchos de los caballeros… Hoy me voy a centrar en
uno de los arcos del manga —no voy a referirme, por tanto, al anime: eso queda
para otra entrada—, el de Poseidón, y en uno de los muchos aspectos que pueden
observarse en él: la rivalidad entre el dios del mar y Atenea. 😊 Si no
habéis leído el manga y tenéis intención de hacerlo, podéis deteneros aquí y
volver al artículo más tarde: os aviso de que hay spoilers de la
trama. Dicho esto, ¡empezamos! 😊
Atenas:
la ciudad ansiada por los dioses
La disputa de Minerva y Neptuno, de René-Antoine Houasse
(ca. 1689)
No es
raro que los dioses de la mitología grecolatina se enfrenten. Solo hay que ver
lo que sucedió en la guerra de Troya: cada uno se decidió por uno de los dos
bandos, al que apoyó de diferentes maneras. Algunas divinidades influyeron en
las circunstancias que rodeaban a la contienda, otras se disfrazaron para
participar directamente en las batallas… Y este es solo un ejemplo. En la
mitología, hay muchos casos de rivalidades.
Uno de
los más célebres es, precisamente, el de Atenea y Poseidón, que se disputaron
el patronazgo de la ciudad de Atenas. No era la primera vez que el dios del mar
intentaba convertirse en la divinidad protectora de un asentamiento humano. Una
vez que los mortales construyeron las ciudades, a los habitantes del Olimpo les
pareció una buena idea tomar algunas de ellas para ser venerados por sus
habitantes. Para ser sinceros, a Poseidón no le iba demasiado bien. Perdió
Corinto contra Helios. Dioniso se apoderó de Naxos; Apolo, de Delfos. Egina se
la quedó Zeus, su hermano y padre de los dioses. Argos quedó en manos de Hera.
Poseidón no solo tenía una suerte nefasta, sino también muy mal genio, y en
varios casos las ciudades sufrieron las consecuencias de su ira.
La disputa de Minerva y Neptuno, de Merry-Joseph Blondel
(1821)
Pero
volvamos a Atenas. Poseidón quiso hacerse con la ciudad. Lo que no sabía es que
iba a entrar en disputa con otra diosa, Atenea, dispuesta a arrebatársela y
hacerse con el poder. El dios del mar llegó a la futura Atenas y, para indicar
que él había sido el primero en tomar posesión de la ciudad, hizo brotar un
pequeño mar en la acrópolis: golpeó las rocas con su tridente y de ellas surgió
agua salada. Atenea acudió enseguida y se las arregló para plantar un olivo.
Eso sí, se encargó de que hubiera testigos de su hazaña: concretamente,
Cécrope, el primer rey de la ciudad, nacido de la propia tierra, mitad hombre y
mitad serpiente. Así nos lo cuenta Apolodoro en su Biblioteca:
ἐπὶ τούτου, φασίν, ἔδοξε τοῖς θεοῖς πόλεις καταλαβέσθαι, ἐν αἷς ἔμελλον ἔχειν τιμὰς ἰδίας ἕκαστος. ἧκεν οὖν πρῶτος Ποσειδῶν ἐπὶ τὴν Ἀττικήν, καὶ πλήξας τῇ τριαίνῃ κατὰ μέσην τὴν ἀκρόπολιν ἀπέφηνε θάλασσαν, ἣν νῦν Ἐρεχθηίδα καλοῦσι. μετὰ δὲ τοῦτον ἧκεν Ἀθηνᾶ, καὶ ποιησαμένη τῆς καταλήψεως Κέκροπα
μάρτυρα ἐφύτευσεν ἐλαίαν, ἣ νῦν ἐν τῷ Πανδροσείῳ δείκνυται.
(Apollod. Bibliotheca, III.14)
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Dicen que en sus tiempos los dioses
decidieron tomar las ciudades, en las que cada uno iba a recibir sus
correspondientes honores. Entonces Poseidón llegó el primero al Ática y, tras
golpear con su tridente en medio de la acrópolis, hizo aparecer un mar al que
ahora llaman Erecteo. Después de este llegó Atenea y, tras conseguir que
Cécrope fuera testigo de su toma de la ciudad, plantó un olivo que ahora se
muestra en el Pandrosío. |
Como os
podéis imaginar, ninguno de los dos cedió ante el otro. Ambos deseaban la
soberanía de la ciudad, así que se suscitó una disputa que no tardó en
resolverse. Zeus la puso en manos de unos jueces a los que él mismo designó y
que varían según las versiones. Algunas sostienen que fueron Cécrope y Cránao,
su sucesor en el trono de Atenas; otras, que decidieron los ciudadanos atenienses.
Apolodoro y otros escritores grecolatinos se decantan, sin embargo, por los
propios dioses olímpicos. Lo importante aquí es que los jueces, fueran quienes
fueran, le entregaron la ciudad a Atenea porque había un testigo de que ella
había sido la primera en tomar posesión del asentamiento: Cécrope así lo
afirmó.
γενομένης δὲ ἔριδος ἀμφοῖν περὶ τῆς χώρας, διαλύσας Ζεὺς κριτὰς ἔδωκεν, οὐχ ὡς εἶπόν τινες, Κέκροπα καὶ Κραναόν, οὐδὲ Ἐρυσίχθονα, θεοὺς δὲ τοὺς δώδεκα. καὶ τούτων δικαζόντων ἡ χώρα τῆς Ἀθηνᾶς ἐκρίθη, Κέκροπος
μαρτυρήσαντος ὅτι πρώτη τὴν ἐλαίαν ἐφύτευσεν.
(Apollod. Bibliotheca, III.14)
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Como surgió entre ambos una disputa
sobre la tierra, tras separarlos, Zeus nombró jueces, no, como dijeron
algunos, a Cécrope y Cránao, ni a Erisictón, sino a los doce dioses. Y,
pronunciando estos sentencia, la tierra le fue adjudicada a Atenea, ya que
Cécrope había sido testigo de que ella había plantado el olivo la primera. |
Ya os he
adelantado que Poseidón no era un dios apacible, todo lo contrario. Perder la
ciudad contra Atenea no le sentó demasiado bien, como os podéis imaginar, así
que hizo algo bastante habitual en él: inundó la llanura de Eleusis como
castigo.
Ἀθηνᾶ μὲν οὖν ἀφ᾽ ἑαυτῆς τὴν πόλιν ἐκάλεσεν Ἀθήνας, Ποσειδῶν δὲ θυμῷ ὀργισθεὶς τὸ Θριάσιον πεδίον ἐπέκλυσε καὶ τὴν Ἀττικὴν ὕφαλον ἐποίησε. (Apollod. Bibliotheca, III.14)
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Así pues, Atenea llamó «Atenas» a la
ciudad a partir de su nombre, pero Poseidón, irritado en su ánimo, inundó la
llanura Triasia e hizo que el Ática se sumergiera en el mar. |
Las hilanderas, de Diego Velázquez (1655-1660)
Atenea
estaba muy orgullosa de su logro. Tanto que, según nos cuenta Ovidio en sus Metamorfosis,
este fue el episodio que bordó en su tapiz cuando compitió contra Aracne, una
joven que se jactó de su talento para tejer y se atrevió a desafiarla en una
competición. Por supuesto, la historia no acaba bien y la joven fue convertida
en una araña:
Cecropia Pallas scopulum Mavortis in
arce pingit et antiquam de terrae nomine
litem. Bis sex caelestes medio Iove sedibus
altis augusta gravitate sedent. Sua quemque [deorum inscribit facies: Iovis est regalis
imago. Stare deum pelagi longoque ferire
tridente aspera saxa facit, medioque e vulnere
saxi exsiluisse
fretum, quo pignore vindicet [urbem; at
sibi dat clipeum, dat acutae cuspidis [hastam, dat galeam capiti, defenditur aegide
pectus, percussamque sua simulat de cuspide [terram edere cum bacis fetum canentis olivae mirarique deos: operis Victoria finis.
(Ov. Met. VI, 70-82).
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Palas borda la roca de Marte en la
acrópolis cecropia y la antigua disputa sobre el nombre de esa tierra. Los
doce dioses celestes, con Júpiter en el medio, en sus altas sedes se sientan,
con augusta seriedad. Su aspecto acostumbrado representa a cada uno de los
dioses: el de Júpiter es la imagen de un rey. En el bordado, hace que el dios
del mar se mantenga de pie, hiera con su largo tridente las ásperas rocas y
haga brotar en medio de su herida un mar, prenda con la que reclama la
ciudad. Por otro lado, a sí misma se da el escudo, se da una lanza de afilada
punta, se da el casco para la cabeza, defiende su pecho con la égida, y
reproduce cómo la tierra, herida por su lanza, hace surgir el retoño de un
olivo grisáceo con sus frutos y cómo se admiran los dioses: la victoria es el
fin de la obra.
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Aunque
muchas versiones sostienen que Poseidón hizo brotar un pequeño mar de la tierra
para reivindicar su soberanía, otras difieren en este aspecto. Virgilio, al
principio de sus Geórgicas —obra en la que habla de la agricultura y la
vida rural, entre otras cosas—, cuando invoca a los dioses protectores del
campo y las labores agrícolas, dice lo siguiente:
[…] Tuque o, cui prima frementem fudit
equum magno tellus percussa tridenti, Neptune […]
(Verg. G, I, 12-14) |
[…] y tú, Neptuno, para quien la tierra,
herida por tu gran tridente, hizo surgir un caballo que relinchaba […] |
Odiseo y Polifemo, de Arnold Böcklin (1896)
Ofreciera
un mar de agua salada o un caballo, lo que está claro es que perdió en su lucha
contra Atenea. Y, a decir verdad, no es la única vez que vemos a ambos dioses
enfrentados. Son varios los episodios de la mitología y los textos literarios
en los que, de alguna forma, Poseidón y Atenea mantienen una relación de
rivalidad o cierta discordia, empezando por uno de los poemas épicos más célebres
de la Antigüedad: la Odisea. La diosa de la sabiduría es la protectora
de Ulises y se encarga de ayudarlo siempre que le es posible para que consiga
regresar a casa, a Ítaca. Poseidón, por su parte, quiere impedirlo como
venganza: el héroe griego cegó a su hijo, Polifemo, en la isla de los cíclopes.
Pero hay
más. ¿Os acordáis de Medusa? Os hablé de ella hace unos meses. Una de las
versiones del mito afirma que Atenea la convirtió en un terrible monstruo
porque el dios del mar la había violado en uno de sus templos. En este caso, fue la víctima
la que recibió el castigo.
Atenea y
Poseidón: enemigos ancestrales
Es esta
rivalidad constante la que utiliza Masami Kurumada en su manga como base para
el arco de Poseidón. Al igual que Atenea renace en la joven Saori Kido, el dios
del mar se reencarna en Julian Solo, perteneciente a una importante familia dueña
de una empresa armadora. Heredero de una fortuna millonaria, está muy ligado al
mar y no únicamente por los negocios de su familia: desde que era pequeño,
disfrutaba en sus orillas e incluso llegó a salvar la vida de algunas de sus criaturas,
como nos muestra Tetis en el manga. Cuando se encuentra con Saori en su fiesta
de cumpleaños, tiene la extraña sensación de conocerla desde siempre, y eso se
debe a que ambos guardan en su interior a dos de los dioses olímpicos. Eso sí,
al igual que en la mitología grecolatina, ambos están enfrentados y esa
rivalidad, tal y como nos cuenta Kurumada en el manga, es ancestral. A lo largo
de la historia, los caballeros de Atenea y las legiones de Poseidón se
enfrentan en numerosas ocasiones: los primeros, para salvaguardar la paz y el
bien; los segundos, para ayudar a su señor a conseguir el poder. El propio
Julian Solo afirma que desea dominar todos los mares y océanos de la Tierra.
El
Poseidón de Kurumada tiene mucho en común con el dios de la Antigüedad. Para
empezar, ambos hacen gala de un carácter violento: cuando el dios interior de
Julian despierta, empieza a causar terremotos y maremotos por todo el mundo.
¿Su objetivo? Dominar la Tierra. Purificarla y librarla de unos humanos
corruptos. El dios grecolatino también provoca terremotos, también inunda
ciudades, como acabamos de ver. Algunos de los sobrenombres que recibía en la
Antigüedad hacían referencia a estas cualidades: en muchos textos lo
encontraréis como «el que agita la tierra». El arma principal de ambos es, por
supuesto, el tridente, tan característico del dios del mar. De hecho, el
momento en que Julian Solo lo encuentra es cuando Tetis, una muchacha
perteneciente a sus legiones, le habla sobre su reencarnación y se lo lleva al
santuario submarino. Entonces lo recuerda todo.
El
Poseidón de Masami Kurumada está rodeado de personajes que recuerdan a criaturas
de la mitología griega relacionadas con el mar. Los hipocampos, siempre en el
séquito de Poseidón, Escila, las nereidas… Ya os he mencionado a Tetis, personaje
que lleva el nombre de la nereida más famosa: la madre de Aquiles. No voy a
detenerme mucho en esto, pero Kurumada toma diversos elementos de la mitología
clásica y los mezcla con conceptos de otras culturas para dar forma a su propio
océano, al mundo de Poseidón reimaginado.
Otro de
los elementos importantes de este dios del mar es, como he mencionado antes, su
rivalidad con Atenea. En Saint Seiya, la diosa de la sabiduría lo sella
en un ánfora —que, por cierto, me recuerda a la caja de Pandora: Poseidón es considerado como un mal y termina encerrado— para mantener la paz
en el mundo. Sus luchas la llevaron a hacerlo y así proteger a la humanidad. Pero
en el manga esta relación no es simplemente la de dos dioses con intereses enfrentados,
que también —al fin y al cabo, Poseidón tiene un objetivo propio y una visión
de cómo deben ser las cosas—, sino la representación de un concepto muy
habitual en obras de corte épico: la lucha del bien contra el mal. Si Atenea ha
regresado en Saori Kido ha sido para hacer que el primero prevalezca sobre el
segundo. Sus caballeros, de hecho, son los adalides de la paz y la justicia. Poseidón
representa una amenaza para esa estabilidad.
Y, por
cierto, al igual que en la mitología, Atenea gana: primero logra encerrar a su
rival en un ánfora y sellarlo durante cientos de años; después, con la
inestimable ayuda de sus caballeros, lo detiene una vez más. De todas formas,
hay una diferencia muy importante: la mayor parte de la contienda no se da
entre los dos dioses, sino entre sus subordinados. Es cierto que Atenea decide
sacrificarse por la humanidad y por eso acude al santuario submarino de
Poseidón, en el que este la encierra con intención de acabar con su
vida, pero son Seiya y sus compañeros quienes acuden en su rescate, quienes se
enfrentan a los generales del dios del mar, quienes destruyen los diferentes
pilares sobre los que se asienta el templo para salvar a su señora. Atenea
únicamente interviene al principio de la historia y al final, y aun así recibe
la ayuda de sus caballeros para derrotar a su enemigo. Por su parte, y aunque
Poseidón tiene un papel más activo —al fin y al cabo, él sí se enfrenta directamente
a los caballeros de Atenea—, delega gran parte de los duelos en sus generales.
La lucha
entre el bien y el mal: un tercero en discordia
Con
respecto al enfrentamiento entre Atenea/Saori y Poseidón/Julian, hay un último
aspecto que mencionar: no son los únicos que intervienen en la lucha, ya sea en
persona, ya sea a través de sus subordinados. Hay un tercer personaje en ese
cóctel que, además, es especialmente importante: Kanon, el hermano de Saga, caballero
de Géminis. Es el lado malvado de los dos gemelos. Su ambición lo lleva a
cometer diversos crímenes y a enfrentarse a Seiya y los demás caballeros de
bronce.
En el
arco de Poseidón, Kanon se encarga de despertarlo. Atenea lo había encerrado en el
cabo Sunion por sus aspiraciones y sus intentos de hacerse con el poder del santuario
de la diosa, pero encontró el tridente del dios del mar. Eso supuso un giro
importante en su vida: se trasladó a su templo submarino, donde encontró el
ánfora, y pudo hablar con Poseidón. Descubrió muchas cosas: que este estaba a
punto de reencarnarse, que Atenea había renacido de nuevo para enfrentarse a él,
que su futuro huésped era un niño llamado Julian Solo. Kanon fingió querer
ayudarlo en sus planes, aunque en realidad pretendía manejarlo a su
antojo para conseguir poder y dominar el mundo. Lo que no había obtenido en el
santuario de Atenea podría lograrlo a través del dios del mar. Así, detrás de gran
parte de lo que sucede está Kanon. Atenea no solo debe hacer frente a su
enemigo ancestral, sino también a uno de los suyos, dominado por la ambición y
el mal que ella pretende combatir.
¿Y por
qué incluir un tercero en esa rivalidad ancestral que ya aparecía en la
mitología clásica? En mi opinión, Kanon está en este arco para reforzar el
triunfo del bien —y, por tanto, de Atenea—. Pese a sus deseos, en la lucha final
contra Poseidón él recibe un golpe del tridente que iba dirigido a la diosa de
la sabiduría. Es su manera de redimirse y pedirle perdón por sus actos. En la
parte final del arco, se da cuenta de que Atenea lo protegió mientras estuvo
recluido en la cárcel del cabo Sunion y de que el amor de la diosa por la
humanidad en general y sus caballeros en particular es inconmensurable. Así, al
igual que en los mitos, ella vuelve a vencer, y no solo a Poseidón: también al
traidor, que regresa a su lado.
En
definitiva, Masami Kurumada utiliza la mitología grecolatina —y, concretamente,
la rivalidad entre Atenea y Poseidón— para mostrarnos ese enfrentamiento
tradicional entre el mal y el bien. Aunque el dios del mar se limite a defender
sus propios intereses, Atenea y sus caballeros representan los valores de la
justicia, la bondad, la compasión… Es por eso por lo que Seiya y sus compañeros
son capaces de derrotar a los enemigos más poderosos: porque creen en el poder
de la amistad y en esos ideales que proceden de la diosa de la sabiduría.
Con esto
termino la entrada de hoy. 😊 ¡Espero que os haya gustado! Aún quedan
muchas cosas que decir sobre la saga de Poseidón —y sobre Saint Seiya en
general—, pero las reservo para otros artículos. Dicho esto, os espero dentro
de unos días con una nueva reseña. ¡Hasta entonces! Gracias por leer. 😊
Bibliografía
Como es
costumbre, os dejo una lista de las referencias que he utilizado para escribir
el artículo, por si queréis consultarlas. 😊
Grimal, Pierre (1981). Diccionario de mitología griega y romana (trad. de Francisco Payarols), Barcelona: Paidós.
Muy interesante, no tenía idea de toda la historia que había detrás del enfrentamiento de Athena con Poseidón. Kurumada si que se informó antes de crear ésta maravilla de manga.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu entrada, Lauri :D
¡Gracias a ti por pasarte! :) Me alegro de que te haya gustado. :D
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