martes, 30 de noviembre de 2021

Manga y mundo clásico: una rivalidad tan antigua como el tiempo

Saint Seiya es un manga que ha fascinado a lectores de todo el mundo. El otro día, durante el evento de #AnimeRetroTV, fueron muchas las personas que contaron que su adaptación animada había formado parte de su infancia, que Seiya, Shiryû, Hyôga, Shun e Ikki los acompañaron esas tardes que pasaban frente al televisor. Yo he llegado a Los caballeros del Zodíaco más mayor, pero puedo entender el cariño que despierta este manga de Masami Kurumada en quienes se acercan a él: sus personajes intentan superarse siempre, no se rinden aunque la situación los abrume, trabajan en equipo y creen en sus compañeros.

Pero hoy, como supondréis, no estoy aquí para hablaros de las claves del éxito de Saint Seiya —publicado en España por Glénat y, después, por Planeta Cómic—, sino de los elementos de la cultura grecolatina que podemos encontrar en el manga. ¡Y ya era hora! 😊 Masami Kurumada recoge a muchos de los personajes de la mitología clásica y los inserta de diferentes maneras en una obra en la que también están presentes otras culturas y creencias: el hinduismo, el budismo, la leyenda artúrica, el cristianismo… Su mundo es ecléctico, algo muy frecuente en la cultura popular, que en muchos de sus productos se vale de influencias diversas para integrarlas en una misma realidad y reinterpretarlas. Hay infinidad de cosas que me gustaría decir sobre Saint Seiya: la manera en que está representada Atenea, la base mitológica de muchos de los caballeros… Hoy me voy a centrar en uno de los arcos del manga —no voy a referirme, por tanto, al anime: eso queda para otra entrada—, el de Poseidón, y en uno de los muchos aspectos que pueden observarse en él: la rivalidad entre el dios del mar y Atenea. 😊 Si no habéis leído el manga y tenéis intención de hacerlo, podéis deteneros aquí y volver al artículo más tarde: os aviso de que hay spoilers de la trama. Dicho esto, ¡empezamos! 😊

Atenas: la ciudad ansiada por los dioses

La disputa de Minerva y Neptuno, de René-Antoine Houasse
(ca. 1689)

No es raro que los dioses de la mitología grecolatina se enfrenten. Solo hay que ver lo que sucedió en la guerra de Troya: cada uno se decidió por uno de los dos bandos, al que apoyó de diferentes maneras. Algunas divinidades influyeron en las circunstancias que rodeaban a la contienda, otras se disfrazaron para participar directamente en las batallas… Y este es solo un ejemplo. En la mitología, hay muchos casos de rivalidades.

Uno de los más célebres es, precisamente, el de Atenea y Poseidón, que se disputaron el patronazgo de la ciudad de Atenas. No era la primera vez que el dios del mar intentaba convertirse en la divinidad protectora de un asentamiento humano. Una vez que los mortales construyeron las ciudades, a los habitantes del Olimpo les pareció una buena idea tomar algunas de ellas para ser venerados por sus habitantes. Para ser sinceros, a Poseidón no le iba demasiado bien. Perdió Corinto contra Helios. Dioniso se apoderó de Naxos; Apolo, de Delfos. Egina se la quedó Zeus, su hermano y padre de los dioses. Argos quedó en manos de Hera. Poseidón no solo tenía una suerte nefasta, sino también muy mal genio, y en varios casos las ciudades sufrieron las consecuencias de su ira.

La disputa de Minerva y Neptuno, de Merry-Joseph Blondel
(1821) 

Pero volvamos a Atenas. Poseidón quiso hacerse con la ciudad. Lo que no sabía es que iba a entrar en disputa con otra diosa, Atenea, dispuesta a arrebatársela y hacerse con el poder. El dios del mar llegó a la futura Atenas y, para indicar que él había sido el primero en tomar posesión de la ciudad, hizo brotar un pequeño mar en la acrópolis: golpeó las rocas con su tridente y de ellas surgió agua salada. Atenea acudió enseguida y se las arregló para plantar un olivo. Eso sí, se encargó de que hubiera testigos de su hazaña: concretamente, Cécrope, el primer rey de la ciudad, nacido de la propia tierra, mitad hombre y mitad serpiente. Así nos lo cuenta Apolodoro en su Biblioteca:

 

π τούτου, φασίν, δοξε τος θεος πόλεις καταλαβέσθαι, ν ας μελλον χειν τιμς δίας καστος. κεν ον πρτος Ποσειδν π τν ττικήν, κα πλήξας τ τριαίν κατ μέσην τν κρόπολιν πέφηνε θάλασσαν, ν νν ρεχθηίδα καλοσι. μετ δ τοτον κεν θην, κα ποιησαμένη τς καταλήψεως Κέκροπα μάρτυρα φύτευσεν λαίαν, νν ν τ Πανδροσεί δείκνυται.

 

(Apollod. Bibliotheca, III.14)

 

 

Dicen que en sus tiempos los dioses decidieron tomar las ciudades, en las que cada uno iba a recibir sus correspondientes honores. Entonces Poseidón llegó el primero al Ática y, tras golpear con su tridente en medio de la acrópolis, hizo aparecer un mar al que ahora llaman Erecteo. Después de este llegó Atenea y, tras conseguir que Cécrope fuera testigo de su toma de la ciudad, plantó un olivo que ahora se muestra en el Pandrosío.

 

Como os podéis imaginar, ninguno de los dos cedió ante el otro. Ambos deseaban la soberanía de la ciudad, así que se suscitó una disputa que no tardó en resolverse. Zeus la puso en manos de unos jueces a los que él mismo designó y que varían según las versiones. Algunas sostienen que fueron Cécrope y Cránao, su sucesor en el trono de Atenas; otras, que decidieron los ciudadanos atenienses. Apolodoro y otros escritores grecolatinos se decantan, sin embargo, por los propios dioses olímpicos. Lo importante aquí es que los jueces, fueran quienes fueran, le entregaron la ciudad a Atenea porque había un testigo de que ella había sido la primera en tomar posesión del asentamiento: Cécrope así lo afirmó.

 

γενομένης δ ριδος μφον περ τς χώρας, διαλύσας Ζες κριτς δωκεν, οχ ς επόν τινες, Κέκροπα κα Κραναόν, οδ ρυσίχθονα, θεος δ τος δώδεκα. κα τούτων δικαζόντων χώρα τς θηνς κρίθη, Κέκροπος μαρτυρήσαντος τι πρώτη τν λαίαν φύτευσεν.

 

(Apollod. Bibliotheca, III.14)

 

 

Como surgió entre ambos una disputa sobre la tierra, tras separarlos, Zeus nombró jueces, no, como dijeron algunos, a Cécrope y Cránao, ni a Erisictón, sino a los doce dioses. Y, pronunciando estos sentencia, la tierra le fue adjudicada a Atenea, ya que Cécrope había sido testigo de que ella había plantado el olivo la primera.

 

Ya os he adelantado que Poseidón no era un dios apacible, todo lo contrario. Perder la ciudad contra Atenea no le sentó demasiado bien, como os podéis imaginar, así que hizo algo bastante habitual en él: inundó la llanura de Eleusis como castigo.

 

θην μν ον φ αυτς τν πόλιν κάλεσεν θήνας, Ποσειδν δ θυμ ργισθες τ Θριάσιον πεδίον πέκλυσε κα τν ττικν φαλον ποίησε.

(Apollod. Bibliotheca, III.14)

 

 

Así pues, Atenea llamó «Atenas» a la ciudad a partir de su nombre, pero Poseidón, irritado en su ánimo, inundó la llanura Triasia e hizo que el Ática se sumergiera en el mar.

 

Las hilanderas, de Diego Velázquez (1655-1660)

Atenea estaba muy orgullosa de su logro. Tanto que, según nos cuenta Ovidio en sus Metamorfosis, este fue el episodio que bordó en su tapiz cuando compitió contra Aracne, una joven que se jactó de su talento para tejer y se atrevió a desafiarla en una competición. Por supuesto, la historia no acaba bien y la joven fue convertida en una araña:

 

Cecropia Pallas scopulum Mavortis in arce

pingit et antiquam de terrae nomine litem.

Bis sex caelestes medio Iove sedibus altis

augusta gravitate sedent. Sua quemque [deorum

inscribit facies: Iovis est regalis imago.

Stare deum pelagi longoque ferire tridente

aspera saxa facit, medioque e vulnere saxi

exsiluisse fretum, quo pignore vindicet [urbem;

at sibi dat clipeum, dat acutae cuspidis [hastam,

dat galeam capiti, defenditur aegide pectus,

percussamque sua simulat de cuspide [terram

edere cum bacis fetum canentis olivae

mirarique deos: operis Victoria finis.

 

(Ov. Met. VI, 70-82).

 

 

Palas borda la roca de Marte en la acrópolis cecropia y la antigua disputa sobre el nombre de esa tierra. Los doce dioses celestes, con Júpiter en el medio, en sus altas sedes se sientan, con augusta seriedad. Su aspecto acostumbrado representa a cada uno de los dioses: el de Júpiter es la imagen de un rey. En el bordado, hace que el dios del mar se mantenga de pie, hiera con su largo tridente las ásperas rocas y haga brotar en medio de su herida un mar, prenda con la que reclama la ciudad. Por otro lado, a sí misma se da el escudo, se da una lanza de afilada punta, se da el casco para la cabeza, defiende su pecho con la égida, y reproduce cómo la tierra, herida por su lanza, hace surgir el retoño de un olivo grisáceo con sus frutos y cómo se admiran los dioses: la victoria es el fin de la obra.

 

 

Aunque muchas versiones sostienen que Poseidón hizo brotar un pequeño mar de la tierra para reivindicar su soberanía, otras difieren en este aspecto. Virgilio, al principio de sus Geórgicas —obra en la que habla de la agricultura y la vida rural, entre otras cosas—, cuando invoca a los dioses protectores del campo y las labores agrícolas, dice lo siguiente:

 

[…] Tuque o, cui prima frementem

fudit equum magno tellus percussa tridenti,

Neptune […]

 

(Verg. G, I, 12-14)

 

[…] y tú, Neptuno, para quien la tierra, herida por tu gran tridente, hizo surgir un caballo que relinchaba […]

 

Odiseo y Polifemo, de Arnold Böcklin (1896)

Ofreciera un mar de agua salada o un caballo, lo que está claro es que perdió en su lucha contra Atenea. Y, a decir verdad, no es la única vez que vemos a ambos dioses enfrentados. Son varios los episodios de la mitología y los textos literarios en los que, de alguna forma, Poseidón y Atenea mantienen una relación de rivalidad o cierta discordia, empezando por uno de los poemas épicos más célebres de la Antigüedad: la Odisea. La diosa de la sabiduría es la protectora de Ulises y se encarga de ayudarlo siempre que le es posible para que consiga regresar a casa, a Ítaca. Poseidón, por su parte, quiere impedirlo como venganza: el héroe griego cegó a su hijo, Polifemo, en la isla de los cíclopes.

Pero hay más. ¿Os acordáis de Medusa? Os hablé de ella hace unos meses. Una de las versiones del mito afirma que Atenea la convirtió en un terrible monstruo porque el dios del mar la había violado en uno de sus templos. En este caso, fue la víctima la que recibió el castigo.

Atenea y Poseidón: enemigos ancestrales

© Masami Kurumada 1986

Es esta rivalidad constante la que utiliza Masami Kurumada en su manga como base para el arco de Poseidón. Al igual que Atenea renace en la joven Saori Kido, el dios del mar se reencarna en Julian Solo, perteneciente a una importante familia dueña de una empresa armadora. Heredero de una fortuna millonaria, está muy ligado al mar y no únicamente por los negocios de su familia: desde que era pequeño, disfrutaba en sus orillas e incluso llegó a salvar la vida de algunas de sus criaturas, como nos muestra Tetis en el manga. Cuando se encuentra con Saori en su fiesta de cumpleaños, tiene la extraña sensación de conocerla desde siempre, y eso se debe a que ambos guardan en su interior a dos de los dioses olímpicos. Eso sí, al igual que en la mitología grecolatina, ambos están enfrentados y esa rivalidad, tal y como nos cuenta Kurumada en el manga, es ancestral. A lo largo de la historia, los caballeros de Atenea y las legiones de Poseidón se enfrentan en numerosas ocasiones: los primeros, para salvaguardar la paz y el bien; los segundos, para ayudar a su señor a conseguir el poder. El propio Julian Solo afirma que desea dominar todos los mares y océanos de la Tierra.

© Masami Kurumada 1986

El Poseidón de Kurumada tiene mucho en común con el dios de la Antigüedad. Para empezar, ambos hacen gala de un carácter violento: cuando el dios interior de Julian despierta, empieza a causar terremotos y maremotos por todo el mundo. ¿Su objetivo? Dominar la Tierra. Purificarla y librarla de unos humanos corruptos. El dios grecolatino también provoca terremotos, también inunda ciudades, como acabamos de ver. Algunos de los sobrenombres que recibía en la Antigüedad hacían referencia a estas cualidades: en muchos textos lo encontraréis como «el que agita la tierra». El arma principal de ambos es, por supuesto, el tridente, tan característico del dios del mar. De hecho, el momento en que Julian Solo lo encuentra es cuando Tetis, una muchacha perteneciente a sus legiones, le habla sobre su reencarnación y se lo lleva al santuario submarino. Entonces lo recuerda todo.

El Poseidón de Masami Kurumada está rodeado de personajes que recuerdan a criaturas de la mitología griega relacionadas con el mar. Los hipocampos, siempre en el séquito de Poseidón, Escila, las nereidas… Ya os he mencionado a Tetis, personaje que lleva el nombre de la nereida más famosa: la madre de Aquiles. No voy a detenerme mucho en esto, pero Kurumada toma diversos elementos de la mitología clásica y los mezcla con conceptos de otras culturas para dar forma a su propio océano, al mundo de Poseidón reimaginado.

© Masami Kurumada 1986

Otro de los elementos importantes de este dios del mar es, como he mencionado antes, su rivalidad con Atenea. En Saint Seiya, la diosa de la sabiduría lo sella en un ánfora —que, por cierto, me recuerda a la caja de Pandora: Poseidón es considerado como un mal y termina encerrado— para mantener la paz en el mundo. Sus luchas la llevaron a hacerlo y así proteger a la humanidad. Pero en el manga esta relación no es simplemente la de dos dioses con intereses enfrentados, que también —al fin y al cabo, Poseidón tiene un objetivo propio y una visión de cómo deben ser las cosas—, sino la representación de un concepto muy habitual en obras de corte épico: la lucha del bien contra el mal. Si Atenea ha regresado en Saori Kido ha sido para hacer que el primero prevalezca sobre el segundo. Sus caballeros, de hecho, son los adalides de la paz y la justicia. Poseidón representa una amenaza para esa estabilidad.

© Masami Kurumada 1986

Y, por cierto, al igual que en la mitología, Atenea gana: primero logra encerrar a su rival en un ánfora y sellarlo durante cientos de años; después, con la inestimable ayuda de sus caballeros, lo detiene una vez más. De todas formas, hay una diferencia muy importante: la mayor parte de la contienda no se da entre los dos dioses, sino entre sus subordinados. Es cierto que Atenea decide sacrificarse por la humanidad y por eso acude al santuario submarino de Poseidón, en el que este la encierra con intención de acabar con su vida, pero son Seiya y sus compañeros quienes acuden en su rescate, quienes se enfrentan a los generales del dios del mar, quienes destruyen los diferentes pilares sobre los que se asienta el templo para salvar a su señora. Atenea únicamente interviene al principio de la historia y al final, y aun así recibe la ayuda de sus caballeros para derrotar a su enemigo. Por su parte, y aunque Poseidón tiene un papel más activo —al fin y al cabo, él sí se enfrenta directamente a los caballeros de Atenea—, delega gran parte de los duelos en sus generales.

La lucha entre el bien y el mal: un tercero en discordia

© Masami Kurumada 1986

Con respecto al enfrentamiento entre Atenea/Saori y Poseidón/Julian, hay un último aspecto que mencionar: no son los únicos que intervienen en la lucha, ya sea en persona, ya sea a través de sus subordinados. Hay un tercer personaje en ese cóctel que, además, es especialmente importante: Kanon, el hermano de Saga, caballero de Géminis. Es el lado malvado de los dos gemelos. Su ambición lo lleva a cometer diversos crímenes y a enfrentarse a Seiya y los demás caballeros de bronce.

En el arco de Poseidón, Kanon se encarga de despertarlo. Atenea lo había encerrado en el cabo Sunion por sus aspiraciones y sus intentos de hacerse con el poder del santuario de la diosa, pero encontró el tridente del dios del mar. Eso supuso un giro importante en su vida: se trasladó a su templo submarino, donde encontró el ánfora, y pudo hablar con Poseidón. Descubrió muchas cosas: que este estaba a punto de reencarnarse, que Atenea había renacido de nuevo para enfrentarse a él, que su futuro huésped era un niño llamado Julian Solo. Kanon fingió querer ayudarlo en sus planes, aunque en realidad pretendía manejarlo a su antojo para conseguir poder y dominar el mundo. Lo que no había obtenido en el santuario de Atenea podría lograrlo a través del dios del mar. Así, detrás de gran parte de lo que sucede está Kanon. Atenea no solo debe hacer frente a su enemigo ancestral, sino también a uno de los suyos, dominado por la ambición y el mal que ella pretende combatir.

© Masami Kurumada 1986

¿Y por qué incluir un tercero en esa rivalidad ancestral que ya aparecía en la mitología clásica? En mi opinión, Kanon está en este arco para reforzar el triunfo del bien —y, por tanto, de Atenea—. Pese a sus deseos, en la lucha final contra Poseidón él recibe un golpe del tridente que iba dirigido a la diosa de la sabiduría. Es su manera de redimirse y pedirle perdón por sus actos. En la parte final del arco, se da cuenta de que Atenea lo protegió mientras estuvo recluido en la cárcel del cabo Sunion y de que el amor de la diosa por la humanidad en general y sus caballeros en particular es inconmensurable. Así, al igual que en los mitos, ella vuelve a vencer, y no solo a Poseidón: también al traidor, que regresa a su lado.

En definitiva, Masami Kurumada utiliza la mitología grecolatina —y, concretamente, la rivalidad entre Atenea y Poseidón— para mostrarnos ese enfrentamiento tradicional entre el mal y el bien. Aunque el dios del mar se limite a defender sus propios intereses, Atenea y sus caballeros representan los valores de la justicia, la bondad, la compasión… Es por eso por lo que Seiya y sus compañeros son capaces de derrotar a los enemigos más poderosos: porque creen en el poder de la amistad y en esos ideales que proceden de la diosa de la sabiduría.

 

Con esto termino la entrada de hoy. 😊 ¡Espero que os haya gustado! Aún quedan muchas cosas que decir sobre la saga de Poseidón —y sobre Saint Seiya en general—, pero las reservo para otros artículos. Dicho esto, os espero dentro de unos días con una nueva reseña. ¡Hasta entonces! Gracias por leer. 😊

Bibliografía

Como es costumbre, os dejo una lista de las referencias que he utilizado para escribir el artículo, por si queréis consultarlas. 😊

Grimal, Pierre (1981). Diccionario de mitología griega y romana (trad. de Francisco Payarols), Barcelona: Paidós.

2 comentarios:

  1. Muy interesante, no tenía idea de toda la historia que había detrás del enfrentamiento de Athena con Poseidón. Kurumada si que se informó antes de crear ésta maravilla de manga.

    Muchas gracias por tu entrada, Lauri :D

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    1. ¡Gracias a ti por pasarte! :) Me alegro de que te haya gustado. :D

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