jueves, 3 de diciembre de 2020

Manga y mundo clásico: la tragedia de Shôgo

Ya era hora de dedicarle una entrada al dios del manga, ¿verdad? 😊 Osamu Tezuka, que tantos y tantos títulos nos ha dejado, conocía los mitos y la cultura grecolatina, y los utilizó varias veces en sus obras. Ya os hablé hace un tiempo de Umi no triton, pero no es este el único de sus cómics en el que podemos encontrar las huellas de un pasado lejano y ajeno al país del sol naciente. Hoy os voy a hablar de uno de ellos, un manga muy llamativo dentro de la producción de Tezuka: La canción de Apolo. En él, el autor abandona el tono más inocente de algunas de sus obras anteriores para ofrecernos una historia madura que entronca directamente con el gekiga.

El manga, publicado en España por ECC Ediciones, nos cuenta las desventuras de Shôgo, un joven al que han internado en un psiquiátrico debido a su conducta violenta. Su infancia y su traumática relación con su madre lo han llevado a rechazar cualquier tipo de amor y a aniquilar, como consecuencia, a todo animal que ve en actitud cariñosa con una pareja. Shôgo, durante una terapia bastante agresiva, es trasladado al templo de una diosa que lo condena a amar a una mujer por toda la eternidad. Sin embargo, nunca podrá consumar su amor… porque, antes de que eso suceda, él y su amada morirán. 

De entrada, podría parecer que La canción de Apolo apenas guarda relación con la cultura grecolatina más allá del título y un par de detalles de los que luego hablaré. No obstante, mientras estaba investigando para mi TFG, encontré un artículo muy interesante escrito por Nicholas Theisen (2011) en el que este autor relaciona el manga de Tezuka con la tragedia griega y, en concreto, con la Orestea, trilogía compuesta por Esquilo. Aunque no hay testimonios exactos que indiquen que este fuera el modelo de Tezuka, existen muchas similitudes entre las dos obras que llevaron a Theisen a establecer un vínculo entre ambas. La lectura que hace me parece bastante sugerente, así que hoy voy a hablaros de eso, de los diferentes argumentos de este autor y un par de ideas sueltas que se me han ocurrido a partir de ellos. 😊 No estoy segura de lo que tenía Tezuka en la cabeza cuando escribió y dibujó su manga, pero creo que el artículo de Theisen no solo es interesante por proponer a Esquilo como una posible fuente del mangaka, sino porque nos muestra cómo dos obras de diferentes culturas y épocas pueden establecer un diálogo y tener ciertos elementos narrativos en común. ¡Empezamos!

Esquilo y la historia de Orestes

Clitemnestra y Egisto a punto de matar
a Agamenón
, de Pierre-Narcisse Guérin 
(1822)

Esquilo, uno de los trágicos griegos más importantes, tomó la historia de Agamenón, Clitemnestra y Orestes como base para la Orestea, la única de sus trilogías que conservamos en la actualidad. Se compone de tres partes, Agamenón, Las coéforas y Las Euménides. En ellas, Esquilo desarrolla la historia del asesinato de Agamenón por parte de su esposa, la venganza que se cobra su hijo y el castigo que este debe soportar por el crimen de sangre que ha cometido. 

Clitemnestra, la mujer de Agamenón, sentía una profunda rabia hacia su marido. Este había sacrificado a Ifigenia, la hija de ambos, en el puerto de Áulide para que los griegos pudiesen marchar a Troya a combatir en la guerra y recuperar a Helena. Agamenón había ofendido a Ártemis por motivos que difieren según las tradiciones, así que la diosa se encargó de calmar los vientos para que las naves no pudieran partir. Solo el sacrificio de la joven logró apaciguarla.

Clitemnestra había llevado a su hija hasta allí engañada, sin conocer los planes de su marido. Sus ansias de venganza se sumaron a la relación que surgió entre ella y Egisto, quien logró seducirla. Este se convirtió en el nuevo señor del hogar de Agamenón y su familia, y entre ambos maquinaron el asesinato del rey. Según algunas versiones, fue Egisto quien se encargó de él; en el caso de las tragedias de Esquilo —y esto es importante a la hora de analizar La canción de Apolo— es Clitemnestra la que acaba con la vida de su marido. Sin embargo, no pudo matar a su hijo Orestes porque en ese momento estaba ausente. Algunos afirman que fue su hermana Electra quien lo alejó de palacio, mientras que otros señalan a su nodriza o a algún criado.

Orestes perseguido por las furias, de 
William-Adolphe Bouguereau (1862)

Con el tiempo, Orestes regresó a su hogar para vengar la muerte de Agamenón, animado por el dios Apolo o por la propia Electra. Así, se introdujo disfrazado en el palacio y logró consumar su venganza. Las súplicas de Clitemnestra, que incluso le mostró el pecho que lo había amamantado para conmoverlo, no surtieron efecto, aunque Orestes dudó unos instantes. Sin embargo, aquel fue el principio de un nuevo tormento: las erinias, encargadas de castigar los crímenes, empezaron a perseguirlo. En la trilogía de Esquilo, el muchacho busca refugio en el oráculo de Delfos, donde Apolo le asegura que intervendrá en su favor y le ofrece protección. Pero las erinias no están satisfechas, así que el joven se somete a un juicio en Atenas, en lo que luego fue el Areópago, el tribunal de la ciudad. Atenea interviene como jueza y su voto es fundamental para, finalmente, absolver al joven. La historia termina más o menos bien, pese a las muchas desgracias que debe soportar Orestes.

Shôgo y su particular Orestea

© Osamu Tezuka, 1970, 2014.

La canción de Apolo es un manga complejo en el que Osamu Tezuka, mediante las diferentes vidas y alucinaciones de Shôgo, nos habla sobre el amor y la sexualidad, entre otros temas. En las páginas del manga, asistimos a diferentes historias ubicadas en el futuro, en la Segunda Guerra Mundial, en el presente de Shôgo. Y siempre se repite el mismo esquema: el protagonista conoce a una mujer de la que termina enamorándose para después perderla sin haber podido disfrutar plenamente de ese amor. No obstante, pese a que la trama no se parezca a la de la Orestea, Theisen encuentra varios parecidos entre ambas obras, como ya dije al principio, y es en eso en lo que voy a centrarme ahora.

En primer lugar, es importante aludir a la relación que Shôgo tiene con su madre. Al igual que en el caso de Orestes, está lejos de ser ideal. Si en el mito escogido por Esquilo Clitemnestra se deja cautivar por Egisto —lo que después la lleva al asesinato de Agamenón, entre otras razones—, en La canción de Apolo la madre de Shôgo se acuesta continuamente con diferentes hombres, sin serle fiel a ninguno. El protagonista ni siquiera conoce la identidad de su padre: su madre se la oculta y, de esa forma, lo priva de su compañía. Orestes sí conoce a Agamenón, pero Clitemnestra también se lo arrebata. En ambos casos, tanto la infidelidad como el hecho de que ambas mujeres terminen, de una forma u otra, con la figura paterna es lo que desencadena el odio de los hijos. Por otro lado, Orestes tiene una nodriza que se encarga de él; la madre de Shôgo lo rechaza y apenas se ocupa de su hijo.

Además de eso, Theisen señala que hay ciertos símbolos que se repiten en la Orestea y La canción de Apolo. Uno de ellos es el de la serpiente como entidad monstruosa y causante de todo tipo de males. En Las coéforas, se nos habla de un sueño premonitorio de Clitemnestra: tiene una pesadilla en la que da a luz a una serpiente que termina haciéndole daño. Así lo vemos en este pasaje:

 

Χορός

οδ, τέκνον, παρ γάρ: κ τ νειράτων

κα νυκτιπλάγκτων δειμάτων πεπαλμένη

χος πεμψε τάσδε δύσθεος γυνή.

ρέστης

κα πέπυσθε τοναρ, στ ρθς φράσαι;

Χορός

τεκεν δράκοντ δοξεν, ς ατ λέγει.

ρέστης

κα πο τελευτ κα καρανοται λόγος;

Χορός

ν ι παιδς ρμίσαι δίκην.

ρέστης

τίνος βορς χρζοντα, νεογενς δάκος;

Χορός

ατ προσέσχε μαζν ν τνείρατι.

ρέστης

κα πς τρωτον οθαρ ν π στύγους;

Χορός

στ ν γάλακτι θρόμβον αματος σπάσαι.

 

(A. Ch., 523-533.).

 

 

Corifeo

Lo sé, hijo, pues estaba presente. Agitada por los sueños y terrores que le impedían dormir, envió estas libaciones la mujer impía.

Orestes

¿Acaso conoces el sueño hasta tal punto que me lo puedas contar con exactitud?

Corifeo

Creyó haber dado a luz una serpiente, según ella misma dice.

Orestes

¿Y dónde termina, hasta dónde alcanza el relato?

Corifeo

Como a un niño la envolvió en pañales.

Orestes

¿Qué alimentos necesitaba la serpiente recién nacida?

Corifeo

Ella misma le acercó el pecho en el sueño.

Orestes

¿Y no resultó herida la mama por la espantosa criatura?

Corifeo

Hasta el punto de que sacó un coágulo de sangre mezclado con la leche.

 

 Esa serpiente es Orestes, que asume su papel de vengador:

 

ρέστης

λλ εχομαι γ τδε κα πατρς τάφ

τονειρον εναι τοτ μο τελεσφόρον.

[…]

ε γρ τν ατν χρον κλιπν μο

οφις μοσι σπαργάνοις πλίζετο,

κα μαστν μφέχασκ μν θρεπτήριον,

θρόμβ δ μειξεν αματος φίλον γάλα,

δ μφ τάρβει τδ πμωξεν πάθει,

δε τοί νιν, ς θρεψεν κπαγλον τέρας,

θανεν βιαίως: κδρακοντωθες δ γ

κτείνω νιν, ς τονειρον ννέπει τόδε.  

 

(A. Ch., 540 y ss.).

 

 

Orestes

¡Suplico a esta tierra y a la tumba de mi padre que este sueño se cumpla en mí! […] Pues si, tras haber abandonado el mismo seno que yo, la serpiente fue envuelta en mis pañales, abrió la boca para chupar el pecho que fue mi alimento, mezcló con un coágulo de sangre la amada leche y ella [Clitemnestra] gritó horrorizada por el dolor, es preciso que ella, puesto que alimentó al terrible monstruo, muera violentamente. Transformado en serpiente, yo la mato, según este sueño refiere.

 

© Osamu Tezuka, 1970, 2014.
Por otra parte, Theisen sostiene que también Shôgo se vuelve una «serpiente» en un pasaje determinado del manga. Osamu Tezuka nos permite asomarnos a un episodio de su infancia en el que el muchacho ve cómo una serpiente ataca a unos pájaros. Mientras la hembra protege los huevos en el nido, el macho se enfrenta al reptil y consigue acabar con él, aunque termina malherido. Sin embargo, Shôgo, que había animado a la serpiente, no está satisfecho con el resultado y asume la tarea que esta no había podido concluir: con una piedra, aplasta a los pájaros. Esta es la primera vez que el protagonista acaba con un animal, pero no la última: se desencadena entonces un proceso en el que él asume el papel de agresor, pero que termina llevándolo al psiquiátrico, a la terapia y a la condena por parte de la diosa. Tanto Orestes como Shôgo, al transformarse en «serpientes», se convierten en agresores y matan, pero eso únicamente los conduce al castigo y al sufrimiento. A Orestes lo persiguen las erinias; a Shôgo lo castiga la diosa, aunque no solo eso: en su segunda historia, en la que acaba atrapado en una isla desierta, los animales se vengan de él cuando ven que mata a uno de los suyos.

Y aún hay más. Theisen señala que, al principio de la tragedia de Agamenón, el coro alude al episodio de Áulide y afirma que Calcante, el adivino que se encontraba en compañía de las huestes griegas, vio que dos águilas devoraban a una liebre preñada. De inmediato, identificó a las dos águilas con Agamenón y su hermano Menelao, y relacionó la escena con Ártemis y su cólera —recordemos que la diosa, como venganza por una ofensa, calmó los vientos para que las naves griegas no pudieran zarpar—. Shôgo, en la segunda historia, caza una liebre para sobrevivir en la isla desierta, lo que desencadena la venganza de los animales salvajes —por cierto, muy relacionados con la diosa griega de la caza, que suele encontrarse en la naturaleza—.

© Osamu Tezuka, 1970, 2014.

Theisen admite, sin embargo, que estas semejanzas pueden ser casuales y que la historia de Shôgo puede explicarse a través del budismo y su idea de la reencarnación. De todas formas, creo que ambas tradiciones pueden confluir de alguna forma —un mecanismo muy propio de muchas manifestaciones de la cultura popular—. Además, me parece que la historia de Shôgo tiene un halo propio de las tragedias griegas y, concretamente, de las de Esquilo. Ese ser humano que incurre en una falta y tiene que pagar por ella, ese castigo que lo persigue y que parece irremediable, ese aprendizaje a través del sufrimiento —πάθει μάθος, ‘páthei máthos’—. Esté acertado o no Theisen, la esencia de ambas obras es parecida y creo que eso, de algún modo, las hermana.

Atenea y Apolo: los dioses griegos vuelven al manga

Pero La canción de Apolo y la cultura grecolatina no están ligadas solo por las semejanzas que Theisen encuentra entre las tragedias de Esquilo y la obra de Tezuka. Hay otros elementos que consiguen ligar el manga a la Antigüedad clásica. Los dioses griegos también están presentes en las desventuras de Shôgo, de una forma u otra.

© Osamu Tezuka, 1970, 2014.

El primero de ellos es Apolo, que aparece ya en el título. El dios de la música, la medicina, las artes poéticas y los oráculos se encuentra presente en una de las historias de amor de Shôgo: la de Hiromi, una joven que lo acoge en su casa para, en teoría, entrenarlo como atleta. Sin embargo, sus motivos son bien diferentes: lo que quiere es curarlo. La relación entre ambos va avanzando hasta que el protagonista termina enamorándose de ella. Hiromi también parece sentir lo mismo, aunque lo niega. Incluso le dice al doctor Enoki, quien trataba a Shôgo en el psiquiátrico, que lo que de verdad desea es evitarlo. Es entonces cuando el médico le cuenta la historia de Apolo y Dafne para indicarle que ella también debe convertirse en laurel y dejar al muchacho a un lado. Si queréis volver a leer el mito, os lo conté hace unos meses en esta entrada sobre su papel en Olympus no Pollon.

Así, Shôgo queda, de alguna manera, identificado con Apolo. Esta idea se ve también en otro episodio del manga, en el que el protagonista persigue a Hiromi por los alrededores de un lago después de robarle la ropa para molestarla. Echa a correr detrás de ella, pensando que podrá alcanzarla… pero no lo consigue. Y, cuando cae desmayado en el suelo, lo que hace es susurrar el nombre de Apolo, un dios que, como él, no pudo alcanzar a la mujer de la que se había enamorado. De todas formas, no creo que la identificación de Shôgo con el dios griego se quede tan solo en este episodio y su relación con Hiromi: a lo largo de todo el manga, el personaje de Tezuka persigue un amor que nunca logra aprehender, por mucho que lo intente. No hay que olvidar, como también apunta Theisen, que Apolo es un dios importante en la trilogía de Esquilo, ya que es él quien insta a Orestes a cumplir con su venganza y quien después interviene en su favor.

Athenea Parthenos, en el Museo Arqueológico Nacional de Atenas.
Viñeta de La canción de Apolo (© Osamu Tezuka, 1970, 2014).

La otra diosa presente en La canción de Apolo es Atenea. Es la divinidad a la que Shôgo conoce, la que le reprocha su comportamiento, la que lo condena a una eternidad de sufrimiento. En una de sus primeras alucinaciones, el muchacho aparece en un templo griego y se encuentra con su estatua. Es cierto que, en el manga, nunca se la llama Atenea, pero su parecido con la diosa griega es innegable. Solo hay que echar un vistazo a la escultura de Atenea Parthenos para constatarlo: el casco, la pequeña Niké —la victoria— en su mano. Recordemos que esta divinidad es también fundamental en la última parte de la trilogía de Esquilo, ya que es ella quien organiza el tribunal, quien juzga a Orestes y quien finalmente decreta su absolución. En la obra de Tezuka, de todos modos, este papel de jueza se mezcla también, en mi opinión, con el de las erinias, las castigadoras, ya que es la diosa la que «tortura» y hace pagar a Shôgo. 

¡Termino aquí la entrada de hoy! 😊 Espero que os haya gustado. Os espero dentro de unos días con un nuevo post. ¡Hasta entonces!

 

Bibliografía

Como siempre, os dejo aquí las referencias bibliográficas. En el artículo de Theisen podéis encontrar las ideas fundamentales de este artículo con algún detalle más. 😊 Los fragmentos de Esquilo que he incluido en la entrada son los mismos que Theisen utiliza para justificar sus argumentos.

Grimal, Pierre (1981). Diccionario de mitología griega y romana (trad. de Francisco Payarols), Barcelona: Paidós.

Theisen, Nicholas (2011). “Declassicizing the classical in Japanese comics”, en Marshall, C. W. & Kovacs, George (eds.) (2011). Classics and comicsOxford: Oxford University Press, pp. 59-72.


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