viernes, 15 de julio de 2022

Manga y mundo clásico: los enigmas del cielo

Son muchas las formas que tienen los mangakas de reflejar la cultura grecolatina en sus viñetas, como sabréis si lleváis un tiempo en el blog, pero una de las que más me llama la atención es cómo se adaptan los textos clásicos, cómo los autores los toman, los reinterpretan y los hacen suyos. Esto es lo que sucede en Plinivs, de Mari Yamazaki y Tori Miki, un título muy especial en el que ambos nos hablan sobre la figura de Plinio el Viejo, célebre por su obra enciclopédica Historia natural: imaginan su personalidad, su vida —son muy pocos los datos que tenemos sobre él—, y nos la cuentan, combinándola con ciertos elementos de la cultura japonesa y utilizando como inspiración para el autor grecolatino a algunos personajes del país del sol naciente con los que podría tener cosas en común. El año pasado os hablé por primera vez de este manga, publicado en España por Ponent Mon, y me apetecía regresar a él para seguir indagando en el trabajo de Yamazaki y Miki y en cómo integran pasajes de la obra de Plinio en sus viñetas. 🤗

En la entrada de hoy, voy a centrarme en el libro II, algunos de cuyos pasajes sirven como base a los autores para escribir y dibujar el segundo capítulo de su manga, en el que Plinio el Viejo conoce a su futuro asistente, Eukles, uno de los personajes principales de la historia. Como siempre, os advierto que voy a hablar de él en profundidad, así que, si no habéis leído Plinivs y tenéis intención, podéis volver al blog cuando lo hayáis hecho. Sin más dilación, ¡empezamos! 😊

Los fascinantes misterios del cielo

Como os comentaba en la anterior entrada sobre Plinivs —que podéis leer aquí—, la Historia natural, única obra conservada de Plinio el Viejo, es un compendio del saber de su época, de la visión del mundo que se tenía en aquellos tiempos, y el propio autor deseaba que resultase útil a quien se acercase a ella. Así, en sus páginas se tratan temas muy diversos pertenecientes a infinidad de disciplinas científicas.

En concreto, el libro II se dedica a cuestiones relacionadas con la astronomía y la meteorología, desde la forma, el movimiento y los elementos del mundo hasta los astros, sus fases, el cielo y los diferentes fenómenos atmosféricos que se aprecian: la nieve, las tormentas, el granizo… Plinio el Viejo los va desarrollando de forma gradual, mezclando los conocimientos más estrictamente «científicos» con anécdotas e historias. De la cantidad de cuestiones que aborda, voy a fijarme en los pasajes que les dedica a los rayos, ya que son los más importantes para el segundo capítulo de Plinivs, en el que Plinio, sus acompañantes y Eukles se ven sorprendidos por una tormenta que da pie a una conversación.

En la Historia natural, se habla sobre las siguientes cuestiones: dónde caen los rayos, cómo se clasifican y qué características tienen, qué dicen las diferentes culturas sobre ellos, qué relación tienen con determinadas ceremonias e invocaciones, qué leyes los rigen y sobre qué objetos nunca caen. Como veis, son unas cuantas cosas y, por supuesto, no todas se emplean en el manga, así que voy a hacer un recorrido únicamente por los fragmentos que después se trasladan a las viñetas y, de esa manera, ver cómo se insertan en su narrativa y con qué efectos.

Antes de empezar, os pongo en contexto sobre la situación en la que se encuentran los personajes de Plinivs para ir relacionándola con el texto original. Eukles, que vive en la Magna Grecia, acaba de perder su casa y sus bienes debido a una erupción del volcán Etna. Lo único que le queda es una tablilla de cera que perteneció a su padre, muerto antes del desastre. Así, Eukles se plantea marcharse en busca de una nueva vida. Sin embargo, mientras reflexiona sobre su futuro, llega un extraño hombre que entabla una conversación con él: se trata de Plinio, a quien se le ha encargado la tarea de informar a Roma sobre la erupción y sus consecuencias. De repente, los sorprende una tormenta y es entonces cuando Plinio le pide a Eukles que le preste su tablilla: hay cosas que le gustaría dejar anotadas para recordarlas en el futuro. El muchacho se resiste al principio, pero, cuando cae un rayo y el sabio empieza a contarle datos sobre ellos, se percata de lo mucho que le gustaría aprender a su lado. Aunque la conversación se interrumpe a causa de los soldados que escoltan a Plinio, el joven insiste en que le cuente más y le hace preguntas que el sabio responde con mucho gusto.

© Mari Yamazaki, Tori Miki 2014
Dicho esto, empecemos ya con la Historia natural. Lo primero que Plinio nos cuenta, un poco antes del pasaje específico sobre los rayos, es por qué se producen. Por otra parte, intenta explicar cómo se vincula este fenómeno con la mitología y, en concreto, con el dios Júpiter, el Zeus de los romanos, que, como sabréis, tenía los rayos como atributo principal. Así lo expone:

 

Latet plerosque magna caeli adsectatione compertum principibus doctrinae viris, superiorum trium siderum ignes esse qui decidui ad terras fulminum nomen habeant, sed maxime iovis medio loco siti, fortassis quoniam contagium nimii umoris ex superiore circulo atque ardoris ex subiecto per hunc modum egerat, ideoque dictum iovem fulmina iaculari. Ergo ut e flagrante ligno carbo cum crepitu, sic a sidere caelestis ignis exspuitur praescita secum adferens, ne abdicata quidem sui parte in divinis cessante operibus. Idque maxime turbato fit aere, quia collectus umor abundantiam stimulat aut quia turbatur quodam ceu gravidi sideris partu.

 

(Plin. HN. II, 28)

 

 

Muchos no advierten lo que se ha descubierto a partir de una gran observación del cielo por parte de los principales hombres de la ciencia: que los fuegos de los tres astros superiores son los que, tras caer a la tierra, tienen el nombre de rayos, y sobre todo los de Júpiter, ubicado en el lugar del centro, quizá porque de este modo expulsa la contaminación de la humedad excesiva que obtuvo del círculo superior y el ardor del inferior. Por esto se dice que Júpiter lanza rayos. Así pues, como el carbón se suelta de la madera en llamas con un crujido, así del astro es escupido el fuego celestial que lleva consigo los augurios, sin que la parte exhalada cese siquiera en sus labores divinas. Esto se produce con una atmósfera muy turbada porque la humedad acumulada estimula una sobrecarga o porque se perturba de alguna forma como en el parto de un astro preñado.

 

Un poco más adelante, nos habla de lo que pensaban otras culturas sobre los rayos y con qué dioses los vinculaban. Por supuesto, tampoco deja a un lado lo que creían los propios romanos:

 

Tuscorum litterae novem deos emittere fulmina existimant, eaque esse undecim generum; Iovem enim trina iaculari. romani duo tantum ex iis servavere, diurna attribuentes Iovi, nocturna Summano, rariora sane eadem de causa frigidioris caeli.

 

(Plin. HN. II, 57)

 

 

Los escritos de los etruscos estiman que nueve dioses arrojan rayos y que estos son de once tipos; de hecho, Júpiter los lanza de tres. Los romanos conservaron solo dos de ellos, atribuyendo los diurnos a Júpiter y los nocturnos a Sumano, sin duda estos más raros a causa de que el cielo es más frío.

El Júpiter de Esmirna

Por cierto, ese Sumano al que menciona debía de ser una divinidad etrusca en su origen que después tuvo su culto en Roma y se asoció con Júpiter.

En Plinivs, esta información se nos da en dos instantes diferentes. Al principio de la tormenta, cuando cae un rayo que hace arder un árbol, Plinio explica cómo se produce este fenómeno y menciona las condiciones que deben darse para ello, solo que sus acompañantes no dejan de interrumpirlo para meterle prisa y marcharse de allí antes de que haya problemas. Esas distracciones hacen que el sabio introduzca en su discurso una serie de datos relacionados con otros temas. Retoma la explicación sobre cómo se generan los rayos cuando Eukles, admirado por sus conocimientos, le pregunta al respecto para ampliar información y le habla de sus propias creencias: a él, de ascendencia griega, le explicaron que era Zeus el que lanzaba los rayos, pero Plinio lo desmiente utilizando este pasaje de la Historia natural. Habla sobre los tres planetas, sobre el principal, Júpiter, y sobre cómo la explicación racional se fue mezclando con la mitología.

Si continuamos buceando en los pasajes del libro II, lo siguiente a lo que se refiere Plinio es a cuándo se producen las tormentas, en qué momento son más o menos habituales. Y dice:

 

Hieme et aestate rara fulmina contrariis de causis, quoniam hieme densatus aer nubium crassiore corio spissatur, omnisque terrarum exhalatio rigens ac gelida quicquid accipit ignei vaporis exstinguit.

 

(Plin. HN. II, 55)

 

 

En invierno y en verano, los rayos son raros por razones opuestas, puesto que en invierno el aire se hace más denso a causa de una capa de nubes más gruesa y todo el vaho de la tierra, helado y gélido, extingue cualquier vapor ígneo que contengan.

© Mari Yamazaki,
Tori Miki 2014

Eso sí, después explica que en primavera y otoño la situación es totalmente distinta, ya que las tormentas se vuelven más habituales. Asimismo, Plinio habla sobre algunas regiones de Italia que, debido a su clima, sufren este fenómeno atmosférico con más frecuencia. En el manga, el personaje de Yamazaki y Miki hace comentarios sobre los rayos, el clima y el frío justo cuando le ofrece una primera explicación sobre estas cuestiones a Eukles, que mira asombrado cómo el fuego causado por el rayo consume uno de los árboles que quedaban en pie.

A continuación, en la Historia natural se clasifican los rayos y se nos indica por qué se caracteriza cada uno:

 

Fulminum ipsorum plura genera traduntur. Quae sicca veniunt, non adurunt, sed dissipant; quae umida, non urunt, sed infuscant. Tertium est quod clarum vocant, mirificae maxime naturae, quo dolia exhauriuntur intactis operimentis nulloque alio vestigio relicto, aurum et aes et argentum liquatur intus, sacculis ipsis nullo modo ambustis ac ne confuso quidem signo cerae.

 

(Plin. HN. II, 56)

 

 

Está escrito que hay muchos tipos de rayos. Los que vienen secos no queman, pero destruyen; los húmedos no queman, pero ennegrecen. El tercero es al que llaman «claro», de naturaleza especialmente maravillosa. Por este se vacían los toneles, quedando intactas las tapaderas y no dejando ningún otro resto. El oro, el cobre y la plata se funden dentro de los saquitos sin que estos se quemen y ni siquiera se estropee el sello de cera.

El Plinio de Yamazaki y Miki se refiere a esta clasificación en la segunda parte de su exposición, cuando Eukles le da a entender que quiere saber más. Incluso hace referencia a lo que el Plinio original dice sobre los toneles que se quedan vacíos. ¡Es como si el personaje estuviera recitando el pasaje de la obra original! Justo en este momento, Eukles le pide al sabio que le permita apuntar lo que está diciendo porque le parece muy interesante, ya hacia el final del capítulo.

El último pasaje al que me voy a referir tiene que ver con algo un poco más escabroso: a qué tipos de seres vivos puede matar un rayo. Sobre este asunto, Plinio recoge lo siguiente:

 

Unum animal, hominem, non semper exstinguit, cetera ilico, hunc videlicet natura tribuente honorem, cum tot beluae viribus praestent. […] Nullum animal nisi exanimatum fulmine accenditur.

 

(Plin. HN. II, 60)

 

 

A un único ser vivo, el hombre, no siempre lo matan —a los demás al punto—, como concediéndole la naturaleza un honor cuando tantos animales lo aventajan en fuerza. […] Ningún ser vivo arde a no ser que haya muerto por un rayo.

© Mari Yamazaki, Tori Miki 2014

¿En qué momento de Plinivs se introduce este fragmento? Justo cuando la primera explicación del naturalista es interrumpida por sus acompañantes, que, aterrados, quieren largarse del lugar donde se encuentran por si acaso, no vaya a caerles un rayo encima. Plinio les da esta información para tranquilizarlos —y que, de esa forma, le permitan quedarse un poco más para observar el fenómeno y saciar sus ansias de conocimiento—. Además, corrobora su explicación con una breve anécdota que, en la Historia natural, cierra el pasaje sobre los tipos de rayos, que ya hemos visto:

 

Marcia, […] princeps romanorum, icta gravida partu exanimato ipsa citra ullum aliud incommodum vixit.

 

(Plin. HN. II, 56)

 

 

Marcia, una noble romana, tras ser golpeada por un rayo cuando estaba embarazada, aunque su hijo murió, vivió sin ningún otro daño.

 

Por supuesto, Plinio el Viejo cuenta otras muchas cosas. Si sentís curiosidad, os animo a que leáis, al menos, ciertos pasajes de su obra. ¡Algunos son muy curiosos!

El conocimiento que une

© Mari Yamazaki, Tori Miki 2014

Ahora bien, Mari Yamazaki y Tori Miki no solo introducen estos pasajes de la Historia natural en su manga para dar a conocer la figura de Plinio y su obra —que también—, sino que les conceden una función dentro de la narrativa del capítulo 2. Al fin y al cabo, este es importante para los protagonistas, ya que Plinio y Eukles se conocen: constituye el principio del vínculo que los va a unir en el futuro y que se irá estrechando con el tiempo.

La base de esa relación es, precisamente, el conocimiento, lo que Plinio sabe y lo que Eukles ignora, lo que les parece interesante a ambos. El muchacho de la Magna Grecia se ve frente a un fenómeno, el rayo, que le resulta sorprendente y, de alguna forma, prodigioso porque, según él mismo dice, las historias que le habían contado lo relacionaban con la divinidad. Las palabras de Plinio despiertan en él un sentido de la maravilla diferente: encuentra una explicación más racional y su curiosidad se aviva. Así, mediante dicho conocimiento, la distancia que había entre ambos al principio —Plinio lo pilla por sorpresa, Eukles se muestra reticente a hablar con él y a prestarle la tablilla de cera, único recuerdo de su padre— se reduce drásticamente.

© Mari Yamazaki, Tori Miki 2014

A este objetivo obedece también el orden en el que se utilizan los pasajes de la Historia natural. Como acabamos de ver, Mari Yamazaki y Tori Miki los trasladan a viñetas de una manera desordenada con respecto al texto clásico, lo que también hace la escena mucho más dinámica y espontánea. Cuando el rayo cae, la reacción natural de Plinio, como entusiasta de la naturaleza y del saber, es explicar lo que conoce sobre el fenómeno, también porque lo está viendo y puede comprobar la información de primera mano. De esa forma, suscita el interés de Eukles. No obstante, también es lógico el comportamiento de los soldados que lo acompañan, asustados ante la magnitud de la tormenta, de ahí que Plinio se interrumpa y recurra a algunos datos que le puedan servir para calmar los ánimos. ¿Y qué mejor que una historia, la de Marcia, para cerrar su discurso? Una vez que lo ha conseguido, se puede retomar el hilo inicial de la conversación y ahora es Eukles el que empieza, mostrando su necesidad de saber y derribando esas reticencias que sentía al principio. Él, que antes se había alejado de Plinio, ahora se acerca al sabio. La culminación se produce cuando el propio muchacho se ofrece a anotar las observaciones del naturalista.

De esta forma, Mari Yamazaki y Tori Miki adaptan al manga una obra complicada de trasladar a viñetas, generando curiosidad en el lector e integrándola plenamente en la historia que quieren contar y en las relaciones que establecen sus personajes entre sí. Además, tanto Plinio como Eukles quedan caracterizados mediante sus palabras y sus reacciones, lo que nos permite conocerlos un poco mejor.

 

Con esto, termino la entrada de hoy. 😊 ¡Espero que os haya gustado! En el futuro, volveré a Plinivs; aún quedan cosas que decir sobre la forma en que Mari Yamazaki y Tori Miki utilizan la Historia natural. Por mi parte, os espero dentro de unos días con una nueva reseña. ¡Hasta entonces! Y espero que no estéis llevando muy mal la ola de calor.

 

Bibliografía

Como siempre, os dejo aquí un listado de referencias que me han servido para escribir la entrada, para que las consultéis por si sentís interés. 😊 Para ver la fuente de las fotografías, podéis clicar en ellas.  

Bellisime, Marion (2017b). «Manga Romae (3/3): Pline», en Actualités des études anciennes, ISSN: 2492.864X. En línea. disponible en: <https://reainfo.hypotheses.org/7698>.

Buchet, Elisabeth (2019). «Entre Rome et Japon: l’histoire romaine en manga», en Bièvre-Perrin, Fabien (ed.), Antiquipop | L'Antiquité dans la culture populaire contemporaine, ISSN 2553-4114. En línea. Disponible en: <https://antiquipop.hypotheses.org/6696>.

Fontán, Antonio, Moure Casas, Ana María et al. (eds. y trads.) (1995). Plinio el Viejo. Historia Natural. Libros I-II, Madrid: Gredos.


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