Ya era
hora de inaugurar el año en el blog, ¿verdad? 😊 2022 ha empezado de una manera bastante
ajetreada para mí, con encargos y fechas de entrega que tenía que cumplir.
¡Pero más vale tarde que nunca! Y aquí estoy, publicando una entrada que,
además, me apetecía mucho escribir.
Y es que
el post de hoy es un tanto especial. Hasta ahora, os he hablado de
mitología, de historia, de costumbres de la Antigüedad que han tenido
influencia, de una u otra forma, en el manga y el anime. Pero no me había
detenido tanto en las lenguas antiguas, con alguna excepción puntual. En eso
quiero centrarme hoy: en el rastro que deja una de ellas en concreto, el latín,
en los cómics y la animación japonesa. Hay bastantes ejemplos, ¡así que en el
futuro escribiré más sobre este tema! 😊
De
momento, me quedo con tres títulos concretos: Saihate no paladin, Los
apuntes de Vanitas y Viaje a Agartha. Como siempre, una advertencia:
puede que haya spoilers. Si tenéis intención
de leer o ver alguno de ellos, podéis volver al blog más tarde. 🤗 Dicho
esto, ¡vamos allá!
El poder
de la magia: Saihate no paladin
Comienzo
con un anime de la pasada temporada de otoño: Saihate no paladin, basado
en las novelas ligeras del mismo nombre, que podemos ver en Crunchyroll. Como
os comenté en la entrada sobre las series que había visto en 2021, fue toda una
sorpresa para mí porque tenía un planteamiento, en cierto modo, diferente al de
otros isekais. Al menos por determinados personajes. Y es que rara vez un protagonista es educado por muertos vivientes: fue este hecho, precisamente,
el que me llamó la atención. Gus, Mary y Blood le enseñan a Will, todo lo que saben y, gracias a ellos, el muchacho puede embarcarse en una
aventura que lo llevará a descubrir mundo, a conocer nuevos compañeros y a
luchar contra el mal.
Pero Saihate
no paladin no solo me llamó la atención por sus personajes. Ya desde el
primer capítulo, hubo otra cosa que conectó conmigo: la magia. Al menos, parte
de ella. Gus, el mago fantasma, es el que instruye a Will en estas artes y,
para mi asombro, las palabras que salían de sus labios… eran latín. No es este
un recurso extraño en la fantasía. Al fin y al cabo, en algunas obras de corte
más clásico el lenguaje de la magia se considera la herencia de una antigüedad
lejana y, en cierto modo, ajena al presente de los personajes, por lo que se
emplean palabras en lenguas olvidadas para los conjuros. O, simplemente, se
opta por el latín y el griego —o algo que se les parezca— para acentuar ese
carácter misterioso y ancestral de los hechizos. Pese a ello, no esperaba
encontrarme palabras latinas en Saihate no paladin.
© Children's Playground Entertainment 2021 |
Cuando
Will y Gus comienzan sus lecciones, este le explica las bases del tipo de magia
que van a practicar: la palabra de creación. Según le cuenta, su fundamento son
las palabras que el dios creador del mundo empleó para cumplir con su cometido; de esa
forma, cuando se pronuncian, hacen aparecer determinados elementos o provocan
efectos específicos. Gus sostiene que el lenguaje es poderoso, por lo que hay
que ser especialmente cuidadoso en lo que a la magia se refiere y pronunciar
las palabras con precisión. Will debe ajustarlas poco a poco para conseguir el
efecto deseado.
Son
muchos los conjuros en latín que aparecen a lo largo del anime: acceleratio
para ganar velocidad, erasus —el participio de perfecto de erado, «raspar,
borrar»— para eliminar los efectos o los objetos producidos por un hechizo, ignis
para invocar el fuego, cadere araneum —con las palabras latinas que
corresponden a «caer» y «araña»— para crear telarañas, vastare —«devastar,
asolar»— para destruir… Como podéis ver, son bastante literales, ya que cada
palabra provoca un cambio en la realidad directamente relacionado con el significado
del término en latín. Muchos, además, son bastante reconocibles porque han
dejado derivados en nuestra lengua.
© Children's Playground Entertainment 2021 |
Pero si
hubo un hechizo que me llamó la atención —y me sacó una sonrisa, para qué
negarlo— fue uno muy poderoso que emplea Gus en el capítulo 4, en su combate
contra Stagnate, el dios de los no muertos. ¡Porque pronunciaba, como quien no
quiere la cosa, un verso completo de Horacio, uno de los poetas romanos más
importantes! Concretamente, de su Oda I, 4, que os dejo completa a
continuación por si sentís interés. La frase que dice Gus está en negrita:
Solvitur
acris hiems grata vice veris et [Favoni trahuntque
siccas machinae carinas ac
neque iam stabulis gaudet pecus aut [arator igni nec
prata canis albicant pruinis. Iam Cytherea choros ducit Venus
[imminente luna iunctaeque
Nymphis Gratiae decentes alterno
terram quatiunt pede, dum gravis [Cyclopum Volcanus
ardens visit officinas. Nunc
decet aut viridi nitidum caput [impedire myrto aut
flore, terrae quem ferunt solutae, nunc
et in umbrosis Fauno decet immolare [lucis, seu
poscat agna sive malit haedo. Pallida Mors aequo
pulsat pede [pauperum tabernas regumque
turris. O beate Sesti, vitae
summa brevis spem nos vetat inchoare [longam; iam te premet nox fabulaeque Manes et domus exilis Plutonia; quo simul
mearis, nec regna vini sortiere talis nec tenerum Lycidan mirabere, quo calet [iuventus nunc
omnis et mox virgines tepebunt. (Hor. C. I, 4) |
Se disuelve el punzante invierno con la
grata vuelta de la primavera y del favonio, arrastran las quillas secas los
cabestrantes y ya no se complace el ganado en los establos o el labrador
junto al fuego, ni los prados se vuelven blancos con las blancas escarchas.
Ya Venus Citerea conduce sus grupos de danza bajo la luz de la luna y las
hermosas gracias, unidas a las ninfas, golpean la tierra con pie alterno
mientras el ardiente Vulcano visita las atareadas fraguas de los cíclopes.
Ahora es el momento de ceñir con verde mirto la perfumada cabeza, o con la
flor que producen las tierras esponjosas; ahora también es el momento de
hacer sacrificios en honor de Fauno en los umbrosos bosques, ya si los pide
con una cordera o si los prefiere con un cabrito. La pálida muerte golpea
con igual pie las chozas de los pobres y las torres de los reyes. ¡Oh,
dichoso Sestio! La brevedad de la vida nos prohíbe concebir largas
esperanzas; ya se te echarán encima la noche y los manes de la fábula y la
exigua casa de Plutón; en cuanto vayas allí, no echarás a suertes los reinos
del vino ni admirarás al tierno Lícidas, por el que ahora toda la juventud
arde y después hará que las muchachas se entibien. |
Will se
asombra, pues se trata de un hechizo que, habitualmente, tendría que ejecutarse
entre cuatro personas. Sin embargo, Gus es un gran mago y puede manejarlo. ¿Su
efecto? Las palabras finales que el viejo fantasma añade lo dejan muy claro: damnatio
memoriae. Ese castigo de la Antigüedad que consistía en borrar la memoria
de alguien y condenarlo al olvido. Os hablé hace unos meses de ella en relación
con el manga Im. El sumo sacerdote Imhotep.
Combinar
el verso de Horacio —que nos habla de una muerte implacable de la que nadie
puede escapar— con la locución latina damnatio memoriae le da una fuerza
increíble al poder destructivo del conjuro. Y es que cuando uno se enfrenta a
un dios debe recurrir a este tipo de magia, ¿no?
Creo que
el uso del latín en Saihate no paladin obedece a lo que comentaba antes:
el deseo de establecer una relación entre la magia y lo antiguo y lo ancestral.
Ese lenguaje solo se emplea en los hechizos. Además, si le sumamos el hecho de
que los japoneses no tienen un vínculo tan estrecho con la lengua de los
romanos como nosotros, me parece que la magia se vuelve más «exótica» en cierto
modo, más especial, y se reserva únicamente a quienes conocen sus misteriosas
palabras.
Vampiros
en el París del siglo xix: Los
apuntes de Vanitas
De una
obra de fantasía paso a otra, pero a una muy diferente. Ni el entorno en el que
transcurre ni los personajes tienen que ver con los de Saihate no paladin.
Ahora, nos trasladamos al París de un siglo xix
imaginado en el que los vampiros existen: voy a centrarme en Los apuntes de
Vanitas, de Jun Mochizuki, que podemos disfrutar en español gracias a Norma
Editorial. En él, seguimos a Vanitas y a Noé, quienes intentan librar a los
vampiros de una extraña maldición que se está extendiendo entre ellos. Es un
manga que me gusta bastante por sus personajes y por el concepto tan
interesante que plantea Mochizuki con respecto a esas criaturas que se
alimentan de sangre y que han protagonizado tantas leyendas, libros y
películas.
© Jun Mochizuki 2016 |
En Los
apuntes de Vanitas también hay términos en latín, empezando
por el nombre de varios personajes. Hasta donde yo he leído —el tomo 6—, he
encontrado algunos que, además, tienen bastante que ver con quien los lleva. El
propio protagonista, por ejemplo. En latín, vanitas —que ha dado lugar a
nuestro término vanidad—significa varias cosas: «vana apariencia, mentira,
vaciedad», entre otras cosas. En una obra como esta, en la que una maldición
modifica y corrompe el nombre de los vampiros, me parece significativo que
justo el personaje que restaura su nombre verdadero se llame precisamente así.
Por otro lado, no puedo evitar acordarme de esos bodegones y naturalezas
muertas del Barroco que llevaban el nombre de vanitas y que
representaban la fragilidad de la existencia humana y la certeza de que todos
vamos a morir. Los vampiros nunca saben en qué momento su vida casi eterna va a
verse afectada por la maldición y van a morir a manos de alguno de los bourreau
encargados de eliminar a sus congéneres cuando se convierten en un peligro. Por
último, Vanitas no es el nombre real del protagonista: lo toma del vampiro de la Luna Azul,
de quien también hereda el Libro de Vanitas, que utiliza para «curar» la
maldición. Con respecto a ellos, nada es lo que parece y están envueltos en un
halo de misterio. No sé la razón por la que Mochizuki decidió llamar así a su
protagonista —y estoy segura de que aún falta mucho por desvelar sobre él—,
pero me parece, cuanto menos, una opción sugerente. Seguro que, según avance en
la historia, descubriré más al respecto.
© Jun Mochizuki 2016 |
Dejando
a un lado a Vanitas, hay otros nombres en el manga que proceden del latín. Por
ejemplo, una de las sirvientes del conde Parks Orlox se llama Nox, «noche», muy
apropiado para una vampira. También tenemos a Lord Machina, un vampiro con la
apariencia de un autómata. Destaca, además, uno de los nombres verdaderos que
restaura Vanitas, el de Thomas Berneux: Bucolicus, «el que inventa églogas»,
tal y como se ha traducido al español. Un nombre verdadero siempre le devuelve
la cordura y la calma al vampiro afectado, y este es un buen ejemplo de ello. Bucolicus
procede del griego βουκολικός y este término, a su vez, de βουκόλος, «boyero».
Además de dar título a las Bucólicas, una de las obras más importantes
de Virgilio, el adjetivo hace referencia a la literatura pastoril que tanta
tradición tiene en Occidente, caracterizada por los entornos naturales idílicos
en los que los pastores lamentaban sus amores mientras apacentaban sus rebaños.
Una de las principales composiciones poéticas de este tipo de literatura es,
precisamente, la égloga. Os he dado una visión muy general del género, que es
bastante más complejo, pero seguro que recordáis cosas sobre él u os hacéis una
idea. Esa evocación idealizada del mundo rural es la que permanece también en
nuestro término bucólico. ¡No podría haber mejor nombre verdadero para
mostrar los efectos que tiene el Libro de Vanitas sobre las víctimas de la
maldición!
Otro
personaje que lleva un nombre latino es Naenia, esa misteriosa figura negra que
aparece en el desfile de Charlatan, lo que todos los vampiros ven antes de que
su nombre se corrompa. Nenia pertenece al grupo de los dioses indigetes,
divinidades menores que patrocinaban determinados aspectos de la vida humana desde
el nacimiento de una persona hasta su muerte. Nenia, en concreto, es la diosa
del lamento fúnebre, y así se denominaban también los cantos y lamentos que se
componían en estas circunstancias. Un nombre lúgubre para un personaje funesto
que condena a muchos vampiros al sufrimiento y, en ocasiones, a la muerte.
© Jun Mochizuki 2016 |
Termino
con dos últimos nombres. El primero es el del castillo de lord Ruthven, un
personaje muy sorprendente: Carbunculus, que puede aludir a un trocito de
carbón o al rubí. En cualquier caso, ese color rojo está muy vinculado a los
vampiros. El segundo es el del arma que utiliza Jeanne, la bourreau de
Ruthven, un brazo carmesí llamado carpe diem. Este «aprovecha el
momento» que se convirtió en tópico literario y que hoy en día utilizamos mucho
para recordarnos que debemos vivir el presente procede de la Oda I, 11
de Horacio, en la que invita precisamente a ese disfrute:
Tu ne quaesieris, scire nefas, quem
mihi, [quem tibi finem di dederint, Leuconoe, nec [Babylonios temptaris numeros. Ut melius, quidquid
erit, [pati. Seu pluris hiemes seu tribuit Iuppiter [ultimam, quae nunc oppositis debilitat pumicibus [mare Tyrrhenum: sapias, vina liques et spatio
[brevi spem longam reseces. Dum loquimur, [fugerit
invida aetas: carpe diem quam minimum
credula [postero. (Hor. C. I, 11) |
Tú no preguntes —pues es un sacrilegio saberlo— qué final a ti, qué final
a mí nos han concedido los dioses, Leucónoe, ni consultes los oráculos
babilonios. Cuánto mejor soportar cualquier cosa que venga si Júpiter te ha
otorgado algunos inviernos más o el último, que ahora debilita al mar Tirreno
batiéndolo contra los escollos que se le enfrentan: sé lista, cuela tus vinos
y acorta una larga esperanza a un breve espacio. Mientras hablamos, se nos
habrá escapado el envidioso tiempo: aprovecha el día, confiando lo mínimo en
el que vendrá después. |
Recuerdo que mi profesora nos decía que la imagen que utilizaba aquí Horacio era la de una persona que «agarraba» el día como si se tratara de una fruta a la que quisiese darle un mordisco. En cualquier caso, es como si la propia arma de Jeanne incitara a los vampiros a aprovechar el momento… hasta que ella los atrape.
A
diferencia de Saihate no paladin, los personajes de Los apuntes de
Vanitas pueden tener conocimientos de latín, de ahí que les resulte más
común utilizar términos de esta lengua para nombrar ciertas realidades —también
hay que tener en cuenta, por supuesto, las razones personales de la autora y lo que quiere expresar—.
Descenso
al inframundo: Viaje a Agartha
Termino
con una película de anime de la que os hablé hace poco: Viaje a Agartha,
distribuida por Selecta Visión. En ella, el mito de Orfeo y Eurídice se
entremezcla con el del viaje de Izanagi al mundo de los muertos para recuperar
a su esposa y nos ofrece una reinterpretación muy emocionante de ambas
historias. Además, Makoto Shinkai aprovecha elementos de otras culturas para
crear un mundo más complejo, lleno de matices, ideal para lo que quiere
contarnos. Si queréis saber más, podéis leer la entrada que le dediqué aquí.
La
tragedia de Orfeo no es el único elemento de la cultura grecolatina que aparece
en la película. Son también varias las palabras latinas que Shinkai emplea para
nombrar realidades de esa tierra subterránea que hay más allá de lo que
conocemos. Y se trata, por cierto, de piezas fundamentales para el desarrollo
de la historia, ya sea porque son objetos que hacen avanzar la trama, ya sea
porque son lugares que los protagonistas deben alcanzar.
El
primero de dichos elementos es lo que en la película llaman clavis,
término latino que significa «llave, cerrojo» y que ha dado lugar,
precisamente, a nuestra palabra llave. En Viaje a Agartha, se
trata de una piedra o cristal azulado que abre la puerta a ese mundo
subterráneo donde los protagonistas esperan encontrar a sus seres queridos. Asimismo,
es lo que permite acceder a Finis Terra, el límite entre el mundo de los vivos
y el de los muertos. Resulta tan fundamental para Agartha y sus habitantes que
la misión de Shin es detener a Asuna y Morisaki para robarles la clavis. Si lo
consigue, logrará, a su vez, evitar que el orden natural de Agartha se
subvierta.
© Makoto Shinkai 2011/CMMMY – EDV982 |
Pero hay
otros términos en latín. Por ejemplo, esa vita aqua que Asuna y Morisaki
deben atravesar para llegar a Agartha. El término, como podréis imaginar,
procede de las palabras latinas correspondientes a vida y agua,
respectivamente. El nombre no podría ser más adecuado, ya que ese denso y
antiguo líquido deja respirar a quien se sumerge en él: no ahoga, sino que te permite
sobrevivir hasta que lo atraviesas. No quiero olvidarme, por último, de Finis
Terra, ese lugar en los confines del mundo subterráneo que conduce al más allá
y que también viene del latín.
Creo
que, al igual que sucede en otros casos, el empleo del latín obedece a un deseo
de conferirle cierto exotismo al mundo de fantasía en el que transcurre parte
de la historia. Al fin y al cabo, se trata de un sitio extraño, ajeno a
nosotros. ¿Y qué mejor manera de marcar esa diferencia y definir los límites
entre la realidad y la imaginación que utilizar una lengua bastante alejada de
la cultura japonesa?
Con esto
termino la entrada de hoy. 😊 ¡Espero que os haya gustado! Por mi parte,
os espero dentro de unos días con una nueva reseña. ¡Hasta entonces! 🤗
Bibliografía
Como
siempre, os dejo aquí una lista de las referencias que he utilizado por si tenéis interés. 😊
Grimal, Pierre
(1981). Diccionario de mitología griega y romana (trad. de Francisco
Payarols), Barcelona: Paidós.
Segura Munguía,
Santiago (20135). Nuevo diccionario etimológico latín-español y
de las voces derivadas, Bilbao: Universidad de Deusto.
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