lunes, 19 de diciembre de 2022

Manga y mundo clásico: una guerra en las profundidades del mar

Hace mucho desde la última vez que me pasé por aquí, ¿verdad? No sabéis las ganas que tenía de escribir, de revisitar los clásicos y los mangas para continuar indagando en la forma en que la Antigüedad grecolatina queda representada en el cómic japonés. Sin embargo, han sido meses muy ajetreados, por motivos laborales y personales, y las obligaciones apenas me han dejado tiempo para dedicárselo al blog, por desgracia… Pero ya estoy aquí. Y espero no volver a ausentarme tanto tiempo. 😊

Eso sí, pese a no poder escribir, mi cabeza no ha dejado de darle vueltas al contenido del blog, a los temas que me apetecía tratar en las siguientes entradas. Y hoy voy a saldar una deuda con una obra sobre la que iba a escribir hace unos meses —hubo ciertas complicaciones y, al final, no pude hacerlo—: Umi no Triton, de Osamu Tezuka, que todavía no podemos leer en español, pero sí en inglés —esta es la edición que tengo yo—. Serializado originalmente entre 1969 y 1971, en este título —que contó con una adaptación al anime—, el dios del manga nos cuenta la historia de Tritón, un habitante del mar que, por diversas circunstancias, es criado por una familia japonesa. Lo que no sabe es que en sus manos está el destino de todo su clan, masacrado por el temible Poseidón, al que los humanos llegaron a adorar como divinidad marina… y que quiere acabar con el muchacho porque, según piensa, es el único superviviente de su familia. A partir de entonces, Tritón tendrá que luchar por sobrevivir y enfrentarse a un enemigo formidable, a la vez que busca venganza por el asesinato de los suyos.

En la entrada de hoy, quiero centrarme en los personajes de Poseidón y Tritón de la mitología clásica y ver de qué forma Osamu Tezuka los ha empleado para contarnos una historia de aventuras en la que también reconocemos algunos de los temas que preocupaban al autor, como el cuidado del medioambiente. Como siempre, una advertencia: hay spoilers de la trama, así que, si tenéis interés en leer la obra antes de que os destripe nada, podéis volver cuando lo hayáis hecho. 😊

El dios de los mares…

Neptuno y Anfitrite, de Frans Francken II
(principios del siglo XVII)

En primer lugar, antes de centrarme en el manga, quiero hablaros un poco de Poseidón. Son muchas cosas las que podrían decirse del dios del mar, muchas las historias que podrían contarse, pero voy a fijarme en algunos aspectos importantes para el contexto de Umi no Triton y la imagen que Tezuka nos ofrece de esta divinidad: su carácter, sus dominios, sus amantes y su linaje. Todo ello aparece, de una forma u otra, en el manga, como veremos más adelante.

El primer aspecto que me parece importante destacar es, precisamente, el ámbito sobre el que gobierna: el mar. Poseidón lo obtuvo después de que su hermano Zeus obligara al padre de ambos, Cronos, a vomitar a todos los hijos a los que había devorado y estos reemplazaran a los antiguos dioses. En el caso de Poseidón, hubo antes otras divinidades primigenias, como Nereo, que dominaban las aguas, pero él se las quedó una vez que los dioses olímpicos derrotaron a los titanes. Os hablé de esta historia en una de las entradas sobre Appleseed.

Poseidón con su tridente en una placa de
cerámica corintia

De todas formas, no podría haber conseguido un dominio más acorde con él: su carácter, hosco, malhumorado y terrible, es el mismo que el del mar revuelto, el del oleaje que hunde los barcos hasta el fondo. Poseidón hace gala de él en numerosos mitos de la Antigüedad grecolatina: provoca terremotos —no en vano, uno de sus epítetos es «el que sacude la tierra»—, causa inundaciones, hace naufragar barcos, envía a violentas criaturas marinas para castigar a los humanos. Puede ser un dios benévolo que ayuda a las naves a continuar con su travesía, pero también una divinidad atroz cuya ira es mejor no despertar.

Son muchos los mortales que la sufrieron. Por ejemplo, el rey troyano Laomedonte, padre de Príamo —uno de los personajes más importantes de la guerra de Troya—, con quien se encolerizó tras construir las murallas de su ciudad. Zeus los había castigado a él y a Apolo a bajar a la tierra y servir a un mortal durante un tiempo determinado, así que ambos se ocuparon de alzar los muros de Troya a cambio de un salario que nunca recibieron. Poseidón, entonces, envió un monstruo marino, al que debían ofrecerle sacrificios para aplacarlo.

Andrómeda, de Juan Antonio de Frías
y Escalante (siglo XVII)

¿Y qué hay de Andrómeda, la princesa de Etiopía? Su madre había presumido de su belleza y había afirmado que incluso superaba la de las nereidas, divinidades marinas que, ofendidas, le pidieron ayuda a su soberano. De nuevo, el dios castigó a los mortales con una bestia marina. A fin de restaurar la paz, los reyes de Etiopía debían sacrificar a su hija; por suerte, un héroe apareció en el momento oportuno para rescatarla de su destino fatal: Perseo.

Otro ejemplo muy famoso de la cólera de Poseidón es, precisamente, el de Ulises y sus compañeros. El dios del mar, enfurecido porque el héroe griego había cegado a su hijo Polifemo, uno de los cíclopes, decidió torturarlo a él y a sus compañeros. Tal y como se aprecia en la Odisea, los pobres son víctimas de numerosas tormentas que los hacen naufragar y los alejan de su destino: Ítaca, el hogar al que desean regresar después de años y años de guerra en Troya.

Pero no fueron solo los mortales los que suscitaron su ira, también los dioses —aunque, por supuesto, con ellos no podía resolver sus diferencias de la misma forma que con los humanos—. Y es que Poseidón quiso hacerse con el patrocinio de ciertas ciudades griegas, para lo que tuvo que medirse con otras divinidades… y la verdad es que las cosas no le fueron demasiado bien. Algunas de las ciudades que no consiguió pagaron las consecuencias de su furia.

El ejemplo más famoso es su intento por conseguir Atenas. En ese momento, se enfrentó a Atenea y, pese a sus esfuerzos, perdió contra su sobrina: él hizo brotar un pequeño mar en la parte alta de la ciudad para reclamarla, pero Atenea, siempre tan astuta, plantó un olivo y se ocupó de que Cécrope, el primer rey de Atenas, lo viera y se convirtiera en su testigo. Os hablé de este mito aquí. La rivalidad entre Poseidón y Atenea se aprecia, por ejemplo, en la Odisea.

Odiseo en la cueva de Polifemo, de Jacob Jordaens
(primera mitad del siglo XVII)

El último punto que quiero tratar es el de su descendencia, muy importante para Umi no Triton. Al igual que muchos de los dioses de la mitología grecolatina, Poseidón tuvo diversas amantes —además de su esposa, Anfítrite, y de los hombres por los que se sintió atraído—: Clito, Medusa, Amimone… Y con ellas engendró infinidad de hijos, algunos de ellos bastante célebres, como Pegaso, que nació de la cabeza de Medusa cuando el héroe Perseo se la cercenó. Varios tenían un aspecto monstruoso y eran terribles; si no, que se lo digan a Ulises cuando tuvo que enfrentarse a Polifemo.

…y su linaje

El segundo personaje de la mitología clásica que Tezuka toma para su obra es, precisamente, el que le da nombre: Tritón, una divinidad marina menor. Según algunos testimonios, es el hijo de Poseidón y su esposa, Anfítrite. Así nos lo encontramos, por ejemplo, en la Teogonía, de Hesíodo:

 

κ δ μφιτρίτης κα ρικτύπου ννοσιγαίου

Τρίτων ερυβίης γένετο μέγας, στε θαλάσσης

πυθμέν χων παρ μητρ φίλ κα πατρ [νακτι

ναίει χρύσεα δ, δεινς θεός.

 

(Hes. Th. 930-146)

 

 

De Anfítrite y el resonante Sacudidor de la Tierra nació el poderoso y gran Tritón, que, poseyendo el fondo del mar, junto con su madre y su soberano padre vive en una morada de oro, terrible dios.

Triunfo de Neptuno, de Vittorio Maria Bigari (ca. 1765)

No obstante, esta denominación sirve también para identificar a una serie de criaturas que forman parte del séquito de Poseidón, mitad hombre y mitad pez, a quienes solemos ver representados soplando conchas. De todas formas, sea quien sea Tritón, apreciamos que se trata de un ser vinculado estrechamente con Poseidón, ya sea porque proviene de su linaje, ya sea porque lo acompaña y aparece junto a él en las representaciones. Ahora bien, ¿cómo lo transforma Tezuka en Umi no Triton? Ahora lo veremos.

La crueldad de Poseidón, la bondad de Tritón

Para crear su mundo submarino, con una rivalidad ancestral, Tezuka se vale de dos grupos rivales: el de Tritón y los suyos, por un lado, y el de Poseidón, sus hijos y sus sirvientes, por otro. En este caso, el mangaka elimina cualquier vínculo de familia entre ambos. Aquí Tritón no es hijo del dios del mar, pero sí se encuentra bajo su dominio, contra el que se rebela, tanto él como sus ancestros —ese es el motivo, precisamente, por el que son asesinados—. Así, la divinidad marina más importante de la mitología grecolatina se muestra también poderosa e implacable en Umi no Triton; sin embargo, el que era un dios secundario se alza aquí como un rival difícil de batir. En ese sentido, Tezuka se vale de una figura más desconocida y le otorga un papel más importante que el que tenía en la mitología clásica: se convierte en el liberador contra la opresión del tirano.

© Osamu Tezuka, 1969-1971

Aparte de eso, Tritón encarna ciertos valores que Tezuka defiende en su manga. No siempre acierta, eso es verdad, y en ocasiones se deja llevar por impulsos negativos, por ese deseo de venganza que nace en él cuando se entera de quién es su verdadera familia y de lo que sucedió en el pasado. No obstante, la mayoría de las veces se da cuenta de sus errores, recapacita, intenta solucionar el conflicto de otra forma. No son pocos los momentos en los que pretende resolver su situación con Poseidón mediante el diálogo, intentando pactar con él y los suyos para alcanzar una convivencia más o menos pacífica. Esa es, precisamente, una de las ideas que permean la historia: la violencia no es la solución. Hay otras maneras de afrontar un problema, una rivalidad.

Lo mismo sucede en el caso de los humanos. En Umi no Triton, se aborda el tema de la contaminación del mar y el medioambiente. Las personas parecen haber nacido para destruir su entorno, de ahí que uno de los objetivos de Poseidón sea acabar con ellas. Por supuesto, a Tritón tampoco le gusta lo que están haciéndole a la naturaleza, pero la manera que ambos tienen de enfrentarse a esta cuestión es distinta: mientras que Poseidón construye una base —utilizando esclavos— para aniquilar a la humanidad, Tritón no lo considera un plan válido. Los dos personajes tienen un objetivo común, salvar el mar, pero sus ideas al respecto son muy diferentes y reflejan los valores que cada uno encarna. 

© Osamu Tezuka, 1969-1971

Porque Poseidón, en Umi no Triton, se caracteriza por su crueldad. Al igual que el dios de la mitología griega, es malhumorado y terrible: causa maremotos para castigar a los humanos por ayudar a los miembros del clan de Tritón, impone su poder por la fuerza… Eso sí, mientras que el Poseidón original tenía un lado benévolo, el de Tezuka lleva su maldad al extremo. También cuando se muestra más «amable» esconde terribles intenciones y uno nunca sabe si está actuando de buena voluntad o pretende seguir con sus engaños. Incluso está dispuesto a sacrificar a todos sus hijos para matar a su enemigo acérrimo, a esclavizar a miles de personas, sin preocuparse por su suerte, para construir la base submarina que acabará con la humanidad.

El Poseidón de Tezuka conserva también otros de los rasgos que observamos en los mitos clásicos. Por ejemplo, en un momento determinado afirma que ha tenido muchas esposas, con las que ha engendrado a sus numerosos hijos —para él, como ya hemos dicho, una mera herramienta—. El método para conseguirlas —al menos en el caso de Pippy, la sirena del clan de Tritón que sobrevivió a la masacre y está destinada a casarse con el protagonista del manga— es muy similar al que observamos en la mitología grecolatina, no solo en el caso del dios del mar, sino de otras divinidades: la secuestra. Por otra parte, muchos de sus vástagos son monstruosos, en especial el que tiene con una esponja a la que confunde con Pippy: una bestia enorme, con un hambre insaciable, que devora y aniquila todo lo que encuentra en su camino. Estas características sirven para acentuar su maldad, esa maldad detestable a la que nadie debería llegar nunca. El hecho de que, además, tenga dificultades para comunicarse —en sus bocadillos apenas aparecen palabras, solo unas rayas incomprensibles— acentúan esa idea de que no está dispuesto a dialogar, sino a destruir y matar, el único lenguaje que conoce.

© Osamu Tezuka, 1969-1971

Su crueldad se ve, además, en su afán por conservar su poder, sin admitir réplicas. La rivalidad que mantiene con Tritón está presente en el Poseidón original: recordemos que intentó hacerse con el patrocinio de diversas ciudades; además, tanto él como los otros dioses se enfrentaron contra los titanes en una terrible guerra por la soberanía del mundo. Sin embargo, en el caso de Umi no Triton, no es Poseidón el que se impone, sino el que ve amenazada su posición continuamente por un personaje que encierra unos valores de los que él carece y que deberían prevalecer.

Un último apunte que me parece curioso: en el manga de Tezuka, Poseidón no es exactamente el dios del mar, sino el descendiente de un antiguo linaje de terribles criaturas que se hicieron con el dominio de las aguas y a las que la humanidad empezó a adorar como si fueran divinidades. Al igual que sucede en otros títulos, como Olympos, se contrapone la idea de lo que es real y lo que los mortales piensan que es real: estos se aferran a un dios para explicar lo que no entienden. Desde luego, al Poseidón de Tezuka no podría importarle menos la adoración de unos seres a los que desea destruir.

El mundo marino: Grecia y Japón

Antes de terminar, me gustaría comentar un último aspecto de Umi no Triton, algo muy frecuente en la cultura popular y de lo que ya he hablado en otras entradas: la mezcla entre la Antigüedad grecolatina, la cultura japonesa y otros elementos para conformar una unidad. Son varios los elementos del manga que difieren con respecto a su base clásica.

Cartel de Godzilla (1954) y monstruo de Umi no Triton
(Osamu Tezuka, 1969-1971)

El primero de ellos es la apariencia de los personajes. El propio Poseidón, de hecho, se aleja bastante de la iconografía grecolatina —el dios del mar aparecía representado como un hombre maduro, con barba y un tridente—. El único elemento que conserva es, precisamente, dicho tridente; por lo demás, su aspecto es monstruoso: cuernos, hocico de animal, colmillos… Hay quien lo ha relacionado con los onis, ogros o demonios nipones, enlazando así la cultura grecolatina y la del país del sol naciente. Por otro lado, sus vástagos —cuyos nombres, por cierto, tienen un aire griego en varias ocasiones— parecen sacados de una obra de ciencia ficción y se alejan de los cíclopes y las bestias de los mitos originales, aunque algunos mantengan una apariencia monstruosa. Cabe destacar la del hijo que tiene con la esponja, que nos recuerda a los kaijûs japoneses, como Godzilla.

© Osamu Tezuka, 1969-1971

Las sirenas, por otro lado, no son las criaturas marinas mitad ave mitad mujer de las que nos hablan autores como Homero u Ovidio: tienen cola de pez y torso humano, representación que no llegó hasta finales de la Antigüedad. En lo que respecta a Tritón, su aspecto es completamente humano: lo único que lo diferencia son sus pies, carentes de dedos, que le permiten nadar mejor. Eso sí, su vestimenta sí recuerda a la cultura griega: la túnica que se pone para enfrentarse a Poseidón y «asumir» su papel como salvador nos remite de inmediato a la Antigüedad clásica.

 

Con esto termino la entrada de hoy. 😊 ¡Espero que os haya gustado! Y, de nuevo, disculpad la tardanza. Por mi parte, os espero dentro de unos días con una nueva reseña. ¡Hasta entonces!

 

Bibliografía

Como siempre, os dejo aquí una lista de referencias por si queréis consultarlas. 😊

Castello, Maria G. & Scilabra, Carla (2015). “Theoi becoming Kami: Classical mythology in the anime world”, en Carlà, Filippo & Berti, Irene (eds.). (2015). Ancient Magic and the Supernatural in the Modern Visual and Performing Arts, Londres: Bloomsbury, pp. 177-196.

Grimal, Pierre (1981). Diccionario de mitología griega y romana (trad. de Francisco Payarols), Barcelona: Paidós.

Scilabra, Carla (2018). “When Apollo tasted sushi for the first time. Early examples of the reception of Classics in Japanese comics”, en Bièvre-Perrin, Fabien & Pampanay, Élise (eds.), Antiquipop: La référence à l’Antiquité dans la culture populaire contemporaine, Lyon: MOM Éditions, pp. 253-266. Disponible en: <https://books.openedition.org/momeditions/3371>.

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