viernes, 30 de abril de 2021

Manga y mundo clásico: los gigantes del nuevo Olimpo

Si alguien os menciona el nombre de Masamune Shirow, probablemente os venga a la cabeza Ghost in the Shell, y no es para menos. Fue este título de ciencia ficción el que lo consolidó como uno de los grandes autores de manga de todos los tiempos. Ha tenido secuelas, series de anime, películas…, y se ha ganado el corazón de miles de lectores alrededor del mundo. Pero hoy no voy a hablaros de Ghost in the Shell, sino de uno de los primeros títulos que publicó y que también tuvo bastante éxito: Appleseed, publicado en España por Planeta de Agostini y Planeta Cómic. Un manga de ciencia ficción en el que Masamune Shirow nos hace reflexionar sobre las consecuencias de los avances tecnológicos y el desarrollo de la inteligencia artificial.

Appleseed sigue a Deunan Knute y Briareos Hecatonchiros en un mundo que ha quedado devastado tras una tercera guerra mundial. De la civilización humana tan solo quedan ruinas, y es ahí, en la Malatierra, donde malviven los protagonistas. Hasta que un día una extraña joven, Hitomi, va a buscarlos con un objetivo: trasladarlos a la ciudad de Olimpo, el futuro —y la esperanza— de la humanidad. Un lugar idílico que pretende convertirse en el baluarte de la paz y la concordia. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce, y Deunan y Briareos pronto se dan cuenta de ello. Bajo el paraíso hay podredumbre: luchas por el poder, intrigas y conflictos y un plan que puede cambiar el mundo que conocen para siempre.

© Masamune Shirow 1985.

Appleseed es una buena historia de ciencia ficción, pero hay algo más. Masamune Shirow le da forma a ese mundo del futuro a partir de elementos de la mitología griega, empezando por el nombre de la ciudad que surge tras la guerra. Y todo tiene su lugar, aunque al principio pueda parecernos que las menciones son aleatorias. Hay mucho que decir sobre Appleseed y la manera en que su autor emplea la Antigüedad clásica, pero hoy quiero centrarme en un aspecto concreto: el papel de algunos monstruos mitológicos en la configuración del nuevo paraíso que es Olimpo. Como siempre, si no habéis leído el manga y queréis hacerlo, os recomiendo que no continuéis a partir de aquí: es posible que haya spoilers de la trama y no quiero destriparos nada. 😊 Dicho esto, ¡empezamos!

Monstruos de un solo ojo: los cíclopes

Seguro que muchos conocéis a los cíclopes, esos gigantes de un único ojo que, entre otras cosas, causaron problemas a Ulises durante su viaje. Pero la mitología distingue varias especies y hoy no voy a centrarme en quien devoró a los compañeros del héroe, Polifemo, hijo de Poseidón, sino en los primeros cíclopes, los que nacieron de la unión entre Urano, el cielo, y Gea, la tierra. De ellos nos habla Hesíodo en la Teogonía, obra en la que el poeta griego nos relata el origen del cosmos y los dioses. Destacan, además de por su único ojo, por su increíble fuerza y su tamaño descomunal:

 

γείνατο δ α Κύκλωπας πέρβιον τορ [χοντας,

Βρόντην τε Στερόπην τε κα ργην [βριμόθυμον,

ο Ζην βροντήν τε δόσαν τεξάν τε [κεραυνόν.

ο δή τοι τ μν λλα θεος ναλίγκιοι σαν,

μονος δ φθαλμς μέσσ νέκειτο [μετώπ.

Κύκλωπες δ νομ σαν πώνυμον, ονεκ [ρα σφέων

κυκλοτερς φθαλμς εις νέκειτο μετώπ:

σχς δ δ βίη κα μηχανα σαν π [ργοις.

(Hes. Th. 139-146)

 

 

Dio a luz, además, a los cíclopes, de soberbio corazón, a Brontes, a Estéropes y a Arges, de poderoso espíritu, que a Zeus le otorgaron el trueno y le fabricaron el rayo. Estos eran en lo demás semejantes a los dioses, pero un único ojo había en medio de su frente. Cíclopes era su nombre epónimo, puesto que un único ojo redondo había en su frente. La fuerza, la violencia y los ingenios estaban presentes en sus actos.

Sus nombres, además, recuerdan a la palabra griega correspondiente al elemento que cada uno tiene asociado: Brontes y el trueno, Estéropes y el relámpago, Arges y el rayo —en este caso, el nombre del cíclope está relacionado con el brillo—. Eran terribles, eran enormes, y todo eso hizo que su propio padre los encadenara, temeroso. Fue el titán Cronos el que los liberó, aunque temporalmente, ya que luego los devolvió a su prisión. Fueron destinados al Tártaro, la región más terrible del inframundo, donde sufrieron hasta que, esta vez sí, Zeus les concedió la libertad. ¿Y por qué lo hizo, si eran atroces y monstruosos? La respuesta es sencilla: necesitaba su ayuda.

Saturno devorando su hijo,
de Francisco de Goya
(1819-1823)

Cronos, el titán que había engendrado a Zeus y a sus hermanos, devoraba a sus hijos porque uno de ellos estaba llamado a derrocarlo. Sin embargo, su esposa, Rea, cansada de perderlos a todos, consiguió librar al más pequeño, el futuro padre de los dioses, de tan terrible destino. Zeus creció y regresó para cumplir con su tarea: obligó a su padre a vomitar a sus hermanos y se enfrentó tanto a él como a los demás titanes. No obstante, la lucha se alargaba y ninguno de los bandos lograba hacerse con la victoria… hasta que Gea les dijo a Zeus y sus aliados que, para ganar, necesitaban ayuda. Concretamente, la de los cíclopes y los hecatónquiros —¡de los que os voy a hablar enseguida!—. El dios, por supuesto, los liberó, y estos le entregaron el trueno, el rayo y el relámpago:

λσε δ πατροκασιγνήτους λον π [δεσμν

Ορανίδας, ος δσε πατρ [εσιφροσύνσιν:

ο ο πεμνήσαντο χάριν υεργεσιάων,

δκαν δ βροντν δ αθαλόεντα κεραυνν

κα στεροπήν: τ πρν δ πελώρη Γαα [κεκεύθει:

τος πίσυνος θνητοσι κα θανάτοισιν [νάσσει.

 

(Hes. Th. 501-506)

 

Liberó a sus tíos paternos de sus funestas cadenas, a los Uránidas, a los que encadenó su padre por su insensatez. Estos le agradecieron su buen obrar, le otorgaron el trueno y el llameante rayo y el relámpago. Antes los tenía escondidos la monstruosa Gea. Con ellos, con seguridad, gobierna a los mortales y a los inmortales.

 

¡Pero no solo eso! Los cíclopes son famosos también por sus habilidades manuales, y fueron ellos quienes fabricaron las armas más célebres de algunos de los dioses olímpicos. Durante la titanomaquia, Poseidón recibió de ellos su famoso tridente; Hades, el casco de la invisibilidad. Con estos ingenios y la ayuda de los monstruosos gigantes, Zeus y los suyos lograron derrotar a Cronos y establecer, de esa manera, un nuevo orden en el mundo.

La forja de los cíclopes, de Cornelis Cort (1572)

Los cíclopes sufrieron una terrible muerte a manos de Apolo. Y es que el dios los consideró culpables de la muerte de uno de sus hijos, Asclepio, quien había hallado la manera de devolver la vida a los muertos. Zeus no podía tolerarlo: todas esas resurrecciones podían cambiar la forma en la que el mundo estaba orquestado. Así que lo mató con un rayo. Apolo, como venganza, acabó con los forjadores del arma y, por eso, fue condenado a servir a un mortal, Admeto. El propio dios nos lo cuenta al principio de la tragedia Alcestis, de Eurípides:

δώματ δμήτει, ν ος τλην γ

θσσαν τράπεζαν ανέσαι θεός περ ν.

Ζες γρ κατακτς παδα τν μν ατιος

σκληπιόν, στέρνοισιν μβαλν φλόγα:

ο δ χολωθες τέκτονας Δίου πυρς

κτείνω Κύκλωπας: καί με θητεύειν πατρ

θνητ παρ νδρ τνδ ποιν νάγκασεν.

 

(E. Alc. 1-7)

 

¡Oh moradas de Admeto, en las que me resigné a las mesas jornaleras, pese a ser un dios! Pues Zeus, al matar a mi hijo, a Asclepio, lanzándole un rayo al pecho, es el responsable. Encolerizado por esto, a los forjadores del rayo de Zeus, los Cíclopes, los mato, y a mí mi padre me obligó a servir a sueldo a un hombre mortal como castigo.

 

 

Gigantes de cien brazos: los hecatónquiros

Y pasamos al segundo tipo de gigantes de los que os voy a hablar hoy: los hecatónquiros, también llamados centímanos —este es el nombre que procede del latín—. Al igual que los cíclopes de la primera generación, nacieron de la unión entre Urano y Gea y son tan monstruosos como ellos, solo que de una manera diferente. El gran tamaño, la fuerza y la violencia se mantienen, pero lo que de verdad los caracteriza es que tienen cincuenta cabezas y cien brazos. De hecho, su nombre quiere decir eso, literalmente: «cien brazos». Así nos lo cuenta Hesíodo en la Teogonía, en la que además nos da sus nombres:

λλοι δ α Γαίης τε κα Ορανο [ξεγένοντο

τρες παδες μεγάλοι τε κα βριμοι, οκ [νομαστοί,

Κόττος τε Βριάρεώς τε Γύης θ, περήφανα [τέκνα.

τν κατν μν χερες π μων ίσσοντο,

πλαστοι, κεφαλα δ κάστ πεντήκοντα

ξ μων πέφυκον π στιβαροσι μέλεσσιν:

σχς δ πλητος κρατερ μεγάλ π εδει.

 

(Hes. Th. 147-153)

 

Otros tres hijos nacieron de Gea y de Urano, enormes y poderosos, a los que no se debe nombrar: Coto, Briareo y Giges, hijos orgullosos. Cien brazos salían de sus hombros, sin forma, a cada uno cincuenta cabezas de sus hombros le brotaban, sobre sus robustos miembros. Había una fuerza terrible y violenta en su enorme cuerpo.

 

Briareo —también llamado Egeón—. Coto. Giges. Tres nombres que, junto con los de los cíclopes, fueron fundamentales para Zeus y los demás dioses olímpicos cuando se enfrentaron a los titanes. También los hecatónquiros fueron encerrados en las profundidades de la tierra. ¿La causa? Lo de siempre. Su gran fuerza. Su poder. Los gigantes de cien manos, al igual que los cíclopes, eran temibles, y eso fue su condena:

Βριάρε δ ς πρτα πατρ δύσσατο [θυμ

Κόττ τ δ Γύ, δσεν κρατερ ν [δεσμ

νορέην πέροπλον γώμενος δ κα εδος

κα μέγεθος: κατένασσε δ π χθονς [ερυοδείης.

νθ ο γ λγε χοντες π χθον [ναιετάοντες

εατ π σχατι, μεγάλης ν πείρασι γαίης,

δηθ μάλ χνύμενοι, κραδί μέγα πένθος [χοντες.

 

(Hes. Th. 617-623)

 

A Briareo, a Coto y a Giges, cuando al principio su padre se enojó con ellos en su corazón, los ató con fuertes cadenas, temiendo su valor formidable, su aspecto y su grandeza. Los obligó a vivir bajo la tierra de anchos caminos. Allí, estos, con dolor, habitando bajo la tierra, permanecieron en la lejanía, en los confines de la anchurosa tierra, por largo tiempo, afligidos, con gran dolor en su corazón.

 

 Pero Zeus los liberó para que lo ayudaran en su lucha. Gea había predicho que su papel sería fundamental en el triunfo de los Olímpicos contra los titanes, y así ocurrió:

λλά σφεας Κρονίδης τε κα θάνατοι θεο [λλοι,

ος τέκεν ύκομος είη Κρόνου ν φιλότητι,

Γαίης φραδμοσύνσιν νήγαγον ς φάος [ατις:

ατ γάρ σφιν παντα διηνεκέως κατέλεξε

σν κείνοις νίκην τε κα γλαν εχος [ρέσθαι.

 

(Hes. Th. 624-628)

 

Pero a ellos el Cronida y los demás dioses inmortales, a los que concibió Rea, de hermosos cabellos, en amor con Cronos, con las astucias de Gea los condujeron de nuevo hacia la luz. Pues esta les explicó muy detalladamente que, con su colaboración, obtendrían la victoria y una gloria resplandeciente.

 

 

El nuevo orden: la ciudad de Olimpo

La tercera guerra mundial de la que nos habla Masamune Shirow en Appleseed supone la destrucción del mundo tal y como lo conocemos. La civilización humana, con sus luces y sus sombras, se hace polvo, se convierte en ceniza. Pero hay muchos que no quieren rendirse, y es en ese contexto en el que nace la ciudad utópica de Olimpo. Allí todo el mundo parece llevar una vida tranquila y feliz. Aegis, la organización encargada de gobernar la ciudad, se encarga de ello. Y también el Consejo y Gaia, el superordenador que controla Olimpo.

© Masamune Shirow 1985.

Olimpo representa, al igual que la victoria de Zeus y los demás dioses, el establecimiento de un nuevo orden. Tras la guerra, sus dirigentes pretenden recuperar la paz perdida, con mayor o menor acierto. Hay quien quiere salvar al ser humano de sí mismo modificándolo y creando clones artificiales perfeccionados, los bioroides. Es ese uno de los principales conflictos de la historia, especialmente en los dos primeros tomos.

Por supuesto, una nueva ciudad tiene que contar con nuevos mecanismos para garantizar su estabilidad. Y es aquí donde entran los nuevos cíclopes y hecatónquiros: Masamune Shirow los utiliza para dar forma a los cuerpos que se encargan de la seguridad del nuevo paraíso, el FBI y el ESWAT, así como a las armas y la tecnología que utiliza cada uno de ellos. Esas nuevas fuerzas son las que «ayudan» a que Olimpo se mantenga, igual que los gigantes de los que acabo de hablaros ayudaron a Zeus a derrotar a los titanes —aunque en el mundo de Appleseed no haya un dios padre gobernando—.

© Masamune Shirow 1985.

Comencemos por los nuevos cíclopes. En Appleseed, son ellos quienes lideran el FBI, dependiente del Ministerio de Justicia de Olimpo. Brontes, Arges —Arugess como fruto de la transliteración de los nombres— y Estéropes —Strepos— se dedican a perseguir todos aquellos delitos relacionados con los bioroides para mantener el orden en la ciudad. Por supuesto, no son los gigantes de la mitología griega: son humanos y bioroides unidos por un bien común. Aunque resulta curioso que Arugess, precisamente, tenga una cicatriz en uno de sus ojos, como si, de alguna forma, recordara a los cíclopes originales.

¿Y que hay de los hecatónquiros? Para empezar, uno de ellos es el coprotagonista: Briareos Hecatonchiros, en el que, además, se hace explícito el nombre general de los gigantes de cien brazos. Al igual que sucede con los cíclopes, no es un gigante, como en los mitos griegos, y tampoco tiene tantas extremidades. No de manera patente, al menos. Porque Briareos es un cyborg, y remite al modelo clásico original a través de sus implantes y sus terminales, que le permiten operar con diferentes armas y aparatos electrónicos a la vez o en un tiempo muy corto. Esos son sus cien brazos. Y, por supuesto, también termina formando parte de las fuerzas de Olimpo, pese a su desconfianza inicial: junto con Deunan, termina uniéndose al ESWAT, dependiente del Ministerio de Asuntos Internos de la ciudad, para mantener la paz en sus calles.

© Masamune Shirow 1985.

Por su parte, Giges y Coto son también, en Appleseed, elementos utilizados para garantizar la estabilidad en Olimpo. El primero, Guges en el manga, se corresponde con un modelo de landmate, armadura utilizada por las fuerzas especiales y, en concreto, por la propia Deunan. El segundo, Kotus, es un robot que participa en ciertas operaciones delicadas. En Appleseed, por tanto, los nuevos hecatónquiros, adopten la forma que adopten, apoyan otra vez ese orden impuesto tras un terrible conflicto, al igual que en el mito original.

© Masamune Shirow 1985.

Como puede verse, el mundo que Masamune Shirow ha creado está lleno de elementos procedentes de la mitología griega. Sin embargo, no constituyen una mera referencia para hacer más interesante ese nuevo Olimpo del que la tecnología se ha adueñado, sino los mimbres que le permiten al autor entretejer una historia llena de significado en la que se tratan cuestiones tan interesantes como la inmortalidad o el uso de la tecnología. La cultura clásica se convierte, por ello, en un vehículo de expresión de ideas.


¡Con esto termino la entrada de hoy! 😊 Espero que os haya gustado. Ya hablaré más de Appleseed en el futuro porque se me han quedado muchas cosas en el tintero. Dicho esto, os espero dentro de unos días con una nueva entrada. ¡Hasta entonces!

 

Bibliografía

Como siempre, os dejo una lista de las referencias que he utilizado para escribir la entrada por si queréis consultarlas. 😊

Grimal, Pierre (1981). Diccionario de mitología griega y romana (trad. de Francisco Payarols), Barcelona: Paidós.

Nisbet, Gideon (2016). “Mecha in Olympus: Shirow Masamune’s Appleseed”, en Marshall, C. W. & Kovacs, George (eds.) (2016). Son of classics and comics, Oxford: Oxford University Press, pp. 67-78.


martes, 13 de abril de 2021

Reseña: Tokyo goodbye

Creo que lo he dicho en varias ocasiones, pero me parece que la edición de manga en español está en un buen momento, aunque aún quede camino por recorrer. Ahora mismo, podemos encontrar títulos muy diferentes en las librerías, desde mangas de gran éxito en el país del sol naciente a importantes clásicos. El manga alternativo también tiene un hueco en el mercado y son cada vez más los títulos de autores underground de los que podemos disfrutar. 

Una de las editoriales que se dedica a la publicación de este tipo de historias es Gallo Nero. Ya cuenta con unos cuantos volúmenes de mangakas de la revista Garo, que vio la luz en 1964 y en cuyas páginas se daban cita historias fuera de la norma, llenas de creatividad y muchas veces de carácter experimental. Hoy voy a hablaros de uno de ellos, que acaba de salir a la venta: Tokyo goodbye, de Ôji Suzuki. Lo anunciaron hace ya unos meses y me llamó bastante la atención, así que me hice con él en cuanto pude. Me ha parecido un título muy especial y tenía ganas de hablar de él en el blog. 😊 ¡Vamos a ello!

Instantes fragmentados, vidas fragmentadas

Un niño que ansía una radio pese a los problemas económicos de su padre. La soledad de dos jóvenes cuyos destinos se cruzan en verano. La oscuridad de una noche de nostalgia y recuerdos que se han quedado tan solo en eso. La lluvia que arrecia mientras uno busca su camino en un mundo en el que es tremendamente difícil sentir que se pertenece a un sitio. La pérdida de un amigo a quien no se pudo ayudar. La ausencia de una madre. La imaginación como vía de escape a un mundo que no ofrece más que tristeza. El dolor y el fracaso que se acallan, una y otra vez, con alcohol.

© Ôji Suzuki 1988.

Estos y otros muchos son los elementos a partir de los que Ôji Suzuki construye los once relatos que componen Tokyo goodbye. Once historias que se convierten en una ventana a la vida de sus protagonistas y nos permiten asistir como espectadores a instantes de su día a día, compartir con ellos algunas de sus inquietudes y acercarnos a lo que piensan y sienten. Eso sí, lo que el autor nos muestra es tan solo la punta del iceberg: somos nosotros, como lectores, quienes tenemos que completar sus elipsis con nuestra intuición. Tokyo goodbye no es una lectura fácil ni para todo tipo de público, lo que, por supuesto, no le quita interés. De hecho, ese es, en mi opinión, uno de los aspectos más valiosos del manga: el reto que Ôji Suzuki nos propone y la posibilidad de seguir construyendo a partir de los cimientos que asienta, de interpretar lo que sucede desde nuestra propia perspectiva.

Una vida teñida de melancolía

© Ôji Suzuki 1988.

Si hay una palabra que defina la totalidad de las historias recogidas en Tokyo goodbye es melancolía. Los once relatos tienen argumentos diferentes con personajes distintos, pero se caracterizan por esa nota común que nos hace cerrar el tomo con el corazón encogido. La melancolía puede tener fuentes muy diversas: la nostalgia por los recuerdos y la vida que una vez tuvieron los personajes, la tristeza por la pérdida de un ser querido, la necesidad de creer que puede haber un mañana un poco mejor. Tokyo goodbye es un volumen repleto de niños atrapados en ciudades que les ofrecen pocas oportunidades, de perdedores que transitan en medio de la incertidumbre y la frustración, de solitarios que buscan una salida a sus problemas, muchas veces sin éxito. Pero también hay jóvenes que se centran en su presente para disfrutarlo y personas que rememoran pequeños instantes de felicidad. La melancolía que tiñe las historias no siempre sume a sus protagonistas en la desesperanza: de vez en cuando, les permite atisbar un poco de luz.

Para mí, Tokyo goodbye ha sido una lectura de sensaciones, tanto por los relatos en sí como por lo que sucede una vez terminan. La elipsis continua que utiliza Ôji Suzuki para narrar hace que el argumento se desdibuje un poco en favor de las impresiones que causan en sus personajes los acontecimientos de su día a día y sus vivencias, presentes o pasadas. Y también de la reflexión que suscitan ellos y sus circunstancias. Porque Tokyo goodbye no es un manga que termine una vez lo cierras y lo colocas en la estantería.: deja un poso en el lector, que no puede evitar preguntarse cómo han llegado los protagonistas de los relatos hasta donde están y qué habría cambiado en sus vidas si se hubieran movido en un entorno diferente.

© Ôji Suzuki 1988.


El mundo sombrío de Ôji Suzuki

© Ôji Suzuki 1988.

Ôji Suzuki es un maestro a la hora de trasladar a las viñetas esa melancolía tan característica de sus historias. Lo hace mediante la utilización de fuertes contrastes, el predominio del color negro y las sombras, la gran cantidad de líneas que dan forma a sus personajes y sus paisajes, las siluetas ocasionales cuyo rostro no podemos distinguir. En ocasiones, incluso se permite cierto onirismo que confiere una fuerza mayor a lo que quiere transmitir. De esa forma, su estilo hace que nos adentremos mucho más en los relatos y en la atmósfera que los impregna. A mí, particularmente, es un tipo de dibujo que me gusta bastante: es inusual y tiene mucha fuerza.

 

Con esto termino la reseña de hoy. 😊 Espero que os animéis a leer Tokyo goodbye y que lo disfrutéis tanto como lo he disfrutado yo. Por mi parte, os espero dentro de unos días con una nueva entrada sobre manga y mundo clásico. ¡Hasta entonces!


martes, 6 de abril de 2021

Manga y mundo clásico: vidas del pasado

Si hay algo de lo que me he dado cuenta desde que empecé a interesarme por la representación de la cultura grecolatina en el manga es de que las huellas que Grecia y Roma han dejado en el cómic japonés son muy variadas. Una alusión en el nombre de una ciudad o un personaje, la utilización de términos grecolatinos para dar forma a un sistema de magia o a una tecnología, la presencia de personajes mitológicos e históricos en las tramas… Y la mayoría de esas huellas resultan, cuando menos, sorprendentes.

© Masasumi Kakizaki 2013.

Una de las cosas que más me llaman la atención es que los mangakas escojan un trasfondo clásico para el argumento de sus historias. No hablo ya de recrear acontecimientos históricos o revisitar a grandes personajes —os hablé de ello aquí—, sino de inventar nuevos personajes, insertarlos en un contexto totalmente distinto al suyo y contarnos, a través de sus aventuras, cómo era la vida en Grecia y Roma. Muchos mangas de tema clásico no están protagonizados por dioses, conquistadores, emperadores o filósofos; también hay gente anónima imaginada por los mangakas. De eso quiero hablaros en la entrada de hoy. 😊 ¡Vamos allá!

Gladiadores, poetas y otras vidas pasadas

Comienzo con dos títulos muy diferentes entre sí, pero con un punto común: nos muestran distintas facetas de la vida en la Antigüedad a través de personajes de a pie. El primero de ellos es Kentô ankokuden Cestvs, de Shizuya Wazarai, la historia de un esclavo romano que boxea en el Coliseo para entretener a su público. Sus puños le permiten sobrevivir mientras aguarda el día en el que pueda liberarse de sus cadenas. Este manga, que empezó a publicarse en 1997 y cuenta con una secuela aún en publicación, nos habla de unos personajes que deben soportar la crueldad que les ha tocado en suerte y luchan por seguir adelante, pese a todo. ¡Además, está a punto de estrenarse en Japón su adaptación al anime!

Una historia bastante más dulce es la que propone Futaba Sato en Utae! Erinna. Si Kentô ankokuden Cestvs transcurre en Roma, en este título la autora —¡que, por cierto, toca la lira!— nos permite viajar a Grecia y adentrarnos en la escuela de poesía de Safo. Es ahí donde la protagonista, Erinna, quiere estudiar para aprender los secretos de los versos y la música. Poco a poco, irá trabando amistad con sus compañeras, se enfrentará a diferentes retos que la ayudarán a convertirse en poetisa y conocerá a grandes personajes, como la propia Safo y Alceo.

Los viajes en el tiempo de Mari Yamazaki

En esta entrada no podía faltar Mari Yamazaki. Thermae Romae, publicado en España por Norma, se ha ganado el afecto de cientos de lectores, hasta el punto de que en Japón obtuvo algunos de los premios más importantes de la industria del manga y fue adaptado tanto al cine como a la pequeña pantalla. Y es que las aventuras y desventuras de Lucius Modestus no se merecen menos. Os hablé de este título en una de las primeras entradas del blog por una de las cosas que más me gustan del manga: su papel de puente entre presente y pasado, entre Oriente y Occidente. 

Os pongo en situación por si no conocéis Thermae Romae y acabáis de llegar al blog. La historia se centra en Lucius Modestus, un arquitecto de termas que, por accidente, termina en el Japón actual… sin darse cuenta de que ha cambiado de lugar y época. De hecho, lo primero que se le ocurre es que ha terminado en una tierra muy lejana —dominada, obviamente por Roma— en la que habita el extraño pueblo de los «caraplana». Poco a poco, Lucius irá aprendiendo sobre esa nueva cultura que le es tan ajena y trasladará a su Roma natal algunas de sus innovaciones.

Pero no es esta la única ocasión en la que Mari Yamazaki se ha servido de los viajes en el tiempo para visitar la Antigüedad clásica de la mano de sus peculiares personajes. Emplea el mismo recurso en Olympia Kyklos, solo que esta vez en Grecia. Es allí donde vive Demetrios, un pobre pintor de vasijas que odia los deportes. Sin embargo, un conflicto en su pueblo lo obliga a meterse de lleno en el mundo de la competición. Desesperado, se esconde en el interior de una vasija para huir… y termina en el Japón de 1964, en plenos Juegos Olímpicos. 

Al igual que Thermae Romae, Olympia Kyklos es un manga divertido que busca realzar el vínculo que une Oriente y Occidente, pese a las muchas diferencias que puedan existir entre ambos. Cuenta, por cierto, con una adaptación animada que os recomiendo no solo por la historia, sino por las técnicas de animación utilizadas. ¡Yo lo disfruté un montón!

Del Vesubio al monte Fuji

¿Os acordáis de esos dioses que se reencarnaban en el Japón actual? Deimos y Venus en Deimos no hanayome. Hades y Perséfone en Aries. La propia Atenea en Saint Seiya. Bien, pues en el manga no solo son las divinidades grecolatinas las que renacen, siglos después, en el país del sol naciente. También se les da una nueva oportunidad a los mortales. Eso es precisamente lo que les ocurre a los protagonistas de NG life, de Mizuho Kusanagi, que antes de deleitarnos con las aventuras de Yona y sus compañeros se trasladó a una Pompeya a punto de ser destruida por la erupción del Vesubio.

NG life es una historia en la que hay angustia y pérdida, pero también esperanza. El pasado de Pompeya y el presente de Japón se entremezclan para ayudar a sus protagonistas a superar sus vidas anteriores, que terminaron con una muerte trágica y muchos asuntos por resolver. Pese a los siglos y la distancia que separan su instituto actual de la Pompeya cubierta de cenizas, algunos de los personajes conservan sus recuerdos y eso influye de manera decisiva en su cotidianeidad. Especialmente en sus sentimientos.

En NG life, Mizuho Kusanagi utiliza la Antigüedad clásica para construir una trama de amores complicados, tristeza y superación. Eso sí, sin olvidarse de su propia cultura: los retazos de Pompeya que nos ofrece están vistos desde una perspectiva japonesa y muchas veces se mezclan con elementos propios del país del sol naciente.

Monstruos en la antigua Roma

¿Qué pasaría si Roma no hubiera sido tal y como la conocemos? ¿Y si en el imperio que una vez dominó gran parte del territorio europeo hubieran convivido diferentes tipos de criaturas? Esa es la premisa de Bestiarius, manga de Masasumi Kakizaki que podemos leer en español gracias a Milky Way Ediciones. La historia empieza con Finn, un joven gladiador que se juega la vida en el Coliseo para divertir al emperador Domiciano. Pero no se trata de un luchador normal, sino de un bestiarius: sus rivales siempre son monstruos. En la Roma de Kakizaki hay elfos, guivernos, minotauros, semihumanos. La fantasía se mezcla con la Antigüedad clásica para ofrecernos un manga trepidante, lleno de emociones, en el que conoceremos a personajes muy distintos entre sí, pero con un objetivo común: derrotar a Domiciano y su imperio para, por fin, poder disfrutar de una vida tranquila en libertad. 

En Bestiarius, Kakizaki nos permite asomarnos a la crudeza de la arena en la que los gladiadores peleaban, a las dificultades a las que los legionarios debían hacer frente durante sus campañas, a las intrigas que se tramaban en el seno del poder. Todo desde una nueva perspectiva muy sugerente que altera no solo la cotidianeidad del imperio, sino también la identidad de ciertos personajes históricos. ¡No voy a deciros más para no destriparos el manga!

 

¡Con esto termino la entrada de hoy! 😊 Por desgracia, no todos estos títulos pueden encontrarse en español. Podéis leer algunos más si os manejáis en francés o en inglés. Poco a poco, os iré contando más cosas sobre los mangas de los que os he hablado hoy; hay mucho que decir al respecto. 😊 Os espero dentro de unos días con una nueva entrada. ¡Hasta entonces!


Bibliografía

Como siempre, tenéis aquí la lista de referencias que he consultado, por si queréis echarles un vistazo. 😊

Buchet, Elisabeth (2019). “Entre Rome et Japon: l’histoire romaine en manga”, en Bièvre-Perrin, Fabien (ed.), Antiquipop | L'Antiquité dans la culture populaire contemporaine, ISSN 2553-4114. En línea. Disponible en: <https://antiquipop.hypotheses.org/6696>.

Scilabra, Carla (2018). “When Apollo tasted sushi for the first time. Early examples of the reception of Classics in Japanese comics”, en Bièvre-Perrin, Fabien & Pampanay, Élise (eds.), Antiquipop: La référence à l’Antiquité dans la culture populaire contemporaine, Lyon: MOM Éditions, pp. 253-266. Disponible en: <https://books.openedition.org/momeditions/3371>.

Scilabra, Carla (2019). “Back to the future: reviving classical figures in Japanese comics”, en Renger, Almut-Barbara & Fan, Xin (eds.) (2019). Receptions of Greek and Roman antiquity in East Asia, Leiden: BRILL, pp. 287-309.